Fotografo: Edwin López

Instagram: @edwiinson

Ten Years After en el Teatro Ferrocarrilero

Ten Years After: Flora y fauna preparándose para el concierto.

Afuera, hay mucho revuelvo, muchos murmullos que cuentan rumores que según va a abrir Nahuatl y a lo mejor otra banda que quién sabe o que tal vez no abre nadie. Rumores cómo si viviéramos un déjà vu de Avandaro, cuando no sabían si Tinta Blanca tocaría o no, si lograrían escuchar “Nasty Sex” de La Revolución de Emiliano Zapata en vivo, nadie sabía nada.

Nadie sabe con exactitud qué va a pasar. “El chiste es que siempre cierran las bandas chingonas” dice un valedor que acabo de conocer emocionado por ver a Ten Years After, un compa a la mitad de sus 40 y que su hermano mayor le inculcó “música chida” dice él.

Ahí está la vibra, nadie se conoce, pero todos platican entre sí como si nada, todos somos hermanos, a todos nos gusta el rock, unos son de la misma generación otros son de una generación más nueva, pero compartimos el gusto por la música de antaño, los recuerdos y añoranzas de otra era.

Entre pancartas, rótulos y carteles del sindicato de ferrocarrileros, un sindicato que en algún momento fue combativo, contestatario y subversivo, se encuentra el Teatro que recibiría por primera a vez a Ten Years After, una banda de la psicodélica generación de los 60.

La audiencia porta chamarras de mezclilla, pantalones de piel, aretes, tatuajes, estoperoles, playeras multicolor, cabellos y barbas largas ya decolorados por el tiempo. Muchos de ellos provienen de una generación que quería crear una nueva conciencia, estos personajes con hartas arrugas tienen hartas historias de cómo sembraron terror a un gobierno totalitario con la revolución de la paz y la conciencia.

Los rumores eran ciertos, Nahuatl abre la tocada

Adentro, las luces comienzan a apagarse, las cortinas del teatro se abren y vemos el set de instrumentos para que Ramón Bozzo se acomode en la batería, Alex Perales agarre su guitarra y se posicione frente a sus pedales de efectos, Ramón Torres se cuelgue su bajo con coloridos adornos sujetados a la mariposa de sus cuerdas y para que Ricardo Ochoa sujete su guitarra, se coloque frente al micrófono y presente a su banda: “Nosotros somos Nahuatl”.

Grandes clásicos de la banda comienzan a brotar del escenario para vibrar en los cuerpos de los asistentes, que aplauden, bailan, sacuden sus barbas, cabellos largos y gritan cosas como. “Esas sí son de mis tiempos”, “Todavía estamos chavos”, “Nosotros fuimos los pioneros”, algunas hasta saltaban, mientras otros solo se quedaban sentados, pero igualmente emocionados.

En el escenario, los bendings en las guitarras suenan bien definidos, los redobles de batería son finos, potentes y bien colocados, los slides del bajo y los grooves que salen de él están bien marcados, este es un ensamble proveniente del año 70 que lo sigue haciendo muy bien, demostrando que la edad no es un impedimento para el rock y la buena onda.

Después de una bonita balada rock, “No te voy a rogar”, tocan la poderosísima “We GoT The Power” de Peace & Love, -Ah, porque Nahuatl también tiene integrantes de la mítica banda Peace & Love- esta es la infame canción que detonó la bomba mediática contra la buena onda de Avandaro, cuando gritaron groserías en radio pública, asustando a tantos viejitos anticuados de la época.

Además de las groserías, lo que de verdad asustó a la presidencia de aquel momento fue cuando cientos de chavos con una revolución pacifica en sus manos gritaba al unísono: “Tenemos el poder, tenemos el poder, tenemos el poder” y así volvió a suceder en el Teatro Ferrocarrilero en pleno 2019, una generación que sentía el poder una vez más y lo liberaba sin temor a represalias.

