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Sabemos que Zoé Water es la marca líder de agua alcalina que podemos encontrar tanto en grandes cadenas comerciales como establecimientos populares; también sabemos que tanto celebridades e influencers como el resto de nosotros los mortales la consumimos y la integramos a nuestro estilo de vida pero, ¿qué hay más allá de ello? ¿Cómo fue que nació esta idea?.
Entrevistamos al CEO y co-Fundador de la marca, Héctor Cruzado, quien además es la mente creativa y el alma emprendedora y soñadora de esta gran empresa mexicana que siempre está generando nuevas formas de dar a conocer su producto y de llevar bienestar a las personas.
Cuando comenzaste con Zoé Water ¿hasta dónde imaginaste que llegaría?
Crear la siguiente gran marca de bebidas mexicanas que fuera mundial. Yo soy muy fantasioso, me imaginaba que estuviera en todo el mundo y que, como marca, fuéramos súper reconocidos en México. Personalmente, quería crear algo que pudiera darle a mi familia una mejor manera de vivir después de que no teníamos mucho dinero para sobrevivir.
Lo que sabemos de Zoé Water es que comenzó con algunos socios. ¿Cómo fue que se conocieron y coincidieron en esta idea?
Al que ya conocía muy bien fue a Gustavo Stommel, porque somos amigos de la vida, y a Cleman Agami lo conocí porque le dio trabajo a mi mamá 3 años antes de Zoé, pero lo conocía muy de lejos.
Cuando Gustavo y yo hablamos de ZW me comentó que su hermano estaba siempre con él en todos sus negocios y me presentó a Diego Stommel, que ya había escuchado de él pero no lo conocía. De ahí estaba Marco, que era un amigo en común y fue, literal, decirle que nos hacían falta $20,000 pesos para iniciar y que si quería entrarle; él vio cómo le hizo para conseguirlos, pero fue muy de cuates y de imaginarse nada más que lo que soñábamos, pero ninguno pensaba hacerse millonario. Fue como cuando de niños jugábamos a ser grandes.
Por lo que vemos todos cooperaron muy bien. ¿Cómo fue que Zoé Water se convirtió en un sueño en común?
Justo compramos el propósito. El propósito de la compañía no era el dinero (porque no sabíamos si iba a pasar), pero sí el sueño de que fuera un buen producto y que hiciera bien a la gente. En mi caso, que le ayudara a mi esposa, Iride, en la enfermedad que estaba atravesando en ese entonces, que ayudara a mis hijas y a mi mamá.
Todos estábamos muy emocionados en crear un producto bien chingón y, como siempre, esa fue nuestra meta; todos los problemas que han habido alrededor nos han unido y nos han ayudado a aferrarnos a este sueño.
Han sido retos de la compañía a lo que nos hemos aferrado, por eso el día en que dos de nosotros ya no creamos en el sueño será donde quizá se puedan romper muchas cosas. Pero al día de hoy todos queremos esa misma meta.
En el equipo siempre hay de todo para que pueda funcionar. ¿Cuáles son las aptitudes que consideras que cada uno de ustedes tiene para el éxito de la marca?
Yo siempre digo que la diversidad de puntos de vista. Es difícil, porque el humano tiene la onda de querer que todo el mundo piense lo mismo que él; porque uno quiere estar en lo correcto y cuando encontramos a alguien que no piensa igual nos cuesta. Y esa diversidad es la que nos ha hecho un equipo funcional.
Por ejemplo, Diego, que es baterista, me hizo preguntarme, ¿qué perfil podría tener alguien como él para un negocio? Pero es un cuate sumamente minucioso, cosa que yo no soy, ya que soy desesperado y mucho más práctico.
Clem es el financiero, el "quita-risas" digo yo, el que no se emociona tan fácil como yo lo hago. Gustavo nunca ha estado al 100% en la operación pero, la forma en que él está viendo desde afuera, nos ha ayudado a detectar cosas que hemos podido mejorar y es alguien que nos ha ayudado recientemente en el desarrollo de nuestros nuevos productos. Es muy entusiasta y muy bueno para darle seguimiento a las cosas.
Marco realmente operó al principio y me ayudó a vender, pero ya tiene muchos años que no está involucrado.
Y yo... si fuéramos los 4 elementos, yo sería fuego: yo soy el que siempre está generando ideas, el que quiere hacer todo. Antes era muy poco estructurado, pero al pasar de los años me he vuelto más analítico y más consciente de que en las decisiones, si no se tiene toda la información necesaria, puedes cometer errores.
