Noche mágica dónde reinó la experimentación.
Como parte de los talentos que este año formaron parte de la Semana IR! 2023 podemos destacar que, dentro de la amplia gama que todos ofrecieron; la experimentación es el hilo conductor que formó parte de estos conciertos. Lucrecia Dalt fue la encargada del cierre de este ciclo. Aunque el publicó terminó extasiado por la experiencia, estuvo claro que la sorprendida fue la compositora, que encontró una recepción de un publicó que pedía más.
La noche inició en punto de las 20:30 H con una tímida y misteriosa Camille Mandoki acercándose a su set, que lo mismo abarcaba sintetizadores, computadora, una pedalera y todo lo necesario para preparar algo que nadie se esperaba: un set que fue de la más simple experimentación a una compleja sección de secuencias que acompañaban a una compositora con ganas de desafiar al publico a través de un performance que fue in crescendo. Actualmente la artista multimedia trabaja en una pieza en vivo que mezcla, música, escritura, actuación y performance. Podría parecer que fuimos conejillos de indias pero, contrario a lo que sucede cuando se presenta material inédito, aquí la gente quedo cautivada ante una artista que se limito a dar las gracias mientras presentaba a Lucrecia Dalt, una artista que ella admira.
Mientras se hacían unos pequeños ajustes a los instrumentos pudimos escuchar algunos boleros y danzones clásicos de fondo, cosa rara de escuchar en el Foro IR!, pero que dio el sabor necesario para lo que se venia. Sin mucho aspaviento Lucrecia y el encargado de percusiones Alex Lázaro se acercaban al escenario para iniciar con "El Galatzo". Sobra decir que el publico ya estaba entregado desde el minuto uno, pero no todo inicia siempre con el pie derecho. Al terminar esta canción Dalt pidió un poco de calma por que había que resolver un problema con el sonido. Este tipo de detalles (inadvertidos por el publico) es una prueba del nivel de rigor que requiere presentar un material de estas características.
Minutos más tarde todo resuelto y ahora sí, listos para escuchar ¡Ay! en su totalidad. Ya en entrevista con la músico, ella comentó el ejercicio de expandir lo más que se pueda el sonido de este disco. Para ello las canciones tienen una mayor duración, pero las secuencias, los cambios de voz y los arreglos dan paso a un show mucho más orgánico que sin duda se construye a partir de una sección de percusiones, que espera el momento adecuado para elevar cada uno de los temas aquí presentados. Alex y su set de baterías ocupan todo el espacio y están al servicio de la cantante, que sin duda comanda este viaje sonoro. Mención especial, que haya un breve espacio para recordar lo hecho en su anterior trabajo No era Solida, con el tema “Ser boca”.
Si bien por lo general Lucrecia se encuentra manejando la consola, también hay espacio de interacción el público, cantando y acercándose al público para hacer contacto. "Atemporal", "La Desmesura" y "Contenida" fueron algunos de los puntos altos de la noche, no solo por el histrionismo de los músicos en escenario, si no por que la gente se dio la oportunidad de bailarlas, uno de esos momentos en que la atención paso a segundo plano y el cuerpo tomó protagonismo, dentro y fuera del escenario.
Al final Lucrecia salía del escenario, entre porras, gritos, gente pidiendo “¡otra otra!”. Al final el dúo regresa al escenario toca todavía con más soltura (al final del día el show ya había terminado) y se despiden con una sonrisa de la Ciudad de México. Nuevamente las porras se escuchan “¡Lucrecia, hermana, ya eres mexicana!” … por si ella no lo había notado, de ese tamaño es la conexión que su música es capaz de lograr, bienvenida a casa.