Vibraciones de poder y emoción: un concierto inolvidable en el Estadio GNP.
El viernes 23 de agosto, el Estadio GNP fue testigo de una de las noches más memorables en la carrera de Natanael Cano. El cantante, conocido como el creador de los corridos tumbados, se presentó ante miles de seguidores que, a pesar de la lluvia, no dudaron en asistir para ser parte de este histórico evento.
Antes de que las luces se apagaran, las tres enormes pantallas del escenario proyectaron una entrevista en la que Natanael confesaba que este podría ser el concierto más importante de su carrera. Era un momento lleno de honestidad, donde el artista dejaba entrever su emoción y nerviosismo.
La confesión de Cano marcó el tono de la noche: algo grande estaba por suceder. Tras esas palabras, el estadio se sumió en la oscuridad, generando un ambiente de expectación que pronto se desbordaría.
El inicio del concierto fue explosivo. Con los primeros acordes de “El F”, Natanael hizo su entrada triunfal, y el público respondió con un estruendoso grito. Desde ese momento, quedó claro que la conexión entre el artista y sus seguidores estaría en su punto máximo. La energía era palpable, y todos sabían que estaban a punto de vivir una noche única.
A lo largo de dos horas y cuarenta minutos, Natanael Cano se encargó de mantener la intensidad en el escenario. No se guardó nada, interpretando un repertorio que abarcó desde sus grandes éxitos hasta homenajes a los artistas que han influido en su música.
Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó cuando Cano dedicó un bloque de siete canciones a Ariel Camacho, a quien siempre ha mencionado como una de sus mayores inspiraciones.
Con temas como “El toro encartado”, “Entre pláticas y dudas”, y “Bien Guerrero”, Natanael rindió homenaje al artista sinaloense, emocionando profundamente al público. Las letras de Camacho, resonaron con fuerza entre los asistentes, muchos de los cuales conocen estas canciones de memoria.
El homenaje a Camacho no fue el único gesto de respeto hacia los grandes del regional mexicano. Natanael también incluyó en su setlist versiones de clásicos como “Soy de alto mando” de Alfredo Olivas, “O me voy o te vas” de Marco Antonio Solís, “Pídeme la luna” de Leo Dan y “Mi bello Ángel” de Los Primos MX.
Sin embargo, fue con “Ya te olvidé” de Rocío Dúrcal y “Amor Eterno” de Juan Gabriel con las que el estadio alcanzó uno de sus puntos más altos de emoción. Estas interpretaciones, fueron coreadas por todo el público, creando un momento casi único en el que la voz de Natanael se fundió con la de miles de personas.
Cano continuó con un segmento dedicado a sus éxitos en solitario. Canciones como “Diamantes”, “Más Altas Que Bajadas”, “Compa Bladi”, y “CH y la Pizza” mantuvieron el ambiente en lo más alto. Pero fue “Amor tumbado” la que realmente hizo que el público explotara en gritos y aplausos.
Este tema, uno de los más emblemáticos de su carrera, es una perfecta muestra de su estilo: una mezcla de corridos tradicionales con elementos urbanos, que ha cautivado a una nueva generación de oyentes.
Sin embargo, lo que muchos esperaban con ansias eran las colaboraciones que se habían causado expectativa previamente. Y Natanael no decepcionó. La primera de ellas fue “Disfruto lo Malo”, donde compartió escenario con Jimmy Humilde. Esta colaboración fue seguida por “Como es arriba es abajo”, junto a Dan Sánchez, quien se quedó para interpretar dos temas más: “Adrenalina” y “LSD”. Estos momentos demostraron no solo la versatilidad de Cano como artista, sino también la camaradería y el respeto que existe entre los exponentes del género.
Uno de los puntos más altos de la noche llegó con la aparición de Tito Double P. Juntos interpretaron “Primo”, una canción que fue recibida con ovaciones y aplausos. La química entre ambos artistas era evidente, y se notaba que disfrutaban cada momento sobre el escenario.
Este segmento continuó con “Dando y dando”, donde Alejandro Buelna se unió a Natanael para interpretar también “Madrid”. La combinación de voces y estilos mantuvo al público al borde de la euforia, y la energía no dejó de subir.
Pero uno de los momentos más esperado de la noche fue sin duda la colaboración con Belinda. La cantante apareció de sorpresa para interpretar “300 noches” junto a Natanael. La reacción del público fue inmediata: gritos, aplausos y una atmósfera cargada de emoción se apoderaron del estadio. La presencia de Belinda añadió un toque especial a la noche, y su interpretación junto a Cano fue uno de los momentos más memorables del concierto.
Otra de las colaboraciones más esperadas fue la de Gabito Ballesteros. Juntos interpretaron “Lou lou” y “El Boss”, dos temas que resonaron con fuerza en el Estadio GNP. Pero la verdadera sorpresa llegó cuando Peso Pluma se unió a ellos para interpretar “AMG”. Este trío fue recibido con un estallido de aplausos y ovaciones, haciendo retumbar el estadio con la energía de los tres artistas juntos. La química entre ellos era evidente, y el público no dejó de corear cada una de las canciones.
Peso Pluma se quedó para tocar otros temas junto a Natanael, incluyendo “Pancake”, “PCR”, y “Carnal”. Estas canciones fueron coreadas y ovacionadas por el público, quienes reconocieron la grandeza de estos dos exponentes de los corridos tumbados. El respeto mutuo entre Cano y Peso Pluma quedó claro en cada momento que compartieron sobre el escenario, consolidando aún más su estatus como figuras clave del género.
La parte final del concierto estuvo marcada por la energía y la emoción. Natanael cerró la noche con un segmento en solitario, interpretando ocho canciones más, entre las que destacaron “Pacas de Billetes”, “Giza”, “Madonna”, “Cuerno Azulado”, y “Nataaoki”. Esta última canción, con la que Cano cerró su concierto, fue un broche de oro para una noche que difícilmente será olvidada por quienes tuvieron la suerte de estar allí.
El concierto del 23 de agosto en el Estadio GNP no solo fue el más importante en la carrera de Natanael Cano hasta el momento, sino también un punto de inflexión en la escena de los corridos tumbados.
Con un total de 49 canciones, Cano ofreció un espectáculo lleno de energía, emoción, y sobre todo, autenticidad. A lo largo de casi tres horas, logró conectar con su público de una manera única, cumpliendo y superando todas las expectativas.
Esta presentación dejó claro que Natanael Cano es un artista que no solo ha creado un género, sino que también está redefiniendo lo que significa ser un ícono en la música mexicana contemporánea.