Creo que así diría que es la diversidad de los socios de ZW: es como una relación de pareja, hay que aprender a ceder, creo que es un poder muy fuerte en toda relación humana y, cuando aprendes a hacerlo y dar el beneficio de la duda, estás más abierto a aprender.
Pasando al tema de difusión, ¿cómo llegaron a la parte de seleccionar embajadores de marca para ampliar la marca?
Yo me daba cuenta de algunas campañas pagadas en redes sociales en las que veía algún artista recomendando algún producto en Twitter (que en ese entonces era la red fuerte) y me preguntaba cuánto pagarían las marcas para que sucediera eso.
Un día leí una parte de la historia de vitaminwater, que comenzaron a ir a las universidades de California a hacer embajadores y comenzaron a hacer mucho ruido. Ojo aquí: ellos tenían a artistas como 50 Cent como socios, que tiene mucho dinero y fama, cosas que yo no tenía. Pero la idea me gustó y fue cuando se me ocurrió acercarme con gente famosa para pedirles que hablaran de Zoé Water y utilizar el recurso que tenía para pagarles: agua.
Y fue entonces cuando les comencé a escribir para mandarles agua y, si les gustaba, que me ayudaran a recomendarla. Lo que me pareció muy padre fue que el agua embotellada pasó de no ser una necesidad básica, a una necesidad para los embajadores, porque se daban cuenta que con Zoé Water sí tomaban agua y con otras aguas no y que, además, si la tenían en su casa era más fácil salir con su botella de agua en la mano.
Y fue este conjunto de decir "¡pruébala!" y, como es un gran producto, entonces se enamoraban de él.
Y me di cuenta que no nos costaba más que el producto y el envío (que cuesta, sí), pero comparado con lo que cobraban por menciones en ese tiempo no me alcanzaba. Si traducíamos el costo de un tuit a cajas, era imposible pagar eso, entonces me armé un formato en el que les decía "si te mando agua para que tú tomes durante todo el mes y nos puedes mencionar una que otra vez, le damos" y formamos una relación de amigos, en la que me convertía en su proveedor de algo que no se daban cuenta que les hacía falta y ahora ya lo hacían.
Y lo que pasó, en su gran mayoría, fue que se volvió un producto que te hace tanto bien, que la gente inteligente se pregunta quién le ha mandado ese producto que le hace bien, que entonces el producto me ayudó a sobrepasar la barrera de no conocer a nadie famoso, a que la misma gente nos fuera recomendando entre sus conocidos, y eso es imparable. Esto no se ve, no está en letreros, no está en tv, está en que la gente le dice a la gente que consuma ZW. Y así fue como se creó el tema de embajadores que hoy le llaman Influencer Marketing. Desde mi punto de vista fue "de cuates".
¿Quiénes fueron tus primeros embajadores (cuates)?
De celebridades: Luis García, Zuria Vega, Marimar Vega, Ceci Ponce, Cristina Lima, Chema Torre, Gabriel Cuadros. De internet: Yayo Gutierrez, Poker Face, Callo de Hacha y Alex Strecci. Eran como dos bandos, los de la tele y los de internet. Y mis primeros cuates, o que se hicieron cuates, fueron Gabriel Cuadros, Esme Palacios, Omar y Lucy Chaparro, Strecci, Yayo, pero era un tema como en todas las amistades, no siempre los veía mucho, pero siempre que les mandaba un mensaje había respuesta de ellos.
¿Tienes alguna anécdota divertida con algún embajador?
¡Imagínate! Ellos no sabían quién era "Héctor" en persona, así que les escribía por medio de la cuenta de Twitter de Zoé Water, pero no sabían que el que les iba a entregar sus Zoé Water era yo. Entonces llegaba y entregaba a varios famosos que me dieron propina sin saber que yo era Héctor, y yo no les decía porque quería que fuera de forma anónima.
Entonces cuando me iba les escribía y les decía "Oye, me dió mucho gusto conocerte, espero que disfrutes", y me respondían, "Pero, cómo, ¿eras tú?, ¿por qué no me dijiste?", pero era algo que yo quería crear: tipo Uncover Boss.
