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39 años sin Ian Curtis

39 años sin Ian Curtis

18/May/2018

¿Qué habría sido del líder británico de la primera generación de post punk de no haber cruzado al más allá?

Ian Kevin Curtis, nacido en Manchester en 1956, en una ciudad industrial y cruda que sufría estragos después de la guerra, lideró una de las agrupaciones más demoledoras y póstumas de la historia: Joy Division. El creador de letras poderosas con alma punk que versaban sobre odio, vida y amor en una época de incomprensión y vacío existencial, se convirtió en leyenda después de quitarse la vida a los 23 años de edad el 18 de mayo de 1980.

Ian era muy joven para adaptarse al mundo y, por ello, se apropió del movimiento post punk, influenciado por Sex Pistols y Buzzcocks en 1976, año en que se propuso para vocalista de la agrupación que años más tarde se transformaría en New Order, y que después, en 1993, entraría en controversia por diferencias internas y tensiones entre los cofundadores Peter Hook y Bernard Sumner, quienes, hoy día, a su tercera edad, la siguen rompiendo en escenarios de conciertos magnánimos y también en librerías con publicaciones autobiográficas. Por ejemplo, New Order, Joy Division y yo, autoría de Sumner.

Pero, entonces, ¿cómo sería Curtis si fuera un rockstar de la tercera edad? ¿Habría publicado más discos?, ¿Se habría separado de Joy Division y lanzado un disco solista, aunque la guitarra no fuera muy lo suyo? ¿Habría sido exiliado de la banda y vuelto al mundo de los reflectores en un concierto hecho en México, junto a la alineación original? ¿Habría publicado poemarios y obras literarias? ¿Habría escrito el guión de su propia película, intitulada Control, aquella que fue dirigida en 2007 por Anton Corbijn y escrita por Matt Greenhalgh y Deborah Woodruff?

Ian Curtis

Cuando escucho “Atmosphere”, me sumerjo en el imaginario de que Ian Curtis, vivo, de un porte sofisticado, elocuente y sabiondo, a punto de cumplir 60 años de edad, se encontrara fumando un cigarrillo o bebiendo un Carlsberg Special Brew -su bebida favorita- en algún rincón de cualquier pub de la contemporánea Manchester, componiendo temas desgarradores que se adaptan al sonido post punk, a esos golpes rigurosos de la batería, al eco de un bajo intravenoso y a guitarras veloces. Lo veo en portadas antiquísimas de todo tipo de revistas, donde brinda entrevistas que versan sobre remedios ante la tristeza, la infidelidad, los problemas de epilepsia y miles de consejos relacionados a ello, como si se tratara de un gurú de la post depresión, de la post vida, de la post mortem.

Escucho ahora “Transmission”, el primer sencillo de Joy Division editado en vinilo de 7” en 1979. Vislumbro a un Ian Curtis revelador, fuerte y oneroso hasta cierto punto, adepto a las colaboraciones entre bandas, como The Killers e Iggy & The Stooges, por mencionar algunas, formalizando contratos aquí y allá, haciendo uso inequívoco de la tecnología y el Internet, utilizando el hashtag #Hate en su cuenta de twitter.

Sospechemos, por supuesto, que Ian se separó de Deborah Woodruff a los 25 años, se casó un par de veces más y ganó la custodia de su hija Natalie -actualmente es fotógrafa- con quien viajó a Dublín en 2012 para recibir un galardón de Phantom FM, estación de radio, en honor a “Love Will Tear Us Apart” como canción favorita de todos los tiempos…

Por tratarse de un espíritu libre, complicado y anárquico, no podemos afirmar que Ian Curtis le entrara al revival de músicos de la vieja escuela, como The Jesus and Mary Chain, Iggy Pop, Rolling Stones, Deep Purple y hasta New Order, que siguen ofrendando su energía al dios del rock. Lo que sí podemos, es imaginar la viva imagen de Ian Curtis longevo con el paso de los años, viviendo cada etapa de su vida como todo un frontman legendario.