Foro: El Plaza Condesa

Dorian en El Plaza Condesa

Fotos Bere Rivera

Fuerza y justicia El Plaza Condesa con Dorian.

La búsqueda por la justicia de Dorian llegó a El Plaza Condesa, para llenarlo de fuerza. En medio de una cálida noche, Pehuenche llenó de ritmo a los primeros en llegar al recinto, en espera por este grupo barcelonés.

“La Isla” fue el primer tema con el que Dorian dejó en claro que, venía a dejar todo el corazón. Marc Gili enfundado en su característico atuendo negro llenó de fuerza el escenario, y solo bastó un enérgico movimiento de brazos para dejar caer la primera oleada de confeti metalizado que aceleró aún más la euforia en la pista.

El cuidado que Dorian tiene en su sonido es impecable, la fuerza de los bajos y la batería daban muestra de cuanto se prepararon para esa noche. Podría decir que pocas personas acudieron a este concierto solos, desde cualquier punto podrían verse grupos con playeras de la banda, por lo que “Algunos amigos” fue coreada con fuerza.

Las luces bajaron pero no las emociones, solo hubo un pequeño silencio que fue suficiente para que los fans gritaran “Dorian, Dorian” a todo pulmón. Marc tomó el micrófono para mostrar su alegría por estar en nuestro país y presentar su nueva producción Justicia Universal y continúo su camino por mover el suelo de El Plaza con “El Temblor”.

El cariño que se le tiene a esta banda en nuestro país es grande y para muestra los invitados que tuvieron esta noche, para “Verte Amanecer” Christian Jean de Reyno sumó su voz, al igual que Marcela Viejo lo hizo poco tiempo después, aunque podía sentirse la tensión al pensar que para “Duele” podría presentarse León Larregui, no lo hizo, sin embargo el tema llenó de calor el cuerpo, y nos recordó que hay cosas que duelen, pero siempre se tendrá a la música para salvarse.

Brazos en el aire y muchas sonrisas se veían por todo el recinto, con la dupla “Vicios y defectos” y “Buenas intenciones” el calor aumentó y poco a poco las chamarras fueron cediendo. Esta noche era una fiesta para celebrar su nueva producción y como para todo hay un comienzo,“Hasta que caiga el sol” el primer tema que creó la banda para este disco volvió el ambiente más íntimo, la conexión entre público y artista se volvió más sólida que en cualquier otro momento.

El corazón latía con fuerza y para deleitar a todos los que han seguido su carrera, los clásicos temas “Paraísos artificiales” y “Cualquier otra parte” llevaron al concierto a su punto más alto, mucho baile, besos, y coros que le permitían a Marc descansar la voz si quería, porque no hubo momento del concierto en que cada letra resonaba clara y con fuerza. Dorian se entregó a nuestro país, y nosotros a ellos.

La satisfacción de una noche inigualable podría observarse, en los rostros de quienes salían entre serpentinas y confeti metálico de la pista. Dorian entregó el alma y con ella una estela de revolución, cuidado y esperanza. El Plaza se convirtió en una frontera abierta para que cualquiera pueda disfrutar de sus letras y del movimiento que crea su música en el cuerpo, una noche que permanecerá siempre en el recuerdo de todos los que pudimos estar ahí y celebrar con ellos de Justicia Universal.

Nine Inch Nails en El Plaza

¡Sorpresa! Trent Reznor anuncia otra fecha en la Ciudad de México junto a Nine Inch Nails. Conoce todos los detalles aquí.

Como parte de su gira Cold and Black and Infinite North America 2018 que promociona su próxima producción discográfica titulada Bad Witch, Nine Inche Nails regresa a la Ciudad de México para deleitarnos con dos shows: uno como headliner del festival Corona Capital -que se llevará a cabo el 17 y 18 de noviembre y que compartirá escenario con New Order, The Chemical Brothers y Lorde- y otro en El Plaza Condesa el 19 de noviembre.

Los boletos estarán disponibles a partir del 24 de octubre en taquillas del inmueble y la red Ticketmaster en la página www.ticketmaster.com.mx y al teléfono 53-25-9000.

Precios:

Pista $980 // Palco y Salas $1,280 // Balcón $1,500

Bad Witch saldrá a la venta el próximo 22 de junio a través de The Null Corporation, justo antes de que la banda comience su gira de presentaciones por Europa. De este material ya conocemos la canción “God Break Down the Door”,  con un sonido de tambor incesante al estilo drums and bass, un acido sonido de sintetizador y la voz de Trent Reznor inspirada en el vibrato de David Bowie.

