Foro: Pepsi Center WTC

Sum 41 en el Pepsi Center WTC

Sum 41 vino y deshizo en su primer concierto en México.

Jóvenes y no tan jóvenes portan con orgullo las playeras de su banda favorita a las afueras del Pepsi Center WTC. El 12 de diciembre de 2016 seguramente es una fecha que jamás olvidarán, pues además de tener un contexto religioso, será la primera vez que vean a Sum 41 pisar un escenario mexicano.

Al interior la gente luce emocionada, con grandes expectativas de lo que sucederá y no es para menos. Le dan un sorbo a sus cervezas y cantan los temas que ponen de fondo los técnicos para hacer malabares y preparar todo antes de que los canadienses suban al escenario. Pareciera que canciones como “Hey Ho, Lets Go!” prenden más los ánimos de algunos que la propia banda telonera.

Luego de una breve presentación, Sputnik se retira para dar paso al acto estelar de la noche. De inmediato las porras y aplausos se hacen escuchar por parte de los fans que lucen ansiosos por ver a "Bizzy D" y compañía arriba de la tarima -se les perdona la pequeña demora que tuvieron-, pero por fin ahí están, parados frente a nosotros tomando sus respectivos lugares y con una gran actitud.

“Finalmente nos conocimos, fue nuestra culpa pero traemos nuevo disco”, son las primeras palabras con las que el frontman enciende al público además de uno que otro “Are you fucking ready?”. Nos dan la bienvenida con una tanda de éxitos que nos transportan a nuestros años de juventud, cuando la vida era más fácil y no teníamos tantas preocupaciones.

Con “The Hell Song” inicia el espectáculo y a partir de ese momento todo es descontrol y euforia al por mayor. “Over My Head (Better Off Dead)”, “Motivation” y “We're All to Blame” retumban en el Pepsi Center, mientras que con “Walking Disaster” todo mundo se organiza y empieza a formar un gran círculo al centro del recinto. El ritual está por comenzar: empujones, patadas voladoras, cerveza surcando los aires -incluso una sudadera-, hombres y mujeres bailando por igual como si no existiera un mañana.

“Parece que tenemos una familia aquí. Esta canción es para ustedes”, nos dice Deryck Whibley al interpretar “War”, sencillo que se desprende de su más reciente producción discográfica, 13 Voices. Sin duda, uno de los temas más frágiles de este material por su fuerte carga emocional, pero con una gran moraleja.

Es notable la energía que desborda cada uno de los integrantes arriba del escenario, pareciera que los años no han pasado y siguen siendo aquellos adolescentes con los cuales crecimos. La entrega hacia el público es total e incluso nos demuestran sus habilidades con la guitarra, el bajo y la batería. Riffs que nos recuerdan grandes temas como “Master of Puppets” de Metallica o el “Seven Nation Army” de los White Stripes vuelven locos a los asistentes y no se diga la versión alterna de “We Will Rock You” de Queen.

Con “Still Waiting” e “In Too Deep” la agrupación oriunda de Ontario se despide de nosotros, pero los fans aún quieren más. Entre gritos y aplausos, y al famoso canto de: “Otra, otra, otra”, es como reaparecen para continuar con el show e interpretar tres temas más. “Fatlip” le pone cierre al primer concierto de Sum 41 en México dejándonos con un gran sabor de boca, quizá con algún golpe por los arrempujones o con cerveza en la ropa porque nunca falta el astuto que decide desperdiciarla, pero valió la pena la espera.

¡Ya los queremos de vuelta!

Cultura Profética en el Pepsi Center WTC

20 años de Cultura Profética y ¡que vengan muchos más!

Es gratificante ser parte de la consolidación de un exponente musical que ha permanecido vigente por 20 años y que aún así, con cada nuevo concierto, conquista a su público de diferentes maneras. Cultura Profética no es ajena ni nueva para México; al contrario, es una de esas bandas que ha engendrado en nuestro país una de sus más grandes bases de fanáticos alrededor del mundo, porque sí, es una agrupación de talla internacional.

