Nochenegra: Vinilos y baile.
Una de las afirmaciones más interesantes que se pueden encontrar en Retromania, el libro de Simon Reynolds dedicado a diseccionar la fascinación de la música con su pasado, es que los discos son fantasmas. “Un disco”, teoriza Reynolds. “Es la huella de un cuerpo musical, la post impresión de la respiración y el trabajo”. La oración tiene cierto sentido, sobre todo si se piensa en ese disco en forma de vinilo. Imaginar entonces que una colección es un desfile de espectros no parece tan descabellado.
Si esto tiene algo de cierto, entonces una actividad como las fiestas de Nochenegra es algo parecido a una invocación de fantasmas al servicio de la pasión. Con poco más de dos años de existencia, Nochenegra se ha convertido en una parte importante de la vida nocturna de la Ciudad de México, en una opción de ensueño para los muertos vivientes de la madrugada. “Los discos son obras de arte, piezas de historia, de cultura y además la gente los baila y los disfruta”, asegura Carlos Mayoral a.k.a. Pocz, una mitad de lo que parece haberse convertido en una comunidad al paso del tiempo. La otra mitad es Mariana Maduro y ambos han convertido a Nochenegra en un homenaje a los discos y en una cita mensual a la que cada vez más personas acuden.
“Conocí a Mariana en México, en 2015, mientras yo ponía música. En ese tiempo me volví más coleccionista (de discos), empecé a clavarme en ritmos africanos, latinos, funky. Luego me invitó a tocar a una fiesta, hice un set afro-latino y la gente reaccionó súper bien”, asegura Pocz sobre los inicios de la fiesta. “Tenía un proyecto de Kickstarter de cerámica y prometí hacer una fiesta si se cumplía la meta. Se logró y entonces llamé a los únicos tres DJs que conocía. La única regla era que tocaran lo que quisieran, pero que fuera música negra”, dice Mariana. “No fue público, pero se llamó ‘La fiesta negra’, después nos juntamos formalmente y llegamos al nombre de Nochenegra”.
“Fue una fiesta muy punk en espíritu, pero salió muy bien. Ahí nació el proyecto. De ahí conectamos con El Babalú (el bar en Salón Ríos) en 2017 y fue una relación muy simbiótica y orgánica. Cada vez venía más gente e incluso, en la primera fiesta de 2018, se quedaron como 200 personas afuera, el lugar estaba lleno de gente”.
Desde entonces ambos –de origen venezolano) se– han dedicado a armar diferentes versiones de esa fiesta. Pero no lo hacen solos, Nochenegra es una especie de comunidad que no deja de aceptar miembros, es un esfuerzo colectivo en donde los invitados son esenciales. “No solo son DJs, hay de todo: diseñadores, artistas, amigos de todo tipo. Cuando nos conectamos con alguien de inmediato lo invitamos, este tipo de música va conectado también con una energía y una cultura de ritmo, de calor y de baile”, dice Pocz. “Dentro de este tipo de música y en el mundo del vinilo hay muchas coincidencias y eventualmente nos conocemos”, complementa Mariana.
Son esas coincidencias y amistades en el camino lo que ha llevado al proyecto a sobrevivir y crecer en una ciudad llena de fiestas. Hace no mucho tiempo celebraron su segundo aniversario con 12 horas de música en el Jardín Juárez de la mano de DJs como Gran Eme de la tienda de discos Revancha, Ruffy TNT de Discodelic y Ritmonzón de Sonido Gallo Negro, entre otros. “Fue una locura, pasaron 4000 personas en 12 horas, estuvo muy chido. Carlos tocó su live con dos percusionistas en vivo. Estuvo chido porque eran amigos de la casa, un DJ de Monterrey que estaba de paso y dos chicos de Toronto que conocimos hace poco”. Fue una celebración particular, producto de un esfuerzo basado meramente en la pasión.
“Estamos muy felices. Ha jalado muy bien en la ciudad. La vibra de la gente es cada vez más receptiva y abierta, se nos ha ocurrido cualquier cantidad de conceptos y la gente va a bailar con la mejor energía. La fiesta se mantuvo porque la gente pedía otra y otra fiesta más. Toda la gente que nos sigue es porque genuinamente le gusta el proyecto”.
¿Cuál es el secreto de su éxito? Realmente parece ser una especial atención a los detalles. Su cuidada curaduría de invitados. “Sí hace falta cierto tipo de nivel para tocar en Nochenegra, además de ser coleccionista tienes que saber tocar. No cualquier persona puede tocar”; su enfoque hacia la música misma. “El coleccionismo es algo muy de clavados, enamorados de la música, entonces a veces los sets son muy intelectuales. Son como investigaciones musicales” y, sobretodo, su constancia para perfeccionarlo todo. “Trabajamos mucho, Pocz es productor musical, yo (Mariana) hago producción, crowdfunding. La fiesta es un side project de ambos. Para nosotros, es la fiesta que queremos ir y que hacemos una vez al mes, invitamos a nuestros amigos y esos amigos a sus amigos”.
