El blues chamánico de Los Espíritus volvió a inundarnos de misticismo.
Los Espíritus es una banda que siempre ha ido en ascenso. Cada disco ofrece algo nuevo. Un acorde, la inclusión de un nuevo instrumento, un sonido particular de un país latinoamericano, un nuevo blues para bailar. El día de ayer, se dejó en claro por qué son una de las bandas independientes más importantes y sobresalientes de la escena musical. Y, también, la conexión que han creado con el público mexicano. ¡Un ritual chamánico!
Con algunos minutos de retraso después de las 21:00 H, Bang Bang Bang y Los Espectros tomó el escenario. El trío, ahora acompañados de un panderista y maraquero, inició la noche con energía. Un teclado, cuerdas de bajo rasgadas y con una batería que estaba siendo destruida, los oriundos de Toluca hacían vibrar el Foro Indie Rocks!, si algo les sobra, son ganas.
La esencia de la banda es evidente: tocar rápido y fuerte. Amantes del garage, The Sonics y The Cynics estarían felices de ver a jóvenes queriendo destruir los amplificadores con rock & roll salvaje. Aunque, cabe aclarar que el audio empezaba a fallar, y a Bang Bang Bang y Los Espectros aún les falta presencia en el escenario. Saben lo que hacen y qué quieren transmitir. Pero la experiencia, muchas veces define a un proyecto en vivo. Aún así y con un cover de “Camisa de fuerza” de Los Saicos en su setlist, el trío tiene un futuro prometedor. Mucho por mejorar, pero con ese poderío seguro lograrán cosas grandes. ¡El garage inmortal!
Pasadas las 22:00 H, y con ya algunos minutos de retraso, Los Espíritus aparecían con una ovación sobre el escenario. Los liderados por Maxi Prietto, todos con un par de cervezas en la mano antes de iniciar su show, se colgaron los instrumentos y empezaban su ritual. “Mares” arrancaba su show y todo el público empezaba a corear fuerte. Creía que la salida de Santiago Moraes le pegaría al sonido en directo de la agrupación, pero la realidad es que se escuchaban increíble. Lo malo, el bajo audio en el micrófono de Prietto, se distinguía muy poco la voz en el recinto.
Con “El Servidor” y “El árbol de los venenos”, Los Espíritus mostraba cómo era escuchar Caldero en directo. Su cuarto disco, el más variado en cuestión de mezcla musical, tiene la esencia impregnada de la cultura latinoamericana. Blues del desierto que hacía mover pies y cabezas. Un Foro Indie Rocks! a su máxima capacidad gritaba y bailaba. No había quien estuviera quieto. Prietto sabe mover al público, no hay duda de eso. “Crece, crece, crece, crece”.
“Jugo” comenzaba y fue una de las más coreadas, Agua Ardiente se ganó un amor profundo en México. No es para menos, tremendo disco. La noche corría y “Destino” y “Semillas de luz” llegaban a nuestros oídos. La energía del recinto siempre es especial, todas las noches cambian dependiendo la banda que tengas de frente, pero Los Espíritus estaba haciendo retumbar las paredes como pocos. Martín Fernández Batmalle, bajista del proyecto, sonreía sin parar cada vez que veía como el público se aventaba por los aires, se empujaban y coreaban; todo pasaba entre sudor, humo y cerveza que salía volando.
El blues y la fiesta corría con “Cigarros y Tragos”, los argentinos seguían con la promoción de Caldero a tope. Los instrumentos perfectos, aunque Maxi Prietto seguía con problemas con su micrófono, cosa que nunca se solucionó del todo, pero que en cada canción había una leve mejora. “Motivos” y “Ola Blanca” bajaron por un momento los decibelios, pero no la calidad. Escuchar el disco en directo es una experiencia completa. Los Espíritus sabe manejar a la perfección tiempos y todo es una sincronía total.
La banda traía su debut a los amplificadores y el corrosivo blues de “Las Sirenas” volcaba el foro en una locura. “Las armas las carga el diablo” es un viaje en el tiempo. Los Espíritus lo es, no suena a una banda de esta época. Esa es su magia, nos hacía creer estábamos con viejos amigos. Ellos vestidos de camisas de palmeras como si afuera estuviera la playa. Nosotros bebiendo cervezas como si los conociéramos de hace años. “Plegarias” los despedía del escenario, volverían y faltaría lo mejor.
“OE, OE, OE, OEEEE... ESPÍRITUUUUUS”... Se unía el foro en una sola voz cuando el quinteto de Buenos Aires regresaba al escenario. Prietto sonreía, se hacía su cabello para atrás. Una vibra increíble de un público que se había entregado a todo en casi hora y media de show. Volvían a colgarse las cuerdas en hombros y sonaba “Noches de Verano” seguido de “La rueda que mueve al mundo” y “Huracanes”. Tres canciones fulminantes.
“Ché, esta noche es increíble”, decía Prietto cada que terminaba una canción. Volvían a irse, el público quería más. Abrieron las puertas del foro y la gente comenzaba a irse, aunque mucha seguía de pie aplaudiendo y gritando.La banda regresaba a escena y el bajo de “Lo echaron del bar” daba pie a la psicosis colectiva. “Jesús rima con cruz” llegaba y volvíamos a notar el poderío de su debut en vivo.
Los chamanes regresaron a nuestro país. Volaron alto y nos invitaron a su ceremonia repleta de blues y congas. La desconstrucción y reconstrucción de la banda a principios de año parece solo los unió un poco más. Se sonríen y nos hacen sonreír. Bailan y generan un baile total. Perros viejos del rock & roll. ¡Aguanten Los Espíritus!