No te pierdas este increíble show, mientras tanto dale play al video a continuación.

The Magic Numbers en El Plaza Condesa

Are You In Or Out?

Con la salida de su reciente disco lanzado este año 2018, queda claro que The Magic Numbers no sigue en aquellas mieles del éxito donde los situó su debut de hace casi 15 años o el mismo Those The Brokes. Su carrera ha perdido gradualmente ese estatus tan relevante que tuvo y, quizás es hasta lógico cuando su estilo se mantiene fiel a las guitarras cuando hoy por hoy, la tendencia está muy alejada de lo que era en aquel entonces. Pero ante eso también hay que decir que la situación es el filtro fidedigno para saber que aquellas canciones con las que muchos crecimos se han convertido en clásicos y, lo más importante, si ese nicho que sigue siendo ferviente seguidor de los hermanos de Londres, ha seguido al pie de la letra la carrera del grupo o si quizá se ha "cansado" de escuchar sus temas más representativos en las múltiples visitas que han tenido ya en tierras aztecas.

Cierto es que las canciones son parte fundamental de un recital, el setlist, pero también es el mayor de los hechos aceptar que los hermanos Stodart y Gannon ya tienen una conexión fraterna y profunda con los fans mexicanos. A pesar que muchos parece que ni siquiera enterados estaban que tienen un disco llamado Outsiders (2018) estaban ahí, quizá por el amor a todo lo ocurrido de Alias (2014) o The Runaway (2010) hacia atrás y enterarse ahí de cualquier actualización. Que de inicio, todo iba sin mayor novedad con un coro de niños pregrabado entonando el estribillo de "Forever Lost" anunciando la salida de la banda al escenario de El Plaza. Michele y Romeo Stodart los más activos interactuando con el público, ambos sonreían, saludaban con las manos y se tocaban el corazón emocionados, sumados Angela y Sean es que empiezan a llevar al público a ser parte de la canción que inaugura la noche: "Forever Lost", que por supuesto, todos en la sala se la saben.

El éxito de sus últimos discos no es ni en mitad equiparable a la de los primeros dos, y en varias ocasiones se nota en el setlist cuando los presentes dejan de cantar y bailar con el mismo ímpetu; "Shotgun Wedding", "Ride Against The Wind", "Sing Me A Rebel Song" pasan sin pena ni gloria aunque hay que señalar que nunca dejando de ser agradables, algo que los integrantes tienen en el ADN; saben moverse y tratar con el público para mantenerlos en sintonía, aunque también, dan muestra rotunda que más allá de "simples" canciones, pueden desatar lapsos instrumentales contundentes y habilidosos como en esa versión extendida que hicieron de "Shot in the Dark". Y el repaso del catálogo no se detiene ahí, se van incluso hasta los EP cuando develan "Fear Of Sleep" o escarban en los recuerdos, no de los asistentes en El Plaza, sino del mismo Romeo y compañeros que dejaron ver el gran cariño y sentimiento que tienen por nuestro país, contando la historia de uno de sus primeros temas compuestos ("Anima Sola") como The Magic Numbers y las ansias que tenían en aquel entonces por llegar a este lado del mundo con una frase emblemática que pidieron cantar a todos: "But I'll get to Mexico before I die" para convertir uno de los momentos más sensibles de la noche.

"This Is Our Music. These Are Rebel Songs. Are You In Or Out?" era el lema que yacía en una manta al fondo del escenario al igual que la frase "We are Outsiders" dicha por Romeo, todo en alusión temática hacia su reciente trabajo discográfico. Y sí, es cierto que los integrantes de The Magic Numbers son todo menos unos outisders, y que sus canciones son todo menos rebeldes, pero el frontman se encargó de reivindicar ese pensamiento: son rebeldes por el hecho de decir lo que sienten, expresar claro lo que piensan y mostrarse en naturalidad, y desde ahí, quizá entonces sean unos outsiders por seguir fieles a un estilo de hace 15 años que hoy parece anticuando ante las nuevas tendencias y modas, pero que la noche del 20 de octubre hizo que muchos volviéramos a la raíz fuera de cualquier parafernalia: a querer cantarle a alguien canciones de amor como "Love Me Like You", a recordar que "Love Is A Game", a perder el control con una tierna y acelerada "Take A Chance" o llegar a las lagrimas en el momento final (se veía en los ojos cristalinos de algunos) por recordar cuando rondábamos los 15 años de edad y le queríamos decir a alguien "Die for you" y le dimos play al primer álbum de la banda allá en 2005 y descubrir "Mornings Eleven".

