El culto a las guitarras, la psicodelia y el garage por fin se llevó a cabo: HIPNOSIS 2017.
Por décadas, el rock ha sido un camino para sobrellevar el ajetreo de las grandes ciudades, un medio para denunciar las desigualdades sociales, la brecha para exponer los problemas políticos y en casos muy especiales, la razón por la cual se debe vivir. Indie Rocks! con su sed insaciable de guitarras poderosas y bajos que te vuelan el cerebro, buscó crear un festival que otorgará culto no solo un género, sino a una ideología que arrastra más de medio siglo de historia haciendo eco en la sociedad. El fruto fue nombrado HIPNOSIS.
La primera edición se dio lugar en el Deportivo Lomas Altas. Con un sol que azotaba el extenso terreno, el aire frío invernal auspiciaba un gélido clima, aún siendo apenas medio día. Virtual Haze fue el primer proyecto en salir a escena con poco, pero extasiado público, la banda exploró por media hora en atmósferas obscuras y grandes riffs, ejecutando su primer larga duración Uninvited. La catarsis había iniciado, HIPNOSIS estaba vivo.
Los segundos invitados a proseguir con el ritual fue Viv & The Sect, singular agrupación que circula por el garage complementando su sonido con nítidos acordes psicodélicos. Su vestimenta nos transportaba a la era del peace & love, pero su música nos recordaba a los singulares The Cynics o a los Fuzztones. Uno de las cualidades a destacar de los mexicanos, es la increíble armonía que evocan cuando doman el escenario. Su presencia sin titubeo sobre la plataforma, los convierte en una de las promesas del rock nacional.
Los rayos de sol empezaban a calentar con mayor fuerza y más público llegaba para darle oportunidad al producto nacional. Fue a las 14:00 H cuando Ian Pascal y su Cascabel se apoderaban de las tarimas. Revisando sus dos placas de estudio: Far out, Man! y Cobra, el psych fuzz daba cátedra del oculto poder mexicano que en muchas ocasiones, se menosprecia. Con un increíble performance de rock & roll, un bajo detonante y una voz que retumbaba en el espacio, el cuarteto hizo algo que pocos proyectos hacen posible, sorprender al público orillando las ovaciones a exigir más temas.
El evento con puntualidad británica, subía a uno de los primeros actos internacionales: GØGGS. El proyecto de punk es seco y potente. Liderados por el todo-terreno Ty Segall, el californiano nos recordó por que es un músico excepcional. Ejecutando la batería como pocos y en ocasiones la guitarra con virtuosismo, la agrupación daba consistentes y enérgicas muestras de su autoridad en pistas de corta duración. Pero Segall no es el primordial de GØGGS; la increíble voz de Chris Saw y el hipnótico Charles Moothart –quien intercambia constantemente de instrumentos con Ty y también lo acompaña en Fuzz–, son parte fundamental de la característica, contundente y rasposa esencia de la banda.
La penúltima banda mexicana que subiría a escenario fue The Mud Howlers, contagiando su carácter desértico y repleto de distor que adquirieron desde su creación. El proyecto que conjunta matices bien cimentados de rock clásico de los legendarios Stones o del hipnotismo de Zeppelin, arroja una agrupación que no solo otorga rito a grandes exponentes, sino que los reinventa. El Desierto de Sonora esculpe un proyecto imponente e innovador, arriesgados ejecutan el sitar en directo, sin miedo gritan que el rock no ha muerto en nuestro país.
Los pocos rayos de sol iban abandonado el lugar y las ráfagas de aire empezaban a inundar el lugar cuando Death Valley Girls empezó su set. La conquista hacia al público fue instantánea, y la vibra de Bonnie Bloomgarden es algo que pocas veces se puede apreciar en un live show de cualquier banda. El cuarteto es algo especial, conformado por tres mujeres y un hombre hace que se origine un poder bastante abrumador. Tal vez, sea resultado del riot grrrl renacido en nuestra época, pues las mujeres han alzado la voz afirmando que el rock femenino es de lo mejor producido en estos años. Con una actitud destrozadora e irreverente de la bajista Rocky y Laura Kelsey en batería, una guitarra de Larry Schemel cuidadosa y limpia, y un flashback que nos recordaba a Bikini Kill, la banda es algo –en verdad– único. Poderoso y sin pretensiones, se imponía uno de los mejores actos que otorgaría HIPNOSIS.
