Ciudad: CDMX

Big Big Love y The Risin’ Sun en el Lunario

La disquera independiente Pedro y el Lobo, que ha colaborado con el Lunario para la serie de conciertos Ordinary People (Balmorhea, Alexi Murdoch, The Album Leaf), curo una noche especial en la que presentará a las bandas capitalinas Big Big Love y The Risin’ Sun.

Los boletos ya están disponibles a través de Ticketmaster, en taquilla del Auditorio y en las oficinas de Pedro y el Lobo (Cuautla 161-3, Condesa), con un costo de $150 en preventa y $180 el día del evento.

Una noche tropical con Caloncho

Ante un Lunario lleno, Caloncho puso el toque tropical a una fría noche decembrina. La cita estaba pactada a las 21 horas y Vanessa Zamora fue la artista invitada, quien, con un sonido que mezcla el pop y el indie folk, nos habló al oído de amor y desamor.

Como era de esperarse, “Correr”, tema de Fantasía, su primera producción, fue de las más aplaudidas. Probablemente otro telonero no hubiera quedado tan a la medida, pues con cada canción Vanessa nos preparaba para la velada que seguía.

Minutos antes de las diez de la noche las luces se apagaron mientras en las pantallas aparecía la imagen de un plátano; era tiempo de escuchar lo mejor de Fruta, material que puso en los reflectores de la escena musical mexicana a Caloncho.

“Los Animales” fue una de las canciones con la que inició la presentación del sonorense, que notablemente emocionado se dijo agradecido con los asistentes por haberle permitido hacer su sueño realidad.

Le siguió “Julia”, durante la cual Vanessa Zamora subió al escenario acompañarlo en las vocales, teniendo como resultado una versión que hizo a todos moverse al ritmo de la canción.

“Pasa el tiempo” y “Bésame Morenita” fueron algunas de las canciones que más emocionaron, pero no fue sino hasta que sonaron las primeras notas de “Chupetazos” cuando el público se volvió totalmente loco. Gritos, aplausos, declaraciones de amor hacia Caloncho se escuchaban mientras desgarraban sus gargantas coreando “nipple contra nipple" o "acostados de cuchara”.

Hasta ese momento, el ambiente se había mantenido alegre pero un tanto tranquilo, ad hoc con las sensaciones que evocan los temas de Caloncho evocan, hasta que comenzó a sonar “La Chora”, canción que puso a todos a brincar y bailar mientras se cuidaban de no ser golpeados por plátanos o naranjas que eran lanzados desde el escenario por un plátano enorme. Una escena un tanto extraña, pero que le dio el empujón que necesitaba la noche para convertirse en una verdadera fiesta.

Ya en la recta final se escuchó “Palmar” mientras enormes pelotas playeras recorrían el público. Sin embargo, el cierre estuvo a cargo de “Loco”, canción para la que Caloncho contó con la participación de Siddhartha.

Sin duda, este fue el año de Caloncho y lo terminó, al menos en el D.F., con un concierto que deja más que claro por qué se ha vuelto uno de los músicos más queridos de la escena independiente.

New Year's Eve: Boys Noize

Para despedir el 2014 como se deben, Rhodesia, SICARIO, 8106 y SALA presentarán a Boys Noize, quien estará acompañado por un DJ set de The Wookies.

Los boletos ya están disponibles a través de Ticketmaster con los siguientes precios:

  • General $400
  • VIP $700

Cat Power y la búsqueda del amor

La noche de ayer fue profunda de muchas maneras. Existen distintos ángulos para abordarla, pues más allá de un gran concierto de guitarra y piano, Chan Marshall obsequió regalos lejos de lo material y muy cerca de lo intelectual y espiritual.

Se trató de la primera vez en casi ocho años que Chan se presentó sin compañía en un escenario mexicano, es decir, sin una banda de músicos detrás tal y como sucedió en su primer visita al centro histórico de nuestra capital para dos fechas en el antiguo edificio del Nacional Financiera.

