Ciudad: CDMX

Aural 2017: Godspeed You! Black Emperor en SALA Corona

La noche que nos debía el desastre: Godspeed You! Black Emperor.

Avante ante los sucesos del mes de septiembre, el Festival Aural encontró en diciembre la reprogramación perfecta para sus eventos y finalmente la marquesina de SALA Corona anunciaba el show quizá más esperado con la agrupación que tal vez nunca soñamos ver en nuestro territorio.

Tajak presentó su ruidosa y altiva propuesta que podemos escuchar en su material titulado Amsterdam 211 editado este año, tintes de psicodelia, demasiado feedback y gran ejecución de la guitarra para después dar paso a la ecléctica presentación de Carlos Marks, quien literalmente desmembraba su slide guitar y un violín, celo y percusiones como agregado perfecto para un experimento sonoro que sorprendió a los presentes.

El loop del inicio de “The Dead Flag Blues” y su pulsión preparando nuestros tímpanos para lo que vendría, el preludio a la gloria, el inicio del camino, la discreta salida de la banda ante ovaciones disipadas por las bocas pidiendo silencio, el “shhh” cual sonido de grillos inertes a la luz de la luna en un jardín. La emoción comenzó con las primeras notas y las proyecciones antañas y difusas, a partir de ese momento ya no pudimos movernos, ni hablar, ni pedir silencio porque estaríamos callados e inertes dejándonos llevar por cada nota, solo observando la aplicación de cada ejecutor con su instrumento. La precisión, el detalle, el modo artesanal de jugar con el reverb, las cuerdas como hilos de un fino telar, la pasión y constancia por lo que se ama, porque Godspeed You! Black Emperor es un ser errante que vaga por el mundo, una comunidad de gitanos que predican con la música una esperanza que tanto nos hace falta.

“Bosses Hang” para rendir honores a Luciferian Towers, los pequeños detalles que se aprecian en los dedos en movimiento en el bajo, los elementos que a veces fallan en una escucha complicada con audífonos, la experiencia orgánica de apreciar la maquila, como si presenciáramos una cirugía a corazón abierto. Ni luces en nuestros ojos, ni estrobos como riesgo de epilepsia, vendedores de cerveza que pasan y que son callados y mal vistos, no necesitamos substancias, el éter resulta inservible, aunque un dejo de hierba nos pica la nariz, sabemos que cada quién disfruta la noche a su modo: en silencio y trance, con los ojos cerrados, con movimientos aleatorios.

“Anthem for No State” para llamar a la calma, a sorprendernos al descubrir como ocho personas emulan una colosal orquesta, los discretos pasos que llevan a un siniestro andar, la guitarra al final que recuerda alguna escena de western musicalizada por Ennio Morricone, piezas tan largas que parecen suspiros. “Fam/Famine”, otro ejercicio de apreciación como preludio al apocalipsis: “Undoing a Luciferian Towers”, los devaneos del saxofón, los discretos golpes a los tambores, el bajo al mando como conteo regresivo, nuestro ímpetu desbocado, la imposibilidad de reaccionar movilmente cuando internamente estamos desechos, intoxicados por cada variación de sonido.

“Moya”, momento glorioso para la gran mayoría de los que estábamos y no estábamos, de aquellos que esperamos un día ver el mundo arder al compás de este desgraciado réquiem que a la vez nos llena de una falsa esperanza, la luz al final del túnel, el atardecer de un invierno nuclear, esa flor que resistió el embate de los bombardeos y que furiosa se resiste a la extinción. El soundtrack perfecto para caminar entre los escombros, la ilusión que nos arrebató la desgracia regresó unos meses después para conmovernos hasta las lágrimas, por los que se han ido, por los que no estuvieron, por los que nunca llegarán.

“Blaise Bailey Finnegan III” y sus versos cual rumores, el réquiem por un instante perpetuo, nuestra memoria contusa hablará de esta noche por mucho tiempo, la gracia de Aural para mover nuestras entrañas, un respiro entre todo eso que debemos escuchar, la discreta salida de Efrim Menuck del escenario lanzándonos un beso al aire, la esperanza por todo y nada, la felicidad de saber que elegimos el destino correcto antes que una premiere o una plástica fiesta navideña. Pequeños conciertos que te cambian la vida.

Ty Segall secret show en Rabioso

Una energética ráfaga contra el frío.

Siempre que te digan que Ty Segall toca gratis tu tienes que decir sí a todo. Después de la gran noche de HIPNOSIS, este show era un toque de energía necesaria, el plan era perfecto para cerrar un fin de semana sensacional.

