Foro: Teatro Metropólitan

Porter en el Teatro Metropólitan

Murciélagos, xoloitzcuintles y colibríes.

Llegó la noche de Porter en el Teatro Metropólitan para presentar de manera oficial el EP Las batallas del tiempo, el cual fue lanzado en plataformas digitales el mismo día, y del cual pudimos escuchar por primera vez (versión estudio y en vivo): “Himno eterno”, la cual solo la habían escuchado un grupo de personas dos días antes en el showcase de Porter para su disquera Universal. La piratería afuera del Metropólitan, siempre al tiro, ya tenía las camisetas con la portada del nuevo EP; y quedará pendiente el resto del álbum, el cual será completado con otro EP de cuatro canciones, y un sencillo (o mini EP) de dos canciones.

Porter tuvo la gentileza de invitar a Bándalos Chinos, grupo de Buenos Aires, para que le diera banderazo inicial a la noche (como también lo hizo para el concierto de Porter en Pachuca), y el grupo argentino nos presentó su nuevo material Bach, al ritmo de un yacht-rock con un poco de funk, que recuerda al “rocksito” inocuo de principios de los años 80, hubo solos de sax y esas cosas.

A las 21:00 H. en punto subió el grupo de Guadalajara, el platillo principal, para la ovación de un Metropólitan que estaba como al 90% de su capacidad, técnicamente un lleno, e inmediatamente dejó caer un fragmento de “Este cosmos”, para conectarla con la melódica “Host of a Ghost”, y como es tradición para cualquier concierto en este recinto, el público era dedicado y conocedor, recibía cada canción con la misma ovación como si fueran otra vez los primeros compases de “Este cosmos”, ya fueran canciones antiguas, queridas y conocidas, o cualquiera de las nuevas.

David Velasco personalizaba el sonido de la banda y se notaba suelto, bailando de vez en cuando, especialmente con el guitarrista más prendido, Víctor Valverde. La banda estuvo ataviada en lo que parecían unos sarapes negros, o unos tuxedos (vaya discrepancia, lo sé), hechos a la medida, muy chic, eso sí; y a los costados del escenario se veían al principio del concierto unos grandes rehiletes girando velozmente. Velasco, que es efusivo en el escenario, pero no tan elocuente para las entrevistas, ofreció las siguientes palabras antes del primer número del nuevo material. “Las batallas no son personales, todos estamos en esta búsqueda”.

Y escuchamos la rolaza de “Bandera”, canción que de alguna manera engloba la temática general del nuevo material, la bandera que se erige dentro de esta sucesión de batallas que llamamos vida, bandera tejida con desamores y sufrimiento del pasado, pero indistinguible entre tantas, porque todos sufren y eventualmente, siguen adelante. “Lo sé, perdón, soy un ser humano”, cantaba Velasco, como lamentando nuestra condición errante. Para la canción bajó del techo un feto gigante inflable, de mal parecido y abstracto. “A mí me parece que es uno de esos peces que habitan el fondo del océano”, me dijo mi vecina del asiento de un lado.

Diego Rangel se aventaba unos riffs pegajosos en el bajo y a veces replicaba el instrumento en lo que me parecía ser un bass synth, como en “La China”, donde el teclado producía algunos de los bajos más profundos que he escuchado en este recinto, y el grupo en general programaba algunos sampleos y loops en las consolas para construir un sonido más robusto, tal como sucedió en el debut de la noche, “Himno eterno”.

¿Y la sopa de zapote, apá?

El mentado “Xoloitzcuintle Chicloso” apareció al final del set principal, lo cual inundó de éxtasis a la audiencia, la cual reconoció la canción después de varios segundos. Y Velasco entonó las antiguas coplas de Juan Son, al ritmo de disco, sobre un pobre perro que le dieron toloache y luego lo hicieron tacos (hay que ser buena onda como Velasco para no haber dicho: “ni de pedo canto esa madre”).

Para el encore, Velasco tomó la guitarra y empezó una rendición acústica de “¿Qué es el amor?” (la pregunta ancestral dentro de la música popular, What is Love?), acompañado de Rangel en el teclado, antes de que se uniera toda la banda e interpretaran el verdadero himno eterno, “Espiral”, la cual nos devolvió de madrazo al 2005, y mientras todas las personas levantaban sus manos hacia el techo del Metropólitan, Porter disfrutaba su noche bañado en luces azules y amarillas, y a nuestro alrededor nos envolvía un olor que yo juraba era de piña, “es como a flores”, opinó la vecina.