Anoche, en la celebración por sus dos décadas de trayectoria artística, nos reunimos en el Pepsi Center WTC para cantar junto a los puertorriqueños, muchos de sus éxitos, canciones emblemáticas y viejos temas. Con un recinto abarrotado (fue un exitoso sold out) y después del warmup de dubstep otorgado por Dusty, mejor conocido como DJ11, salieron al escenario aquellos músicos que nos han regalado momentos de amor, amistad, diversión y reflexión.

Liderados por el talentoso Willy Rodríguez, y frente a más de ocho mil personas, el set comenzó con "Rimas pa' seducir". Alrededor de la pista sobresalían las parejas de enamorados, hecho que en lo particular me entristeció un poco, porque iba sin compañía de ese tipo, y definitivamente esa era la noche para cantar y bailar abrazado de alguien, sobre todo en los momentos que interpretaron sus clásicos "La Complicidad", "Para Estar", e "Ilegal", incluidos en su disco de 2010, La Dulzura.

En contraste al tema romántico y ad hoc a las recientes elecciones más victoria de Trump como presidente en Estados Unidos, no podía faltar su reciente sencillo "Le da igual", tema que critica el poco interés de los gobernantes hacia sus ciudadanos, su gente, que tiene que sobrevivir como le sea posible.

Cultura Profética se caracteriza por ser un grupo que invita a la reflexión y alza la voz cuando debe de. En esta ocasión no expresaron alguna opinión, pero tampoco era algo que les correspondiese en el sentido de que estábamos ahí para celebrar sus himnos. 20 años, tantos conciertos, tantos discos, tantos shows (recuerden que este año se presentaron por segunda vez en su historia, en el Festival Vive Latino), merecían todo el protagonismo de la noche.

Siguiendo con los éxitos, repaso de temas antiguos, y algunos que generalmente no tocan, tenemos (no en orden), la interpretación de: "De Antes", "No me busques", "Ritmo que pesa", "No me interesa", "Días Intensos", "Nadie se atreve","Sube el humo""Un Deseo", "Bieke", "Inspiración", "Amante luz", "Verso Terso" y "Por qué cantamos".

El ambiente y sonido estuvieron muy bien, por lo mismo cada instante era disfrutado al máximo por los presentes. Eso sí, en determinadas canciones como "Saca, prende y sorprende", el público comenzó a hacer lo suyo (quemar la yerba) y el humo se expandió por arriba de la pista. Como sabrán, en el Pepsi Center está prohibido fumar, por lo que después de uno de sus dos encores, Willy pidió a la gente que no lo hiciera. Dicha petición no fue del todo bien aceptada y la fumadera siguió hasta el término del concierto.

Ya en la recta final sonó uno de los clásicos, mismo que fue aclamado y coreado por los presentes, "Baja la tensión". Antes de despedirnos de ellos, Willy nos invitó a pasar a la tienda donde podríamos encontrar su primera mercancía oficial en 20 años. Además criticó bajita la mano a las personas que se dedican a la piratería de estos artículos, cosa que tampoco cayó en la gracia de la gente, pero que finalmente lo olvidó con la sonrisa del boricua y su incomparable voz.

El tema elegido para cerrar este impresionante show que mezcló emociones, voces, gustos y humos, fue "La Espera". En resumen, podemos concluir que por algo la banda lleva 20 años en el gusto del público, de comenzar --como muchas-- tocando en venues pequeños y donde se pudiese, hoy día se presentan en los recintos más importantes de cada país en el que se paren. Larga vida a Cultura, larga vida a la buena música.

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Lamb of God en el Pepsi Center WTC

Pleitesía absoluta al cordero de dios.

“Winter is coming” parece indicarnos el panorama actual con la ascendencia de los tiranos y el descenso de la temperatura, la ligera neblina que nos acompañó todo el día no impidió llegar a nuestro refugio momentáneo donde Tulkas encendió una hoguera con su gran técnica instrumental presentando temas de su gran disco Freedom Thougts. Excelente banda promesa del metal local que ya hemos visto en Wacken, Knotfest y ahora rindiendo honores al Cordero de Dios.

“Walk With Me In Hell”, la perfecta bienvenida para la banda estelar que salió al escenario ante vitores y ecos de su nombre, “Ruin” como golpe directo a la mandíbula, “512” como en número de aquella celda que mantuvo cautivo a Randy Blythe, su asilamiento como resultado de grandes canciones ante su soledad, celebramos que ahora esté libre para poner el micrófono en el aire para hacernos cantar con él.

