Una noche tranquila y única cortesía de Siddhartha.
Son casi las siete en punto. El sol se ha ido y la marquesina resplandece anunciando el acto estelar de la noche, ese por el cual cientos de fans se han dado cita en El Plaza Condesa. En su interior la gente aguarda impaciente, se acomoda, va por unas cervezas y se detiene a disfrutar de la banda telonera para envolvernos en una especie de warm up. Luego de una presentación rápida y un par de sencillos, la agrupación 424 ofrece unas palabras de agradecimiento, desde los técnicos que hacen posible que El Plaza cobre vida, hasta el público ahí reunido. Y así como llegaron los costarricenses se retiraron en un abrir y cerrar de ojos, llevándose consigo sus instrumentos.
Los minutos pasaron y los chiflidos de las personas que ya querían ver en acción al músico tapatío se hicieron presentes. Finalmente apareció. Siddhartha y su comitiva abordaron el escenario con impresionante marcialidad. Uniformados con atuendos de color negro y tomando cada uno su respectiva posición, el concierto dio inicio y los primeros acordes de “Ser Parte” cimbraron el lugar; tema que podría funcionar muy bien como un nuevo sencillo de su más reciente disco.
“¡Qué tal, un gusto estar por acá presentando Únicos!”, son las primeras palabras que salen de Siddhartha ante un público que no deja de corear cada una de sus canciones. Su concierto sirvió para presentar de manera oficial su cuarto material de larga duración, Únicos, disco que ha sido el reflejo de un periodo de mucho goce y de mucha paz, como nos lo comentó en entrevista hace un par de meses. Pero también retrocedimos en el tiempo y repasamos algunos de los clásicos que lo han colocado donde está.
“Vamos a regresar dos pasos atrás a este disco”, son las palabras para dar entrada a “Náufragos” e inmediatamente los recuerdos y la nostalgia invaden nuestro ser. Algunos "Extraños" se convirtieron en amigos al final del concierto, mismo que se llevó a cabo en "Domingo" y el cual terminó a temprana hora, cosa que se agradece. Todo mundo perdió el "Control" al escuchar este tema, pero también con "El Poema y la Caja". En "El Aire" se podían percibir "Ecos de Miel", la verdad es que fue "Una Noche Tranquila" y única.
Aunque no hubo invitados especiales o una gran escenografía -salvo una especie de luna en la que se proyectaban diferentes imágenes desde animales hasta constelaciones- siempre es un goce disfrutar del talento irrebatible que posee el buen Siddhartha y un deleite a las pupilas de muchas fanáticas. Después de tocar 21 temas, era momento de despedirse. El escenario quedó vacío y las porras y aplausos no se hicieron esperar. Fue así como Sidd regresó para tocar dos canciones. Al final, todos terminamos siendo chicos una vez más.