Un concierto emotivo y completo fue el de Porter en el Teatro Metropólitan, fue la oportunidad de ver el regreso, con nueva música, de una de las bandas mexicanas más relevantes de los últimos 15 años.

 

Nacha Pop regresa a México

Conoce todos los detalles del ansiado regreso de Nacha Pop a la Ciudad de México.

El quinteto madrileño, Nacha Pop, confirmó su regreso a nuestro país para ofrecer una presentación en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México. La cita para este evento se llevará a cabo el próximo 21 de febrero.

La banda regresará a territorio mexicano para ofrecer un recorrido musical a través de los temas clásicos de su repertorio, sumados a los de su más reciente placa de estudio, Efecto Inmediato.

Los seguidores de la agrupación tuvieron que esperar 30 años para volver a escuchar una nueva entrega a cargo del quinteto. La espera llegó a su fin gracias al lanzamiento de sexto álbum de estudio, Efecto Inmediato, estrenado en febrero de 2017. Un material descrito como "un homenaje a Antonio Vega", miembro original de la agrupación.

Sumada a su presentación en la capital, la banda hará un par de escalas adicionales en la ciudad de Guadalajara. La primera de ellas se llevará a cabo el 22 de febrero en las inmediaciones del C3 Stage, y Terraza Vallarta el 23 de febrero, como parte de la tercera edición de Roxy Fest.

Los boletos para este evento estarán disponibles a través del sistema Ticketmaster y taquillas del inmueble. Los precios aún están por confirmar.

SOLD OUT: Peter Murphy celebrando 40 años de Bauhaus en el Metropólitan

No te pierdas de este show único en la Ciudad de México que celebra a Bauhaus.

En 1978 la historia del rock tuvo un giro impresionante gracias a la aparición de Bauhaus, agrupación de origen británico que experimentó con sonidos góticos, mismos que se convirtieron en clásicos. Para iniciar el 2019 como se debe, Peter Murphy regresará a la Ciudad de México para conmemorar los 40 años de la banda junto a David J, bajista original

El Teatro Metropólitan será testigo de este show el próximo 11 de enero a las 21:00 H. en el que se interpretará en su totalidad el disco debut de Bauhaus, In the Flat Field y algunos temas de otras producciones.

Los boletos ya están a la venta en el sistema Ticketmaster en los siguientes precios:

Preferente VIP: $1,500.00
Preferente A: $1,200.00
Preferente B: $900.00
Balcón C: $900.00
Sección D: $700.00
Sección E: $600.00

Como parte de este aniversario, el pasado 23 de noviembre se liberó un EP titulado The Bela Session que incluye la sesión original del track “Bela Lugosi’s Dead" y tres temas inéditos.

Por su parte, Peter Murphy se ha destacado como uno de los padrinos del rock gótico a lo largo de 30 años y eso lo ha documentado en 10 discos, siendo el más reciente, Lion.

Nacho Vegas en el Teatro Metropólitan

Versos de amores perdidos, de adicciones, de anhelos y de críticas a la misma condición humana.

Hace muchos años, cuando los gustos propios se desarrollan con mayor intensidad, descubrí a Nacho Vegas. Me llamó la atención su voz. Parecía alguien que hablaba con la experiencia de muchos años, con esa fragilidad que distingue a los que ya han vivido suficiente, pero también con la experiencia que eso conlleva. Versos de amores perdidos, de adicciones, de anhelos y de críticas a la misma condición humana. Pero también crónicas mundanas, exaltando la cotidianidad hasta esos puntos que solo alguien que ha sido discípulo de los grandes del folk puede hacer. Nacho Vegas apenas tiene 43 años pero desde aquel entonces, hace más de 10 años, se escuchaba como un alma vieja.