“Engage The Fear Machine”, daños colaterales de disputas ajenas, ecos de casquillos de ametralladora cayendo en las calles de Siria devastada, la petición de Randy para gritar y sacar todo lo que nos daña por dentro: “Now You Got Something To Die For”, imágenes de marines en patrulla, misiles demoliendo sus objetivos remotos, visiones de la destructiva crueldad que tal vez nos depara cuando Donald Trump cometa un grave error.

“Still Echoes” en honor a sus recientes creaciones, “Descending” para recordar viejos tiempos, “The Faded Line” por las etapas difíciles ante la ausencia de Randy, “Anthropoid” como resurrección, fans jóvenes contra la barricada, los más viejos analizando el accionar de un violento Chris Adler en el doble bombo, John Campbell como un viejo y sabio mago portando un bajo en vez de un báculo, Mark Morton y Willie Adler y su perfecta artillería en las cuerdas.

“Hourglass” para dar aparente fin a la homilía y apagar las luces, “Vigil” para recibir un último sacramento antes de “Laid To Rest”, maestría absoluta para apreciar a modo a la banda que recientemente ha enaltecido al género del metal gracias a su inventiva y hostilidad. “Redneck” para dar origen al circle pit más grande que ha visto el Pepsi Center WTC en su historia reciente, el giro impetuoso que coquetea con el daño físico pero que termina en desfogue, un padre que brinca y baila en círculos con su hija pequeña que porta una playera de la banda, porque el gusto por el metal se hereda y se mantiene, porque a pesar de la maldad que nos depara volviendo a la realidad siempre aceptaremos “Motherfuckin’ invitations” para ser demolidos física y emocionalmente por Lamb of God.

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Cultura Profética en el Pepsi Center WTC

Festeja con Cultura Profética sus 20 años de trayectoria.

La banda de reggae Cultura Profética cumple 20 de años de carrera y, como parte de su gira de aniversario, visitarán a sus fans mexicanos el próximo 12 de noviembre para celebrar en grande.

La cita es a las 21:00 H en el Pepsi Center WTC ubicado en Dakota s/n, Colonia Nápoles en la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México.

Los boletos ya están disponibles y tendrán los siguientes costos: General A - $500, General B - $370, Sección C - $330, Zona Discap - $370, Box Superior $550 y Don Ramón VIP $900.

Puedes comprar en este enlace tus entradas, o si lo prefieres en taquilla de lugar, en un horario de lunes a viernes de 9:00 a 20:00 H y sábados y domingos de 10:00 a 18:00 H

Pero Cultura Profética no sólo visitará la Ciudad de México, sino que hará escalas en otros puntos de la República Mexicana que puedes checar a continuación:

  • 5 de noviembre Plaza Patio, Mérida
  • 6 de noviembre Centro de Convenciones, Mazatlán
  • 10 de noviembre Auditorio Banamex, Monterrey
  • 11 de noviembre Concha Acústica, Guadalajara

No olvides ver nuestra entrevista con Cultura Profética quienes se presentaron este año en el Vive Latino y síguelos en sus redes oficiales:
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Lamb of God en el Pepsi Center WTC

Si no vas al Corona Northside, esta es tu oportunidad para ver a Lamb of God.

La banda norteamericana de heavy y groove metal, Lamb of God, lanzó su séptima placa discográfica VII: Sturm und Drang en julio de 2015 a través del sello Epic Records.

Actualmente la alineación originaria de Richmond, Virginia está de gira promocionando dicho álbum y como parte de este tour, harán una visita a la Ciudad de México antes de su presentación en el festival Corona Northside en Monterrey.

Recordemos que hace un par de meses, Lamb of God compartió el video musical para su canción "Embers", tema en colaboración con Chino Moreno, vocalista de la agrupación de Sacramento, Deftones. Además, el próximo 18 de noviembre lanzarán su nuevo EP The Duke, disponible ya en preventa.

La cita para ver a Lamb of God será el próximo 11 de noviembre en el Pespi Center WTC, ubicado en Calle Dakota s/n en la colonia Nápoles y puedes encontrar boletos desde $719 hasta $1,413.

Adquiere cuanto antes tus boletos a través del sistema Ticketmaster y prepara tu cuerpo para la intensidad que vivirás en este esperado concierto.

