A pesar de su corta vida, el Foro Indie Rocks! ya cuenta con varios conciertos memorables; mejor dicho, ¡memorablemente ruidosos! Ahí tenemos la presentación de OFF!, hardcore punk escandaloso, The Men, garaje noise ponchado; y cómo olvidar el magno concierto de la legendaria banda The Sonics, el show más ruidoso, escandaloso y destructivo que ha pasado por este creciente escenario.
El Columpio Asesino es una banda muy querida en nuestro problemático país. Cómo no serlo, si tienen bastante tiempo recorrido en los caminos del rock independiente. Con catorce años y cinco álbumes en su catálogo los de Pamplona, España, se añadieron a la lista de conciertos ruidosos que han ocurrido tan solo este año en el ya mencionado recinto.
Con un rotundo sold out, la inmensa cantidad de asistentes se repegaba en los apretados muros del lugar a pocos minutos de dar inicio a la demencia. Cristina se acomodó arrogantemente sobre el escenario ataviada con un vestido blanco que impresionó a las expectantes mentes de la asistencia, mientras Raúl, Álbaro, “Sable” y Daniel daban inicio a la velada con un intro que desembocó en el krautrock de “Babel”. Los cuerpos comenzaron a moverse lentamente de lado a lado y los gritos que coreaban la letra de la canción retumbaron por todos los rincones del lugar que eran alcanzados por aromas psicodélicos.
Esta tocada fue la excusa para presentar el nuevo disco, Ballenas Muertas en San Sebastián, el cual interpretaron de pies a cabeza. Los presentes se notaban bastante familiarizada con las nuevas rolas que parecen largas por lo etéreas que son, sus largos y continuos riffs de guitarra atascados de reverb, delay, distor y todos los efectos imaginables para crear atmósferas sin tiempo y espacio; grooves de batería repetitivos, un bajo constante, teclado con sonidos espaciales y gritos alucinantes acompañados de efectos complementan muy bien el trance.
Al mismo tiempo, debajo del escenario, montones de cabezas ondulantes se empababan de sudor por el poco espacio que había para siquiera moverse. El calor se transmitía inmediatamente de cuerpo a cuerpo, pero el alucine y el letargo se fueron al demonio cuando empezaron a tocar las favoritas: “Diamantes”, “Perlas” y “Toro”, que sonaron mientras la gente saltaba, se empujaba para estar mas cerca del escenario, gritaba y bailaba violentamente.
Sin mayor preámbulo, la banda se despidió, pero los gritos del público la hicieron regresar y tocar un set de cinco canciones más que reventaron con la ya acostumbrada despedida: el cover a "Vamos" de Pixies que hizo explotar el lugar.