En México tenemos una particular afición por los españoles. Desde Mocedades, o con la Movida Madrileña, las canciones de Duncan Dhu, Hombres G, Héroes del Silencio, Mecano, pasando por el punk de Eskorbuto y La Polla Récords, hasta Vetusta Morla o Love of Lesbian, los ibéricos han formado parte de la vida de las personas. Y muchas veces, el fanatismo es uno de esos que varios artistas quisieran. Es ferviente, pasional, casi absoluto. Es por eso que no sorprende que, a pesar de las constantes visitas, las salas donde se presenten dichos actos, estarán casi siempre repletos. Así fue la noche del 14 de noviembre del 2018 en el Teatro Metropólitan. Tocaba el turno de ver a Nacho Vegas con Violética.

Alguien a mi lado dijo: “llevo dos canciones y media y me queda claro que es un artista de nicho”. Lo que me puso a pensar. Quizá tenga razón. Para mí y para muchos otros, la simple presencia de Nacho Vegas sobre el escenario es cuestión suficiente para quedar hipnotizado. Una figura que parece de otros tiempos, con un traje simple pero preciso, desgarbado, el pelo sobre la cara y su voz característica. A pesar de que pudiera parecer trémula, siempre se escuchan sus palabras claras hasta la última butaca. Y es que ahí es en donde radica la gracia de Nacho Vegas, en creerle como cuentacuentos.

Uno de los puntos fuertes en el espectáculo del gijonés, es la variedad que es capaz de ofrecer. Por suerte es un autor prolífico que no tiene que reciclar y reciclar sus grandes éxitos. Si la gira se trata de un disco, la mayoría de los temas vendrán incluidos en tal obra. Por ello, las primeras canciones —al menos en esta primeras visitas—, siempre se reciben con mayor contemplación. “El corazón helado”, “La plaza de la soledá”, “Ideología” y “Desborde”, todas son canciones incluidas en la más reciente producción. Algunas voces ya se empiezan a oír por ahí, pero queda ver lo que sucede sobre el escenario. Para este particular concierto, el punto débil quizá, era lo que sucedía alrededor. Nacho Vegas nunca se ha caracterizado por puestas en escena exuberantes, es más bien sobrio —salvo contadas ocasiones en donde se hace acompañar de más personas—, no obstante, en esta ocasión, las luces eran casi estáticas, los visuales casi inexistentes, se podía presentir que algo faltaba en cuanto a producción… pero con los sentidos puestos en otras cosas, en las personas, podía pasarse por alto.

“Ciudad Vampira”, esa reversión a “Devil’s Town” de Daniel Johnston, es una de las canciones que, cuando estrenadas, era para contemplar, pero ahora, con los años a cuestas, desató una oleada de celulares y voces a coro. Pocos artistas con tanta maestría para darle la vuelta a temas originales y no hacer simples covers iguales, sino imprimirle su toque personal y resignificándolos por completo.

Otro clásico con “Canción del Palacio #7” y, enseguida, uno de los puntos fuertes. Desde hace unos años, Nacho ha tomado consciencia de su postura como voz que se hace escuchar. Quizá antes los temas iban más enfocados a la vida misma y sus vicisitudes, una vida introspectiva, quiero decir. Desde Resituación, Nacho ha intentado que se toquen temas de la vida colectiva, temas de interés social y político. “Crímenes cantados” trata sobre las condiciones deplorables a las que se enfrentan los migrantes en España. Racismo y malos tratos. Segregación y abusos. Trasladarlo a la política geográfica mexicana, podría ser un ejercicio sencillo con lo que sucede con la Caravana Migrante o la situación de las mujeres. Sobre el escenario se proyectó un video con testimonios de maltrato, de abuso de poder, un alzamiento de voz a cargo del Colectivo Pan y Rosas, con mantas y oraciones que potencializaron la interpretación. Los años vividos han concientizado a Nacho y él quiere poner algo de su parte para que el silencio no impere sobre las injusticias.

Luego vinieron algunos nuevos temas que seguro se convertirán en clásicos como “Ser árbol” o “Todos contra el cielo”. Un recuerdo al disco que lo popularizó con mayor fervor en México con “La pena o la nada” y una invitada en “La última atrocidad”. Casi llegaba el final y “La gran broma final” llenó el teatro. La interpretación más potente, el recuerdo a La zona sucia del 2011 y ese grito desgarrador que solo pueden emitir quienes encuentran identificación en esa farsa de amoríos. Un homenaje a la única Violeta, la protagonista sobre la que gira el Violética con “Maldigo del alto cielo”, en otra de las re-versiones de Vegas. Y el primer adiós.