Agregando más aciertos a la noche, The Magic Numbers ofreció una firma de autógrafos en El Plaza y un afterparty en el bar Caradura, dando otra muestra de fe y legalidad que lo dicho en palabras y expresado en lenguaje no eran el tipo de cosas que de trámite se ven en cada concierto; Sean, Angela, Michele y Romeo se tomaron con total seriedad y entrega esta visita a México (dejaron una bella postal de ello en redes) y eso se agradece... mucho más de lo habitual.

Django Django en El Plaza Condesa

Fotos Cynthia Flores

Un espectáculo en privado con la ecléctica música de Django Django.

Hay ocasiones en las que uno se pregunta por qué una banda no ha tocado el suelo nacional, si  tiene una interesante trayectoria además que suena increíble. Tal es el caso de Django Django, agrupación con más de 10 años en activo y con tres discos de estudio, a la que tuvimos el placer de disfrutar por primera vez en nuestro país.

Sin embargo, ayer también vimos la razón por la que a veces no se traen a ciertas agrupaciones –que pese a su calidad y que son una propuesta fresca en un mercado saturado de sonidos banales – y es porque pueden resultar no ser un negocio. Lo que prometía ser una noche para reventar en El Plaza Condesa, terminó siendo un show casi privado para los pocos que nos reunimos.

Curiosamente, el telonero en esta ocasión no fue un acto mexicano, sino los americanos Broncho, con un indie rock bastante relajado y armónico. Los que llegamos temprano los despedimos entre aplausos y también quedamos perplejos: los que estábamos sobre la pista íbamos a ser prácticamente todos los presentes para la función principal. Afortunadamente, no hubo mucha espera gracias a que cada vez más y más en los conciertos se tiene ya listo el setup de la siguiente banda en el backstage.

Puntuales, como británicos que son, a las 21 H. en punto los cuatro integrantes de Django Django subieron al escenario para ser recibidos por sus verdaderos fans. Fue un momento de felicidad, pero también agridulce, ya que esta era la primera vez que pisaban México y tocaron en un venue casi vacío.

Pero al escuchar las primeras notas de “Marble Skies”, de su más reciente álbum homónimo, todos los presentes nos sumimos en lo que sería una velada simplemente espectacular. El setlist se compuso principalmente de canciones alternadas entre Marble Skies (2018) y Born Under Saturn (2015). El buen ritmo continuó en “Shake and Tremble” con sus claros coros, para seguir con “Tic Tac Toe”, repleta de ecos y salvajes reverbs, para hacer una pequeña pausa con la tierna First Light y la electrónica “Surface to Air”, en donde los integrantes al final proporcionaron una explosiva improvisación techno que puso a bailar a todos.

Al poco tiempo, llegó una de las favoritas recientes, “In Your Beat”, con sus pegajosos primeros compases e hipnótica progresión. Aunque la banda consta de pocos integrantes, meten mano a todos los recursos tecnológicos a su disposición para hacer texturas interesantes en vivo, desde moduladores de voces hasta el uso de un theremín que controla el tecladista Tommy Grace. Durante toda la noche, el frontman Vincent Neff, agradeció a los presentes por recibirlos tan bien.

El concierto tuvo un pequeño bajón, con “Sundials” y “Further”, tracks algo flojos, pero de inmediato agarró vuelo con tres piezas clásicas de su primer material discográfico, Django Django (2012), que tiene completamente esa vibra country y western por el que se han hecho característicos. Disfrutamos de “Firewater”, que en vivo la banda vuelca su alma para hacerla envolvente. Después siguió la escurridiza “Default” con unos intensos riffs en la guitarra, así como unos solos mortales en el bajo cortesía de Jimmy Dixon. Este trayecto terminó con la maratónica “Wor”, repleta de gritos y juegos vocales con un arrecife de luces rojas que invadieron el escenario.

Al concluir, se despidieron para hacer la tradicional breve pausa y regresar con un modesto encore compuesto por la divertida y movida “Champagne”, así como por la fantástica “Silver Rays”, pieza repleta de detalles y samples curiosos, como un rayo de luz que atraviesa un prisma y se desfragmenta en cientos de colores. Una verdadera experiencia escucharla en vivo.

 

Tricky en El Plaza Condesa

Fotos David Barajas

Falsos ídolos.