Cat Power arribó al escenario con seis meses de embarazo, para sorpresa de muchos, y sin muchas presentaciones tomó su guitarra y desbordó un mar de emociones frente a los presentes en El Plaza Condesa que, independientemente del corte acústico deprimente y de que Chan parecía más Kim Deal que aquella delicada y frágil cantautora a la que vimos crecer en escenarios nacionales, estuvo más que atento y devoto durante las dos horas y media de concierto.

De la guitarra al piano y con uno que otro balbuceo a la nada que la misma Marshall reconoció le daban un aire de 'locura', la cantante se dio unos momentos para invitar a la reflexión, confesando que uno nunca sabe cuando puede terminar sola y con un hijo, y que en todas partes del mundo la energía negativa está en incremento.

Es el poder del amor lo que rescata a las personas y Cat Power lo expresó así como así: “yo no estaría viva de no ser por su amor”. Muchos aplausos y mucho llanto, pero estaba sobre la mesa la delicadeza de su persona.

El encanto de un concierto como el de anoche fue que se prestó a la improvisación. En un show de Cat Power no pueden faltar clásicos del cancionero campirano que van desde oscuras gemas como “Old Detroit” y “Wolf Among Wolves” de Bonnie 'Prince' Billy, hasta clásicos de la talla de “Can I Get a Witness” de Marvin Gaye o “Naked If You Want To” de Moby Grape.

¿Qué tan lejos hemos llegado desde ese show del Ex-NAFINSA hasta el día de hoy? Cuando en ese entonces el ruido de las botellas de vidrio arruinaba la experiencia y ahora los cubeteros y las mismas personas sean las que te arrebatan la magia. Ahora con un hijo y sin un esposo, ¿qué tanto sobrevivirá Chan si abiertamente confiesa sobre el escenario que ya no confía en nadie y que a veces se siente como una esclava de un sistema invencible?

El show cerró con su versión de “Sea of Love” mientras arrojaba fragmentos de su setlist, flores, besos y un mensaje político implícito con cuatro dedos en una mano y tres en la otra. El show resultó ser una especie de intervención en la que Cat Power nos dejó ser parte de su vida y no queda más que desear que ojalá que el mar en que se ahogue la cantante sea de amor y encuentre la paz que tanto le hace falta.

Cultura Profética: La diferencia entre vender y venderse

La vida la es registrada como una película y para ello necesita una gran orquesta de fondo. ¿Qué mejor que Cultura Profética en vivo como selección?

Sin importar lo helado que era el clima, la cantidad de gente que se dio cita en el Pepsi Center WTC el pasado domingo 8 logró que el ambiente se volviera cálido gracias a que esa noche hubo reggae en casa.

En punto de las 21:15 horas, Cultura Profética abarcó el escenario. Uno, dos, tres baquetazos sonaron para dar la señal que el espectáculo estaba por arranar. Este ritmo que pesa fue el tema para dar inicio. En posiciones exactas Cultura Profética abrazan el escenario, colocados como es costumbre, con Willy (voz, bajo) al frente de ellos portando un bajo color verde agua.

Continuaron con La complicidad, Sube el humo y Para estar, selectos éxitos para poner el calor en el auditorio. Los aromas entre la multitud se consumían deliciosamente: fragancias de amor, paz, libertad y un poco de cannabis eran la mezcla perfecta mientras de fondo Boris Bilbraut (batería y voz) interpretaba Amante de luz.

Los coros se zarandearon con las excites al escuchar a Rodríguez corear “hay tanto pop que vomitar…” de la canción Nadie se atreve. Y así, continuamos deleitándonos de las fantasías que transmiten sus percusiones, de la energía que explotaba en sus dos hermosas coristas y de los solos, pero bien acompañados, ritmos que soltaba aquella guitarra verde. Hasta el momento en que llegamos al popurrí que palomearon en dedicación a la madre de Willy así como en honor a su disco “La Dulzura” con temas memorables como Donde no alcanza mi verso, Un deseo y De antes.

Los cuerpos se sentían derretir cuando las pasiones de los espectadores detectaron el inicio de Ilegal tema de mejor pretexto para que las parejas se dejaran llevar por el desliz y el placer que provocaba esta poesía.