Y un anécdota que siempre contamos con Esme Palacios es que cuando me la presentan y le platico sobre ZW, ella no la había probado y me dijo que ella cobraba por sus menciones, algo que yo entendí, así que le dije que quería mandarle el agua para que la probara y, si no le latía, que no pasaba nada. Así que le mandé el agua y a los pocos días de que la probó me habló para decirme que estaba riquísima y que les había encantado a sus hijos también y que le mandara el agua para que me hiciera las menciones. Y estuvo chistoso porque ese era mi acercamiento, porque siempre supe que mi déficit era el no tener dinero más que mi agua, así que ese tipo de cosas han sido las más sobresalientes.
Yo trataba de ser lo más bajo perfil que se pudiera porque nunca me gustó ser la imagen de la marca, y cada que me pedían alguna nota o reportaje, siempre pedía que sobresaliera la botella porque para mí es lo más importante.
Y pasando al tema de centros de consumo, ¿cuál fue el primer lugar que te dió la oportunidad para vender Zoé Water?
El primer lugar fue el de Christina Lima, que era un spa muy famoso entre las artistas y gente famosa, donde hacían todo un programa de detox, comida, masajes, etc.
Yo la conocí por Chema Torre, porque un amigo (Axel) llevó unas aguas al set de una novela; se le acercó Chema y le preguntó que qué estaba tomando y le comentó que Christina estaba buscando un agua alcalina en México porque todo su programa de detox era con agua alcalina, entonces Axel me contacta con Chema, Chema con Christina y la voy a conocer a su clínica para que la probara.
Después de eso me pidió que le mandara productos para que me ayudara a promocionarla, y ella fue un impulso muy importante de darme a conocer con artistas, porque muchos hacían el plan y les daba curiosidad el agua, así que ella les platicaba sobre mí y me marcaba para decirme que me iban a contactar.
Cuando empezamos, los paquetes de Zoé Water eran de 6 botellas y Christina me hizo la primera orden de compra grande que fueron 100 paquetes. Entonces, de la bodega de casa de mi mamá, donde las teníamos almacenadas, las metí todas en mi carrito de aquel entonces y llegué a la dirección que me dio y me pidió que se los dejara en una bodega de un edificio viejo hasta el fondo, entonces ahí me tienes descargando los 100 paquetitos.
Imagínate, la primera producción de ZW fue de 350 paquetes, eso quiere decir que una tercera parte me la compró Christina, lo cual fue suerte porque yo los iba a vender de uno por uno. Y estuvo padre porque fue la primera que me dio la oportunidad de darme a conocer y que la gente probara Zoé.
Ahorita que mencionaste que todo comenzó en el garage de tu mamá ¿Qué se siente haber empezado desde el garage y ahora estar en las grandes vitrinas?
La verdad muy padre. Hoy, a mis 44 años, lo veo en retrospectiva, que es cuando maduras y entras en una etapa de la vida donde comienzas a analizar mejor las cosas. Volteando a esos día del garage, que eran una friega, porque me sentaba a pensar a quién más le vendía después de venderle a toda mi familia y amigos, ya no sabía a quién más.
Pero eso de ir a entregar, cargar etc. hoy lo veo como todo lo que iba contruyendo, y que no me daba cuenta, porque para mí era el día a día, porque no me detuve a pensar en un plan de negocios a 6 meses, etc., para mi fue el preguntarme, ¿en qué momento dejo de cargar cajas?, ¿en qué momento dejo de descargar el camión con mis manos en casa de mi mamá?, ¡¿cuándo?!. Pero ZW empezó a crecer tan rápido en el segundo año que empecé a dejar eso de lado. De pronto, de estar en la bodega en casa de mi mamá, en donde ya no cabía el producto, nos mudamos a donde hoy es nuestro centro de distribución. Y aquí yo perdí un poco de vista cuánto producto se movía, porque en casa de mi mamá tenía mi cuaderno donde lo apuntaba todos los días y, de repente, en donde empezamos a compartir oficina solo me avisaban cada que salía un tráiler a Nutrisa, cuando yo nunca había visto ni cuánto era un tráiler de ZW, y tuve que preguntar porque no tenía ni idea. Cuando me explicaron, para mí fue un momento donde me hice consciente que habíamos crecido un montón.
¡Es muy emocionante! Para mí, en lo personal, mi falta de estructura y estudios me jugaba en beneficio y en contra: en beneficios porque te asombras de todo lo que logras y en contra porque no sabías todo lo que se venía en conjunto.