A poco más siete años de aquella agridulce presentación en el ya extinto José Cuervo Salón, envuelto en rumores y malos comentarios después de su show en Guadalajara, Tricky por fin volvió a pisar la Ciudad de México para celebrar los primeros 11 años del Foro Cultural Hilvana.

Cerca de las 22 H., tras el calentamiento a cargo del colectivo mexicano Bungalo Dub y una playlist con las mejores canciones de The Specials, El Plaza Condesa comenzó a llenarse de hielo seco, mismo al que se le sumaron estrobos que apuntaban directamente a los ojos y luces azules que volvían imposible ver lo que pasaba en el escenario

Acompañado de guitarra, batería y la maravillosa voz de Marta Złakowska, cantante polaca que lo acompaña en esta gira, el concierto arrancó con una versión instrumental de “You Don't Wanna” y siguió con “I’m Not Going”, canción que originalmente conocimos interpretada por Oh Land y que fue la única en la que Marta no se encargó de la voz en vivo.

“New Stole”, la versión ¿mejorada? de “Stole” de Francesca Belmonte, fue la tercera en sonar y para entonces, aunque sus intervenciones habían sido mínimas, el hecho de que Tricky no estuviera cantando comenzó a hacerse evidente. Si bien agradecía constantemente entre canciones, el no tener siquiera cerca de la cara el micrófono cuando se escuchaba su voz provocó reclamos y gritos de molestia. Pagar casi $900 pesos para verlo contonearse en la penumbra claramente no estaba en los planes de nadie.

Al igual que durante su primera presentación en México, Tricky cedió completamente la atención a su corista, Marta, quien no decepcionó en lo más mínimo. Si tomamos en cuenta que gracias a él conocimos a Martina Topley-Bird y Francesca Belmonte, es de agradecer que sus acompañantes femeninas no sean solo una sombra de él en el escenario.

La selección de canciones estuvo enfocada en sus tres últimos discos, mientras que de los clásicos Maxinquaye y Pre-Millennium Tension solo se escucharon “Overcome” y “Vent” respectivamente. Fuera de los sencillos que pudimos o no haber escuchado en la radio alguna vez, probablemente el más esperado era “When We Die”, la primera colaboración de Martina con Tricky en casi 15 años.

Llegó un primer encore y Tricky siguió sin cantar. En ocasiones se pudo distinguir su voz en vivo pero fueron pocas. Cuando terminó y todos esperábamos que se encendieran las luces, la banda volvió a salir al escenario para regalarnos su versión de “Doll Parts”, original de Hole, y cerrar el show con una suerte de reprise de “Here My Dear” con letras improvisadas.

Seguramente, si preguntamos a quienes asistieron al concierto qué les pareció la respuesta más común sería que se sintieron estafados; sin embargo, hay que tomar en cuenta que en prácticamente toda la discografía de Tricky la mayoría de las voces son femeninas, sobre todo las más importantes. No es infundamentado el hecho de que en algún momento se le llegó a considerar una dupla más que un proyecto en solitario.

Sí, el hecho de que cualquier artista haga playback es decepcionante. Como muchos, la primera vez que vi a Tricky lo odié. Hoy le doy el beneficio de la duda. Al final, la música la hizo él, las letras las compuso él; tal vez solo no le gusta cantar en vivo o cree que no es necesario dar un gran show. Tal vez no quiere formar parte de ese selecto grupo de falsos ídolos. Tal vez solo quiere que disfrutemos la música.

Starsailor en El Plaza Condesa

Fotos Diego Figueroa

Guiados por los navegantes estelares.

“Listen to your heart”, que te lleve el viento, deja la rutina atrás, centra tu atención en el escenario y olvida los pendientes, las juntas, las programaciones y obligaciones, toda la vida estuviste esperando por este momento, Starsailor está en el escenario y nada más importa. Y de golpe el piano y la voz tanto ansiada, y mientras buscamos ser alguien más y nunca dejamos de ser los mismos, a través de los ojos de nuestra nostalgia “Alcoholic” nos deja un gran mensaje: “threw it all away”. James Walsh abre bien los ojos y se sabe sorprendido por la emocionante respuesta del público.