El 50 aniversario de Ten Years After

Internamente, sentimos una explosión de vibrantes emociones al escuchar una voz presentando a Ten Years After mientras las cortinas se abren lentamente. Gritos, aplausos, chiflidos, sacudidas de cuerpo, excitación a todo lo que da, reciben a Chick Churchill y Ric Lee únicos miembros originales de Ten Years After, junto a Colin Hodgkinson bajista contemporáneo y a Marcus Bonfanti, un joven músico que ahora está al mando de la guitarra y la voz.

Los tiempos han cambiado, el tecladista Chick Churchill ahora parece un músico clásico, permaneciendo sentado y tocando con exactitud su instrumento, pero se puede sentir una vibra intensa pues lleva puesto el espíritu del lobo. Ric Lee hace sincopas como si aún tuviera 20 años con un golpe preciso y bien colocado en la batería. Colin Hodgkinson se ganó al público ya que, a pesar de su aspecto arrugado, tenía cierta virtuosidad impresionante al ejecutar las cuatro cuerdas de su bajo.

La juventud de Marcus Bonfanti puede ser algo contradictoria al aspecto físico y la forma de tocar de los otros músicos, pero a su vez esa misma energía emociona al público, los vuelve locos, lo aplauden y lo celebran. Y es que, es un gran músico, tiene buena voz y es carismático, pero lo más importante, tiene grandes habilidades en la guitarra, pues llenar el vacío de Alvin Lee, sobre todo en la guitarra, requería un poco más de esfuerzo.

Entre “Land of Vandals”, “Silverspoon Lady”, “I’d Love to Change the World” y “Last Night of the Bottle” -todos grandes clásicos, todos poderosos musicalmente, enérgicamente y espiritualmente- a la mitad del concierto la banda hace un pequeño set semi acústico con solo bajo, batería y guitarra, tocando un homenaje directo a Alvin Lee que se fue de este mundo hace seis años, “Portable People”,“Don't Want You Woman” y “Losing the Dogs”, todas escritas por Alvin Lee.

Es cierto, Alvin Lee ya no está y quizás algunos esperarían que su reemplazo tratara de hacer lo que hacia Lee, pero el joven músico no trata para nada de imitarlo o reemplazarlo, solo quiere hacerle homenaje, dejarse llevar por la música y liberar su energía en el escenario. Lo cual lo agradecemos mucho, no es necesario que trate de hacerla de símil.

Rock duro, blues, sonidos campiranos, espíritu psicodélico, intensos jams, blues y rock & roll puro... Una energía que viaja 50 años del pasado a la actualidad... un pedazo de historia musical que no se puede tocar, no se puede ver, solo se puede sentir. Todo eso es lo que estamos viviendo en este concierto, que más que un concierto es una experiencia y a continuación descubrirán el por qué.

“Spoonful”, “Good Morning”, “Little Schoolgirl”, “Hobbit”, “I Can't Keep From Crying Sometimes”, “Help Me” y “I’m Going Home”, así es… Llego el momento más importante del concierto, la parte en la que nos separamos de la realidad y solo nos dejamos llevar. Es el set completo tal como lo tocaron en Woodstock, uno de los sets más ácidos, poderosos, atmosféricos, duros, potentes, llenos de magia negra.

Este set es de lo más importantes de la historia de la música, muchos recuerdan los sets de Janis, de Jimi, de The Who, de Creedence, de Santana, pero… este es un alucine total que te lleva de arriba a bajo y hacia todas direcciones en diferentes momentos y acordes. Somos muy afortunados de escuchar algo como eso en vivo y quizás es algo que debieron de hacer hecho otras bandas, una gira recordando su set del festival de música y arte.

La banda ya se va, pero la gente no quiere se vaya, claro… este es su aniversario 50, pero es la primera vez que vienen a México y no se van a ir tan fácil… Fue así que terminaron por aventarse un par de encores que terminaron por encuerar a la gente, literal, que terminaron por satisfacer a su público y los mando a dormir con el placer de haber visto un pedazo de historia en vivo.

