Fotos Bere Rivera
Back to Basics: House of Vans.
Durante años House Of Vans fue el festival encargado de traer lo mejor del hip hop y rock internacional. Este año, la marca de tenis decidió dar un giro de 180 grados y recuperar a su público original. Es por eso que se decidió convocar a bandas nacionales de amplia trayectoria y cuyo público sí usa Vans, ¿cuál fue el resultado?
Todo empezó temprano. El festival, se podría decir, constó de dos partes. Por un lado hubo un bazar y show de skatebording, que convocó tatuadores, barberos, joyerías y repostería, destacando además los talleres en los que podías incluso crear una bolsa de mano teniendo como base una playera de la marca.
La segunda parte fue musical. Todos saben que Vans siempre se ha visto ligada a la música alternativa. En esta ocasión se decidió voltear a la escena nacional y convocar esas bandas que ayudaron a popularizar esta marca.
Primer día: El punk rock arruinó mi vida
El primer día contó con tres presencias gigantes de la escena nacional.
Primero Lng/SHT. El rapero de Cancún es el vocero perfecto de la marca. Sus letras hablan directamente a esos “skatos”, que crecieron escuchando punk pero que hoy en día prefieren las rimas como vía de escape. Rifando rolas como “El punk rock arruinó mi vida” y “Llaves, teléfono y cartera”, conquistó rápidamente a un público que parecía mandado hacer.
Después llegó el primer plato fuerte de la noche: Plastilina Mosh. Estos regios con más de 20 años de trayectoria demostraron por qué son de los duros de la música alternativa mexicana. “Mr. P. Mosh”, “Afroman”, “Oxidados” y “Nalguita”, pusieron el ambiente a full y listo para el plato fuerte de la noche.
Para terminar llegó Molotov y vaya que este cuarteto tiene un pacto con el diablo, su energía y su intensidad parecen no tener fin, no importa que lleven más de dos décadas tocando y que sus integrantes rebasen los cuarenta años. Durante una hora pusieron a todos a brincar y cantar esas canciones que los acompañaron en su juventud: “Puto”, “Chinga tu madre”, fueron solo unas cuantas de las melodías que sonaron en su set.
También hay que resaltar que la banda abridora fue No Wrong Numbers, que se ganó su lugar a través del concurso Sessions. Esta banda no tiene muchos reflectores pero es verdaderamente el ejemplo perfecto del sonido Vans, ojalá crezca y tenga muchos logros más.
Segundo día: ¡Qué comiencen las hostilidades!
El domingo las actividades musicales iniciaron con Disidente. Esta banda tapatía se ha mantenido años en el underground logrando crear una buena base de fans que desgraciadamente no asistieron al festival. Sin embargo, con su simple energía fue suficiente para calentar los motores para otra noche exitosa.
Después tomó el escenario Caloncho, el también tapatío trae consigo una buena vibra. Sus canciones poco a poco se han convertido en clásicos. Sus seguidores son tan fieles que algunos abandonaron el recinto, en el momento en que su presentación terminó, lo cual tiene sentido al tratarse de un domingo, no es un día para la fiesta.
La primera de las presentaciones principales de la noche fue DLD, y vaya que si de clásicos hablamos, con más de una década sobre los escenarios, esta banda se ha convertido en uno. “Dixie”, “Arsénico”, “Por siempre”, son canciones que ya forman parte del imaginario popular, lo cual se demuestra en el momento en que la canción empieza, nada más suena el primer acorde y no hay quien se pueda quedar quieto y en silencio.
Para cerrar la noche y el festival llegó Panteón Rococó y qué buen cierre. No importó que su presentación empezó a las 23:30 H. en un domingo, parecía tocada de prepa de viernes por la tarde: nadie pudo mantenerse en su lugar. Los de las gradas se pararon, los de pista slamearon y como si nada pasó hora y media en la que sonaron verdaderos clásicos como: “La Dosis Perfecta”, “Marcos Hall”, “Esta noche”, “La Rubia y el demonio”, “Acábame de matar”. Verdaderamente la calidad de la banda no hace más que aumentar con los años.
Al final la apuesta de Vans por la escena nacional, los skatos, los rockeros, los chavorrucos, funcionó. La marca pudo congraciarse con sus viejos consumidores y de paso presentar un nuevo concepto que, a pesar del escepticismo, resultó ser todo un éxito.