Pero todos sabíamos que iba a regresar. La primera interpretación en vivo de “Las palabras mágicas” a petición del Colectivo Pan y Rosas, y “Que te vaya bien, Miss Carrusel” recordando a Townes Van Zandt. “Dry Martini, S.A.” volvió a enaltecer el verso aquel en donde Nacho Vegas logró plasmar la bestialidad que se tiene cuando la pasión desborda por sobre la razón, y a pesar de que se sabe que se está obrando mal, se prefieren aceptar las consecuencias que quedarán con la ansiedad, a perder la magia del instante. Y otro adiós.

“Michi, Michi, Michi” se escuchaba en el público. Y es que ya sabían lo que venía. Todos nos convertiríamos en niñas para cantar “Sharalalalalá” mientras Nacho rememoraba cosas y aceptaba que la ha pasado bien, rechazó propuestas matrimoniales y (casi) conoció en una ocasión a Michi Panero… para luego despedir con un seco: “Hasta nunca”.

Esperemos que no sea así y que pronto regresen el vino y las memorias, pero por ahora, el adiós será más prolongado, porque era hora de salir al entonces gélido aire de la CDMX.

Pixies en el Teatro Metropólitan

Vamos a jugar por la playa.

48 H. después de la épica presentación en el Zócalo durante la Semana de las Juventudes (algo que hubiera sonado risible hace algunos años: Pixies en el Zócalo), nos metimos en el cómodo Teatro Metropólitan de la CDMX para la primera de dos noches en este magnífico recinto, en lo que está de moda para bandas extranjeras en México, tocar en lugares pequeños comparado a su capacidad de convocatoria (lo vimos con Interpol en el Teatro de la Ciudad hace unos meses). Estos conciertos “boutique”, cómodos, íntimos, caros (hay que decirlo), son la oportunidad perfecta para degustar a su banda preferida del mejor modo.

Las afueras del Metropólitan estaban tapizadas con piratería, era más de lo normalmente acostumbrado, y al momento de estar tomando la tradicional foto de la marquesina, con las letras Pixies en dorado, pasan dos tipos a mi lado y pregunta uno al otro quién es Pixies, a lo que responde su amigo: “creo que un grupo de rock”, como breve recordatorio de que la banda sigue siendo desconocida por el mainstream. Ya en el interior del lugar, nos presentaron en las grandes pantallas una entrevista pre-grabada con Simon Larbalestier, el fotógrafo que hizo las portadas de Come On Pilgrim (1987) y Surfer Rosa (1988), sobre la inspiración y el concepto detrás del hombre peludo y la mujer mitad desnuda, para que acto seguido viéramos la inconfundible y generosa silueta de Black Francis (Charles Thompson), caminar por el escenario junto con sus tres compañeros al momento que el público soltó un fuerte alarido.

Como ya sabíamos, iba a ser Come On Pilgrim entero, y el inicio fue eléctrico con la suntuosa “Caribou”, la cual conectaron directamente con la primera versión de “Vamos” que íbamos a escuchar esta noche. La gente estuvo de pie desde la primera canción y no se sentaría para el resto del concierto. Pixies recorrió rápidamente el álbum debut que solo dura 20 minutos (aún se discute cual es el primer LP de la banda, Come On Pilgrim o Surfer Rosa). La guitarra acústica de Francis se escuchaba claramente en rolas como “Ed is Dead”, en contrapunto con los solos distorsionados de Joey Santiago, y en ningún momento se perdieron entre todo el sonido los coros de Paz Lenchantin, mientras que la batería de David Lovering sonaba potente, y el baterista le agregaba algunos toques de jazzista, su background musical, hasta en rolas pesadas como “Nimrod’s Son”.

Como intermedio la banda sacó algunos deep cuts de su repertorio, del EP conocido como el cassete morado, interpretaron “Down to the Well”, “Build High”, “Rock A My Soul” y el cover de “In Heaven (Lady in the Radiator)” del director David Lynch; en esta última Paz cantó con sentimiento, haciendo finalmente la conexión entre el cine lynchiano y el art-rock de los Pixies. Frente a un fondo completamente azul, las siluetas oscuras de Pixies le daban un toque elegante a la velada, como una de aquellas bandas que estuvieron apareciendo al final de los capítulos de la última temporada de Twin Peaks.

