La noche en la que el punk unió a España y México.
Los cuatro chavales de Madrid que conforman a Carolina Durante llegaron a nuestro país para reventar el escenario de House of Vans con una increíble presentación y una energía que nos recuerda que, si la sinergia entre el público y los artistas se da de buena manera, un concierto pequeño puede superar a cualquiera de festival. Además, el venue sigue acumulando presentaciones legendarias, armando un legado de calidad y que quedará marcado en la memoria de la bandita capitalina.
Anoche, el recinto recibió a una horda de personas deseosas por liberar el estrés de una semana larga caracterizada por un clima terrible, tal y como nos tiene acostumbrados nuestra querida, pero bipolar, Ciudad de México. La clásica fila que le da vuelta a la cuadra se comenzó a formar desde las 19:30 h, y de a poco, la gente comenzó a entrar, presumiendo sus mejores pares de Vans para conseguir sus dos chelitas de cortesía.
Como a eso de las 21:30 h el bowl de skate llegaba a su límite de capacidad con un público ansioso por comenzar a disfrutar el característico frenesí que los españoles han difundido desde su inicio en 2016, y en punto de las 21:45 h, las luces se apagaron para que Diego (voz), Martín (bajo), Mario (guitarra) y Juan (batería) tomaran el escenario para comenzar a repartir potencia a diestra y siniestra con el tema “Hostias”. A partir de este momento, los vasos comenzaron a volar como si se tratara de una parvada de pájaros eufóricos por el sonido de la lluvia, la gente comenzó a brincar de lado a lado en un slam que dominó todo el centro de la pista y que no dejaba nada reservado para nadie que decidiera acercarse a esa zona.
El inicio del concierto dejó grandes momentos protagonizados por un público que no paraba el headbanging y los vuelos improvisados después de lanzarse de cabeza hacia el slam. De esta manera pasamos a “Cementerio”, tema en el que se experimentaron unos pequeños problemas con el audio del micrófono de Diego lo que no permitía comprender bien lo que decía, pero el público cubrió esta falla coreando cada palabra. También sonaron “La planta”, “Moreno de contrabando” y “Urbanitas”, tema en el que se notó que los nervios iniciales ya habían desaparecido cuando Diego comenzó a saltar de lado a lado conviviendo cada vez más con el público.
Nos habían advertido de la altura de Ciudad de México, pero uno no lo cree hasta que se está muriendo por respirar”.
Dijo el frontman después de tomar una pequeña pausa para poder continuar con la locura sonora. Es así como pasamos por temas como “Granja escuela”, “El parque de las balas” y “Tu nuevo grupo favorito” tema que marcó un gran momento en la noche cuando la gente comenzó a subirse en los hombros de sus acompañantes solo para tener una mejor vista, pero al no lograrlo, los intentos de ver mejor se convirtieron en sesiones fugaces de surf sobre el público muy improvisado y que terminaba con alguien en el suelo.
La alegría y entusiasmo se notaba en el rostro de cada uno de los presentes, ya nadie notaba los problemas con el audio y la entrega del público hacia Carolina Durante fue total, esto debido a que los españoles dominaron el escenario de gran manera y respondieron muy bien a las peticiones del público para acercarse a la dinámica destructiva que se había organizado en el centro del bowl, con el círculo de slam que se extendía con cada canción que pasaba.
Temas como “Joder no se”, “Verano”, “Perdona”, “Cayetano” y “La noche de los muertos vivientes” fueron la prueba de que Carolina Durante ha logrado conectar con su audiencia de una manera muy especial, debido a que tocan temas tan comunes en la vida de muchos, que generan una sensación abrumadora de agobio, la cual pudo ser liberada anoche con una entrega total de Carolina con su público.
El momento más destacado de la noche llegó cuando comenzaba a sonar “La canciones de Juanita”, última canción del set y en la que subieron a un fan para que los apoyara tocando la guitarra. Los nervios se hicieron presentes y el invitado no conseguía el objetivo, pero con el apoyo del público y entre gritos de “¡Sí se puede!” lo volvía a intentar, solo para fallar en una segunda ocasión. Parecía que el experimento le había salido mal a la banda, pero como si se tratase de un milagro, una tímida guitarra comenzó a sonar de fondo sorprendiendo y haciendo explotar al House of Vans en una euforia colectiva, el invitado lo había logrado.
Sin más, “Las canciones de Juanita” retumbó en las bocinas del venue, mientras Martín (bajo) dejaba el escenario para lanzarse a los brazos del público quienes lo llevaría hasta el centro del slam, y sin temor a nada, Martín se unió a la comunión de golpes y empujones volviéndose uno más de la audiencia que llegaba de manera colectiva a un nirvana de éxtasis y locura. De esta manera, el concierto llegaba a su fin, dejando la huella de cuatro chavales que solo eran conocidos en tres calles, en un escenario que gana fama mundial día con día, y que queda a un océano de distancia de su hogar.