“Poor Misguided Fool”, cuando somos sensibles las caídas son más dolorosas, pero esa guitarra anima al movimiento de nuestros hombros, al canto difuso que emana un alma cansada, luces magenta dominando el panorama, y la música en su más puro estado en el mejor lugar para apreciarla en vivo. Estos lluviosos días de octubre El Plaza Condesa ha sido la capilla perfecta para todos aquellos que buscan en himnos la salvación. “In The Crossfire” por todos aquellos que no nos vemos a nosotros mismos mirando al espejo, por los que no tienen unos ojos donde verse reflejados, esa extraña pero alegre melancolía que emana la banda, el ánimo discreto de aquellos que cantan y conocen cada canción, una noche de brit pop que tanto nos hacía falta.

El evocador sonido del piano Rhodes al inicio de “Fidelity”, por aquellos que llegaron desde muy temprano a hacer fila, por los fans que recibieron a la banda en el aeropuerto, por la sonrisa que provoca la fidelidad y afinidad a las melodías que nos llevan a una fría calle en Wigan. “Way To Fall”, el borde del precipicio por el cual descendemos al escuchar tantas verdades, nuestra forma personal de caer, los consejos que no seguimos, las verdades que creemos absolutas, ese algo en la garganta como daño colateral de la soledad, el abrazo al vaso de whisky cual si fuera la urna de las cenizas de lo que hemos perdido para siempre, la furiosa marea de lágrimas y sus embates a nuestra embarcación que debemos mantener a flote, el hueco que no podemos llenar ni ocultar.

“Blood” para entender la actualidad de una banda que en el pasado encontró su arraigo con los fans, y en el futuro su encanto creativo, “Lullaby” y la emoción que se estuvo guardando por tantos años, la marejada de ilusiones, el agradecimiento por el candor de la bienvenida: “tardamos demasiado en venir y no esperábamos esto, esta es la mejor ciudad del mundo”, El Plaza Condesa en aplausos al verse totalmente complacido, años de ausencia recompensados. “Neon Sky” encadenada a algunas frases de “Sonnet” de The Verve, la noche no podía ser más brit pero faltaba lo mejor. Si hubieras visto lo bueno que había en mi estaríamos cantando estas canciones no solo esta noche, por siempre, “Love Is Here”, y ante las ausencias el aullido de un coro al unísono, por los que se quedaron solos, y los que disfrutan cada acorde y compás, por aquellas parejas que ante las luces azules emanan brillo propio mientras se abrazan. “Fever” y su cadente encanto, “Ain’t No Sunshine” de Bill Withers evocando el gospel de un templo en Harlem, “Tie Up My Hands” para recordar el inicio que nos volvió los más grandes fans, “Tell Me It’s Not Over”, lo mejor está por venir, “Four To The Floor”, el leve devaneo de nuestros cuerpos, los vasos flotando en el aire, el canto que volvió a lastimar nuestra garganta, el recuerdo que se llevará Starsailor sabiendo que siempre los recibiremos encantados.

“Silence Is Easy” antes del verdadero silencio en una despedida en falso, “Please, Please Let Me Get What I Want”, un poco de The Smiths para avivar la flama, “All I Want To Do Is Rock” con Andy Dunlop de Travis quien los ha estado acompañando en sus recientes presentaciones en el bajo, “Good Souls” para cerrar un ciclo que comenzó un verano mientras el insomnio en las vacaciones escolares provocaba hacer colage con recortes de periódico mientras la rotación de un canal de videos musicalizaba la creatividad, y esta canción sonando como una esperanza de encontrar a alguien que eventualmente apareció pero que muy rápido se desvaneció. Gracias por las buenas almas que hacen música que nos alivian al pasar de los años, su esencia lacrimógena que nos mantiene en la enriquecedora nostalgia por saber que a pesar de sentirnos vencidos, tenemos que seguir adelante a pesar de la tormenta que nos esperaba afuera de camino a nuestras guaridas. Afortunadamente los navegantes de las estrellas nos habían mostrado un atajo al sueño momentáneo.

Noche Bohemia en El Plaza Condesa

Disfruta de un concierto con causa en Noche Bohemia Vol. 1.

Ha pasado un año desde que la capital del país quedó sacudida por el efecto de los sismos y aún queda mucho por hacer. Es por eso que dos bandas nacionales han decidido unirse para ofrecer un concierto en beneficio de las zonas afectadas.

Se trata de Enjambre y Los Románticos de Zacatecas, que a través del efecto sanador de la música, buscan ayudar a la causa y recaudar fondos a favor de la reconstrucción. De acuerdo al anuncio omitido por las bandas. “Todo lo recaudado será donado para las reconstrucciones de los sismos de septiembre de 2017".