Ases Falsos en el Foro Indie Rocks!

Cristo, El Briceñor.

No se podía ni entrar. La gente llegaba hasta la puerta del Foro Indie Rocks! donde no quedaba ni un solo boleto ni un solo espacio para recibir a Ases Falsos. Hacía cuatro años que los chilenos no se presentaban en nuestro país, y vaya que sus seguidores no los han olvidado.

Tan pronto comenzó “Mala Fama”, el público empezó a cantarla tan claramente, que nadie hubiera creído que se trata de un corte del reciente material que la banda lanzó apenas el año pasado. Es difícil resaltar un momento especial porque el público las cantaba todas, y cuando el micrófono ya no daba más, Briceño dejaba que la gente cantara por él, daba igual.

Cristóbal Briceño no solo es una figura en Chile; es impresionante la devoción que su séquito acotado pero fiel, le profesa… y cómo no. Si bien durante el primer par de canciones se mostró casi tímido, para la tercera ya se plantaba con ambos pies como quien es dueño de todo; después de varias, ya era todo un showman moviendo las caderas como Elvis, haciendo el moonwalk y el swish swish. Hacia la mitad del show, ya había aventado los zapatos.

La genialidad de Briceño es inigualable, pero brilla aún más cuando es encausado por el virtuosismo de cada uno de los integrantes de la banda. La batería siempre dura y seca, hace un contraste perfecto con la dulzura casi playera de las notas de la guitarra, que cuando le place bajar hasta lo más agudo de su rango, genera unas punzadas en la boca del estómago que no se pueden ignorar. Es esta la inigualable sensación que desencadena el baile, la euforia y la felicidad.

La banda cantó “Trato hecho”, “Pacífico” y “Subyugado”, pero también lanzó un par de guiños de cuando era Fother Muckers como “2022” y “Los Ases Falsos”. En “Simetría” la voz de Briceño simplemente se perdió; era tan fuerte el coro que comenzaron los asistentes, que la canción dejó de ser suya. Entonces, así como ya les había lanzado el corazón, Cristóbal Briceño le lanzó el cuerpo a un público que lo dejó surfear solo por un momento, antes de engullirlo en un abrazo grupal y regresarlo al escenario envuelto en amor, y sin calcetines.

Ases no hizo más que crecer y crecer hacia un final de incontenible euforia en medio la anarquía. Los espacios habían aparecido a empujones, las luces eran de colores y las sonrisas y el baile hacían que el cuerpo doliera de felicidad. Es impresionante lo que Cristóbal Briceño y su impecable banda provocan no solo sobre el escenario sino hasta el último rincón del lugar y lo más profundo de las entrañas de quienes los miran. Sin duda, una inolvidable noche de comunión para los devotos a Cristo, El Briceñor.

LANY en El Plaza Condesa

Como parte de su Malibu Nights Tour 2019, LANY se presentó en El Plaza Condesa.

Para los que aún no saben quién o qué es LANY son tres tipos muy bien vestidos que utilizan el acrónimo de “Los Ángeles de Nueva York” para cantar melodías en su mayoría románticas que van elegantemente acompañadas de sintetizadores y beats electrónicos.

Cuenta la leyenda que el día de ayer para ver al trío de Los Ángeles en vivo una vez más en la CDMX, una larga línea de chicas se formó afuera del recinto desde las 8:00 H. con la vaga ilusión de conseguir boletos para un show que se anunció agotado varios meses atrás.

El regreso de LANY a tierras mexicanas no pasó desapercibido. Desde días antes, la gente se quejaba sin parar en redes sociales por el sold out que los había dejado fuera de lo que parecía iba a ser una noche realmente especial. La venta no autorizada de boletos en Twitter e Instagram oscilaba en precios bastante inalcanzables para la audiencia, que en su mayoría se encuentra en la generación Z y quizá sea de sus primeros conciertos.

