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Ese ser inabarcable, de nacionalidad francesa por nacimiento pero ciudadano del mundo por elección, en sus propias palabras “Yo vengo del hoyo…”, ese que rehúye de la fama, pequeño pero correoso, ese con un larguísimo “vagaje” en sus pies y profundo bagaje en su cabeza, ese que es de los pocos artistas que son verdaderamente antisistema. Ese que lo vetaron de México por meterse en asuntos políticos y por la “ …fama, mala fama” que lo va persiguiendo . Ese ser es el elocuente Manu Chao, que hace 15 años nos deleitó los oídos con La Radiolina, su cuarto álbum como solista, que en italiano hace referencia a las pequeñas radios viejas de transistores pero que suena como una orda enérgica de esas que se manifiestan por las calles del mundo exigiendo justicia y libertad.
La fiesta de La Radiolina dura ,como dice la canción, "13 días" (o más), en 21 canciones que duran escasos 53 minutos el ex Mano Negra nos da una tajada de su música camaleónica cantada en español, francés, ingles, italiano y portugués brasileño, logra hacernos sentir en un roadtrip de “infinita tristeza” y también ¿por qué no? de felicidad. Parte de esta historia fue puesta en cámara por el genial Emir Kusturica en el videoclip de "Rain’in Paradize", el primer sencillo del álbum, donde en un bus con Manu al volante damos un trágico paseo por el mundo.
En el "El Hoyo" visitamos la distópica Ciudad de México, Tepito y su fayuca también el mercado de Sonora y Jamaica. Manu nos cuenta su experiencia viviendo en las grandes ciudades del mundo y nos demuestra con sus letras que, desgraciadamente, todas comparten la horrenda enfermedad llamada capitalismo y su consecuencia la explotación, sin embargo, esas calles no son anónimas ni tampoco sus habitantes, "Me llaman Calle" es un homenaje “a la Puri, a la Carmen, Carolina, Viviana, Pereyra, Masa, Baby , Marcela, Jenny, Tatina, Rudy, Monica, Maria….” mujeres que trabajan y habitan esos lugares donde la calle es hogar, es tristeza, es nobleza, es sufrimiento pero también es fiesta.
En "Otro mundo", Manu nos hace confidentes de sus más nobles sueños en los que otro mundo es posible, en "¿Y Ahora Qué? " se caen las ilusiones y la realidad terrenal toma su doloroso lugar pero no todo es tristeza y pide ayuda a la naturaleza en "Mama Cuchara".
Para entender un poco este alejamiento y desencanto del mundo actual y en específico del stablishment musical es crucial revisitar el momento en el que Manu fue telonero de otro músico al cual admiraba de sobremanera: Iggy Pop. Así lo contó al suplemento Tentaciones del diario El Pais: “Con el aprendimos la dura ley de showbusiness. Nos boicotearon el sonido, prohibieron a los del catering darnos de comer, a veces hasta nos prohibieron tocar. Y, al final, el numerito. Cuando alguien de la seguridad –a veces el propio hijo de Iggy, que trabajaba en la gira-, empujaba a algún tío que intentaba subirse al escenario, Iggy decía: ‘¡Eh, tú, hijo de puta, no toques a mi público!’. Y toda la sala pensando: ‘Qué tipo más enrollado es Iggy”.
Uno de los momentos cumbres del disco es "La Vida Tombola", tema que dedicó al gran Diego Armando Maradona, en el que reconoce, muy a pesar de sus detractores, la historia del gran astro del fútbol, Manu comenta "Algunos piensan que Diego es una especie de Dios, otros dicen que es como el Diablo. Hay tanta presión a su alrededor, tanto amor... mi primera impresión fue que no es fácil ser Diego Maradona". por si fuera poco, este homenaje no solo se quedo grabado en el disco sino que nos dejó esta joya para los anales de la historia universal, el encuentro de dos grandes, uno rindiendo tributo y el otro recibiéndolo con todo el sentimiento a flor de piel:
José Manuel Arturo Tomás Chao Ortega como le pusieron sus padres, ya cumplió más de 6 décadas en este planeta, es un personaje crucial para poder entender el devenir de la música en los noventas y dosmiles, es nudo y puente entre la música europea y africana. Siempre se ha mantenido alejado de las drogas duras, prefiere beber licores en la sobremesa, fumar marihuana, disfrutar de comidas sencillas, conversar sentado en la banqueta con sus amigos, su casa en Barcelona no mide más de 80 metros cuadrados, prefiere tocar en bares para públicos pequeños y en ocasiones hasta se anuncia con seudónimos, compra su ropa en la segunda mano, ama el fútbol, corre, visita una vez al año a su único hijo en Brasil, apoya luchas sociales y defiende causas justas alrededor del mundo con su música y estilo de vida. Es un artista y persona sin igual, su legado en el mundo es innegable y muy sinceramente digo, en conclusión, que si yo fuera Manu Chao viviría como él.
https://open.spotify.com/album/3Gyn6McG8JN6dOFeQkQX2l