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Retomemos algunos de los conceptos que aparecen en estos documentales.
Si el término coleccionista define a cualquier persona que empezó a acumular discos y ya no supo detenerse, no hay razón para pensar que en esta área hemos sido invisibilizadas, ¿cierto?, pero también se nos han cerrado los espacios donde la música se enlaza con la escucha.
Nuestra presencia como consumidoras se relacionó con la compra de sencillos, desde la década de los 60 se nos ha catalogado como público de gustos efímeros, incapaz de entender el fetiche, la memoria física unida a la acción mecánica de poner la aguja y el acto reverente de apreciar una canción como parte de un álbum.
Si partimos de la idea del álbum como símbolo de libertad creativa, es la ventana de las posibilidades a través de una serie de canciones, donde los músicos dejan de ser artesanos del hit y se convierten en artistas completos para consumidores serios, la fábrica de éxitos solo puede ser para un sector poco comprometido con la creación. Desde esta perspectiva se nos ha repetido cientos de veces que las músicas no producen nada de interés o con muy poca calidad, por lo tanto quienes las escuchan tampoco tienen la capacidad para entender obras complejas.
Bajo estos términos son las consumidoras las que carecen de criterio y continuidad, por esa razón a lo largo de los años hemos enfrentado interrogatorios por portar una camiseta, debemos pasar exámenes antes de comprar un disco y levantamos la ceja cada vez que se asume que nuestra colección pertenece a la pareja.
Esas situaciones fueron la inspiración de Courtney E. Smith para escribir Record Collecting for Girls: Unleashing Your Inner Music Nerd, One Album at a Time, un libro donde además de compartir su experiencia como programadora de MTV y la transición del mainstream a indie de los 90 a los 00, cuestiona las prácticas de exclusión en la programación de las estaciones de radio y, lo más importante, brinda líneas para posicionarte dentro del coleccionismo.
Con el 15 aniversario de Record Store Day en mente, tenemos tanto para reflexionar, desde los comentarios sobre una celebración más relevante cuando se realizaba entre amigos y no se daba acceso a las manos temblorosas de las mujeres (tal como me dijo un locutor hace unos años), hasta nuestra presencia en los documentales antes mencionados, la cantidad de mujeres que participarán de forma activa en las tiendas, los lanzamientos, proyectos que han aparecido y las acciones colectivas que se realizan en torno al vinilismo.
Saliéndonos de lo aprendido en los documentales y más allá del manual de Courtney E. Smith, hay muchas razones por las que la frase “Resistencia desde las tornamesas” es relevante, tanto para la colectiva que la compartió por primera vez como para las DJs y selectoras donde resonó y se realizó un ejercicio de apropiación del concepto, y para quienes consumimos música en formato físico.
Acuñada por Samantha “Terracota” en las Mujeres Vinileras, es todo un posicionamiento político para hacer presencia dentro de la música, en una escena patriarcal que cierra los espacios de modo sutil (invisibilización, cuestionando tus conocimientos o tu interés), pasiva agresiva (incomodándote en la tienda y los bazares) y abiertamente violenta (acoso selectivo, acoso sexual y agresiones verbales durante o después del set).
En los últimos años también hemos observado muchos proyectos que resisten desde el coleccionismo y tornamesismo, cada vez son más las menciones del trabajo de acumulación y divulgación de Gladys Palmera y tenemos más colectivas tomando los espacios (tan solo ésta semana registramos a Femmelicas de Baja California en el #MapaDeMúsicasMexicanas), pero también nos encontramos acciones paralelas como Reissues by Women, que analiza los lanzamientos a lo largo del año y revisa con lupa la lista de Record Store Day desde la perspectiva de género. Incide en la conversación, visibilizando y evidenciando ausencias desde el catálogo, liberando estadísticas que nos permitan entender nuestra presencia en el formato físico editado en especial para coleccionistas.
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En este periodo también surgió Women In Vinyl de la entusiasta del formato Jenn D' Eugenio, que desde hace 18 años trabaja en la industria de la música. Su sitio y organización sin fines de lucro empoderan a las mujeres que trabajan en la industria del vinilo, ayudan a las jóvenes interesadas en esta carrera a alcanzar sus objetivos, proporcionando referencias desde todas las eras y crea un podcast para inspirarnos con sus historias.
Otro de los proyectos que nos emociona mucho en torno al coleccionismo pertenece a Bailey Moses, quien ve los discos más de la escucha, son un medio para la expresión creativa sin fin. Con su proyecto de corte de torno, Hocus Bogus, ha producido discos reciclados con cintas VHS, flores, comida y casi cualquier cosa que puedas imaginar, retando continuamente los límites de lo que debe ser un álbum.
Si pensaban que los lanzamientos de Record Store Day son singulares, lo que hace Hocus Bogus son verdaderas ediciones limitadas, ha realizado arte-objeto para Maya Abee, Cody Blanchard, The Linda Lindas y Suzie True, cada lanzamiento es un experimento diferente. No se considera una audiófila, lo que puede ser una blasfemia para alguien que se gana la vida con el vinilo, pero si es una coleccionista que resiste divirtiéndose, desarrollando monstruosidades con un medio que la gente toma tan en serio.
Para cerrar esta entrega, te comparto otras formas de resistencia desde la formación y la visibilización. Te recomiendo estar muy atenta al curso de vinilismo realizado por Jeni Janes, fundadora de Mujeres Vinileras y ahora selectora de Voodoo Night y DJ señora y sus discos galácticos, y no perderte el lanzamiento del fanzine Onda Análoga de Samantha “Terracota”, que “nace de la inquietud de registrar y comunicar las experiencias, procesos, y aprendizajes del movimiento femenino actual en la música, desde distintas perspectivas y con voz propia”.