Tecate Pa'l Norte sigue ascendiendo en el corazón de los festivaleros.
En los últimos años Nuevo León se ha convertido en una de las principales plazas de nuestro país, en lo que a festivales musicales corresponde; logrando edificar desde sus entrañas un magno evento anual que logra reunir con gran entusiasmo a miles de personas de cada rincón de la nación, en búsqueda de ofrecerles una experiencia que va más allá del tradicional ritual sonoro que muchos podrían conocer con antelación.
Sería así que con esto en mente, un clima bastante agradable y una larga lista de talento a la orden del día, que el público regiomontano y otro tanto foráneo, comenzó a arribar desde una hora temprana a las instalaciones del Parque Fundidora para ser partícipes de la celebración correspondiente al décimo aniversario del festival Tecate Pa´l Norte.
Como lo ameritaba la ocasión, y previo a que dieran inicio las acciones musicales en los múltiples escenarios disponibles, los accesos de entrada se convirtieron en una pasarela de moda improvisada en la que veríamos desde los looks más chic, hasta los más alocados atuendos; comenzando a asentar la vibra que estaría permeando durante los dos días del festival.
La hora marcada había llegado, los extensos recorridos entre un gran número de activaciones se comenzaban a hacer presentes, y el esfuerzo por tomar lugar frente al escenario de tu elección, por fin cobraba su recompensa; teniendo así el banderazo inicial en el escenario principal por parte de la agrupación local Efelante; quienes con su increíble energía marcaban el primer campanazo de la extraordinaria y diversa oferta musical que como la espuma se iría elevando hasta su punto más alto a lo largo del día.
Wiplash, Molchat Doma y Charlie Rodd, serían algunos de los nombres que resonaron contundentemente en los albores del festival; aunque, sin duda alguna el acto que marcó un parteaguas en el itinerario del primer día de Pa´l Norte, fue el de Nicki Nicole, ya que, el recibimiento del público para con la artista argentina se hizo destacar enormemente durante todo su show.
Ya con la tarde un poco más avanzada y para mantener un mood ameno y refrescante, tocaría el turno de artistas como Siddhartha, Javier Blake y Camilo Séptimo, mismos que con su particular aura de romanticismo lírico musical, hicieron rebosar los corazones de sus fans con éxitos como “Únicos”, “Girasol”, y “Vicio”, respectivamente.
La noche se dejaba caer y con ella se venía una de las decisiones más difíciles que el público asistente tendría que tomar en el día, elegir si ver a The Libertines o a C.Tangana; por un lado el conjunto británico regresaba a tierras mexicanas después de un largo tiempo de no hacerlo, mientras que el cantautor español se encuentra en su peak de la mano de su aclamado álbum El Madrileño. Los gustos y la distancia se tradujeron en minutos de caminata, y mientras en un lado Pete Doherty y compañía hacían sonar la melancólica “You’re My Waterloo” ante un 60% de aforo de su escenario, en el otro extremo del Parque Fundidora no dejaban de entonarse los gritos de “Puchito, puchito, puchito…”, en un espacio en el que no cabía ni un alma más.
Naturalmente al terminar tan imponentes shows, y en espera de otro de los platos fuertes de la velada, las opciones seguían siendo muy variadas, desde quedarse a hacer base en el escenario principal para ver a Maroon 5 en todo su esplendor o desplegarse por todo el lugar en búsqueda de propuestas también interesantes, como el de la rapera Snow Tha Product o la presentación en formato acústico de la banda Papa Roach.
No obstante, y tras terminar el acto de la banda liderada por Adam Levine, una gran cantidad de gente comenzó a darse cita nuevamente frente al escenario principal en espera de la inminente presencia de Los Fabulosos Cadillacs.
El momento llegó y tan solo bastaron 75 minutos de setlist para que la mítica agrupación argentina dejara más que satisfechos a propios y extraños con un recorrido por sus grandes hits, tales como “Mal Bicho”, “Calaveras y Diablitos”, “Matador”; dejando la mesa puesta para un cierre electrizante del primer día del festival a manos del hip hop de Los No Tan Tristes y las mezclas del afamado DJ y productor musical Tainy.
Pa’l Norte sigue rugiendo
Los decibeles del día anterior habían quedado en un nivel muy alto, por lo que las actividades musicales del sábado no se podían quedar atrás, teniendo un arranque bastante sólido a través de la música de Lost Acapulco, Carlos Sadness y Francisca Valenzuela, aportando cada proyecto su respectivo granito a la misión de hacer que todo el público asistente se lleve a sus casas las mayor satisfacción posible.
Las horas seguían transcurriendo y la música no cesaba, la adrenalina iba fluyendo más y más por el cuerpo de cada persona que se encontraba vibrando al ritmo de la música; ya fuera desde el escenario Oasis con Sen Senra o en el escenario Fusión con Él Mató A Un Policía Motorizado, la conexión entre el público y los artistas se convertía en algo tangible.
Una apacible brisa fresca se hizo presente al caer la tarde para mitigar parte del calor que inundó la primera parte del día, y con ella llegó consigo una ola musical que se entendió a la perfección con el ambiente que imperaba, surgiendo así de manera escalonada en diferentes escenarios las presentaciones de Love of Lesbian, Gepe y Jesse Baez, siendo este último, una de las más gratas sorpresas que ofreció el festival al encontrarse en un escenario que le permitió al artista realizar algo más íntimo.
Ya con los ánimos a la alza y una más que prometedora noche por venir, el recorrido por algunos escenarios era inevitable, pasando primero por el stage de Caribou, en donde los problemas de audio afectaron en un principio el desarrollo de su show, yendo después al escenario Club Social en donde CLUBZ tuvo un lleno total, y finalizando en Parcels para un momento de fiesta y frenesí rítmico que serviría de aperitivo a la tan esperada presentación de Julian Casablancas y compañía.
El recorrido para llegar al escenario principal no era sencillo, en el camino el puertorriqueño Guaynaa ponía las cosas complicadas, puesto que, entre el baile y la multitud que convocó, el lograr escuchar “You Only Live Once” desde un buen lugar parecía imposible, hasta superar ese obstáculo.
Cayó la medianoche y la gente desesperada coreaba el nombre de la banda que tanto anhelaban ver, pero el reloj seguía corriendo y el mal augurio del retraso se veía venir; de pronto las luces se encendieron, The Strokes por fin aparecía a escena y “Reptilia” comenzó a sonar.
Pero cuando todo parecía felicidad, no se podía estar más lejos de la realidad, una vez más los fantasmas de una actitud extraña de Julian Casablancas vinieron a ensombrecieron el momento que tantos habían esperado; palabras sin sentido, pequeñas conversaciones que cortaban el ritmo del show y un gesto incómodo con la bandera nacional fueron algunas de las acciones que opacaron una presentación, que más allá de la ejecución y su corta duración, terminó dejando al público con un mal sabor de boca.