Por ello en todos los años de ZW han habido momentos agridulces donde hay cosas maravillosas, pero siempre con el crecimiento está el quita-risas, porque no sabes que el crecer va a doler tanto. Ejemplos agridulces hay muchos: cuando tuve que salir a pedir dinero para invertir en ZW, ya que estábamos creciendo tanto y tan rápido que no teníamos dinero para cubrir las órdenes de compra que rebasaban el 200% de lo que podíamos producir. Cuando te preguntabas ¿cómo se compra la botella?, ¿cómo se compra la etiqueta?, cuando no teníamos dinero.
Lo que te puedo decir es que a mí me ha encantado siempre este proyecto de ZW porque siempre lo he tomado como algo que me sorprende debido a que todo lo que pasa me emociona y, por supuesto que ahora le pongo mayor experiencia después de estos 10 años.
Pero he sido muy de «al aventón» hasta el día de hoy, cosa que me sigue jugando en contra, porque para mí es más la emoción que el preguntar, ¿qué puede salir mal?, y hoy como adulto en una empresa, tengo que empezar a ver esas cosas sin clavarme.
Entonces para mí ha sido toda una experiencia padre: desde venderlo con Christina Lima a encontrarlo en cualquier supermercado del país.
De hecho, en el año 1 de la marca yo jugaba a tratar de encontrarme en la calle a una persona con la botella de ZW. Lo que hacía era que si la encontraba me acercaba y le decía que le regalaba dos cajas (cosa que ya no haría porque ya hay mucha gente que trae consigo la suya, ja, ja, ja).
Hoy ir por las calles, por la playa, por el aeropuerto y ver tu producto en las manos de la gente sí se siente bien chingón, no entiendes cómo esa persona llegó a ZW, o si se equivocó de agua, son cosas que no sabes. Zoé Water es un statement de decir: “Soy Diferente” o “¡Soy Así!”, y es lo que me emociona hasta hoy en día.
Así como lo llevaron a centros de consumo vemos también lo han llevado a acciones con impacto, ¿cómo fue que decidieron empezar con estas acciones?
Está en el ADN de los socios siempre ayudar en temas sociales, Gustavo, Diego, Clem, Marco y yo tenemos un background de siempre donar, tanto dinero como tiempo.
Y cuando vi pasar a mi esposa Iride por lo que pasó, en su lucha contra el cáncer, estar en un hospital público y ver las historias de ese hospital; de gente que viene de la sierra que no tiene dónde dormir, que se tiene que quedar a dormir en el hospital; cuando me tocó vivir eso de cerca dije que Zoé Water tenía que ayudar en algo.
El primer año, en 2012, no logramos sacar una botella social porque estábamos viendo si sobrevivíamos, pero en el 2013 sacamos nuestra primera botella con causa para apoyar a Grupo Reto, y a partir de ahí mi regla fue que cada año tenía que haber una botella edición especial para ayudar a una fundación, y así lo hemos mantenido por la parte social.
Pero a raíz de que Esme Palacios entró como mi Directora de Relaciones Públicas, la manera en que lo veo es que, además de ser un negocio, en Zoé Water tenemos una responsabilidad por el plástico, porque no podemos no hacer nada, y lo más complicado en nuestro proyecto de sostenibilidad ha sido que en realidad la sociedad no entiende, no le interesa y no ve el problema en el tema de la sostenibilidad.
Y no digo que nosotros lo hagamos perfecto, pero lo que sí captamos y lo que trato de infundir en el equipo es que necesitamos aprender y hacer al mismo tiempo, lo que aprendamos, hagamos, nunca decir algo que no somos o que no hacemos pero sí la responsabilidad de estar en un constante aprendizaje.
Eso siempre nos jugó en contra porque pensamos que todo mundo quería ser sustentable y que íbamos a hacer unos masters en la sostenibilidad y nos hemos dado unos madrazos porque la gente que “dice”, no está comprometida o no entiende. Es un tema que, como cultura, nos gusta subirnos a los trenes pero no nos gusta aprender a manejar el tren o ver cómo está la vía, y en ZW no. Por ejemplo, en el 2020 tratamos de hacer diez mil cosas al mismo tiempo pero no funcionó (claro estando desde nuestras casas).
En el 2021 dijimos que íbamos a hacer menos, pero aún así tratamos de hacer más de lo que podíamos e hicimos lo que pudimos y, nos fue mejor. Y a partir de este año aprendimos a seleccionar los proyectos en los que tenemos nuestro foco, porque no es que no nos gusten todos los proyectos pero, ¿para que nos comprometemos con algo que no vamos a poder? y mejor en los que sí vamos a poder.
