Travis ofreció un emotivo concierto repleto de sus más grandes éxitos, además de presentar parte de su nuevo álbum Everything at Once.
Cuando era un simple adolescente que estudiaba secundaria, siempre me preguntaba cómo sería ver a mis bandas favoritas cuando creciera. Poco más de una década después, parte de esa pregunta se respondió. Junto a muchas personas que seguramente se preguntaban lo mismo, viajé en el tiempo. Yo y la audiencia sentimos cómo el futuro nos alcanzaba al escuchar parte de las canciones que nos han acompañado en los buenos y malos momentos de nuestra vida. Anoche, en el Pepsi Center WTC, ahí estábamos, un poco más viejos que cuando escuchábamos The Man Who, pero con la misma ilusión, ahora acompañados de una nueva generación de jóvenes seguidores.
Más que un concierto de promoción de su más reciente álbum Everything at Once, Travis ofreció un concierto en el que prácticamente tocó todos y cada uno de sus éxitos. Aunque en el setlist aparecieron cinco temas de su último material, ni se sintieron ante la lluvia de hits. Esto no quiere decir que los cortes sean malos: “3 Miles High” y “Magnificent Time” sonaron increíble y jamás desentonaron en el show. Pero seamos honestos: la nostalgia siempre le ganará al corazón.
El concierto comenzó con “Everything at Once”, que calmó por fin las ansias ante un no tan ligero retraso que hubo para que Travis saliera al escenario. En una vieja entrevista, los integrantes de Travis comentaron que la primera vez que visitaron nuestro país en 2004, al bajar del avión, creían que alguien muy importante viajaba con ellos, ya que había un gran tumulto y gritos en el aeropuerto. Nunca se esperaban que toda esa euforia fuera por Travis. 12 años después, los tumultos y gritos de ¡Travis, Travis, Travis! siguieron como la primera vez. En un concierto que sin piedad alguna incluyó clásicos como “Sing”, “Selfish Jean”, “Writing To Reach You”, “As You Are”, “Love Will Come Through”, “Driftwood”, “Re-Offender”, “Side”, “Closer” y “Turn”, los ojos rojos ya no solo eran por la contaminación que vive la CDMX, sino por las lágrimas de felicidad que invadían el lugar.
Dougie Payne mantuvo toda la noche la cadencia de su peculiar baile al ritmo de cada nota de su bajo; Neil Primrose fue el que menos interactúo con el público -estando detrás de la batería esto parece un poco complicado-; Andy Dunlop hizo lo que muy pocas veces pasa: que una guitarra suene bien en el Pepsi Center WTC. Tocó de rodillas, corrió, dio vueltas, regaló plumillas al por mayor, se refrescó con media docena de cervezas porque, ¡vaya que hacía calor adentro! La alegría y el fervor no solo estaba en el público, sino también arriba del escenario. 20 años después, Travis se sigue divirtiendo como si fueran adolescentes, como cuando interpretaron “All I Want to Do is Rock”.
Fran Healy con su infinito carisma aprovecharon para saludar y preguntar la edad a los nuevos seguidores de la agrupación. El recinto estaba lleno de pequeños. En los hombros de sus padres asomaban sus cabecitas y miraban con asombro lo que seguramente era su primer recital. Fue entonces cuando Fran les dedicó “My Eyes”.
Otro momento de interacción con el público y uno de los mejores de la noche fue cuando Healy pidió permiso a la multitud para que lo dejaran cantar en medio de ellos. Poco a poco y sin seguridad, se fue abriendo paso entre la multitud entre uno que otro fan que se aferraba a tener su selfie. Ya en medio, fue subido en los hombros de un asistente. Comenzó a sonar “Where You Stand” mientras saludaba y ondeaba una bandera de México. Travis ya se había ganado el corazón de los mexicanos una vez más.
El cierre del concierto llegó con el encore y dos de sus más esperadas piezas. La primera “Flowers In The Window”, interpretada a coro por todo el Pepsi Center WTC a lado de Fran y su guitarra acústica, momento ideal para que las parejas se abrazaran y se dieran amor. Otros mandaban mensajes para dedicarla. El instante cumbre llegó con “Why Does It Always Rain on Me?”, el gran clásico de clásicos de Travis. Tras otro encore, “Happy” sonó para despedir con energía a los escoceses.
En su segunda visita a nuestro país en 2007, Travis ofreció en el Palacio de los Deportes el concierto más largo de su carrera hasta ahora, con una lista de 33 canciones.
P.D. “Buenas noches, nosotros fuimos Reyno, muchas gracias por apoyarnos”. Esto fue lo que dijo Reyno, banda invitada para abrir el concierto y que pocos escucharon. Cuando fue su turno, el Pepsi Center WTC lucía sin gente. El público comenzó a entrar hasta que el partido de México vs. Venezuela terminó.