Ely Guerra continúa la celebración por sus 20 años de trayectoria musical. El Origen en cuatro estaciones.
Muchos dirán que El Origen (show con el que la cantautora ha bautizado la conmemoración de dos décadas de carrera) fue el mismo espectáculo con el que se ha presentado en los últimos años; pero, no. En esta ocasión, la experiencia fue totalmente mágica y excepcional, como ninguna otra.
Poco a poco las butacas del emblemático recinto se empezaron a llenar. Durante la espera se podía percibir un ambiente armónico y hasta romántico. Por una parte se dieron cita varias parejas y, por otro lado, en su gran mayoría dominó la presencia del género femenino.
El Teatro de la Ciudad de México fue el lugar indicado para que Ely Guerra se sintiera como en casa, en familia. Justo con esa complicidad e intimidad que el concierto ameritaba y que ella esperó con mucha ilusión para compartir un poco de su haber.
El Origen, dio comienzo minutos después de las 21:00 H, mismo que estuvo dividido en cuatro sets o estaciones (como ella misma las denominó). Nicolás Santella fue el primero en hacer su aparición estelar al interpretar un breve intro en el piano; así dio paso al momento más esperado por los asistentes…
Verano
A un costado, tras bambalinas, desde la oscuridad se alcanzaba a ver una hermosa silueta que se acercó sigilosamente al centro del escenario. Acto seguido, se vislumbró la persona de una Ely Guerra con mucha gallardía; su seductora voz comenzó a inundar nuestros oídos con los primeros versos de “Colmena”, primera pieza que daba apertura al “verano”. Luego, entre canción y canción, intercaló algún comentario revelador/cómico, una anécdota o simplemente un sentir en el que a la gente le sacaba una risa o sencillamente le regresaban el gesto con estruendosos aplausos.
“Vereda Tropical”, “You Love Me” y “Mi Playa”, cerraron dicha estación. Esta última se convirtió en el momento más trascendental de la noche. “Espero que cada frase de ‘Mi Playa’ ahorita, se vaya a esa playa de sus corazones”, expresó emotivamente Guerra.
La escenografía estuvo conformada por un par de series colgadas de extremo a extremo y dos circunferencias que se encontraban en el fondo. Proyectaban imágenes acorde a cada estación y pista.
La voz de la originaria de Monterrey, Nuevo León, -literalmente- llenó por completo los espacios vacíos dentro del Teatro, a cuya observación no le tomó mayor importancia. Agradeció muy a su estilo por los que sí estuvieron presentes en esta inolvidable velada.
Otoño
“Yo tenía, creo que 20 años y, me enamoré… Escribí canciones, por supuesto, de amor y por supuesto, muy de vieja. Pero, ¡qué vieja! ¿No? Y un destello de sabiduría me hizo escribir… “Por Qué Tendría Que Llorar por Ti?”. Así, inició la siguiente estación del año: otoño.
“Tu Boca”, “Stranger” y “Peligro” continuaron en este ciclo, donde Ely enfatizó con picardía que “la relación de pareja es lo que nos sigue formando, llevando a un sitio y nos permite construir o destruir”.
Invierno
Estábamos a la mitad del ciclo. Llegó el “invierno”, la guitarra se hizo presente en la estación cuando Ely Guerra cogió la suya para armonizar al lado del invitado especial de la noche, Demián Gálvez (Centavrvs).
Entre el público se escucharon gritos como: “¡Te amo! ¡Yo también! ¡Yo más! ¡Hazme un hijo…! ¡Hermosa! ¡Sexy! ¡Guapa!”, solo por mencionar algunos; los mismos enloquecieron cuando sonó “Quiéreme Mucho” ligada a “Tengo Frío”. Posteriormente, sonaron “Ángel de Amor”, “No Quiero Hablar”, “El Mar”, “Con la Mente al Cielo” y, “Profundidad”.
Primavera
Para la última estación, el piano regresó como en un inicio y, ahora era el turno de darle la bienvenida a la “primavera”. En dicho bloque no faltaron las más populares de estos 20 años: “Prometo Ser” (dedicada a la hija que nunca tuvo), enseguida el recinto vibró con “Te Amo, I Love You”, canción en la cual Ely compartió orgullosamente su edad al decir textualmente: “Soy un bombón de 45 años, muchachos”.
“Pa-Ra-Ti” y “Ojos Claros, Labios Rosas” sonaron sin ningún corte. Cuando todos creíamos que ya era el fin, confesó que este ciclo se había cerrado. También aseguró que la próxima vez que nos sorprenda con una nueva entrega, será muy distinto, algo novedoso que nos hará llorar. Se despidió y agradeció efusivamente por las aproximadamente dos horas y media que nos envolvió con sus más íntimas piezas musicales.
Evidentemente la gente le respondió con una gran ovación de pie, entre aplausos y gritos pedían al unísono “otra”, misma que fue concedida en el encore que abarcó “Lágrimas de agua salada”, “Júrame” y, aunque quizá varios de los asistentes (incluyéndome) se quedaron con ganas de poder escuchar un poco más, la aterciopelada voz de la regiomontana en otras canciones aclamadas como fueran: “Bumeran”, “Atrévete", “Pa’ morirse de amor”, “A mi manera”, “Lontano", “Más bonita” y el clásico tema de “El duelo” (en el que participó con la banda chilena La Ley en compañía de Beto Cuevas).
Ely Guerra lució impecable de principio a fin en todos los aspectos. Jamás perdió el estilo, ni se cansó cuando tuvo que cantar a capella “Vale que tengas”, último tema de su magnífico repertorio en donde prefirió apoyarse de su poderosa garganta y, sin más, mostrarse al desnudo donde el absoluto silencio fue pieza clave en todo momento para el disfrute de la audiencia.
Su manera magistral de interpretación no tuvo precedente. A pesar de que Guerra únicamente se bastó de su privilegiada voz y del experimentado talento del pianista Nicolás Santella, Ely sorprendió a más de uno al darnos un viaje por aquellos clásicos que se han convertido en himnos del amor y el desamor en nuestra sociedad.