Entonces creo que este camino me encanta porque la gente cercana (y no cercana) a ZW reconoce mucho los esfuerzos que estamos haciendo. Y como le pregunté a alguien que me presentó un proyecto de sustentabilidad si quería de ZW dinero o compromiso (porque son dos cosas que no siempre van juntas): si era dinero, no podría ayudarlo, pero si quería compromiso, ésta era la mejor compañía que podía tener porque mi equipo está muy comprometido con lo que hace.
Y es lo que puedo decir en temas sociales y de sostenibilidad, lo que hagamos (que no se si sea mucho o poco) lo hacemos con corazón, con compromiso y con hacer que las cosas sean lo que son y no por estar alardeando. Creo que comunicamos muy por debajo de lo que hacemos y creo que es un área de oportunidad que a veces se nos va por estar haciendo las cosas.
De todas las acciones que han realizado, ¿cuál es tu favorita?
Como número uno, definitivamente ayudar a que la gente se haga más consciente del tema del cáncer, y el segundo sería el poner centros de captación de agua a gente que no tiene agua, porque es como si dijéramos que no tienen oxígeno para vivir, porque no nada más no pueden comer, no se pueden bañar; para mí ese proyecto me hace sentir como Santa Claus: llevarles algo para que puedan sobrevivir muchas familias.
Si yo pudiera poner mil centros de captación al año, en 10 años tendríamos un país bien diferente. El programa se llama Less Is More y tiene dos vertientes: Por un lado promovemos el menor uso de plástico porque estamos vendiendo unos termos y, al mismo tiempo, por cada 150 termos vendidos, estamos poniendo un centro de captación de agua para familias. Por ahora lo estamos haciendo en Xochimilco, pero después nos iremos a otros lugares de la República.
Está padre porque yo, Zoé Water, te digo que no consumas tantas botellas de plástico, pero cómprame un termo súper lindo con el que ayudas a poner un centro de captación. Y creo que es una campaña que hace eco en muchas más cosas: que la gente se haga consciente del plástico, que la gente consuma menos plástico, que la gente ayude y se sienta orgullosa.
¿Cómo fue que Zoé Water pasó de ir de puerta en puerta a estar en tiendas de conveniencia, supermercados y hasta en los duty-free de toda la República Mexicana?
Cuando ya teníamos 6-8 meses vendiendo y estábamos creciendo en Twitter me empezaron a contactar personas de la República para preguntarme dónde podría comprar Zoé Water en Monterrey, Guadalajara, Torreón, etc., cuando apenas estábamos vendiendo en la CDMX y no teníamos ese alcance nacional.
Me puse a pensar qué me inventaba para venderles, pero salía muy caro enviar el producto, me senté y pensé en decirle a esas personas que se volvieran los distribuidores o representantes de ZW en esas ciudades. Hice números para darles un descuento y que ellos pagaran el envío para que les saliera el producto barato para su consumo y aparte poderse ganar unos pesitos vendiendoles a sus amigos.
Mi visión era que esa persona vendiera muchísimo en esa ciudad, y así empecé a poder vender en la República. Empezamos con Guadalajara, despues Monterrey, Querétaro, Cancún, y al mismo tiempo que empiezo a generar representantes de marca, es cuando un año y medio después comenzamos a tocar puerta con los supermercados, por ejemplo con Nutrisa ya estabamos en toda la república y la gente podría encontrar ZW ahí y, si querían más, yo los dirigía con el distribuidor para que compraran más cajas; porque antes encontraban muy poco producto.
Eso es un efecto dominó: cuando entras a un retail y empiezas a tener presencia en ciertas ciudades es cuando los demás retailers se dan cuenta y es cuando nos empiezan a contactar supermercados para que vendieramos ZW; y así fue creciendo el alcance en la República hasta que, 4 años después, literal, nos encontrabas en todas las ciudades de la república por medio de nuestros retailers.
Los distribuidores no estaban en todas las ciudades, además de que eran empleos alternos que la gente tenía y no podían dedicarle tanto tiempo porque tampoco era que generara tanto dinero.
Los distribuidores no estaban contratados, pero yo los trataba como parte del equipo, de hecho me acuerdo que al año de tenerlos (cuando eran 10-12) hice una reunión en la CDMX donde visitamos la planta para hacerlos sentir parte de la compañía. Así nos expandimos desde la CDMX a toda la República.
