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En 1998, llegó al mundo el filme chino Xiu Xiu: The Sent Down Girl, que relataba el doloroso y contundente paso a la vida adulta de una jovencita enviada a realizar labores físicas al campo por parte del gobierno de Mao Tse-Tung. El aislamiento de su familia y la agonía que sufre conllevan a una degradante vida de prostitución, en la cual no haya consuelo y todo lo que saldría mal, sale mal. Esto resonó en la memoria de un peculiar joven con estrafalarias ideas de nombre Jamie Stewart, mismas que fueron el catalizador que bautizó no solamente a su nuevo proyecto musical, Xiu Xiu, sino también su identidad lírica y sonora.
Tras su trabajo debut titulado Knife Play, lleno de odas a la violencia doméstica, rupturas amorosas, familias disfuncionales y enfermedades venéreas, Stewart iba poco a poco encontrando su voz, que envolvía estos temas desgarradores con arreglos tan impredecibles como emotivos. Y al seguir puliendo su sonido, empezó a coquetear más con la electrónica, originando un matrimonio caótico entre lo orgánico y lo artificial que también permeó en sus letras, brindándoles más complejidad. Esta experimentación dió como resultado A Promise.
Knife Play solamente era una especie de ensayo de anecdotario, pero es en A Promise en donde Stewart encuentra su voz. El tenue y onírico inicio de “Sad Pony Guerrilla Girl” promete algo más íntimo, antes de dejar sonar ruidos estremecedores que rompen con toda la armonía. “Apaist Commander” sigue por esa línea y convierte una base electrónica finamente texturada en un canvas lleno de beeps y loops tétricos. Su maestría con los samples calmantes y esquizofrénicos en “20,000 Deaths for Eidelyn Gonzales” nos lleva hacia un País de las Maravillas aún más retorcido.Y su lado barroco y vulnerable sale a flote con un arreglo exquisito de cellos en “Sad Redux-O-Grapher”.
Sorpresivamente, la pieza central del disco es un cóver del himno al fatalismo “Fast Car” de Tracy Chapman. Las letras de añoranza y fracaso serían fundamentales para sentar las bases del trabajo posterior de Stewart, junto con una reversión delicada en donde las cuerdas de guitarra ven caer trozos de percusión que caen por toda la melodía. Lejos del encanto jazz de la original, Stewart la reinventó para hacer el verdadero punto de partida a su subsecuente carrera.
Finalmente, más allá del surrealismo melancólico en sus sonidos y letras, quizás el punto más destacable sería la misma voz de Stewart como instrumento. Aquí gime, grita, susurra y tararea para que cada sensación sea mucho más palpable y se torne en el elemento crucial en la obra de Xiu Xiu. Sus trabajos subsecuentes distribuirían toda esta amalgama de elementos de distintas maneras, incluyendo en discos tributos a Nina Simone y al soundtrack de Twin Peaks, pero es en A Promise donde Stewart rescata por completo la esencia de la película que lo empezó todo y nos pinta algo más; justo eso: algo prometedor.