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The 1975 en el PEPSI Center WTC

¿Por qué el pop es tan divertido?

Las filas afuera de los conciertos pueden ser engañosas. Algunas veces una fila inexistente puede ser el preámbulo para el mejor concierto de tu vida, o una espera de diez horas puede terminar decepcionándote y arruinando tu espíritu groupie. Sin embargo, la fila de ayer afuera del Pepsi Center previo al debut de The 1975 en suelo mexicano fue un claro reflejo de lo que estaba a punto de pasar.

La gente formada desde las 9 de la mañana podría parecer un espejismo de una banda cuya breve trayectoria no es suficiente para justificar tanto hype en torno a su presentación. El sold out ya era un indicio de que algo especial habría en este concierto y todo esto terminó cumpliéndose a la perfección. A menos que hayas sido de esas personas que se formaron precisamente a las 9 de la mañana para estar en primera fila y tuvieron que salir antes de que iniciara el show a causa de los múltiples desmayos que hubo, perdiéndose así el concierto de sus vidas; pero bueno, entienden el punto.

Para quien también fue el show de sus vidas fue para Rubytates, la banda telonera, que cuando subió al escenario en punto de las 20:00 horas recibió el aplauso de un auditorio extasiado que, los conocieran o no, los hizo sentir como si solo hubieran ido a verlos a ellos. La joven agrupación cumplió con creces su labor y dejó el ambiente más que listo para recibir a los originarios de Wilmslow.

La verdadera explosión llegó a las 21:00 horas, cuando Matthew Healy, Adam Hann, Ross MacDonald y George Daniel tomaron el escenario y lo hicieron suyo con las primeras notas de “Love Me”. O más bien el público lo hizo suyo, porque fue tanto el estruendo que se escuchó en el recinto de la Colonia Nápoles que la música dejó de escucharse por un momento y el grito de los asistentes fue el protagonista. Y esto pasó toda la noche. Canción tras canción. El impresionante escenario que combinaba iluminación, proyección digital y mapeo sobre cuatro estructuras físicas se fue adaptando para reflejar la emoción exacta de cada tema que interpretaron y el público se emocionó con cada cambio que hubo.

Definitivamente no podían faltar los sencillos favoritos de todos los asistentes, pero la presentación de ayer fue algo mucho más especial que cantar las canciones famosas. Con un setlist de 21 temas, los grandes éxitos de The 1975 y  I like it when you sleep, for you are so beautiful yet so unaware of it se hicieron presentes, pero también canciones incluidas únicamente en sus EP’s (o la versión deluxe de su álbum debut) encontraron en México el lugar ideal para ser interpretadas por la banda inglesa. Temas como “So Far (It's Alright)”, “Anobrain”, “Me” o “Fallingforyou” fueron coreados por cada uno de los presentes en un vacío en la variable tiempo/espacio en el que niñas, adolescentes, mirreyes, novios y mamás se volvieron uno mismo para externar su devoción por los liderados por Matthew Healy y demostrar que más que hype, The 1975 es una de las bandas actuales con una de las bases de fans más sólidas que he visto en mucho tiempo.

Tras una breve pausa, los ingleses regresaron al escenario para cerrar con broche de oro e interpretar “If I Believe You”, “Chocolate” y “The Sound”. Para ese momento el éxtasis de la gente por estar cerca de sus ídolos era tal que Matthew tuvo que parar unos segundos y hacerle una petición a la gente: Disculpen mi pésimo español pero, por favor, háganse dos pasos para atrás, dijo al tiempo que señalaba a algunas afortunadas de la primera fila que probablemente estaban al borde del desmayo. Esto preparó el terreno para despedirse con “Sex”, tema que desató la locura en el Pepsi Center después de que el vocalista pidiera a todo el público que saltara al ritmo de la canción, algo que ocasionó un micro temblor que seguramente quedará en la memoria de aquellos que pudieron estar ahí.

Si hay algo que define al pop es que nadie puede escapar de él. Te divierte, te entretiene y te hace mover irrefrenablemente hasta que tus pies no puedan más. O hasta que te desmayes. Y ayer, The 1975 logró todo eso y más con uno de los conciertos más divertidos que se han vivido y que todos los presentes seguramente estarán contando los días para repetir.