Al día de hoy, ¿hasta dónde llega Zoé Water? Sabemos que ya se puede encontrar en otras partes del mundo.
Es algo bueno y es algo retador. De repente empezamos a tener interés de gente en Estados Unidos porque las redes sociales lo que hicieron fue hacernos globales a nivel de comunicación. Muchas personas que seguían a nuestros embajadores la querían comprar allá y ahí no era un tema solo de envío porque había permisos, etc.
Lo que hicimos fue que a través de un amigo que era el distribuidor de Michoacán y se había mudado a Las Vegas me pide la distribución allá. Le mandé un tráiler, me fui para tocar puertas y fue una experiencia bonita por 8 meses, pero era pagar la operación en dólares cuando todo lo hacíamos en pesos, entonces así no jalaba.
De ahí me fui a Los Ángeles y encontré a alguien que me ayudara a encontrar algunos puntos de venta y ahí tampoco jaló mucho. Hace dos años nos fuimos a Texas y ahí tenemos un distribuidor llamado Latino Factor que nos ha ayudado a que haya mucho más rotación del producto por allá.
Ahorita estamos mandando otro tráiler a Los Ángeles porque se volvió a abrir negocio y a principios de abril se va nuestro primer contenedor a Colombia.
Una anécdota chistosa y que tiene que ver con todo el trabajo de globalización de comunicación que hicimos en México es que cuando hace unos años mandamos a Colombia unas botellas como muestras, nuestro socio allá tenía la botella de ZW en su escritorio, entró su secretaria y le dijo que conocía el agua porque la tomaban tales artistas. Fue ahí donde todo el trabajo que ya habíamos hecho tiempo atrás en México nos ha ayudado, porque ha habido interés de Chile, Uruguay, Costa Rica, Guatemala, Panamá, etc.
Ha sido un reto porque no es tan fácil como decir que compran un case de teléfono, pero ha sido increíble; gente que ha comprado la botella en el aeropuerto de Cancún y me escriben desde Inglaterra para preguntarme dónde pueden encontrar el producto por allá porque les encanta el agua, y es lo bonito que la comunicación es mundial (aunque el producto -todavía- no), pero el producto es de una calidad mundial porque la gente que la prueba se enamora de él.
¿Hay alguna sorpresa de que Zoé Water se pueda encontrar en otro país más o en otro continente?
Es como cuando te dicen en la escuela que le gustas al más popular y te emocionas pero sigue siendo un rumor. Aunque lo que estamos viendo por ahora son opciones en los Emiratos Árabes (porque hay un interés importante por ZW), ya mandamos muestras y hemos tenido algunas conversaciones. Imagínate, es un sueño vuelto realidad decir que tu marca se vende en lugares tan lejanos del país ¡y de la cochera de tu mamá!
Entonces eso está en proceso y hay otros 5 países donde estamos en pláticas, pero a veces no son tan rápidas como nos gustaría.
Ahora hablemos sobre los productos, porque Zoé Water no solo será agua. ¿Cómo fue la idea de expandir la familia?
El primer producto es ZW Clásica que todos la conocen. Como dos años después estábamos platicando entre los socios para ver qué otro producto poder lanzar y cómo podríamos expandirnos, vimos que en Estados Unidos había un agua alcalina con un PH más alto y electrolitos. Uno de los temas que nos movió fue que México es uno de los países con más problemas de diabetes en el mundo y, pensando en las personas con diabetes que se ejercitan y no pueden tomar ninguna bebida isotónica que tenga azúcar, fue cuando pensamos en una bebida un poco más cargada de minerales y electrolitos. Mi socio Clem junto con la planta se volvieron locos desarrollándolo, y lanzamos ZW Sport.
De ahí lanzamos una bebida para niños con el mismo producto de la clásica pero en versión mini; y luego por demanda de cafeterías desarrollamos la presentación de 500 ml.
Luego nos lanzaríamos a hacerlo en garrafón, aunque sabíamos por la tecnología que si metíamos ZW en un garrafón normal era una agua que se iba a oxidar rápidamente y estaríamos engañándonos y engañando a la gente, porque hay todo un proceso para mantener sus propiedades, además del problema de tener garrafon y su distribución; por ello desarrollamos nuestra Waterbox.
¿Qué más nos puedes platicar de la Waterbox?
