Coxon demostró que es más que el guitarrista de Blur.
Galera se sentía como un lugar en comunión, quizá porque todos los asistentes eran fanáticos empedernidos, y tanto el espacio como el evento no se prestaba para hacer un alboroto; no se sentían empujones pero si un calor infernal. Sin mayor esfuerzo logré colocarme justo en el centro de ese pequeño mar de gente. Lo cierto es que todos estábamos expectantes a lo que más tarde sucedería, la primera presentación como solista de una pieza fundamental del britpop. Sin un acto abridor, el momento había llegado; pasadas las 20:00 H. se apagaron las luces y Graham Coxon subió al escenario. No había tiempo que perder, ansioso, el músico tomó su guitarra e inició un recorrido musical que incluyó nostalgia, historias y sudor.
El cantante inició con "R U Lonely?", que se desprende de su primer material de estudio y que se ha vuelto recurrente como tema de apertura en sus presentaciones. Después siguió "Latte", de la cuál mencionó que fue de las primeras canciones que compuso cuando decidió dejar por completo el alcohol.
Al finalizar saludó escuetamente, y el público como de costumbre, se hacía notar con gritos ensordecedores, Coxon se mostraba nervioso, alejado de la personalidad que siempre ha mostrado como uno de los guitarristas que al pisar un escenario se transforman en energía pura. Abrumado por el enorme recibimiento pero contento por estar haciendo lo que más le gusta, el show continuó con "All Over Me", "That Someone Ain't You" y "Alright". Entre canciones, bebía jugo de manzana mientras bromeaba con el público. Solo necesitó dos guitarras, un pedal de loop y su voz para emocionarnos.
Con "Don't Believe Anything", el sonido y el ambiente le jugaron una mala broma. Al grabar la parte rítmica de la canción, se coló entre las pastillas de la guitarra los gritos de la gente, algo que lejos de molestar al cantante, lo llenaba de curiosidad y se dispuso a explicar por qué había ocurrido este fenómeno. Graham no pretendía llevar un espectáculo impecable y eso se hizo notar, pues a lo largo de su presentación el guitarrista erró algunas notas y su voz desafinó en ocasiones, pero creo que esa fue la magia del concierto.
Lo que él buscaba hacer con esta pequeña serie de presentaciones llamadas, One Man Solo Show, era crear un espacio íntimo donde pudiera tocar por el simple gusto de hacerlo, sin presentar una producción estrafalaria llena de músicos de apoyo. Él sabía que lo único que necesitaba era su talento y un público para el cuál interpretar sus canciones.
Luego de un rato empezaron a sonar los temas originales que Graham compuso para la popular serie de Netflix, The End Of The F***ing World. Con "Angry Me", "Saturday Night", "She Left The Light On" y "Roaming Star" nos hizo sentir dentro de aquella caótica historia de amor adolescente, mostrándonos que su trabajo logró sobresalir al nivel de los protagonistas.
Algo que inevitablemente tenía que pasar era que sonara algo de Blur. A su estilo, Coxon hizo una versión de "Miss America", incluido en el aclamado Modern Life is Rubbish; uno de los tracks menos valorados de su carrera. En él hizo un experimento, al conectar aquella guitarra electroacústica con el flanger, efecto que forma parte esencial de su sonido pero que en un formato acústico suena fuera de lo común. Al concluir, el músico se dispuso a contar una divertida anécdota sobre la inspiración de esta canción, que involucraba un viaje en carretera junto a su compañero de banda, Damon Albarn; robándose los aplausos y risas de los asistentes.
Conforme fue avanzando la presentación, Graham se sentía más relajado, escuchando a todos aquellos que le pedían a gritos canciones de su extenso repertorio y algunos otros que intentaban de la misma manera llamar su atención y demostrar el afecto que sienten por el intérprete. El clímax llegó cuando sonaron los primeros acordes de "Walking All Day". Fue en este momento cuando todos en el lugar comenzaron a cantar eufóricamente, acompañando con palmas mientras él hacía una demostración del magistral dominio que tiene con la técnica slide.
Tras una breve pausa para afinar su guitarra, volvió para interpretar un cover. De manera seria preguntó; "¿Conocen a Blind Faith?" y empezó a entonar las notas de "Can't Find My Way Home", que serviría para indicar que nos acercábamos a la recta final. Uno de los temas más esperados era "You're So Great", la cuál le dio la confianza en los ya distantes años 90 de seguir componiendo a la par que lidiaba con la presión mediática que representaba para él estar en Blur. El público cantó a todo pulmón cada palabra sin falla, haciéndole ver a Coxon que su trabajo es valorado más allá de estar en una banda.
La sorpresa llegaría de la mano de "Song 2", aquel clásico lleno de guitarras sórdidas que popularizó junto a Albarn, James y Rowntree; con el que puso a brincar y gritar a todo Galera con el característico ¡Woo-hoo!. Para concluir, bajó las revoluciones con dos de las canciones que han marcado su carrera solista, "See A Better Day", “Freakin’ Out” y "Sorrow's Army", las cuáles nos hicieron recordar la naturaleza de su presentación, íntima y relajada; no había mejor manera para terminar esta velada.
Graham Coxon nos regaló una noche espectacular, en casi dos horas nos llenó de momentos únicos, donde demostró que más allá de ser miembro de Blur es un guitarrista virtuoso, quizá el mejor de su generación, un compositor creativo; una persona relajada y divertida. Pero sobre todas esas aseveraciones hay algo que nos confirmó a cada minuto y con cada acorde, él es alguien que ama la música.