She Wants Revenge en el Pepsi Center WTC

La noche en la que los corazones rotos cobraron venganza.

“Ella está en el baño, se da placer, dice que soy un hombre malo, me deja afuera”.

Estas imágenes no son las de un grupo ejecutando algunos temas en Pepsi Center, son los retratos del deseo, la soledad, la rabia, la tristeza y el desamor entre luces rojas y azules que capturó el lente de Diego Figueroa, una serie de cuadros cuyos bordes exponen el regreso de She Wants Revenge.

No trajeron un nuevo álbum, se trató de la pequeña gira con motivo del décimo aniversario de su debut homónimo. Los doce temas que le dan forma de vengaza fría fueron puestos en libertad en orden y en su totalidad ante unos cuantos zombies (eran muy pocos ¿Mil? ¿Quinientos?) desesperanzados que respondieron a la consideración de Justin Warfield y Adam Bravin. Los entes vestidos con alguna prenda negra comenzaron a jadear muy excitados en cuanto las cortinas se abrieron a las 10 PM, era como si se tratara de carne fresca lo que estaba sobre las tarimas y ellos no hubieran comido en cinco años (la última vez que vino la banda a México fue en 2011).

“Alguien saldrá herido y no seré yo”.

Los temas comenzaronsu curso y las bestias hambrientas bailaban “fuera de control” en un movimiento tramposo, como si quisieran avanzar y alguna fuerza los contuviera, el chico de allá trae una cerveza en cada mano y se desliza entre arenas movedizas, los tres que están frente a mí se graban cantando y saltando, el de al lado insiste en que “no importa que no haya tanta gente, se están entregando”, Justin hace una pausa para pedir que las luces del auditorio estén más oscuras, los zombies lanzan alaridos, la batería de Jason Payne (el primer baterista de la banda que se reunió para este aniversario )los contiene en Sister, porque ya sin esperanza están hambrientos y quieren lanzarse, ahora nada les importa, y cantan “puedes hacerme lo que quieras”. No se sabe si lo dicen para ellos mismos, para un ex amor, para un nuevo amor, pero ellos saben que aquí algo sucederá.

“Quiero hacerte pedazos”.

Vean las imágenes por un segundo. Podrán imaginarse la velocidad, la lucha del movimiento de un objeto inamovible contra otro cuya voluntad es empujar y empujar, Justin haciendo un baile sexy, Jason desquiciándose en su instrumento, las luces disparando a todas direcciones, los cuerpos en el vaivén, Someone must get hurt es el llamado de los despechados, el dolor de un desamor surge de entre los intestinos para volcarse en este tema sobre venganza que va a toda velocidad y cuando parece que lleva a la locura hace una pausa, los cuerpos se calman, se detienen… pero casi al final, cuando la herida ya no puede contenerse y la sangre comienza a derramarse la canción vuelve a quitar el freno y se vuelve una incitación para cobrar venganza. “La decisión está tomada, quisiste terminar y correr jugando con nuestras vidas, alguien saldrá herido y no seré yo”. El deseo se cumple, el anhelo se lleva a cabo, en fantasía. La chica que viene con su novio le lanza besos durante el show, conoce la letra deTear you apart, la canta completamente, es la catarsis, un deseo indescriptible que se despierta aquí y que hay que calmar.

“Sabías que nunca estaría satisfecho, porque no hay nada como empezar de nuevo”.

La primera parte del show termina. Adam lanza unas palabras en las que relata que un día la banda no existía y al día siguiente apareció, y al día siguiente estaban planeando giras, "no importa lo que les digan, sigan sus sueños, tomen el mundo”. Algunos gritan “Black Liner Run”, “Spend the Night”, “Love my way”, pero no sucede. No saciarán el apetito. En su lugar presentan "Take the world", "Maybe She's right", "Never" (su más reciente sencillo), "Replacement", "True Romance", "Written in blood" y antes de finalizar el acto Justin dice que han dado todo lo que tienen, ya no hay más, dieron todos los movimientos de los dedos en las guitarras, toda la fuerza de sus cuerdas vocales, pero promete que si el auditorio canta y baila volverán antes de lo que piensan. Y arrojan un pedazo de carne, una implacable Rachael , los zombies se arrojan hacia ella, mueven los dedos como si fueran Adam en los synths, la hacen suya, el canción está entre los asistentes, pasa de uno a otro, todos quieren un fragmento de ella, están vueltos locos… hasta que se encienden las luces y todo vuelve a la normalidad... Así pasó.

