Vampire Weekend: Modernos vampiros de la CDMX.
Yo había dado por muerto a Vampire Weekend cuando hace unos años se salió del grupo Rostam Batmanglij, compositor, productor y multiinstrumentista, vaya, un chingón (aunque es de suponerse que cualquier persona con la palabra Batman en su apellido es automáticamente un chingón), cuando de la nada salió Father of the Bride, un ecléctico y robusto álbum doble anclado en el folklor norteamericano, que aparte, tomaba su título de una poco recordada comedia de 1991 con Steve Martin. Pensé que fue uno de los mejores álbumes de este año y que el Teatro Metropólitan sería el recinto perfecto para disfrutar el ambicioso sonido que el grupo viene presentando en esta gira homónima al álbum.
Afortunadamente estaba en lo correcto y aunque el fuerte de la banda nunca ha sido las presentaciones en vivo, anoche estuvimos en la presencia de un concierto emocionante y bastante cumplidor, pensé que no iba a ser posible, pero Vampire Weekend sí se echó más de 25 canciones, solo en la primera hora ya llevaban 19, y escuchamos algunos deep cuts como “Mansard Roof”, “M79” y “Finger Back”, algo que no pudieron hacer los otros asistentes connacionales durante el fin de semana en el Coordenada y el Live Out. Ezra Koenig, lánguido y endeble sobre el escenario, no dejaba de mencionar lo importante que era este, el primer show solitario de la banda en México, cualquier palabra en español era ovacionada, y se desprendió la locura cuando anunció “los amo cabrones”.
El público se alegraba especialmente con las canciones más antiguas, como fue el emocionante recibimiento a “Step”, o el eufórico brincadero en “A-Punk”, hasta el coreo en “Diplomat’s Son”, donde Ezra pidió que lo acompañaran gritando “Bum cha cha, bum bum cha” (algo que el público hizo por 15 segundos, luego se le olvidó), quedaba claro que en los seis años que pasaron entre Modern Vampires of the City y Father of the Bride, sus fans, añejos y nuevos, habían llegado a apreciar toda la gama de su discografía.
Al costado de Koenig, el bajista Chris Baio hacia sus propios bailes de white boy inspirado, que incluía dar pasitos con las rodillas casi tocando el piso, y Chris Tomson se rifaba en UNA de las baterías, porque sí, había dos baterías en el escenario, la otra comandada por Garrett Ray quien también se rifaba en las percusiones de mano. El añadir al guitarra principal Brian Robert Jones, el dude del enorme afro y los shorts pequeños, a la alineación en vivo de la banda, ha sido de lo mejor de esta gira, tal como lo demostró el guitarrista con unos riffs monstruosos en “Sunflower” y la mencionada “Diplomat’s Son”.
Había un globo terráqueo enorme encima del escenario, como el de la portada del último álbum, y finalmente empezó a girar en “Diane Young”, la 16ava rola de la noche, y el sonido de Vampire Weekend siempre ha sido tan ecléctico, que el disfrutable sonido inspirado en el zydeko que escuchas en una rola como “White Sky” es momentos después acompañado por los grititos más molestos de Koenig jamás grabados en el estudio. Hablando de otro punto malo de la banda, nos informó Koenig que iban a tocar una rola que originalmente había sido grabada en la CDMX…la nefasta “Cousins”, que en su momento fue el primer sencillo de Contra (y que nos hizo a varios preguntar: “¿neta?”) y que incluye la olvidable letra “Me and my cousins and you and your cousins, I can see it cooooming”. “Horchata”, por alguna extraña razón, nunca se hizo presente esta noche.
Koenig, por su parte, hizo alusión a los que hemos estado chingando demasiado diciendo que Father of the Bride suena muy parecido a Graceland de Paul Simon, otro álbum emblemático donde un rockero explora los diferentes sonidos folklóricos de su país. “Dicen que sonamos mucho a Paul Simon, y puede que sí en un par de canciones, pero ahora si ahí les va una verdadera canción de Paul Simon”, anunció Koenig antes de interpretar “Late in the Evening” de Simon, claro. Para el encore estaban tomando pedidos del público, y un dude con una camiseta de The Strand, una librería de Nueva York, pidió “Giving up the Gun”, así que escuchamos esa, antes de que el grupo se despidiera definitivamente con una versión electrizante y bien rockera de “Walcott”.
A la salida, y porque me gusta hacer rankings pendejos en mi cabeza, me preguntaba si será Vampire Weekend la mejor banda norteamericana de los 00, por encima de The Strokes, The White Stripes, etc.?, no sé…de banda hiper cool cuando salió (había gente como Bowie mencionando “Cape Cod Kwassa Kwassa” solo para hacerse los cool) han llegado a ser unos verdaderos músicos consolidados, este concierto me recordó la (casi) impecable discografía de la banda, con, extrañamente, un constante sonido, humor y una agradable sencillez en sus temáticas. Y por lo menos en mi caso, este último álbum me ha hecho quererlos aún más…ahora nada más que regresen a Batman.