Todo esto a través de Noche Bohemia Vol. 1, un evento que se llevará a cabo en El Plaza Condesa, a cargo de los conjuntos zacatecanos. La cita será el próximo domingo 2 de diciembre, a partir de las 17 H.

Los boletos ya están a la venta en el sistema Ticketmaster a los siguientes precios: $547.00 MXN y $778.00 MXN. Puedes adquirirlos en el siguiente link.

Mientras llega la fecha señalada, Los Romanticos de Zacatecas continúa con la promoción de su más reciente material de estudio, Parques y Enjambre prepara los últimos detalles para su presentación en el festival Coordenada, en Guadalajara.

Mew en El Plaza Condesa

Somos los salvadores de la música que siempre estará con nosotros: Mew.

La lluvia y su discreto pesar en el inicio de octubre, la primera noche prometida, ensayo y error, Mew y la elección del lugar perfecto para comenzar las celebraciones del 15 aniversario de Frengers, El Plaza Condesa siempre ideal para apreciar a una banda que merece ser escuchada en alta fidelidad. Somos ratones de un experimento y "Repeaterbeater" es la primera gota de LSD cual si fuéramos parte de un test de Timothy Leary. Nos sentimos únicos, cual cohete que despega para surcar los cielos de nuestra conciencia, “Special” y su ánimo de gozo, aplausos, gritos, emociones en desborde, y es apenas la segunda canción.

“The Zookeeper's Boy” y el tímido saludo de Jonas Bjerre, ellos se saben queridos, ansiados, y por eso han elegido esta ciudad para hacer historia. Un recorrido por sus glorias recientes, el piano que nos hace flotar cual “Satellites”, “Candy Pieces All Smeared Out” y su dulce y difusa pesadumbre. “Count To Ten”, la sorpresa y la algarabía, “Apocalypso” para recordar los primeros tiempos de la más alta causa musical que ha dado Dinamarca según los fans, que atentos esperan la gran explosión.

“Saviours of Jazz Ballet” y un baile discreto ante las atmósferas sonoras revitalizantes, “Louise Louisa” como el preludio perfecto para el encore tanto esperado, sus últimas frases como mensaje en una galleta de la suerte sin destinatario: “stay with me, don’t want to be alone”. Y comienza la catarsis con “Am I Wry? No” y las explosiones visuales que emulan nuestra emoción, ¿dónde habías estado Farah?, la indiferencia nos estaba matando sabiendo que potencialmente estamos atados de alguna extraña forma. “156” y su mensaje indescifrable, las teorías que seguramente afloraban en las mentes de los fans que felices tal vez veían ante sus ojos un sueño idealizado: en una gran perspectiva somos diminutos. “Snow Brigade” en honor al frío que nos depara, “Symmetry” y la imagen de Becky Jarrett quien con 11 años de edad dio encanto a dicha canción, hoy a 15 años de distancia su imagen ha cambiado, pero no su alteza. “Behind the Drapes” y su máxima irrefutable: “Why are we so alone even with company?”.

“Her Voice Is Beyond Her Years” para apreciar el dulce vibrar de las cuerdas vocales, “Eight Flew Over, One Was Destroyed” para tener en cuenta que no existe a la fecha un tiempo oscuro en la carrera de Mew, y que son una banda que México siempre tendrá en su corazón. “She Came Home For Christmas” cual largo suspiro en honor a aquella persona que un día se puso una venda en los ojos para evitar apreciar que era lo que le deparaba el futuro, incierto y voraz, difícil pero esperanzador, esa mirada que ya no estará presente en la cena de año nuevo. Sin culpables, sin conclusiones, solo recuerdos ante la inmensidad instrumental y la lírica perfecta, un vistazo a aquel rincón de El Plaza donde se tomó una primera fotografía con alguien que ya no está, tragos de más para invocar al olvido, los recuerdos que regresan sin previo aviso, las situaciones que ya nunca encontrarán remedio. La voz angelical que nos alivia a pesar de la nostalgia que nada en cerveza de barril.

