Nada importa salvo pasarla bien.
Misterio bajando las escaleras de Normandie, ni idea de qué pueda habitar en este espacio subterráneo, el reflejo en el espejo que se ve al descender es negro, como la noche, negra, como casi todos los que ya están bailando, de atuendo negro, zapatos, botas, tacones, tenis, faldas, jeans, camisas, playeras, chamarras, boinas, todo en negro. Es la primera reunión de los amantes del techno duro, abrasivo, salvaje como salvajes son los vampiros que han salido de sus cuevas para liberar su personalidad Daughter of Satan, las fiestas de estética “dulcemente oscura”, Pelada tiene dificultades para comenzar, Silent Servant detrás de sus aparatos sigue mezclando, el escenario presume el nombre del evento en neón rosa, rosas de colores claros y negro adornan el frente.
Pelada el dúo de montreal que forman Chris Vargas (dejando entrever su ropa interior debajo de un vestido transparente) y Tobias Rochman (camisa de color plata) arroja house y techno con gritos subversivos punk: “tu identidad se convierte en una mercancía”, “no hay la solución”, giro de cabeza en derredor, los antes outsiders y ahora arquetipos de un atuendo, los ravers asiduos de la escena dance, del club se agitan poseídos, embriagados con un sonido poderoso, urgente, como los describe Virginie Despentes, “habían ido para hacerse sodomizar el alma, dispuestos a tragar cualquier mercancía subversiva mientras les hicieran creer que recibirían algo de identidad extra”.
Los cuerpos chocan entre sí, el espacio se calienta, el agua se sirve en envases con forma de cráneo, hay un espacio para caminar hacia atrás, figuras oscuras continuan descendiendo las escaleras, Essaie pas sobre sus máquinas de sonidos, Marie Davidson y Pierre Guerineau, synth veloz, sonido futurista, a ratos industrial, a ratos techno, ritmo atroz que no se detiene, fuga de la realidad, luces rojas en el frente, cabezas moviéndose como péndulo, las piezas se suceden una tras otra, no hay pausa en este set, es un track que va de corrido alternando en forma, bastardos de John Carpenter y Giorgio Moroder producen algunos sonidos siniestros… inmediato a que termina su show el plato principal es servido, Silent Servant de origen latinoamericano, afincado en EE.UU., golpea las paredes, la ropa, la piel, la carne, el rostro, los oídos, con unos beats violentos, punzantes, el cuerpo quiere imitar ese ritmo, se traba como cocainómano en sobredosis, su techno oscuro se escucha en este círculo del infierno que ni Dante pudo imaginar, aquí hay fuerzas de satán tomando a cada cuerpo, poseyéndolo, sometiéndolo a un baile entre sensual, perverso, intenso, el grupo de ravers se parece a los asistentes del “Quagmire” en San Junipero que quieren pasar su vida eternamente en donde nada importa salvo pasarla bien, intentando sentir algo, temas de las producciones más densas de Servant, post punk electrónico que va sobre el mismo eje, trance demencial.
Es tiempo de partir, afuera el frío de la madrugada, el anuncio de la próxima Daughter of Satan, los hijos del sello italiano Mannequin Records tendrán su oportunidad para adentrarnos en otro círculo de este sótano.