Los golpes del cencerro anunciaron la llegada del basurero: estruendo, empujones y guitarrazos.
Todo comenzó con Carlos, cantante del grupo, quien proclamo con las líricas: “somos, los perritos genéricos, no somos de ninguna raza”, la llegada de los Perritos Genéricos, acompañado de guitarrazos de hojalata, sintetizadores y beats.
Atropellado, trashy, pero siguiendo el compás de sus canciones, los perritos se divirtieron arriba del escenario y establecieron una vibra muy amena para el público que llegó temprano al show. Parecía que cada canción que tocaban, la temática estaba dirigida a perritos ¿Y quién no disfruta hablar de perritos? Solo los humanos descorazonados.
Al escucharlos en vivo transmiten cierto cinismo ante el acto de subirse a un escenario, pero eso mismo hace que no exista una actitud de “artistas” por parte del grupo, sino un grupo de amigos que se ensambló en el garage/sala de ensayo de Carlos. El fin fue anunciado cómo llegó y de nuevo nos encontrábamos con el grupo jammeando ante “Somos Los Perritos Genéricos”, absurdo, pero atinado para los tiempos que vivimos.
De lo absurdo, pasamos a lo punk con baterías apabullantes y cánticos sobre la cobardía, “Estrés” abrió el set de los Mengers, concisos y enfocados, se subieron a emitir vibraciones de fuzz. El público sin miedo alguno reaccionó con empujones, una pequeña cantidad de personas, pero que nos hizo recordar que el rocanrol aún mueve fibras: violentas, peligrosas, catárticas.
La presentación del álbum Golly rectificó la frescura del acto de Mengers, conciso, estruendoso, violento, asqueado por lo que vive. Definitivamente tienes que pasar por lugares cómo Santa Fe y Pantitlán para entender el desorden sónico del grupo, mismo que fue recibido con mucha euforia, silbidos, agradecimiento al grupo y un verdadero compañerismo.
Era notorio que una cantidad de los asistentes tenían algún tipo de vínculo con el grupo, ya que le gritaban de cosas a Carlos, cantante y guitarrista del grupo. Él agradecía al público por acompañarlos y alguien le respondía gritando: “ya ponte a tocar”, el tipo de hostilidad que busco cuando asisto a un concierto.
El set estuvo acompañado de invitados, Hugo Quezada (mejor conocido cómo Progreso Nacional) ayudó en la guitarra acompañante, que reforzó la suciedad/distorsión que utilizan para sus canciones: "Pantitlán", "Estrés", entre otras. Por otro lado, casi al final, se subió Dylan de The Froys para acompañar de manera similar en la guitarra, con mucha velocidad, precisión y locura, el headbangeo no paró durante "Fin de la Era". Mengers cerró su presentación con "I/O".