El curioso caso del cempasúchil y Monsieur Periné.
La tradición mexicana del Día de Muertos unida al Halloween, provocan que en México se viva un ambiente de fiesta y disfraces mínimo por cuatro días consecutivos, pero la noche del 31 de octubre, una pequeña procesión de catrinas con coronas de flor de cempasúchil se dirigían hacia El Plaza Condesa ante la invitación y expectativa de la presentación del segundo disco de Monsieur Periné, Caja de música.
Una lona proyectaba un paisaje nocturno que cubría el escenario lleno de diversos instrumentos en un ambiente de incertidumbre e intimidad, provocado por luces tenues. Veinte minutos de retraso bastaron para alborotar a los asistentes que expresaban tímidamente la desesperación por ver al grupo, hasta que Nicolás Junco hizo aparición, seguido por los integrantes de la banda y al son de "Turquesa Menina"; literalmente abrieron la caja central que contenía más flores en la que Catalina García a.k.a “Madame Periné” giró como muñeca disfrazada de catrina y se apoderó del momento.
Si alguna vez alguien se preguntara cómo sería la versión en vida real de la escena de los Aristogatos cuando los mininos están echando el jam en una fiesta de colores y locura, sin duda este concierto es la representación más acertada, pues los músicos que componen a “Mesié” son grandes y saben muy bien lo que hacen; cada canción tenía arreglos nuevos que se apreciaron muy bien debido a la ocasión especial.
En una mezcla de su anterior Hecho a mano y este segundo álbum, canciones como "No hace falta", "Sabor a mí", "Suin romanticón", "Lloré", "Cou Cou", "Tu m’as Promis" y "La muerte", eran coreadas casi perfectamente —las partes en francés siempre resultan más complicadas— haciendo felices a todos: banda y público.
Si bien Madame es el talento vocal, Santiago “Periné” Sarabia hipnotizó a todos los presentes con su voz y "Déjame vivir"; aquella melodía que coquetea con la bachata era el descanso que atrajo a Vicente García para el dueto en "Nuestra canción".
El caso de las "Cempasúchil" tiene que ver con la canción que lleva este nombre, pues resulta agradable que alguien extranjero homenajeé la cultura de un país y más si es con arte; la letra y música que la componen plasman el día de muertos en esta pieza que decidieron presentar a dueto con Natalia Lafourcade.
Como todo buen acto final, los involucrados en dicho show regresaron al escenario para cerrar con "Año bisiesto" y la ocurrencia de Catalina y Natalia de bajar a bailar entre la audiencia, que creó la locura total.