Una llovizna caía mientras que un frío viento soplaba. La gente fue al Teatro Metropólitan, ansiosa por ver a un ídolo del britpop y a su banda Noel Gallagher’s High Flying Birds.
La cortinilla musical de “Shoot a Hole Into the Sun” le daría entrada a cada miembro de la banda para arrancar el concierto con “Everybody’s on the Run”, seguida de “Lock All The Doors” e “In The Heat of the Moment”.
Un maravilloso show de luces fue también protagonista de cada una de las canciones, aunado a las letras que respaldaban a la banda. “Fade Away” sería el primer cover a Oasis, coreado fuertemente por todo los asistentes, para darle lugar a “Riverman”, “The Death of You and Me” y el gran tema “You Know We Can’t Go Back”.
Los covers seguirían: “Champagne Supernova” puso a todos eufóricos y muy cerca de la demencia. El público agradeció a la banda por el gran tema con el grito de “Olé, olé olé olé, Noel, Noe”. “Dream On”, “Sad Song” e “If I Had a Gun…” continuaban mostrando gran sinergia entre las guitarras, el bajo, el piano, la batería y el conjunto de metales que teníamos frente a nosotros.
La recta final de este concierto se acercaba con los temas “D’Yer Wanna Be a Spaceman”, "The Mexican” y “Digsy’s Dinner”, para que Noel anunciara a su público que tocaría una canción más, nada más y nada menos que la canción homónima a uno de los grandes discos de Oasis: “The Masterplan”.
La audiencia, siempre insaciable de música, gritaba y aplaudía con esperanza de escuchar más temas, y luego de una breve pausa, Gallagher y sus compañeros regresaron a escena para tocar “Listen Up”.
Sin mayor preámbulo, uno de los temas icónicos de la música británica sonó: “Wonderwall”. La gente estaba atónita, ya que muchos perdimos la esperanza de escuchar esa canción en vivo luego de aquella dolorosa separación de los hermanos Gallagher, por lo que la emoción en el ambiente era claramente perceptible.
No podía faltar “AKA… What a Life!”. Entre aplausos y gritos, Noel agradece al público, anunciando lo que sería “definitivamente la última canción de la noche”, dándole paso a “Don’t Look Back in Anger”, y sacando a flote muchísimos recuerdos que nos invadirían de nostalgia y emociones encontradas, haciendo imposible no estremecerse.
Un concierto bellísimo, lleno de grandes temas y enseñanzas a través de sus letras, el talento notable de todos los músicos demostró que ningún boleto es demasiado caro cuando se justifica el precio pagado por él, cerrando con un clima nostálgico por remembrar a aquella banda británica que escuchábamos desde niños y adolescentes, deseando que algún día Oasis vuelva a los escenarios.