“She Spider”, tejiendo telares difusos y recuerdos inmediatos: esta fue la canción que dio inicio a la primera visita de Mew a la ciudad en el desaparecido Salón 21 en el año 2009, tantas cosas que han pasado desde entonces y la música que permanece a pesar de los rencores, la indiferencia, porque cambiamos de modos, ropas y lugares pero las canciones nos acompañan por siempre. “Comforting Sounds” fue como llegar a la tierra prometida, esa donde sabíamos que un buen día tendríamos que llegar a enterrar un recuerdo, miles de situaciones, millones de confusiones. El confort necesario ante las promesas que se rompieron, la soledad que no podemos compartir, el exhaustivo análisis de lo que salió mal. Estrellas fugaces vacías emprendiendo el viaje a ninguna parte, pero guiadas por una perfección instrumental que hace que cerremos los ojos y nos dejemos llevar, expiarnos, liberarnos, darnos una limpia de todo lo que nos aqueja, lo que quedó atrás, las personas que ahora ignoramos, los insomnios que nos pesan, los pendientes que se nos olvidan, obligaciones, defenestraciones, letargos y silencios, lutos y resignaciones.

La música que nos arrastra a lugares que no entendemos, los acordes que nos mueven a situaciones que nunca sabremos como manejar a menos que solo, simplemente, cerremos los ojos y nos dejemos llevar, el dolor sintetizado en el pitch de una manivela, el riff que in crescendo nos lleva a la gloria, la voz angelical que nos taladra el corazón, el gran final de una noche perfecta tanto para la banda como para nosotros.

Johnny Marr en El Plaza Condesa

La Luz que nunca se apagó: Johnny Marr.

Soy de los que piensa que vale más un compositor e instrumentista que un frontman letrista. Soy de los que necesitaba presenciar a Johnny Marr en su etapa más sólida post The Smiths y comprobar también, que aquellos clásicos de los años 80, son de él como máximo portador. Y había sido una larga espera para la talla de personaje que significa y por ser, sin temor a equivocarme, uno de los mejores y más característicos guitarristas de la historia, esta vez, al frente, en singular, no como un componente más como lo fue en The The, Modest Mouse o The Cribs. Y, ante la competencia que había unos kilómetros alrededor con Nick Cave en el Pepsi Center WTC, seguro que fue factor para permitir, que los que estuvieron en El Plaza Condesa a un 70% de su capacidad, se hayan dado cita porque son fieles seguidores y sabedores de la figura que pisaría el escenario.

Elegancia, porte, carisma, arrogancia. Son muchos los adjetivos para describir a Johnny tan solo cuando han pasado unos segundos de verlo saltar al escenario, pero antes de cualquier cosa y con los gritos a tope, habla con la guitarra, preparando el estallido inicial con “The Tracers” y por si alguien pondría en tela de juicio como podrían desencajar sus canciones recientes con clásicos de la era The Smiths, “Bigmouth Strikes Again” fue la primera carta jugada dejando claro que además de todo, tamaño de cortes los ha hecho aún más suyos con su imperativa guitarra y una voz que la entona sin restarle un ápice a su herencia.

Marr es una encantadora e imponente mezcla de personalidades. Se para con arrogancia con su Fender Jaguar colgando a la altura de su cadera para “Hey Angel”, presume su habilidad levantando el instrumento cuando suelta algunos esas afiladas notas en “Jeopardy”, baila como ninguno, con su esbelta figura, pasos precisos y pasa frente al micrófono para exclamar las escasas palabras de “New Dominions” y así con los ojos cerrados, con los trastes y seis cuerdas en su mente libera con exactitud sus riffs. Presenta una “Disco Song From Machester, England” con un cover de su etapa en Electronic, que ha hecho totalmente suyo en las giras llamado “Getting Away With It” y pone al círculo central a brincar con éxtasis. Nos deja sonidos lúcidos con “Hi Hello”, sin olvidar su papel doble como estrella de la guitarra, frontman y vocalista, se pasea de un lado a otros, se baña de aplausos con “The Headmaster Ritual” y conecta incluso con la mirada de algunos fans retando, advirtiendo que siempre habrá más de su magistral guitarra, y siempre, lo hubo; con poder en “Bug”, con el dinamismo de “Easy Money” o con la sublime ejecución de “How Soon Is Now?”, donde parecía que nadie sabía que hacer, si dejarse llevar, si cantar, si poner atención a la guitarra, a los pasos con los que Johnny bailaba a ritmo que tocaba o incluso pecar de grabar para llevarse unos segundos de ese momento.

“Johnny! Johnny! Johnny!”, el público quería agradecer pero a veces el de Ardwick no lo permitía, no porque no dejara jugar su papel a los presentes, sino porque en una ocasión mostró nervios, pena, sonrojo por el calor del público mexicano que quizá no se esperaba. Incluso después se hizo parte del juego y pedía que le dijeran qué canción tocar, pero eran tantas las peticiones y los gritos, que era un cuento de nunca acabar.