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Whitesnake en el Pepsi Center WTC

¡Así vivimos el poder de Whitesnake!

¿Qué quieres hacer antes de morir? Los humanos tenemos una lista interminable de cosas por hacer; sueños y anhelos que nos hacen vivir y vibrar intensamente para que al final podamos hacerlos realidad. Anoche yo cumplí uno de los míos.

Recuerdo la primera vez que escuché la batería y guitarra de “Judgement Day”, esa introducción contundente me hizo saber que la música de Whitesnake iba a ser el soundtrack de mi vida, y así fue.

Las puertas del Pepsi Center se abrieron de par en par para recibir una ola de rockeros en búsqueda de un encuentro fulminante. La gente emanaba emoción, euforia y felicidad absoluta; la edad no importaba, el tiempo y el espacio dejaron de existir y los latidos del corazón se volvieron uno solo.

“My Generation” de The Who empezó a sonar, el alma de los presentes coreaba orgullosa de pertenecer y al final David Coverdale, Tommy Aldridge, Reb Beach, Joel Hoekstra, Michael Devin y Michele Luppi salieron al escenario.

La guitarra inauguró la noche con su riff, el aullido de David Coverdale retumbó, la batería de Tommy Aldridge marcó el tiempo y “Bad Boys” explotó frente a nuestros ojos como indicio de lo que venía. “Slide it in” sonó a pasado, sus acordes hicieron bailar y brincar al público, mientras que la voz marcaba el ritmo de los cuerpos sudados.

El teclado de “Love ain’t no stranger” inundó el ambiente, los gritos de amor y desamor no se hicieron esperar y la gente se entregó a la banda y a las historias que contaba. “The deeper the love” unió irremediablemente a las almas perdidas con pasado, a través de la lírica, y “Fool for your loving” convirtió al encuentro en un concierto con más de tres mil voces mientras que el solo de guitarra llenó nuestros oídos de virtuosismo.

Como es característico en la banda, la guitarra marcó el inicio del ritual y “Ain't No Love in the Heart of the City” nos regaló un momento íntimo a cargo de la voz muy bien conservada de David. Como arte de magia, las notas desembocaron en los golpes de una batería enfurecida y dieron paso al infierno que estuvo a cargo de “Judgement Day”. Las cabezas volaban, los movimientos sensuales se esparcían, la música inundaba el alma y los presentes se entregaban al día del juicio ardiendo en deseo mientras Coverdale recitaba: “We walk toward desire, hand and hand through fields of fire, with only love to light the way on the road to Judgement Day”

Los músicos tomaron posesión del escenario, uno por uno Tommy Aldridge, Reb Beach, Joel Hoekstra y Michael Devin demostraron el dominio completo del instrumento que tenían en las manos y el grito avasallador del público no se contuvo.

“Slow n’ Easy” irrumpió en nuestros cuerpos para presenciar el momento más sensual de la noche. Las mujeres nos volvimos supersticiosas y movimos las caderas, los hombres respiraron lentamente y explotaron con la guitarra que marcaba el baile nocturno; otros cantaban, muchos otros grababan y todos nos sentimos afortunados de estar ahí.

“Is this love” se presentó lentamente y lleno las gargantas de nudos, o no sé sí solo fui yo, nunca lo sabré; “Gimme All Your Love” suplicaba por todos los que no tenían voz y “Here I go again” encendió la llama e iluminó el camino de los corazones que buscaban una respuesta en la soledad.

El Pepsi Center ardió en llamas, “Still of the night” y “Burn” cerraron majestuosamente una noche llena de rock y euforia; dieron el adiós inminente a una noche mágica.

La grabación de “We Wish You Well” empezó a sonar y se me llenaron los ojos de lágrimas. Whitesnake siempre formará parte del soundtrack de mi vida a través del recuerdo de un gran amor, un inicio y futuro prometedor, una noche de deseo o un día cualquiera.

Mi sueño se cumplió.

Megadeth en el Pepsi Center WTC

Una furiosa tradición anual.