El clamor más fuerte hasta ese punto fue para el inicio de Surfer Rosa y la poderosa “Bone Machine”, la audiencia estaba degustando de cerca el “start.stop” rock que hizo influyentes a Pixies desde finales de los años 80. No hubo mucha interacción con el público, Francis se reservó el español que sabe de cuando vivió en Puerto Rico, y tampoco se escucharon las rolas memorables de Doolittle, u otras como “Alec Eiffel” y “Velouria”, ni de los nuevos discos incluso, pero la oportunidad de rockear frente a “Break My Body” y “Broken Face” hacia que el concierto valiera la pena, el público estaba prendido y nos envolvíamos en todas esas rolas que hablaban sobre muchos huesos rotos (la onda que Francis traía en 1988).

La voz de Paz, bañada en cuantiosas cantidades eco, flotaba por el interior del Metropólitan en “Where is My Mind”, y el público la coreaba como se lo merece la canción más representativa de la banda. “Gigantic” también fue otro punto álgido para muchos, aunque en lo personal nunca le he encontrado el atractivo a esa canción. Extrañar a Kim Deal ya es cansado para los que nos hemos resignado, pero algunos agradecemos en secreto que Paz la imite casi al pie de la letra, incluso en los diálogos que tuvo con Francis al principio de “Vamos” (2da versión) y “I’m Amazed”, tal como aparecen esas conversaciones en el álbum.

Cerraron con “U-Mass”, “Um Chagga Lagga” y el único número de Doolittle, “Tame”. Un show electrizante y muy memorable, pero lo peor es que Come on Pilgrim y Surfer Rosa ahora me van a sonar chatos.

Molotov unplugged en el Teatro Metropólitan

Fotos Cortesía OCESA

La bomba se apagó.

Nunca se había visto a Molotov así. Un teatro en silencio, los cuatro sentados sobre el escenario, los miles de asistentes también, atentos y expectantes como quien observa una presentación de ballet, pero en realidad viendo a una de las bandas de rock más icónicas de México escupirles “Amateur”… en acústico.

Cuando las luces se encendieron, la banda y los músicos ya estaban sentados en los bancos de los que casi no se levantarían durante hora y media; y así como ponerle play a un disco, sin decir más, echaron “Here We Kum”. El público no se terminaba de acomodar, y el juego de luces del escenario y la gente que se levantaba para ir a buscar más cerveza era lo único que se movía en el recinto.

Ver a los asistentes levantar el puño y corear el “Oh oh oh” de “Amateur” desde sus asientos, fue la sensación más extraña, pero escuchar “Dance and dense denso” en el lugar con menos empujones del planeta fue casi ridículo. “Gimme the Power” levantó el ambiente un poco, o por lo menos Ayala dejó su asiento durante media canción.

Los miembros de Molotov son rockstars y lo saben. En este concierto reposaron sus bebidas en una mesa con mantelito y cantaron los himnos de la resistencia recargados en un sillón, con los pies sobre la mesa de centro, como viendo un partido de fútbol en domingo.

Tocaron El desconecte completo y prácticamente en orden. Hay canciones que funcionan muy bien en este formato como “Hit me”, incluso mejor que en cualquier otra versión; mientras otros arreglos exóticos como las gaitas en “Mátate Teté” confunden y cortan el ritmo del público. En ocasiones la energía de los músicos de apoyo vibra más fuerte que la de cualquier miembro de la banda.

Hacia el final tocaron “Frijolero”. El concierto empezó de verdad. El público dejó sus butacas en una oleada que vino de adelante hacia atrás.  La fuerza que despegó los traseros de los asientos provino del chirrido del acordeón y el sentimiento de mexicanidad que no se pudo ignorar, de las luces que se encendieron en verde, blanco y rojo, y de los tiempos que siempre le han jugado tan bien a Molotov; que se ha ganado todo por saber cómo transformar la furia que se siente en la boca del estómago, la impotencia, la injusticia y la agresión, y convertirlos en una canción.

