Una fiesta cósmica que solo podríamos imaginar en nuestros sueños.
Eran en punto de las 20:30 H cuando las luces del Palacio de los Deportes se apagaron y los gritos de los fans se hicieron presentes para recibir en escena a Camilo Séptimo, que logró transformar el recinto en un solo universo de sonidos frescos y vibrantes con la esencia de su nuevo material discográfico ECOS, así como sus pasadas colaboraciones Navegantes y Óleos.
Fue así como la velada dio inicio con el tema “Contacto”, donde el pop y rock alternativo dominaron el ambiente para dar paso a Manuel Mendoza “Coe” con su delicada voz, a Jonathan Meléndez con su melodías suaves en el teclado y, por supuesto, con los electrizantes solos de Erick Vázquez en la guitarra. Un viaje de texturas emotivas que, si bien, se convirtió en una fiesta cósmica y onírica de un profundo sueño.
De forma continua y con una elegancia sutil, “Eres” fue la segunda canción que se posicionó en primer plano por su sutil composición del teclado. Un tema que calentó los motores y que dio paso al éxito “Ser Humano”, misma que hizo bailar a todo aquel que estuviese bajo los destellos rojos que envolvieron el evento.
Sin pausas y con un fondo de franjas de colores rojo, azul y morado, “Eco” fue el cuarto tema en ser interpretado y que hizo cantar en coro a la audiencia. Tal fue la energía en el recinto, que dichas luces de colores, las cuales estuvieron presentes en toda la velada, tomaron protagonismo y dieron la bienvenida a “Telepatía”, “Hipnosis” y “Efímera”.
En cambio “Fusión” y “Veneno” fueron las siguientes canciones que dieron una energía en su máximo esplendor, después de estas, le siguió “Sintergia” con la participación estelar de David Velasco, vocalista de Porter. Y que, posteriormente, continuó los sonidos delicados de “Aura” y el electrizante ritmo de “Galáctica”, la cual Coe dedicó a sus papás junto a la voz de Francisca Valenzuela.
Entre sonrisas complacientes y gritos alocados de fondo, los miembros de Camilo Séptimo siguieron tocando en una absoluta satisfacción joyas como “Miénteme”, “Me Dejas Caer” y “Resplandor”, las cuales integraron el combo de la noche al ser composiciones emblemáticas de sus primeros años en la industria musical.
Solo así la euforia del público dio paso al destacado hit “Neón”, donde decenas de fanáticos cantaron como si la vida les fuera en ello, mientras que las luces del escenario envolvían el recinto. Luego vino “Vicio”, un tema que encarnó la esencia pura de la agrupación e hizo que los espectadores fluyeran con la melodía, pues dio paso a “Te veo en el 27”, tema que envolvió a lo oyentes en una espiral negro y blanco de lo alternativo.
Como parte final y entre un ambiente electrizante surgieron los acordes de “No te puedo Olvidar”; una canción musicalmente dulce y líricamente melancólica que abrió el camino a “No confíes en mí”, ya que nos arrebató a la banda del escenarios una vez que terminó.
En el final, Camilo Séptimo agradeció al público por asistir a cada uno de sus presentaciones en vivo, en especial el de aquella noche del primero de octubre. Una despedida que estuvo acompañada del tema “Inevitable” y que despertó aquel sueño profundo del cual estábamos hipnotizados y que parecía una ilusión.