La fiesta se calentaba cada vez más y principalmente al escuchar Saca, prende y sorprende, tema en el que se unieron voces con la finalidad de unificar la aceptación de la marihuana: “la medicina le tiene miedo a la marihuana” decía el vocalista mientras en el escenario se sumaba Portavoz así como Banda Bastón, y juntos con el coro del público, evocaban la esencia de hierba.

La clásica despedida de ir y regresar fue aplicada por los puertorriqueños, en donde al regresar, alteraban a su público interpretando “Baja la tensión”.

En solidaridad con los normalistas de Ayotzinapa, Willy, sujetando fuerte su bajo, tiró unas pegarías por los desaparecidos y sin esperarlo, todos y cada uno de los presentes, corearon juntos, con euforia, rabia y fortaleza de 1 al 43.

Con esta unión de vibra, energía, libertad y entrega, Cultura Profética da cierre a este glorifico espectáculo concluyendo con un tributo a Bob Marley con el tema “Bufalo Soldier” en voz de Boris.

Los Fresones Rebeldes: Furia y caramelos

Pocas son las ocasiones en las que tras la reunión de una banda, su primer parada sea la Ciudad de México. Y si bien el único ejemplo que me viene a la mente es el de Los Saicos, la noche de ayer, en la que una de las bandas más representativas del indie ibérico arribó tras concebir lo imposible, fue un evento que no habría argumentos para negarle el título de histórico.

A mediados y finales de los 90, Los Fresones Rebeldes fueron una figura de culto y referencia. En su pleno apogeo, el sello Subterfuge (Joe la Reina, Los Planetas, Anni B Sweet) convirtió a estos raritos en pequeños consentidos del género pop rock gracias a sus inverosímiles y ridículas letras sumadas a pegajosos acordes y requintos que entre el jangle pop y el garaje, eran una mezcla de aspiraciones a sonido de los 50 y una inevitable contemporaneidad que hasta hoy día los mantiene en alta demanda. Viva prueba es que todos y cada uno de los shows que cerraron para España y México fueron de localidades agotadas.

Se respiraba una tajante ansiedad antes de que comenzara el show y no solo escuchar, sino ver a esos ñoños que tocan primitivo rock and roll pero con la sonrisa de un lelo. Como si de una a prueba a superar se tratara, el show no dio inició sino a hasta las once de la noche y se tuvo que soportar la disparatada y mal mezclada ejecución de Jorge ‘Negro’ Hipólito en las tornamesas, que fue cuestión de minutos para que entre cada canción recibiera no solo mentadas sino proyectiles. Aunque es de reconocer su aguante, porque pinchó y pinchó sin claudicar.

Retirada la tornamesa, la verdadera fiesta llegó con Christina, Inés, Sergi y Felipe sobre el entarimado; gritadero de principio a fin y una reacción que hasta a la misma banda dejó impactada. El cambio en la expresión de los presentes fue increíble ya que de la desesperación y fastidio, pasó a la euforia y felicidad total en tan solo dos acordes; “Algo Hay”, “El Mensajero del Verano” y “Sueño de Cristal” sonaron cómo si fueran los Ramones a la velocidad de la luz. A pesar de ello, sería mentir hacer omisión de las presentes fallas de audio durante el show: la retroalimentación chillante en cada canción acabó con la paciencia de muchos.

Con “Bola de Cristal”, “¿Por qué me tengo yo que enamorar?” y “Medio Drogados” parecían poner punto final a su set, y si bien parecía que el show iba a durar apenas media hora, la banda jugó el juego de regresar al escenario dos veces para cerrar con “Calabazas Previas”, que fue complementado con la banda arrojando gomitas al público para cerrar un concierto en el que una banda que muchos jamás pensaron ver en suelo nacional, salvó una noche que empezó colérica y terminó en lluvia de caramelos.

Vicentico en el Auditorio Nacional

Luego de colgar el letrero de sold out en sus pasadas presentaciones en el Teatro Metropólitan, uno de los músicos más importantes de América Latina llegará a México pero ahora para enfrentarse al coloso de Reforma.