Desde inicios de año se anunció también que ya que no habría otra fecha ya que la gira Malibu Nights, con más de 35 países en fila, no dejaba espacio para más. Así, en un foro retacado de fans, en su mayoría chicas con regalos en la mano para dar a sus ídolos, salió una tímida Vanessa Zamora al escenario a las 19:00 H.

Lo tímido le duró poco pues cobijada con su banda fue haciendo que el público entrara en calor poco a poco. Vanessa por su lado promocionaba su Tornaluna Tour, disco que recién llega a las tiendas digitales. Con su melancólica voz enamoró a varias y varios. Entre sus canciones más coreadas destaca “Puro pasado”.

LANY salió a pista un poco después, a las 21:20 H. El escenario lucía una escenografía bastante futurista con marcos de colores que prendían y apagaban. Había tarimas que daban distintos niveles al escenario y entre cada nivel se proyectaban paisajes y animaciones. El Plaza Condesa lucía como el escenario de una obra teatral.

Ver el concierto en vivo de LANY después de su triunfo en el Corona Capital fue como ver una colección de canciones hermosas y sinceras. Muchas de ellas casi inaudibles porque los gritos de los fans superaban al volumen de la voz de Paul Jason Klein, líder de la agrupación. Él, como intercambio, gozaba del acercamiento a los fans y trataba en cada ocasión de cantarles lo más cerca posible.

Gente literalmente lloró al escuchar canciones como “If You See Her” o “Malibu Nights” en donde la atmósfera se tornó personal y se dejó a un lado el sonido de banda para dar lugar un performance de piano y voz bastante conmovedor.

Lo que parece a simple vista una desventaja es que demasiadas de sus pistas son casi idénticas desde el punto de vista sonoro; sin embargo, al ser un show en vivo, la repetición del beat junto al espectáculo de luces volvió el show de dreamy pop de LANY en una noche para disfrutar bailando en una fiesta de colores y beats.

Festival De Frente en Jardín Ponsá

La fiesta de los influencers.

Como un oasis en medio de la ciudad en llamas, el Festival De Frente celebró su segunda edición en el Jardín Ponsá y reafirmó su lugar entre los eventos que mueven nuestra capital como un espacio innovador para la moda, una fiesta con estilo y una oda a la cultura del influencer.

De Frente no es un festival grande y lioso, es más bien una fiesta de concepto contemporáneo y a la carta; es un espacio pequeño en el que pasan muchas cosas. Si bien el escenario musical es uno de los focos principales, hay pequeños nichos que ofrecen muchas más opciones; desde rincones en los que puedes hacerte un tatuaje o pintar tu cabello, hasta otros donde puedes comprar una chamarra, pedir un trago o tomarte una foto dignísima de Instagram.

La mayor parte de la concurrencia inundó el Jardín Ponsá ya bien entrada la noche, pero desde las primeras horas de la tarde los escenarios no dejaron de desafiar el silencio. Ale Moreno de Ruido Rosa ofreció un set casi veraniego, perfecto para tener un coctel en la mano y recorrer el lugar. Desde Fujiya & Miyagi hasta The Clash, su propuesta fue una de las más consistentes y divertidas.

El estilo reinó el festival, había más moda abajo que arriba de los escenarios. Ninguno de los asistentes llevaba un atuendo incidental, parecía que cada uno de ellos estaba ahí para resaltar, para decir algo. Deslumbraban los palazzos espectaculares, los peinados alocados y las faldas cortas; la vibra de la concurrencia competía con las exposiciones de diseñadores que descendían de las pasarelas hasta los pasillos y los escenarios para convertirse casi en un performance.

El festival fluía en todas las direcciones cuando Timothy Brownie subió al escenario para dejar de lado el ritmo de tienda departamental y ofrendar su música a un público disperso, pero jamás inmune a los brownies y el beat casi espiritual de la agrupación. Ellos ofrendaron de regreso un poco de baile.