Ocho meses después volvieron a abrirse las puertas del “Hangar 18” en México. Posiblemente hemos visto demasiado a Megadeth pero siempre es catártico, más aun sabiendo que en cada show la ejecución instrumental mejora y difiere gracias a nuevos integrantes. En el final del primer tema y entre el eco del primer grito de guerra nombrando a la banda, Kiko Loureiro impuso su gran estilo a los solos de este clásico que dio paso a lo más nuevo: “The Threat Is Real” en honor a la paranoia por los ataques quirúrgicos que fallan, los daños colaterales que acaparan las noticias.

Siendo arrastrados por el “Tornado of Souls” los adeptos más jóvenes encontraban el momento perfecto para codearse unos a otros tratando de alcanzar un buen lugar cerca del escenario mientras a la distancia, los viejos y cansados fans solo escuchaban atentos. “Poisonous Shadows” y su afán progresivo con coros ambientales de fondo, “Wake Up Dead” porque aún queda una larga semana por sobrevivir. “In My Darkest Hour”, la calma antes de la tormenta, “Conquer or Die” y Kiko haciendo gala de su habilidad con la guitarra a modo de flamenco infernal.

“This song is about a friend’s ex wife, she was a fucking prostitute”, refirió Dave Mustaine antes de interpretar “She-Wolf”. El riff de guitarra como mordedura que ha persistido desde 2010 que hemos recibido por lo menos una visita anual de la banda en territorio mexicano. “Dawn Patrol” y “Poison Was The Cure” rindiendo honores a Rust In Peace, “Sweating Bullets” para brindar con cerveza a falta de Black Tooth Grin, “A Tout Le Monde” para lacerar las cuerdas vocales, “Trust” y como siempre su coro en español por parte de Mustaine y su personalidad siempre punzante: “Somebody told me he didn’t understand this song…i don’t fucking care”, mencionó antes de “Dystopia”.

La sinfonía de la destrucción y su tradicional canto, alguien entre el público que decidió gritar Juan Gabriel en vez de Megadeth, “Peace Sells” y el paseo de Vic Rattlehead por el escenario, Mustaine mencionando que aprecia el respeto del público mexicano hacia la banda a diferencia de otros países de Sudamérica, una bandera mexicana con el logo de la banda en su atril del micrófono en todo momento. “Holy Wars…The Punisment Due” siempre es el final perfecto para esta peregrinación anual para algunos, y la primera vez para las jóvenes generaciones que en los hombros de sus padres descubren que lo que dice un meme que circula recientemente es totalmente cierto: “Metal is passion, not fashion”.

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Pepsi Ska Fest - Día 2

La segunda y última fecha del Pepsi Ska Fest 2016 tuvo lugar este sábado en el Pepsi Center de la Ciudad de México.

Aparte de Dr. Martens, franelas a la cadera y playeras Fred Perry, los asistentes (en su mayoría) portaban alguna prenda que demostraba a que banda venían a ver el día de hoy, constatando que los seguidores del ska son de los más apasionados en el país, ya sea que vinieran en camión desde Guadalajara con la pequeña banda de No Tiene La Vaca, o tuvieran que esperar varias horas para ver por primera vez en México a Less Than Jake en el Pepsi Ska Fest.

La mencionada banda de No Tiene La Vaca fue uno de los primeros actos en tocar para un público poco numeroso, lo mismo que Rude Boys, pero estos actos “pequeños” no escatimaron en quemar las calorías sobre el escenario; como mínimo, sus respectivos seguidores recibieron un par de presentaciones bastante enérgicas. De Tijuas estuvo presente Almalafa, añejo grupo que lleva tocando desde los 90. Se aventaron una versión de “Redemption Song”, la cual la convirtieron en versión ska “con todo respeto para Marley”, como dijo el cantante “Duende” García. Tocaron clásicos propios como “Siento Tu Calor” y “Matar”; antes de despedirse, nos dijo “Duende”: “chéquense esta rolilla mamonsilla” (en completo acento tijuanense), antes de entrarle a una versión ska de El Padrino, si, aquella trilogía de películas.

