Foro: Pepsi Center WTC

Deftones: Un último show después de la tormenta

Tláloc, el dios cuya efigie seguramente apreció Deftones en su visita al Museo de Antropología, no desató su furia la noche de ayer, al menos no como en Guadalajara, donde su presentación tuvo que ser cancelada debido a la tempestad; la catarsis no sería interrumpida y el Pepsi Center WTC comenzó a ocuparse desde temprano.

La serpiente de gente se disipó en el interior del inmueble y Chino Moreno hizo brillar sus "Diamond Eyes"; aquí nada provocaría que los gritos se ahogaran en agua, que las fuerzas de la naturaleza disolvieran la multitud. Se escuchó el grito de guerra "guns, razors, knives" de "Rocket Skates" y la carrera apenas comenzaba.

"Be Quiet And Drive”, porque el camino es vida como decía Jack Kerouac, auguraba que muy lejos iba a llevarnos este viaje astral y eufórico. "Tempest" para calmar los ánimos y apreciar la nueva música del mensaje de amor inesperado en japonés: Koi No Yokan. "Swerve City" para enaltecer esta obra, la más reciente de Deftones que siempre es recibido con entusiasmo en estas lejanas tierras.

Finalmente, dos recuerdos del galope del pony blanco: "Feiticeira" y "Digital Bath", para sentirnos supremos; "Poltergeist", porque tanta furia nunca es suficiente: "I love you to death"; "Rosemary", para dedicar a almas ausentes. Gritos de mariachi de Chino y Sergio antes de "Passenger" y posteriormente "Change (In the house of flies)", porque no somos los mismos desde que Chi Cheng durmió para siempre, con "Around the Fur" que fue dedicada a su memoria y "Head Up" para que nuestras almas siguieran volando.

Y que el ser supremo al que le prendemos veladoras, ignoramos o rezamos mantras, quien quiera que sea bendiga a aquellos que nos ofrecen odas como "Minerva" seguida de "Root" para acercarnos al réquiem:"7 Words", el ímpetu adolescente y rabioso que sobrevive y necesitan desfogues con la guitarra de Stephen Carpenter acuchillando las sienes, con los impactos precisos de Abe Cunningham en la batería, los ambientes desoladores de Frank Delgado, con el entusiasmo y buen karma de Sergio Vega, y con la voz, el filo, el comando de Chino Moreno, quien refirió que se trataba del último show de la banda antes de meterse de nuevo al estudio.

Solo nos queda esperar por más música necesaria, mientras tanto nos quedaremos con este recuerdo que superó una tormenta, con las canciones de esta banda que quiebra distancias y con noches como esta, en las cuales nuestras penas se quedaron como ecos entre la multitud. Como bien lo dicta el hashtag: #Deftonesporvida.

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Con el alma renovada: Travis

Ayer por la noche, el tan aborrecido Pepsi Center no hizo de las suyas en cuanto a las fallas de audio, más que algunas poco perceptibles que se atenuaban con los gritos del público que a pesar de la lluvia, el tráfico infernal y que se trataba de inicio de semana se dieron cita para recibir de nueva cuenta a Travis en la Ciudad de México.

Tras la presentación del proyecto tapatío Technicolor Frabrics, puntualmente, uno a uno salieron al escenario Dougie, Neil, Andy y finalmente Fran Healy, quienes comenzaron sin mayor preámbulo con "Mother", tema incluido en su último disco. Inmediatamente, "Selfish Jean" desató el furor de las miles de personas reunidas bajo ese techo, que cantaron, brincaron y aplaudieron como si no hubiera mañana.

Siempre se agradece cuando un concierto está lleno de verdaderos fanáticos de la banda estelar, lo que van a quedarse sin voz y no a tomarse fotos con el escenario de fondo, y esta no fue la excepción. Tras interpretar "Moving", el combo "Love Will Come Trough" y "Driftwood" logró que se le erizara la piel a más de uno, que abrazara a quien tenía más cerca y hasta que enjugara algunas lágrimas tímidas.

