La banda regresó a la CDMX para reventar el Foro Indie Rocks!.
¿Cómo se podría medir el aguante de una banda? ¿Es menos o más valiosa por remar tanto tiempo contra corriente? No lo sabremos, pero Nothing es una prueba de resiliencia en toda la extensión de la palabra.
Desde su creación en el año 2010, el proyecto liderado por Domenic Palermo (el único miembro original que queda) ha resistido bastantes embates. Desde condenas de cárcel, su ex disquera envuelta en un escándalo mundial y hasta grabar un álbum en el punto más alto de la pandemia por COVID-19.
A menos de un año de su última presentación en la Ciudad de México, la agrupación originaria de Filadelfia regresó para deleitarnos con un set impresionante.
Un poco pasando las 20:00 H, Vondré tomó el escenario del Indie Rocks!. Muchas guitarras distorsionadas y tremenda actitud fueron los highlights de esa agrupación capitalina de grunge. El público respondió con un pequeño slam y la banda tocó un set bastante corto pero conciso.
A continuación, después de un pequeño set de música variada, llegó el turno de Joliette, una banda bastante querida en la escena independiente de la CDMX. Su presentación estuvo llena de energía a pesar de algunas fallas técnicas en el audio que el frontman expresó con un poco de frustración pero sin pasar a mayores.
Con un Foro a tres cuartas partes de su capacidad, Joliette demostró la conexión que tiene con su público y fue el mejor preámbulo para lo que se venía después.
A las 22:07 H se apagaron las luces del Foro, el humo se apoderó del escenario y con los primeros acordes de “Say Less”, Nothing se presentaba por cuarta vez ante el público mexicano. La respuesta del respetable estuvo a la altura de lo que la banda estaba entregando en la tarima. Con un sonido casi perfecto, la agrupación originaria de Pensilvania asentada en la ciudad de Nueva York hizo un recorrido por casi toda su discografía, con temas desde su split con la banda Whirr hasta su más reciente producción The Great Dismal, demostrando por qué lleva la batuta del llamado Nü Gaze.
Después tocar “April Ha Ha” llegó la primer cúspide de la noche. Con las luces totalmente apagadas y con una grabación que decía “it’s so nice to wake up in the morning, all alone and not to have tell somebody you love them when you don’t love them anymore”, cita directa a un poema de Richard Brautigan -toque característico de los sets de la banda-, se desató la avalancha de sonido que es “Hymn to the Pillory”. En ese momento se sintió la vibración en nuestro cuerpo y la demás gente respondió con la misma intensidad.
El vocalista escogió dejarle el protagonismo del centro del escenario a la bajista Christina Michelle mientras él se colocaba del lado derecho, Doyle Martín, segundo guitarrista y mancuerna de Palermo, se situó en el lado izquierdo y el baterista Zachary Jones, con un poco menos de presencia, atrás de la bajista.
El momento más alto y ruidoso de la velada empezó con el tornado llamado “Fever Queen”, desde el primer segundo de la canción sentí como la piel se me erizaba y mi adrenalina se desataba. Llegó la parte calmada de la presentación con “The Carpenter Son” hasta volver al éxtasis con “B&E”, en ese momento se vio flotar arriba del público al primer valiente mientras la seguridad del lugar corría hasta el frente para recibirlo.
Después de un poco más de una hora, la banda regresó de un pequeño encore para tocar “Vertigo Flowers”, la canción más coreada de la noche y momento en el que el público dio toda la energía que le quedaba, finalizando el concierto con “Blue Line Baby”, tema de su tercer álbum “Dance on the Blacktop” y una rareza en su set habitual con el que venían trabajando los últimos meses.
Citando las palabras del frontman Dominic Palermo: “Esta alineación es la que más se acerca al sonido que siempre quise para Nothing”. Creo que después de este concierto podremos estar de acuerdo con él. Aún no tenemos respuesta sobre la resiliencia pero Nothing demostró que tiene y de sobra.