Ya entrada la noche, artistas como Pablito Mix y Sotomayor le pusieron el soundtrack a la concurrencia mejor vestida de los festivales de la ciudad para que siguieran la fiesta, admiraran a los modelos y se codearan con más de un famoso de Internet.

Más que un festival tradicional, De Frente es una fiesta multifacética, hermética y vibrante con buena música de fondo y muchos espacios exponer y descubrir nuevos estilos; una oportunidad de selfie asegurada.

Esteman en El Plaza Condesa

En El Plaza Condesa todos bailaron al ritmo de Amor Libre de Esteman.

El concierto que ofreció Esteman fue una fiesta para enaltecer la libertad, para celebrar el amor, para dejar atrás los prejuicios, para deshacerse de los filtros y atreverse a bailar con los ritmos de Amor Libre, el nuevo disco del colombiano.

La gente comenzó a reunirse desde temprano, esperando la actuación del artista Marco Mares, quien fue el encargado de abrir el show. Los primeros acordes que sonaron en el recinto fueron los de la canción titulada "Gris", la dulce voz que caracteriza al cantante hizo que los asistentes corearan sus pegajosas canciones como "La Sanadora" y "Flaquita".

Finamente llegó el momento más esperado de la noche, Esteman salió al escenario, volviéndolo completamente suyo desde el primer momento. En una misma voz el cantante y su publicó entonaron "Pasa la vida cambia la noción, pero en tu sonrisa nunca hay variación, eres la persona que me dio a entender que como soy, así es que debo ser".

Sin perder la energía con la que comenzó dio paso a "El distractor" para después continuar con "Yo te diré", uno de los sencillo que forman parte de su nuevo material discográfico. Los fans se emocionaron al escuchar por primera vez en vivo este tema, pero explotaron en un grito unísono cuando la primer invitada se apropio del escenario.

Con su suave voz Daniela Spalla entonó "Adelante" el primer tema nostálgico de la velada, las brillantes luces lazaron destellos azules que inundaron el recinto, pero este momento dio lugar a "Cuando no estás", la argentina y el colombiano bailaron por todo el escenario.

El show fue una oda a la diversidad, en el público habían parejas de todo tipo, pero los asistentes que se robaron la atención fueron los niños que no dejaban de bailar y cantar "Mr. Trance" y "No te metas a mi Facebook", mientras que la canción que más disfrutaron sus mamás fue "7 días".

El segundo invitado se hizo presente con "On Top", Marco Mares le impregnó su propio estilo a "Que hablen de pecado me resbala a mí, en una sociedad que se miente así, que se mientan más pues al final la vida es una sola para despertar".

Sin duda el mejor momento del concierto sucedió cuando la escenografía iluminó con los colores rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado, haciendo alusión a la bandera por el orgullo LGBT, el pop del cantante hizo estallar al público con "Y dije no no, ese no soy yo yo, ya no quiero condición, solo amor libre. Libre corazón, libre sensación, libres tú y yo, somos amor libre" y los papeles platinados cayeron del techo."Caótica Belleza" llegó un segundo después para hablar acerca de "lo que nos hace únicos, caóticos y libres".

Con las palabras "nunca dejen que alguien les quite la posibilidad de amar" introdujo "Sociedad", la melancolía iba perfecta con el estilo de Daniel, me estás matando, quienes arribaron al escenario para cantar "Bahía San Miguel", sin dejar de lado este mood nostálgico, el talentoso productor Juan Pablo Vega salió con guitarra para entonar "Se nos perdió", una de las consentidas. El dolor no cesó hasta que Esteman cantó otra que no podía faltar "Aquí estoy yo".

Los invitados apenas comenzaban a salir, y Ximena Sariñana sorprendió gratamente con su divertido baile en "Noche sensorial", devolviéndole el ambiente festivo al show, llegó "Como vez primera" para preparar los ánimos y la actuación de Elsa y Elmar con "Burkina Faso" mientras bailaban como si fuera reggaetón.