Posteriormente, "Re-Offender" fue coreada a una sola voz, trayendo devuelta consigo recuerdos de hace más de una década. ¿Quienes éramos entonces y quienes somos ahora? El concierto siguió su curso y tras revelar que había escrito ese tema para su hijo, Fran Healy comenzó a interpretar "Reminder", que fue seguida por tal vez las canciones más esperadas de la noche: "Writting To Reach You", "Side", "Closer" y "Sing".

Sin duda se trató del punto más alto de la noche, hecho que se pudo constatar con los ensordecedores gritos y ovaciones que inundaron el Pepsi Center. Con cada canción se podía sentir como los problemas y angustias que amargaban nuestro corazón y nos asfixiaban el alma se desprendían uno a uno, dejando a su paso sólo paz y tranquilidad.

Tras más de una hora de concierto se presentía que el final estaba cerca y la banda regaló una emotiva "Slideshow", seguida de "Blue Flashing Lights" y "Turn", para continuar con "Happy" y una versión acústica de "Flowers in the Window", en la que únicamente estuvieron acompañados por una guitarra y un pandero.

Finalmente, el show cerró con "All I Want To Do Is Rock" y "Why Does It Always Rain On Me?" dejando claro que el mundo en el que la gente escucha y canta las canciones de Travis no puede ser tan malo y que el día en que la voz de Fran Healy se extinga, éste será un lugar muy triste.

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Metric: Es Frío Cálido

Quien haya dicho que los canadienses son personas frías, inexpresivas y hasta casi sin sentimientos de ningún tipo, seguramente no estuvo presente en el Pepsi Center la última noche de febrero para tumbar ese viejo mito. Con un arsenal de cinco discos bajo el brazo y una historia que han venido escribiendo durante los últimos 15 años, se plantaron sobre el escenario cuatro individuos que, con un descaro digno de admirarse, llegaron a arrebatar los gritos apasionados de los asistentes; cual ladrón que le quita una paleta a un niño. Así de fácil.

 

Se escucharon las primeras notas de una tempranera "Artificial Nocturne”, al mismo tiempo que se le unían cada vez más gargantas que iban elevando el momento, creándose una tensión que evidentemente iba a reventar en euforia. Una figura estilizada casi perfecta, con movimientos calculados milimétricamente al estilo cheerleader, era personificada por Emily Haines, quien al mismo tiempo tocó sus gloriosos sintetizadores mientras el reflector principal la iluminaba.

Quizá sea ese cabello rubio ondeándose de arriba abajo, o esos bailes ensayados una y otra vez lo que hace que no apartes tu mirada de la que probablemente es una de las frontwomen que mayor energía destila sobre el escenario. Lo cierto es que todos esos atributos ordenan un conjunto perfecto que se antoja suficiente hasta para el asistente más lejano a ella.

En cualquier otro recital, podría decirse que se encuentra todo tipo de gente: los que van porque los invitaron, los fans de hace cinco minutos, los que están ahí nomás por estar; pero si algo podemos decir de los fans de Metric, es que en realidad se entregan a la banda y se desgarran las vestiduras por los canadienses.

Canciones ligadas una tras otra empezaron a formar una suerte de rave que todos agradecíamos y que iba in crescendo hasta llegar a una punta casi inalcanzable. Justo en ese momento, llegó “Dead Disco”, que dio la entrada para por fin escuchar las primeras palabras de Emily a su público, un seco pero inexplicablemente fraternal: “Hello Mexico City”. Cinco minutos fueron suficientes para cargar pila y regresar con una potente “Black Sheep”, ligada a una “Monster Hospital” que bien supo hacer lo suyo.

No todo puede mantenerse siempre con la adrenalina hasta arriba. Eso lo sabía bien Metric y nos regaló un caramelito: “Gimme Sympathy” en versión acústica. Un momento necesario de reflexión, introspección y sobre todo, de relajación. Con este sabor de excitación-relajación nos quedamos luego de 1 hora con 27 minutos.

La próxima vez que siquiera piensen que los canadienses no saben cómo divertirse, recuerden a Metric y tráguense sus propias palabras.

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