Sin embargo, volvió del encore para cerrar con broche de oro. Demostrando y dejando claro que él puede con canciones como “There Is A Light That Never Goes Out” que se cantó al unísono, pero también, no tenía que irse con un hit que todos auguraban, ese lugar lo tuvo “You Just Haven’t Earned It Yet, Baby”, y que al termino, cuando los músicos que acompañaban salieron de escena de inmediato (y que dicho sea de paso, nunca figuraron), Johnny Marr se tomó unos segundos para agradecer, haciendo poses frente al escenario –hasta graciosas– para dejarse querer y recibir cada grito de agradecimiento y aplauso.

Marr no necesitó abarrotar su setlist de canciones de The Smiths, y pudo hacerlo. Fueron cuatro y un par de su época en Electric y el resto estuvo muy centrado en su más reciente Call The Comet. Dejando para muchos, algunas faltantes de su debut The Messenger u otro par de Playland. Aún así no hay queja alguna por lo sucedido; al fina, caras de felicidad, emoción a tope, imágenes para llevarse en la memoria y rogar que nunca se borren. Esas fueron las reacciones de Johnny Marr en El Plaza, una experiencia que esperamos no tengan que pasar años (como lo fue cuando vino con The Cribs) para volver a repetirse en México.

Allison en El Plaza Condesa

Un recorrido a través de XV años de carrera en una noche.

El Plaza Condesa se llenó de easycore y pop punk este sábado. El ambiente, desde antes de iniciar el concierto, anticipaba por si solo una celebración digna de los XV años de trayectoria de Allison, y es que el número de asistentes superaba por mucho, en cantidad, a los del evento de presentación del álbum Todo está encendido que se llevó a cabo en El Pasagüero.

Quien estuvo a cargo de abrir la noche, justo a las 20:00 H., fue la banda costarricense Akasha, que definitivamente se robó los corazones y los headbangings del público que alzaba el puño en todas y cada una de las canciones de su mini set. “Ya somos amigos” repetía Mauni Villa, vocalista de la banda. “Ya somos compas”. Los cuerpos más tímidos iban cediendo poco a poco a los breakdowns que hacían retumbar el suelo de El Plaza llevados por el bajo y la guitarra con el platillo y el bombo de la batería.      

Una vez terminada la participación de Akasha, la pista iba llenándose cada vez más. La siguiente banda en subir al escenario fue Barney Gombo, de las teloneras, la favorita de muchos. Eso era fácil de deducir ya que desde que inició su set con “Lavalantula” el coro de sus canciones se escuchó a la par que el sonido de los instrumentos, dejando atrás los breakdowns para darle la bienvenida a la rapidez en la batería característica del pop punk. El estar en medio de la pista me permitió ver dos que tres pancartas dedicadas a Barney Gombo. La gente aquí realmente los ama.

A unos momentos de que acabara su set, unas palabras a cargo del vocalista de la agrupación hicieron que el público, que para ese momento ya casi llenaba por completo la sección general de El Plaza, se inquietara: “Ya viene Allison”.

Unos minutos de silencio después, salió a escena Buen Viaje que fue recibido a aplausos por el público quien se presentaba menos enérgico, pero no menos atento. En teoría esperaban ver ya a Allison.

El intermedio entre Buen Viaje y Allison fue notablemente más extenso a comparación con las demás bandas. El público, en su gran mayoría chavos de entre 18 y 27 años, se mostraba cada vez más impaciente a medida que el equipo de producción terminaba de adecuar el escenario.

Repentinamente y sin aviso alguno, los integrantes de Allison salen al escenario y antes de tomar sus respectivos instrumentos miran a los asistentes quienes, en efecto, solo esperaban ese momento para recobrar la euforia. La batería de Diego Stommel rompió con el silencio del escenario para dar paso a “Algo que decir”, un enérgico comienzo que hizo que el público, de por sí eufórico, perdiera la cabeza por completo al escuchar la canción.

El concierto prosiguió con “Me cambió”, “Ya no te amo” y “Perdido” sin dar un solo descanso al público que parecía no bajar la emoción ni un solo segundo.

Uno de los momentos más memorables de la noche llegó cuando Tts de Here Comes The Kraken apareció en el escenario y el público abrió un gran circulo para hacer el merecido moshpit de la canción que quedó abierto por hasta "Rompase el vidrio en caso de emergencia".

Una noche memorable, que dejó satisfechos y cansados a los asistentes dentro de lo que pudiera ser uno de los momentos más altos en la carrera de la Allison.