Se siguieron con “Voto latino”, “Cerdo”, “Marciano” y la sabrosa “Rastamandita”. Ya se les había olvidado el unplugged. En “Puto” lograron hacer a la gente brincar, era la última canción. Se fueron entre coros e insultos por no regresar a tocar una más. El desconcete suena bien como para ponerlo en una reunión de adultos contemporáneos con cubitas y cacahuates, pero… ¿funciona en vivo?

Carlos Sadness en el Teatro Metropólitan

Fotos Cortesía OCESA

Hasta las estatuas del Metropólitan bailaron al ritmo de Carlos Sadness.

Después de dos años de su primera visita a México, llenando el Lunario del Auditorio Nacional, posteriormente presentándose en el Vive Latino, el festival Catrina y logrando sold out, en tan solo unas horas, en El Plaza Condesa, el cantante español Carlos Sadness abarrotó el Teatro Metropólitan con su Insólito Espectáculo de DesilusionismoPehuenche y Pedrina fueron los encargados de abrir el show, preparando los ánimos de los asistentes para el tan esperado encuentro con Diferentes tipos de luz.

Carlos Sadness pisó el escenario puntualmente y –al igual que sus músicos– portaba un traje y pelucas haciendo alusión a su canción "Sebastian Bach". Con los primeros acordes el público enloquece, y cantan en una sola voz. "Parece que hayas nacido en el siglo XVI, que nunca hayas salido de Versailles. Me cogías de la mano para llevarme a ver la república independiente de tus lunares".

"Perseide" logró que los pocos que aún continuaban sentados, se levantaran y comenzarán a bailar. Pero, sin duda un momento que sorprendió gratamente fue escuchar "Poli", de la banda mexicana Zoé, en la voz del español, ya con la emoción a flor de piel, llegó "Volcanes dormidos" seguido de "El gran momento".

Uno de los invitados más esperados fue Caloncho, quien cantó "Amor papaya", canción que obtuvo gran éxito desde su lanzamiento. Cuando vieron salir al mexicano detrás de bambalinas los gritos inundaron el recinto, las voces de los asistentes retumbaron cuando coreaban "eres mi fruta favorita, te rompes en mi boca, me llenas de pepitas"Caloncho salió, pero para darle paso a Pedrina y su original interpretación de "Semitransparente", la cantante colombiana logró transformar la canción introduciendo su propio estilo, y danzando al son de las melodías de Carlos Sadness.

Justo a mitad del show, cuando la gente más cantaba, cuando los invitados comenzaban a hacer gala de su presencia, sonaron los acordes de "Miss Honolulu", el ambiente estaba más prendido que nunca, el cantautor saltaba por todo el escenario con sus músicos, el público bailaba frenético cuando escuchaba "y si al final te vas, veremos tus hombritos a través de una postal de Hawaii", pero los ánimos llegaron al máximo con la transición a "Celeste".

Días antes del concierto, a través de redes sociales, algunos fanáticos le pidieron que tocara "El día que hizo más viento que nunca", pues es una canción que casi no interpreta en vivo, Sadness sabía que en esta importante fecha debía complacerlos, así que, detrás de él, se proyectó la imagen de la portada de Ciencias Celestes, algunos no podían creerlo y gritaban "gracias por volver a tocar esta canción, te amo".

Cuando "Longitud de onda" estaba a punto de saltar de su boca al vació, para ser rescatada por la voz de los seguidores, Sadness dijo "ustedes al principio odiaban esta canción porque pensaban que era reggaetón, arrepiéntanse; aunque en el estribillo sí que tiene un poco de perreo".

Haciendo honor a su nombre, el momento sad de la noche llegó en voz de Melissa Robles, "Quiero que conozcas la verdad sobre los días impares. Tus pequeñas dudas, podrían volverse gigantes, menos mal que existes y no tengo que imaginarte", entonó al lado del español; pero sin lugar a dudas "Pompeia" hizo llorar a más de uno, la historia de amor de dos personas que están destinas a estar juntas, pero no pueden y se encontraran así sea en otra vida, "Intenta encontrarme cuando ya no esté aquí. Yo te buscaré, pase lo que pase".

El último invitado que faltaba era Siddhartha, todos se encontraban expectantes pues los escuchaban juntos por primera vez, "Hale Bopp" fue la elegida para acompañarlos y no pudieron escoger mejor, escuchar "los testigos oculares de tu órbita saben el día exacto en el que volverás, lo llevo calculando desde el 96. Te espero en la ventana veinte años después", en voz del tapatío fue una experiencia casi mágica y el mejor momento de la noche.