La raza iba llegando y ya llenaba una tercera parte del Pepsi Center, con mucha gente participando en las activaciones de las marcas corporativas asistentes, casi siempre a insistencia de carismáticos argentinos que le saben a ese rollo. Es cierto que el Ska Fest se siente como un evento corporativo, muy comercial (dirían algunos), pero a final de cuentas es una oportunidad de reunir a bandas emergentes dentro de la escena ska mexicana, en un recinto cómodo y seguro, con todas las amenidades, así que todo bien. Es interesante notar que no aparecen los nombres de siempre como Panteón Rococó o Inspector o hasta Los Fabulosos Cadillacs; en su lugar No Tiene La Vaca, Nana Pancha y Maskatesta, que aparte de tener un tino para escoger nombres semi-graciosos, son propositivos en su música y contestatarios en sus mensajes (normalmente en torno a las desgracias que nos aquejan a los mexicanos).

Aunque de hecho Maskatesta trajo el momento romántico de la noche, interpretando canciones de amor y de despecho como “Tabernero”, “Hace Tanto Tiempo” y “Tú Que Pedirás”; del escenario repetidamente se escucharon palabras para el público como “energía” y “amor” por parte del cantante Kabula.

Se acercaba el momento de empezar a recibir talento internacional al escenario y personalmente anticipaba la presentación de una banda, incluso el presentador Horacio (Blanco, de la legendaria banda de ska venezolana Desorden Público) se proclamó como “fan declarado” antes de presentarlos. Eran The Aggrolites. Proponentes del early ska revival y de su característico dirty reggae. Fue una alucinante presentación llena de potencia y melodía que traía al público entero bailando. Imposible no ponerse a mover los pies con esta banda, y aunque el sonido del Pepsi Center le había quedado a deber a las vocales de algunas bandas, el teclado de Aggrolites brillaba entre el resto de los instrumentos, al igual que en los discos. Más tarde tuve la oportunidad de preguntarle al mismísimo Roger Rivas, el “Aggro Boss”, cuál era ese teclado de madera que domina sobre el escenario. “Hammond B3 my man!”, respondió.

Durante el intermedio se vino la sorpresa anunciada, más que nada para Horacio Blanco, a quien le subieron a la sección de metales de Los Victorios, junto con Pato de La Maldita Vecindad. Blanco interpretó un par de números, antes de que apareciera Rocco, incluso para la sorpresa de Pato, y pasaran a tocar una versión bastante alegre de “Pachuco”, con patadas a diestra y siniestra, como es costumbre de Rocco.

Nana Pancha deleitó a sus llamados “Gallos” con “El Odio Y El Amor”, antes de dedicarle una canción a EPN llamada “Baile Brutal”. De los grupos con más convocatoria, subieron a Marifer Malo, mejor conocida como “Fuzz”, al escenario para que cantara unos números con ellos, en un momento medio Moderatto-Belinda, y no tardaron en caer algunas rechiflas. Cabe mencionar que “Fuzz” fue la única mujer que pisó el escenario este día, en donde hizo falta más presencia femenina. Less Than Jake, en su primera visita a nuestro país, hizo lo propio con números como “Good Enough” y la pegajosa “The Science Of Selling Yourself Short”. Venía incluida en su presentación un humor algo condescendiente como “i love tacos!...yo quiero Taco Bell”, “esperábamos ver más bigotes” y “¿tienen MTV en México?”; son del norte del estado republicano de Florida y era su primera vez en México, así que todo normal…o bueno no, faltó “Surrender”, cuya omisión fue a final de cuentas el peor chiste que nos hicieron.

Finalmente llegó el platillo principal. Aaron Barrett, en camisa hawaiana y con una Gibson Smith cuadriculada al hombro, saltó con el resto de Reel Big Fish a darle duro mientras la lluvia vespertina caía con fuerza en las afueras del lugar. Corrían a toda velocidad por el escenario, pegaban patadas y bromeaban en inglés, todos, hasta el miembro de la sección de metales con el mejor apodo dentro del mundo del ska: “Saxl Rose”. Dejaron caer “Everything Sucks” y “Sell Out”, entre otras, y de repente, en el Pepsi Center, era 1997 de nuevo. Caminando hacia la salida, con trompetas en mi cabeza que van a sonar hasta el año nuevo, vi que hasta los carismáticos argentinos de las activaciones se notaban agotados. Un final feliz para la segunda edición de este festival. Ska!