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Melodías y deseos en el inicio de tantas cosas como una red social que te llevaría a conocer gente y después a eliminarla de tu vida, tan fácil como un unfollow, tan drástico como un block, y la voz de una cantante sueca en medio de una canción de cuna rezando una esperanzadora alegoría: Follow these instructions, do exactly as I do, lean your shoulders forward, let your hands slide over to my side, move your body closer, let your heart meet mine.
Y así Lykke Li siendo el ritmo y el beat entró en nuestras vidas y le cantó a lo que ahora es un pasado obtuso, a 10 años de distancia seguimos bailando a escondidas frente al espejo antes de abrigarnos bien y salir de casa en un crudo y sucio invierno aderezado con smog. “I’m Good, I’m Gone” fue para muchos el primer contacto con el tenue ánimo festivo, la discreta alegría, la curiosa maquila a manos de Björn Yttling de Peter Bjorn and John en las consolas.
“Let It Fall” y su tinte puro del pop europeo al que nos introdujo Jens Lekman, que desarrolló Robyn, y que a la vez transfigura en folk como en “My Love” y el recuerdo por los melosos coros de los 50 y la inquietud, tanto a una década de distancia como ahora, de añorar los lejanos tiempos en los que Brenda Lee pedía perdón, Connie Francis le cantaba a la felicidad o Abba reclamaba triunfos tales como ser a la fecha la banda sueca más conocida en el mundo, corona avalada por un museo en Estocolmo. “Tonight” para empoderar el rango vocal y servir de influencia a futuras cantantes, piano y percusiones entre un ambiente gélido, auroras boreales a la vista, -8 grados de temperatura, el eco de las montañas que llegó hasta nuestros caminos habituales.
“Little Bit” y lo que ya nos había enseñado Belle and Sebastian: en la simpleza radica la alegría, con lo mínimo puedes lograr cosas gloriosas, con el sentimiento efervescente puedes ganarte un lugar en los corazones y los carteles de los festivales, buenas reseñas y calificaciones en los medios emergentes, amar discos inconseguibles en las tiendas, pero que puedes descargar ilegalmente para escuchar en tu dispositivo favorito. El lento andar de “Hanging High” para comprender que Youth Novels conjuga tantos estilos diferentes, tantas pulsaciones variantes y timbres precisos: instrumentos casi imperceptibles, coros que encajan a la perfección, ecos vocales que a la larga se convertirían en común denominador de la obra de Lykke Li.
“This Trumpet In My Head” como corto réquiem al inspirador y doloroso rompimiento amoroso que provocó esta obra, de nuevo el susurro y plegaria por el olvido, la trompeta que anuncia un Apocalipsis anímico que debe ser resuelto, la guitarra casi flamenca que dicta un lento final, el redescubrimiento y la redención: si te quieres quejar, yo no soy el departamento de quejas, hazme a un lado, olvida lo que fue, deja ir lo que ya no será. “Breaking It Up” y sus coros enardecidos, la ternura y la experimentación como punto de inicio a una carrera musical que fue cambiando a modo para ganar admiración.
El tiempo vuela, 10 años cambian vidas enteras, pero las voces en eco nos recuerdan que la música nos acompañará a pesar de ya no ser los mismos, así es que un blues introspectivo mientras miramos por la ventana las primeras gotas de lluvia del año que comienza nos recuerda que Lykke Li siempre estará ahí para dibujar en nuestro rostro anciano y aciago una sonrisa.