Pero Nochenegra también se ha enfrentado a los eternos prejuicios que inundan una ciudad como la nuestra. “Obviamente nos ven blancos o güeros y Latinoamérica es muy clasista, pero ha tocado Sonido Fascinación con nosotros, por ejemplo. Es decir, no es que estemos en contra de ir a Tepito a tocar, solo no es en donde nos movemos, pero si nos invitan vamos a ir”, aseguran. Ha sido una fiesta más cercana a círculos distintos a los que la música negra evoca, con covers que esa misma cultura vería altos, pero esos detalles también son pensados. “Si alguien no tiene dinero para pagar el cover, puede enviarnos un mensaje y le damos acceso. La verdad es que también queremos escalar la fiesta y queremos traer a más DJs internacionales, pero como no tenemos patrocinio, tenemos que reinvertir siempre”.
“El prejuicio ha llevado a la gente a pensar que somos unos millonarios colombianos que hacemos una fiesta de salsa y nada más alejado de la realidad. Nos ha costado sudor y lágrimas, hemos trabajado muchas horas. No es una fiesta de salsa, eso es súper reduccionista. Hay muchos juicios injustos, pero hemos podido contra ellos”.
Cada una de esas decisiones tiene un trasfondo y todas ellas son a favor de una fiesta que se distinga del resto. Nochenegra también es distinta en su música, la protagonista de sus fiestas. “El warm up en la fiesta es muy importante. Para Nochenegra es esencial y no es solo para los DJs con menos experiencia”, asegura Mariana. “Uno tiene que tener empatía con la gente y con el dancefloor para vibrarlo. No importa que sea un disco muy raro, si no tiene la energía necesaria para la fiesta, entonces no funciona. Yo no conozco el 80% de los sets de los DJs que tocan en Nochenegra, siempre me sorprendo y eso es parte de la magia de la fiesta”.
Puede haber prejuicios siempre alrededor, pero una cosa es cierta: la música en las fiestas de Nochenegra siempre va a recompensar, los fantasmas nocturnos nunca dejan de impactar. “Cada DJ que invitamos toca algo distinto de su propia colección, es algo que solamente va a pasar esa noche, entonces es importante que se escuchen completos los sets”.
Todo el esfuerzo ha tenido recompensas y el futuro para Nochenegra se ve luminoso. “Queremos cambiar de venue y explorar la ciudad. No queremos quedarnos solo en Roma, Juárez o Centro. Queremos seguir haciendo la fiesta mensual y empezar a viajar por el interior de la República, a Estados Unidos, a Europa y empezar a llevar esto que durante dos años construimos. Nos equivocamos mucho, ya entendimos, ya sabemos cómo se hace y ya podemos hacerlo donde sea”.
Si los discos son “portales hacia tiempos y lugares remotos”, entonces las fiestas de Nochenegra también lo son. En estos tiempos y lugares han aparecido muchos fantasmas. “’Mestizo’ de Joe Bataan ha sonado muchísimo, hubo un tiempo que ponía mucho 'La niña fresa', 'Cumbia sobre el llano'. En alguna época sonaba mucho Ray Barretto, siempre hay una de Barretto que suena. He cerrado con Bob Marley, Fela Kuti. Hay una que han puesto todos los DJs y que por eso yo nunca la quiero poner. 'Tipit Hayed' de Wganda Kenya porque es una representación afrocaribeña, afrolatina de Colombia, representa mucho los tipos de ritmo de Nochenegra: es afrobeat con latin, con cumbia”. Es casi como si tiempo y espacio estuvieran al servicio de la pista de baile.
Después de mucho hablar de discos, le pido a Pocz y Mariana que sean ellos quienes cierren esta entrevista con una aproximación personal sobre lo que Nochenegra representa en realidad y sus respuestas, también, son detalles que le brindan importancia.
Mariana. “Nochenegra es un espacio abierto, completamente inclusivo, una fiesta con todos los colores, sabores, gustos, olores, de todo. Es para la gente que quiere ir a bailar y la quiere pasar bien. Para quien se quiera sorprender con música que nunca ha escuchado, salir bien sudado y rumbeado y con música que ni Shazam va a reconocer.”
Pocz. “Queremos que estén abiertos a escuchar todo tipo de música, que se den la oportunidad de escuchar estilos que expanden la mente. Nochenegra es ese homenaje a todas esas personas y compositores que poca gente conoce. Es un homenaje, también, a nuestro propio mestizaje. La música trasciende nacionalidades y fronteras, agenden el 3 de agosto porque llega la nueva fiesta”.
Los fantasmas están listos. Ahí nos vemos.