Después de un cambio rápido de vestuario, Sadness regresó para interpretar "Chihuahua" seguido por su propia versión de "Llorona", dar una muestra de que aún conserva su don para rapear y culminar la gran noche con tres consentidas por el público mexicano "Hoy es el día", "Qué electricidad", la que nunca puede faltar, y "Monteperdido".

Indudablemente el Insólito Espectáculo de Desilusionismo será un recuerdo que Carlos Sadness  atesorará, pues fue la primera vez que le cantó a las estatuas que resguardan el Teatro Metropólitan, junto con sus fieles seguidores, que hicieron de la noche algo mágico, logrando que Diferentes tipos de luz vibrara en el recinto y sus corazones.

SOLD OUT:Greta Van Fleet en Teatro Metropólitan

Conoce todos los detalles acerca de la presentación de Greta Van Fleet en México.

En esta ocasión, ha sido el cuarteto estadounidense Greta Van Fleet, quien anunció su llegada a la capital mexicana como parte de la gira promocional de su álbum debut, Anthem of the Peaceful Army.

La cita para este encuentro será el 29 de abril (fecha agotada) y 30 de abril (nueva fecha), en las inmediaciones del Teatro Metropólitan. Esta será la primera ocasión que el proyecto conformado por Josh Kiszka, Danny Wagner, Jake Kiszka y Sam Kiszka visite nuestro país, por lo que promete ser una velada especial y llena de energía.

La explosividad del cuarteto y el sonido de sus temas, los ha llevado a ser comparados con leyendas como Led Zeppelin y llegar a escenarios de festivales internacionales como la más reciente edición de Rock Am Ring & Rock Im Park, celebrado en Alemania.

Las entradas para que no te pierdas este evento ya están disponibles. Puedes adquirirlos a través del sistema ticketmaster o sin cargos, en la taquilla del inmueble.

A continuación te compartimos los precios sin cargos:

A: $1,250
B: $1.090
BB: $980
C: $980
D: $730
E: $590

Siddhartha en el Teatro Metropólitan

“El Chico” ha crecido mucho en 10 años: Siddhartha.

Anoche, luego de 10 años desde la salida de su álbum debut Why You?, Siddhartha abarrotó la primera de dos fechas que ofrecería en el Teatro Metropólitan, con motivo de promocionar su nueva placa grabada en vivo Al Aire. Previamente en una entrevista, nos platicó que estas dos fechas no serían una reproducción idéntica al disco en directo, por lo que la expectativa sobre qué canciones tocaría me emocionaba. Finalmente, luego de la tercera llamada y sin acto telonero de por medio, se abre el telón del teatro y se inaugura el recital con “Cámara”, canción perteneciente a Únicos.

Vino la luz, proveniente de “El deshielo” mientras observamos la escenografía: una media esfera de gran tamaño al centro, por detrás de los músicos, misma en la que se proyectaron visuales psicodélicos y coloridos, muy similares a los que le vimos en sus pasados shows que dio en el Auditorio BlackBerry y El Plaza. Un conjunto de luces de colores y estroboscópicas se distribuían a lo largo y ancho del escenario, sin embargo, su brillo intenso opacaba en ocasiones las imágenes proyectadas al fondo, cosa que le restó vistosidad al show.

La lista de canciones se vio reinventada, pasando a “Ser parte” importante de la esencia de cada concierto del cantautor mexicano. “Imán”, atrae a esas marcas que duelen en el fondo de nuestro corazón, pero luego, todo alrededor se vuelve risa, pues “Tus pupilas” nos pone a todos a bailar.

Un naufragio nos brindó una ráfaga de temas, con lo bello y atractivo de estas presentaciones que añadieron arreglos a las versiones de estudio del segundo disco: “Domingo”, “Humo”, “Extraños” y “El poema y la caja”, donde varios dimos un grito desgarrador al escuchar la primera estrofa. “Mi castillo de blanca arena” sacó mis pasos más ridículos de baile, así como “Naúfrago” sacó a flote nuestros recuerdos más melancólicos.