The Coathangers fue el tercer potente acto internacional. El trío de garage y punk rock afirmó porque su cosecha musical es una de las más importantes a nivel internacional hablando de producción cruda y fina. Con éxitos como "Down Down", "Perfume" y "Watch Your Back", sorprendían al respetable con su talento y sobre todo, por la alegría que irradian al estar arriba de un escenario. A The Coathangers parece no importar estar frente a 5 mil personas en un festival o 25 en un pequeño bar, ellas van a darlo todo a quien quiera escuchar su música. Con guitarrazos bien plantados, bromas con el público y una noche que cubría al Deportivo Lomas Altas, el girl power hipnotizó por cerca de una hora a los asistentes.
El segundo round de Ty Garrett Segall tuvo cita a las 19:25 H. Con una vestimenta totalmente blanca al igual que su banda de acompañamiento, el californiano fue por todo. Con un knock out impresionante y unos músicos sustraídos de otro planeta, el golpe de autoridad llegó con fuerza. ¿Cómo se podría describir al instrumentista? Yo propondría como un loco, brutal y prolífico artista de 30 años. Su ejecución en la guitarra es fina, su sonido autoritario, y su voz arraiga un amor impreso en lo que hace. El despegue interplanetario cautivó a un público que necesitaba ver y escuchar un acto de esa envergadura. Segall nos desconectó por un momento del mundo y nos recordó que el fuzz es interminable en el rock. El de Long Beach encontró la fórmula perfecta para crear rock cuando él lo decida, cuando le plazca, está inmerso en su sangre. Puedes sacar 20 discos en un año si así lo deseas Ty.
El frío empezaba a pegar con más fuerza y la temperatura se iba degradando cuando The Black Angels tomó por asalto HIPNOSIS. La banda, sin lugar a dudas ya puede ser considerada como de culto. Su set empezaba con "Currency" y el viaje apenas comenzaba. Con unos visuales impresionantes y un Alex Maas que no dejaba ver su rostro como si fuera una especie de gurú envuelto en su propio mundo invocando a una ceremonia, la banda de Texas mostró que es el psych, el verdadero y natural, el que desborda supremacía. El quinteto de Austin tocó gran parte de su fino Death Song lanzado este año, placa que los orilló a reencontrar su camino en la psicodelia, pero sin abandonar el garage formulado en Indigo Meadow. The Black Angels mostró su grandeza, cerrando con su veterano single "Young Men Dead", el trayecto musical marcado de principio a fin, fue simplemente épico.
El plato fuerte estaba a la vuelta de la esquina, por fin Black Rebel Motorcycle Club regresaba a México. Los hijos bastardos del rock empezaban su setlist con el single de este año "Little Thing Gone Wild" y "Let the Day Begin". Y tal vez en la banda no exista un frontman o un comandante en jefe. Robert Levon Been, Peter Hayes y Leah Shapiro se han encargado por años de conjuntar una familia, una obscura y distorsionada familia. La catarsis seguía con temas de todos, todos sus discos. Sonaron clásicos que emanan dolor como "Love Burns", temas que escupen country añejado y áspero como "Ain't No Easy Way", y también tracks repletos de rebeldía como "White Palms" y "Berlin". Se les veía cómodos, se sentían en casa. Los de San Francisco no han perdido la oportunidad de tocar pistas de su próximo álbum en su gira en curso, ejecutando "King of Bones" y la sutil "Question of Faith". El descontrol se consumo en el cierre, claro, "Spread Your Love" y "Whatever Happened to My Rock 'n' Roll (Punk Song)". Y sí, con Black Rebel Motorcycle Club pareciera no pasar mucho pero pasa todo. No cambian, pero siempre evolucionan. Mantienen una línea sonora, pero nunca dejan de sorprender. Una banda que se necesitaba en México. Una fiera que no se guarda nada. Un vigilante que protege al rock como una piedra preciosa. Una vieja guardia que abriga la ideología y que con rigor, no la dejará morir mientras siga de pie.
Cuando terminó la locura parecía que todo acababa y el público se dispersó de manera casi inmediata, perdiéndose de una joya en bruto de la industria nacional: La ReDaDa. La agrupación es divertida, natural y genuina. Con un recordatorio al danzón y los sonidos tropicales, el grupo nacido en La Doctores pertenece al sector que abraza sus raíces y la música con la que crecieron para darle tributo, cerrando el festival con un acto repleto de sabor.
La primera edición de HIPNOSIS cumplió, paso la prueba de fuego. Sustrajo lo mejor del reverb y el fuzz para ofrecer un evento repleto de amor y esfuerzo. Un festival que inhala y exhala rock, que busca reencontrar a una audiencia que se sentía perdida y olvidada con su género predilecto. El amor a las guitarras tiene un nuevo hogar, el salto a los sonidos estrepitosos y aguerridos ha empezado, el culto al rock emerge con poder.