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Mötley Crüe es una de esas agrupaciones cuyos excesos pasaron a los anales de la historia del rock. No obstante, la calidad de su música fue también destacable. Citados recurrentemente como una de las mejores bandas del metal de todos los tiempos, Mötley Crüe nos ha dejado un legado que podría considerarse terminado con el lanzamiento de su última placa de temas inéditos: Saints of Los Angeles.
Las ventas de Mötley Crüe —que se estiman en poco más de 100 millones de discos— colocan a la banda como una de las más exitosas que han existido y como una referencia total del glam metal. La década de los 80 fue su época dorada, dejándonos material que se tornó en clásico. Si bien vivieron (junto a todo el glam) un declive gracias al grunge, no dejaron de crear, mientras vivían una lucha constante con sus adicciones.
Saints of Los Angeles es un álbum importante para el grupo en varios sentidos. Por una parte, representa el primer disco grabado con los cuatro miembros originales después de un lapso de 11 años. En 1992, tras el lanzamiento de la placa de recopilación de Mötley Crüe, Decadence of Decadence 81-91, el vocalista Vince Neil se separó para iniciar una carrera solista que vio luz con su primer entrega (Exposed, 1993). Neil fue remplazado por el vocal de The Scream, John Corabi, quien grabó un único disco: el homónimo Mötley Crüe de 1994.
Por su parte, el gran baterista y cofundador de Mötley Crüe, Tommy Lee, también buscando una trayectoria independiente con algunos proyectos como la banda de rap metal Methods of Mayhem, dijo adiós después de que el segundo LP de éxitos de Mötley Crüe, Greatest Hits, fuera estrenado en 1998. El sustituto de Lee fue un ex integrante de Ozzy Osbourne: Randy Castillo, quien prestaría sus servicios para grabar el material New Tattoo del 2000. Castillo fue diagnosticado con cáncer y –mientras se recuperaba– fue remplazado por la baterista de Hole, Samantha Maloney, años después Randy murió.
Si bien el inicio de siglo no fue exitoso para New Tattoo, sí lo fue para otro material del grupo; esta vez en el mundo editorial. En 2001, el libro The Dirt: Confessions of the World's Most Notorious Rock Band fue dado a conocer. Escrito por los cuatro músicos originales de Mötley Crüe, y el colaborador de Rolling Stone y The New York Times, Neil Strauss (además de dos capítulos escritos por John Corabi y el manager Doc McGhee), este material autobiográfico es regularmente citado como una gran obra en la que podemos leer varios de los famosos pasajes de la vida descontrolada de la banda.
La relevancia de The Dirt no es menor. Más allá de las ventas y de que existe plan de llevar sus páginas a la gran pantalla, el libro abrió las puertas para un nuevo material de estudio que culminó en Saints of Los Angeles —se dice incluso que dicho álbum llevaría el nombre del libro—. Por si fuera poco, la gira de promoción del disco resultó en la primera de dos ediciones del Crüe Fest, evento de gran impacto que tuvo en sus filas a bandas como Papa Roach, Buckcherry, Trap (cuyos respectivos vocalistas aparecen en el clip del primer sencillo de Saints of Los Angeles), Godsmack, Drowning Pool, entre otras.
En resumen, Saints of Los Angeles (disco de 13 poderosos tracks declarado por Nikki Sixx, bajista y principal compositor del cuarteto, como su trabajo favorito), significa para Mötley Crüe un honroso regreso a la esfera musical. Con un primer single —tema homónimo al LP— nominado al Grammy, el disco permitió además que la banda llegará a las nuevas generaciones, gracias a que parte de su contenido fue material descargable para un famoso videojuego de simulación. Además, el grupo se dio un lujo que pocos pueden: armar su propio festival.
Con la alineación original, Saints of Los Angeles cumple hoy diez años de haberse puesto en circulación y conformarse así como la última pieza de estudio de un cuarteto legendario que formaron Mick Mars, Tommy Lee, Nikki Sixx y Vince Nail a inicios de los ochenta. Mötley Crüe, a poco tiempo de gestarse, tocó la cima de una fama que, como toda buena historia en el rock, fue acompañada de tragedias, escándalos y excesos de cada uno de sus integrantes; verdaderos sobrevivientes de un estilo de vida lleno de abusos, conducida por grandes canciones que son himnos para el metal.