SIDDHARTHA

Sin importar qué dejaba atrás, Jorge Siddhartha Gonzalez Ibarra, proveniente de Guadalajara, realizó su equipaje para salir de su zona de confort, aquella donde tenía el éxito casi asegurado al pertenecer a una de las bandas mexicanas más exitosa de los últimos años, Zoé. El destino no era claro, pues el comenzar su proyecto en solitario conlleva un gran riesgo. Esto nos lo relata, previo a la canción que habla de esta transición: “Camuflaje”. Vaya que valió la pena el riesgo tomado, pues el jalisciense ha consolidado su éxito y ha impactado a propios y extraños a través de cuatro discos de estudio y Al Aire, grabado en su pasado concierto en el Auditorio BlackBerry, en la CDMX.

La atmósfera que se sentía alrededor era increíble, pues además del escalofrío que sentí al escuchar “Ecos de miel”, “Bacalar” o “A la distancia”, me di oportunidad de observar el entusiasmo con el que la gente a mi alrededor disfruta el concierto, con sonrisas en el rostro, con gargantas unidas que no paraban de sonar y con los constantes aplausos que el público daba en agradecimiento.

El cierre fue bastante contundente, “Tarde”, “Loco” y “Únicos”, pero lo que le dio el toque fino fue “Fin”, canción que cierra el primer disco, misma que no había escuchado desde su concierto gratuito en el CENART en 2012 y que al parecer pocos nos sabíamos.

¿Fin? No, aún no terminaba esto, pues a la par que los visuales vintage al fondo nos cautivaban, no me percaté que una batería tamaño infantil había sido colocada en escena, mientras que al fondo se proyecta la imagen de “El Chico”, un niño que caminaba mirando a la cámara que proyectaba su imagen. De pronto, el niño aparece en escena junto con el resto de los músicos. El fin era obvio, una clausura digna con “El Chico”, siendo interpretada en la pequeña batería por el niño, mientras que los fans, previamente organizados, colocaron Post-it en sus linternas del celular, iluminando de color azul el interior del teatro.  ¡Qué pinche bonito!

Me fui sonriente, lleno de nostalgia por el recorrido a través de la trayectoria musical de Siddhartha gracias a la galante curaduría del setlist. Ahora toca seguir adelante mi camino, donde aún falta una estrella para quien girar por una eternidad completa.

Molotov llega al Teatro Metropólitan con su unplugged

Por Raquel Prior

Los más grandes éxitos de Molotov en el Teatro Metropólitan.

ACTUALIZACIÓN: Gracias al sold out que logró la banda en las primeras fechas han anunciado tres más para enero de 2019. Estos shows serán los días 17, 18 y 19.  Puedes checar más detalles aquí.

La banda de rock alternativo formada en 1995 sorprende con una nueva versión de sus canciones más famosas. El unplugged de Molotov fue grabado en mayo de este año, en la Ciudad de México, y fue lanzado en agosto con gran aceptación del público.

El disco MTV Unplugged: El Desconecte está formado por 15 canciones, entre ellas nuevas versiones de sus más grandes éxitos como “Frijolero”, “Gimme Tha Power”, “Mátate teté”, “Marciano”, “Hit Me”, “Oleré y Oleré y Oleré el UHU”, “Parásito”, “DDT”, “Dance and dense denso”, “Cerdo”, “Puto”, Here We Kum”, “Amateur” y “Voto latino”, así como por dos canciones nuevas: Dreamers” y “Muerte”.

Los conciertos que Molotov dará los días 9, 10 y 11 de noviembre continuarán con el concepto de lo acústico, pues la agrupación busca volver a sus orígenes y recrear su concierto unplugged, para los fans que no pudieron asistir, pues era un show íntimo.

Preferente A $1,566

Preferente AA $1,184

Preferente B $830

Balcón C $719

Preferente BB $606

Balcón D $492

Balcón E $337

Este material contó con la dirección de la productora Sylvia Massy y colabores de la talla de Money Mark (Beastie Boys) y la rapera latina Anita Tijoux. Djordje Stijepovic (Tiger Army) como contrabajistas, Nahoko Kobayashi en los tambores Tiko, Jacobo Liberman en el serrucho, Alex Feida en la guitarra, Melchor Magaña en teclados y Alejandro Méndez.

No pierdas tiempo y corre a comprar tus boletos, porque ¡se están agotando!