Estamos hablando de Gabriel Fernández, mejor conocido como Vicentico, quien presentará su más reciente trabajo, Último Acto.

Los boletos estarán en preventa Banamex los días 8 y 9 de diciembre.

Siddhartha en el Pasagüero

Para iniciar el 2015 con el pie derecho, The Music Dealers presentará a uno de los actos nacionales más consentidos del público mexicano para un show único e íntimo en el Pasagüero.

Los accesos ya están disponibles a través de Boletia y en las taquillas del Pasagüero con un costo de $200 en early bird (hasta agotar existencias) y $250 general.

Kakkmaddafakka: Fiesta instantanea

Existen conciertos que la gente hace. Aún en inicio de semana, noche de martes para ser precisos, el José Cuervo Salón sintió una energía digna de viernes. Los noruegos de Kakkmaddafakka regresaron a confirmar lo que sintieron la primera vez que tocaron en nuestro país. Desde aquel Vive Latino, la banda se volvió consentida.

Hace diez años, Axel y Pål Vindenes comenzaron con este proyecto que hoy circula por el mundo. Apenas hace unos meses tocaron por primera vez en México en un festival que quedó sorprendido ante el acto que presenciaba. No pasó mucho y volvieron a tocar, esta vez en el Caradura, donde agotaron los boletos para dos presentaciones.

El recinto ubicado en Moliere fue testigo del crecimiento de los noruegos. Tras una breve presentación de la banda mexicana Odisseo, uno a uno fueron saltando al escenario, irrumpiendo con una bandera que desplegaba el logo de la banda, poniendo a la gente a saltar.

Las letras provocadoras y el buen ánimo de la agrupación conquistaron al público; "Touching", "First Move" y "Self Esteem" inauguraron la fiesta. Cada que tenía oportunidad, Axel acercaba el micrófono al público para disfrutar del ensordecedor grito de respuesta, mientras que Stian Sævig lanzaba miradas a sus seguidoras al momento que tocaba los distintivos bajeos de la banda.

No es común que una agrupación incluya en su alineación a bailarines, pero Martin y Sverre Sande tomaban el centro del escenario para dar saltos de canguro y mover los brazos. La asistencia, que contaba tanto con personas arriba de 25 años como niñas acompañadas por madres de familia, saltaba entregada al espectáculo.

“Ocho meses han sido un largo tiempo, nos hace sentir muy bien estar aquí”, gritó felizmente Axel, guitarra y una de las voces del grupo. Kakkmaddafakka arriba de un escenario no es una banda ordinaria, la sincronía en su presencia escénica se debe al singular factor de la espontaneidad; como un grupo de amigos que se reúnen por el placer de tocar.

Después del sudor y los saltos, llegó la placidez. Irónicamente, para una banda enérgica en el escenario como ellos, sus discos fueron producidos por un artista más sobrio en sus presentaciones y profundo en sus letras; el miembro de los entrañables Kings Of Convenience y los extintos The Whitest Boy Alive, Erlend Øye.

Productor de Hest y Six Months is a Long Time, Erlend tomó el escenario durante el encore para interpretar sus versiones de "Saviour" y "Gangsta No More". “Cuando los chicos me mostraron esta rola, quedé muy sorprendido”, mencionó el también originario de Bergen, Noruega.

La alineación completa regresó al escenario para cerrar triunfalmente con el cover a "Bailando" de la banda noventera Paradiso, seguido de su coreado tema "Forever Alone". México se convirtió en la tierra predilecta de Kakkmaddafakka, que en cada show incrementa el fanbase que hace no mucho comenzó a cosechar.

Nueva fecha de Los Fresones Rebeldes

Tras agotar los boletos para su primer concierto en la Ciudad de México, Los Fresones Rebeldes decidieron ofrecer un concierto más.

Los boletos ya están disponibles a través de Ticketmaster y podrán conseguirlos in cargos mañana a partir de la 1 p.m. en la Casa Indie Rocks! (Montes de Oca 14, Condesa).