Live Out 2017: El mejor sitio para tocar en el mundo.
¿Alguna vez han escuchado a un artista extranjero decir el típico “¡México este es nuestro sitio favorito para tocar en el mundo!”? Frase tan choteada que algunos incluso creeríamos falsa. Ayer cuando Thomas Mars, vocal de Phoenix, dejó escapar esas palabras de su boca, después de escuchar lo mismo todo el día de diversos actos; me llegó el golpe a la conciencia. “Pues quizá sí lo seamos, quizá aquí hay festivales que otras partes del mundo envidiarían, ¿por qué no?”.
Puedo decir sin aire de duda que Live Out es uno de los festivales mejores armados en el país. Un rincón del emblemático parque regiomontano, justo al costado de la Arena Monterrey, sirvió como el spot perfecto para una tarde donde las nubes no salieron en ningún momento y la vibra se sintió a tope en todo momento. Desde las 11 H, chaviza de todo el país comenzó a caer al lugar. Los que madrugaron fueron afortunados ya que lograron cachar el acto de Cuco.
El artista chicano conquistó Monterrey tal y como lo hizo con Tijuana en el NRMAL Baja de este año. Con un horario menos estelar (nada estelar, en realidad), Omar Banos logró juntar a una cantidad considerable de gente y cautivar a todo aquel al que le pregunté, porque pues… yo no lo alcancé a ver. Los contra tiempos en ciudad ajena y confusiones en listas de acreditaciones, son un común denominador en la vida del reportero contemporáneo, usted disculpará.
De cualquier forma, a las 13:30 de la tarde ya sentía el sol agresivo en mi nuca y los guitarrazos que daba Public Access T.V., cuyo acto abría el escenario Heineken. Mientras los neoyorquinos exponían su repertorio al público, observé lo bello que es Live Out, y es que quizá es en noviembre cuando Monterrey se ve más guapo.
Los cuidados outfits de los asistentes combinaban perfecto con el fastuoso parque y el decorado del festival, que recibía a su concurrencia con un arco colorido y la propuesta de merch oficial, que aunque no era nada barata, convencía a los asistentes a comprar tees de los headliners, principalmente de Paramore, cuyo fanbase se podía detectar desde las inmediaciones del fundidora.
Con una guapa Heineken doble de 100 varos y cuidándome de los amenazantes rayos UV, me seguí asombrando de cada propuesta que subía al escenario. Desde el poderoso show de The Cribs hasta el groove de Starley y Pumarosa, el feel general era de satisfacción. Entre bloqueador solar, chela y unos cuantos gallos, el ambiente era inmejorable.
Big Wild y Bob Moses acompañaron la buena vibra con juguetones beats y tracks sabor pop que agradaron a los asistentes, mientras que The Growlers llegó a complacer al sector de la audiencia con un antojo más psicodélico. La banda californiana comenzó su esperado set con "Drinkin' the Juice Blues" poniendo una sonrisa en los fans de antaño.
Era sorprendente cómo apenas iba a caer el sol y ya había desfilado una variedad de actos tan finos. Para el atardecer, un par de bandas que subieron como espuma en los últimos cuatro años, asumieron su posición y no la soltaron. Por un lado, Portugal. The Man campechaneó su set con covers de Oasis, Metallica, Pink Floyd, The Beatles y Ghostface Killah con himnos propios como “Purple, Yellow, Red & Blue” y “Modern Jesus”.
En contra parte, vi a un sonriente Dave Bayley coronar la conquista de Glass Animals en nuestro país, que comenzó el miércoles en CDMX, pasando por Guadalajara en Coordenada y ahora Monterrey. Los británicos lucieron su acto en rolas como “Pork Soda” y “Agnes”.
La noche había caído y la gente se comenzó a juntar en el Escenario AT&T para uno de los actos más esperados. Paramore llegó a descontrolar el Live Out, haciendo saltar y gritar a todos; desde niñas de 12 años, adolescentes, veinteañeros y madres de familia.
Hayley Williams demostró ser un monstruo en el escenario, dando una presentación contundente. Su set se enfocó en sus más recientes producciones After-Laughter y el homónimo, dándose espacio para tocar clásicos como “Misery Business”, rola donde incluso subió a un fan a cantar.
Hablando de monstruos, Interpol no dejó caer el ánimo y comenzó a tocar su álbum Turn On The Bright Lights en su totalidad. Paul Banks presumió su fluido español y demostró su buen ánimo. Después de un encore que terminó con “Slow Hands”, se empezó a escuchar un conocido riff del otro lado del parque. Se trataba de The xx, que con el intro de su primera placa de estudio plagó la noche de suspiros.
Me asombra bastante The xx; una banda que con punteos simples y voces tenues logran crear un sonido elegante y seductor. Por si fuera poco, Jamie xx se hacía notar detrás de los decks, llevando el sonido de la banda a otro nivel. Ante esto, Romy y Oliver no tienen problema alguno, viéndose gustosos de tocar sus canciones en formas reversionadas.
El tamaño del acto londinense quedó claro cuando entre rolas como “VCR”, “Shelter” y el cover de Jamie “Loud Places”, los tres se fundían en uno solo, cada quien haciendo lo suyo, mientras del escenario salían rayos láser que creaban figuras geométricas en el cielo. “Angels” cerró de forma melancólica para dar paso al último acto de la noche.
Phoenix cerró el festival de una forma bastante única. La banda que no hace mucho se convirtió en cabeza de carteles, demostró por qué es uno de los nombres claves en esta década. Desde “J-Boy” hasta clásicos como “Liztomania”, los franceses llenaron de acordes buena onda y colores la velada en Monterrey.
Fue entonces que Thomas Mars reconoció al público mexicano, tal y como lo hizo Hayley Williams, Romy, Oliver y Paul Banks y es que Live Out logró una edición casi perfecta, donde la curaduría, el sonido, los boneless de $150 (que sí llenaban eh) y la bandita regiomontana hicieron que no quisiera que el festival terminara.