Para mí es uno de los desarrollos más padres que tuvimos porque nos reto un montón en decir qué tecnología sí podríamos usar para llevar más litros a la gente con menos plástico, entonces trajimos las bolsas, hicimos pruebas, no teníamos las máquinas para llenarlas, fue todo un camino de desarrollo, pero al final es un producto que a la gente le gusta, que lo hemos empezado a usar mejor y es un producto donde por cada Waterbox de 10 litros dejas de usar 10 botellas de plástico.
Hace un año sacamos Flavors, que ya lo teníamos pensado desde hace 3-4 años pero no teníamos foco y la pandemia nos ayudo a tenerlo: desarrollar unos sabores deliciosos, que fuera alcalino y que no tuviera azúcar, porque al final parte de la misión de los socios es transformar productos normales en extraordinarios.
Próximamente sale Sparkling, metiéndonos a las bebidas con gas que, curiosamente, las primeras pruebas salen alcalinas, aunque sabemos que químicamente no es 100% estable por lo que no lo vamos a marketear de esa manera, pero sigue siendo un buen producto: honesto, auténtico y muy rico; y eso es prácticamente lo que tenemos cercano por ahora.
¿Cuál es tu sabor favorito de Flavors?
Lo que me pasa a mí con Flavors es que es dependiendo el mood, creo que es algo padre porque a todos nos gusta tomar y consumir lo que queremos cuando queremos, cuando se nos antoja y lo que se nos antoja.
Por ejemplo, para refrescarme la de sandía-hierbabuena me parece que es la más rica fría, pero para un momento más relajado me gusta mucho starfruit; las que son más llevaderas son frutos rojos y jengibre-limón, la frescura de mandarina es muy ganadora y cereza me encanta porque me recuerda mucho a mi infancia, cuando los refrescos de cereza eran difíciles de conseguir. Pero no tengo un favorito, porque me gusta sorprenderme con lo que se me antoja.
Para finalizar, ¿qué aprendes de estos 10 años de Zoé Water?
Estos 10 años aún no me los creo, y cuando lo digo se me pone la piel chinita porque me acuerdo del día 1, cuando soñaba con tener una empresa que cumpliera 10 años, pero conforme vas creciendo y viendo los retos te cuestionas si realmente llegarás a esos 10 años o más, porque así es la vida en general, no solo la del emprendedor.
Pero hoy, haciendo un corte de caja de 10 años, literal, hemos tenido en una escala emocional donde hemos vivido de todo: desde entusiasmo, la sensación de que ya valió, hemos estado enojados, contentos, hemos estado aburridos, etc.
Ha sido una verdadera experiencia de vida compactada, porque convives con más gente de tu equipo, con gente con las que haces alianzas y todo eso da una cantidad de emociones todos los días; no hay un día en el que diga que sé qué va a pasar, porque no existe, siempre hay sorpresas.
Pero creo que lo que sí hemos logrado es poner atención en lo valioso, que creo que es más importante y hay más cosas buenas. El hecho de sentir que he dado lo mejor de mí y que me reta a encontrar más oportunidades para crecer me emociona; me emociona lo que viene, otros países, otros nuevos productos que vienen y que voy a mencionar, porque estamos celebrando 10 años de Zoé Water con un lanzamiento donde ampliamos Zoé, ya que Zoé significa "lleno de vida" y para nosotros con todos los productos que traigan vida crearemos nuestra manera de dárselo al público. Y te puedo decir, con mucho orgullo, que en celebración de estos 10 años estamos lanzando Zoé Nutrition donde nos movemos a la nutrición y a la suplementación para ayudar a la gente que ya se está hidratando mejor con Zoé Water, que se suplemente con Zoé Nutrition y es como una renovación de votos con Zoé Water con lo que viene cada vez.
Soy un creyente de que debemos dejar una huella en este paso por la vida, que la gente te recuerde más por las cosas buenas y por las que retaste a las demás personas, que te hicieron crecer, que por las malas, porque todos cometemos, cometimos y cometeremos errores. Pero si hoy he logrado que gente que trabaja conmigo o que tuvo contacto con ZW sean mejores personas, eso me hace sentir muy feliz, y hoy me siento muy retado a hacer que Zoé dé el siguiente gran paso a nivel internacional, con nuevos productos y con el equipo comprometido.
Es nostálgico, emocionante y satisfactorio, y me siento listo para lo que viene.