Desde este momento la despedida se sentía cerca, pero la fiesta no paraba ni dejaba de vibrar en cada uno de los asistentes, y Alberto Arcas lo elevó un nivel más con su interpretación de "Solo"; de pronto el público comenzó a gritar "baila, baila, baila", y como si intentara consentirnos sonaron los primeros acordes, y la fiesta llegó a la cúspide.

El colombiano y su banda salieron del escenario, algunos pensaban que todo había terminado, pero otros sabían que no podía irse sin cantar "Fuimos Amor", pasaron algunos segundos, regresaron al escenario, y los coros del público casi se comieron la voz de Esteman,pero resurgió con "Pobre corazón" a la par que ondeaba la bandera de México, como agradecimiento por la buena vibra que los fans trasmitieron durante toda la noche.

El concierto fue invitación para vivir un amor libre, para descubrirse, aceptarse y empoderarse, para que nunca dejes de pelear por lo que quieres y no dejes de vivir un Amor Libre, este proyecto del colombiano es una expresión de sus creencias, cuales son las ideologías que defiende y sobretodo una manifestación que te permite ver quién es él.

Camilo Séptimo en el Pepsi Center WTC

Navegando a través de nuestras emociones.

La historia de este encuentro nos remonta al año 2016. Tras el lanzamiento de múltiples sencillos y el éxito de su EP debut, Camilo Séptimo llegaba al Pepsi Center WTC como acto telonero de Foals. Varias cosas han cambiado desde entonces.

En esta ocasión, la banda conformada por Manuel MendozaCoe”, Jonathan Meléndez y Erick Vásquez regresaba al recinto capitalino con dos álbumes de estudio y el respaldo de diversas presentaciones sold out. Tres años después, tocó el turno de complacer a una audiencia que se daba cita para disfrutar de su música como acto principal.

Los roles se intercambiaron y Miss Cafeína tomaba el papel de telonero. El conjunto madrileño fue el encargado de calentar los ánimos de una audiencia que, desde muy temprano, se mostró efusiva y con ganas de cantar.

El amor se vive en cada canción.

La espera recompensó y minutos después de las 21:00 H., Camilo Séptimo se hizo presente. Los celulares de la audiencia se levantaban en el aire para capturar los primeros acordes de “Contacto”. Un solo tema fue suficiente para despertar la energía de los asistentes y ponerlos a corear con los versos de “Te Veo en el 27”.

La atmósfera romántica invadía el recinto y se esparcía a través de “No te puedo olvidar”. “Bienvenidos a bordo, navegantes. Vamos a hacer este concierto mágico” pronunciaba Coe, invitándonos a viajar a través de su música. La sencillez de su escenografía no fue impedimento para lograrlo y transportarnos a otra galaxia a través de sus letras aterciopeladas y proyecciones espaciales.

El viaje continuaba y llegaba el turno de dar la bienvenida al primer invitado de la noche. David Gonzalez de Midnight Generation se hacía presente para  tomar la guitarra y acompañar los acordes de “Frecuencia”.

Tras su breve participación, Coe tomaba los micrófonos para agradecer a sus padres y cantarle al amor. “Gracias a nuestros padres. Por darnos la vida y enseñarnos que el amor es lo más importante”. Luego de  contemplar los colores y matices de una “Noche eterna”, Coe pedía un aplauso para recibir a “una persona muy importante para este proyecto”. Luis Jiménez de Los Mesoneros aparecía en el escenario para interpretar “Pulso”.

Las colaboraciones llegaban a su fin y ahora era turno de agradecer a los seguidores. “Esta canción es para todos aquellos que nos acompañaron desde el inicio”, fue así como comenzó a sonar "Fusión". El final de la velada estaba cerca, pero antes nos regalaría la postal de un Coe sorprendido ante los coros de “Miénteme”.

El amor es como un vicio.

