Una noche de contrastes entre su pasado y presente.
Escuchar algunas grandes bandas es apreciar a todo un género en su conjunto. Así se siente la música de The Sisters Of Mercy y pese a que su vocalista, Andrew Eldritch disentiría, son uno de los eslabones más importantes de lo que ahora conocemos como gothic rock, estilo que estaría incompleto sin el paso de la banda por la escena musical de los años 80.
La relevancia musical de este conjunto radica en que fueron importantes en la consolidación del rock gótico, por ende, inspiración de bandas subsecuentes de gran calado, por ejemplo, Fields of the Nephilim o The Mission. Además, su influencia alcanza al metal, pues bandas como Cradle Of Filth o Kreator han covereado sus canciones.
Lograr tal autoridad musical, trascendencia y permanencia, tanto en el tiempo y gusto de la audiencia, es algo que pocas agrupaciones pueden presumir y lo cual fue contundentemente claro durante su presentación en la Ciudad de México.
La banda volvió a la CDMX luego de su concierto en Guadalajara, luego de su última presentación antes de la aparición del Covid-19 en el mundo. Pese al calor que azota la capital, previo a la puesta del sol, decenas de personas enfundadas en atuendos negros comenzaron a invadir el histórico Circo Volador.
Dentro del recinto, la temperatura era más elevada, la cual, ascendía con el continuo arribo de la gente y la temprana presencia de luces estroboscópicas que dieron paso a los teloneros locales, Prismatic Shapes. Con ritmos frescos que dan nuevos bríos al post punk, el trío capitalino demostró que la innovación compositiva para el género no está paralizada.
Luego de una pausa con música instrumental bastante anticlimática, Andrew Eldritch, Ben Christo y Dylan Smith saltaron al escenario con una nueva canción, “Don’t Drive on Ice”, apenas interpretada en vivo el año pasado en Países Bajos. Con esta y otras nuevas canciones como “Eyes of Caligula” corrió la primera hora del concierto que erradicó las críticas hacia la agrupación por no presentar material nuevo desde hace varios ayeres.
Con lo anterior, Andrew Eldritch demuestra que su calidad compositiva no declina, lo mismo que su cavernosa voz, a la cual las malas ecualizaciones nunca le hacen justicia, al menos durante sus presentaciones en México.
El gran ausente de la noche fue el mítico álbum First and Last and Always del cual apenas se interpretó “Marian”, esto quizá para dejar un tanto de lado su pasado más lejano y adentrarse en nuevas canciones, lo cual, deja la esperanza de ver a Andrew Eldritch volver al estudio. En compensación a ello, la banda tocó clásicos como “Alice”, “More” y “Dominion/Mother Russia”.
Luego de una breve pausa, la banda volvió para enloquecer a su audiencia con enérgicos clásicos para culminar su presentación: “Lucretia my Reflection”, “Temple of Love” y “This Corrosion”. Esto provocó que por momentos el entusiasmo de los asistentes, traducido en gritos, superara el audio y por lo cual, al finalizar la agrupación se inclinó hacia su público en muestra de reconocimiento.
En muchos sentidos, The Sisters Of Mercy es considerada un clásico, ya sea del estilo o de los lugares en donde suele escucharse música similar, aunque a veces se olvida que muchas de sus canciones son melodías insignia de todo un movimiento contracultural que se hace presente con fuerza en noches como esta.