La oscuridad del encore nos regalaba la segunda postal de la noche, cuando el  público iluminaba el recinto con sus celulares.

Después de unos breves minutos de espera, el trío mexicano volvía al escenario para deleitar a los enamorados con un último puñado de canciones. “Neón”, “Eres” y “No confíes en mí” fueron los temas encargados de poner a bailar a los asistentes, antes de decir adiós.

“Gracias por darnos ánimo para seguir haciendo canciones que les gusten. Mensajes de amor y paz porque es la única manera de evolucionar y ser mejores humanos”. Fueron las palabras pronunciadas por Coe antes de partir y recordarnos que el amor es como un “Vicio”. Por más que escapes, siempre vuelves a él.

 

 

Zoé en el Palacio de los Deportes

Las raíces de un imperio, Zoé en vivo.

Año 2007. La comediante estadounidense, Ellen Degeneres, triunfa como presentadora durante la 79a entrega de los premios Oscar, Britney Spears conmociona al mundo del espectáculo con su nuevo look a rape, Radiohead impone tendencia en la forma de adquirir música a través de internet y Zoé celebra una década de vida, ofreciendo su primera presentación en el Palacio de los Deportes.

Once años después, la agrupación mexicana regresó al domo de cobre para concluir la primera parte de la gira promocional de Aztlán. Un álbum lleno de referencias al antiguo imperio azteca, con el que la banda regresa a las raíces sonoras plasmadas en sus primeras entregas.

Fue así como el quinteto conformado por Jesús Báez, Ángel Mosqueda, Sergio Acosta, Rodrigo Guardiola y León Larregui hizo su arribo al escenario, acompañado por una cautivadora escenografía llena de luces y visuales que fueron el complemento perfecto durante la velada.

La penumbra se hacía presente y la agrupación nos llevaba de viaje a “Venus” con la interpretación de su primer tema. La velada cobraba un tono Azul lleno de melancolía y la banda nos recordaba que “No hay mal que dure”.

“Fue hace 11 años que estuvimos aquí”, comentaba Larregui al tiempo que el eco del recinto se tragaba sus palabras y el sonido del ukulele se hacía presente con “Últimos Días”.

Con el corazón abierto

La noche daba paso a “Nada”, uno de los primeros éxitos que de forma inmediata robaron los aplausos y el canto de los asistentes. El concierto tomaba un rumbo romántico, el escenario se llenaba de estrellas y la música de Zoé nos abrigaba con la calidez de sus letras. Fue así como comenzó a sonar el coro “te lo digo desde el alma, con el corazón abierto…” perteneciente a “Arullo de estrellas”.

La primera mitad de la velada fue completada por un desfile de éxitos conformado por “10 a.m.”, Paula", el estruendo generado con “Poli”, “Vía Láctea” y “Labios Rotos”.

No seremos políticamente correctos. Nuestro papel es ser críticos, hacer ruido y cuestionar”. “Estamos en un momento muy importante de manifestar el México que queremos” mencionó Larregui antes de interpretar Hielo y dar pie al primer encore de la noche.

El presente es el único momento seguro

El escenario se pintó de verde y tras unos minutos de espera la banda regresó con “Reptilectric”, “una puerta llena de símbolos y mensajes”. El ambiente llegó a su punto más alto con “Luna” y “No me destruyas”, antes de recordarnos que “estamos en un momento muy importante de manifestar el México que queremos” e invitarnos a soñar con un futuro lleno de esperanza, al ritmo de “Soñé”.

El segundo encore llegó, y con él, uno de los momentos más especiales de la noche, cuando los asistentes pedían su regreso a gritos y adornaban las gradas con las luces de sus celulares.

Ante aquella brillante postal, la banda regresó para “agradecer infinitamente por estos 21 años de amor” y recordarnos que “el presente es el único momento seguro", antes de regalarnos una impecable ejecución de “Clarividad”, llevarnos de viaje a otra dimensión y traernos de vuelta al ritmo de “Love”.