El músico californiano se presentó junto a The Mud Howlers y The Risin’ Sun en un establecimiento digno de una noche de rock, garage, slam y fiesta. Puntuales a la hora todos los asistentes entrábamos al lugar; un espacio para alrededor de 120 personas en donde solo una pequeña reja nos dividía del escenario, fue así como poco a poco la magia de rabioso comenzaba.

Entre las personas del lugar los ecos de la noche anterior seguían presentes, todos platicaban sobre lo hecho por Black Rebel Motorcycle Club y The Black Angels obviamente sin dejar atrás a GØGGS y a el poderoso y frenético Segall. Entre pizzas y cervezas desde sonora The Mud Howlers eran los encargados de abrir la jornada.

Nathan, Charlie, Norbit y Felipe lucieron emocionados y a través de sonido old school, el Swamp-A-Delic-Rock, manera en la que la banda define su música, se hizo presente con temas de su disco Timeliness. Con 45 minutos dentro del escenario la banda dejó el lugar para The Risin’ Sun.

Al filo de su presentación Pony, bajista de la banda, corría presuroso para subir al stage, pues gracias a esto la banda de la capital tuvo que esperar unos minutos más para comenzar su set. El mood de psych y rock 'n' roll fue el protagonista principal en el show; cada canción y riff era expresado de la mejor manera por Ro Desentis; mientras la batería sonaba seca y explosiva en cada golpe que Alex Weber le imprimía. Con un recorrido de sus dos trabajos de estudio The Risin’ Sun dejó todo caliente para Ty Segall.

Para describir este show todo es simple, es imposible no pensar el significado de la brutalidad al momento de la ver un show lleno de grandes riffs, un bajo ensordecedor y una batería ágil. Rápidamente la pequeña pista se desbordaba entre los empujones y slams que se estaban haciendo, esa reja que nos separaba del escenario cada vez lucía más frágil y la seguridad trataba a toda costa de reforzarla.

Mientras tanto el escenario cambiaba entre luces magenta y azules, Ty Segall lucía nuevamente todo de blanco y su banda lo acompañaba con esos outfits; detrás de ellos el bowl de skate lucía por momentos a algunos chichos hacer algunos trucos mientras el poder californiano nos seducía.

Con un set de nuevas y viejas canciones en las que pudimos escuchar algo diferente al set de HIPNOSIS, “Break a Guitar” fue el momento más explosivo de la noche. Los estadounidenses estaban conscientes del show que estaban realizando, es por eso que gracias a las ovaciones y aplausos la banda prolongó su set un poco más

Al filo de la medianoche todo acabo, el gran sabor de boca estaba hecho gracias a la dosis de rock y garage mostrada.

Entre el frió y la salida lenta algunos fans tuvieron la fortuna de tener un recuerdo del güero californiano que nuevamente nos dio una gran sesión de rock y calidad musical.

Snarky Puppy en el Teatro Metropólitan

Finas melodías y poderosos acordes para calentar el alma: Snarky Puppy.

Dos años después de su explosiva visita al Lunario, Snarky Puppy regresa para demostrar por qué su último disco les regaló otro Grammy.

Mientras afuera del Teatro Metropólitan el público, cubierto con toda la ropa cálida posible, platica muy emocionado acerca de lo que está a punto de ver, los revendedores tratan de ganarse la vida y se escuchan los gritos “Lleve, lleve su pulsera luminosa del evento”; adentro ya se muestra sobre el escenario todo el armamento que será usado para sacudir nuestras almas.

La gente todavía continúa acomodándose en sus lugares cuando de repente Michael League sale a un escenario lleno de neblina artificial para saludar y anunciar a sus visitantes –en perfecto español– que el agasajo ya se desató. A partir de este preciso momento es imposible no perder la cordura.

En instantes todo lo que se puede escuchar es una flora y fauna de escalas irregulares, polirritmias poco convencionales, modos griegos, acordes de séptima, disminuidos, acordes de sustitución, un sin fin de recursos jazzísticos complejos o quizás hasta oscuros, pero que salidos de las manos de Snarky Puppy suenan increíblemente agradables para los oídos.

Recibimos toda la descarga de “Gø”, “Tarova” o “Palermo” y los gritos salen de nosotros a veces sin siquiera avisarnos, nuestros brazos, piernas y cuello se agitan obedeciendo a sus finos ritmos de acid jazz. Esto no es más que una señal de que estamos pasando un rato de súper fábula, por supuesto… celebrando las canciones de su reciente disco Culcha Vulcha.

Entre canción y canción, como protocolo jazzero, se escuchan los obligados solos, que fueron lo suficientemente largos como para que los otros músicos prefirieran salir a tomar aire o quizás hasta comerse un sándwich, quién puede saberlo, en lo que el bajo, la batería, las percusiones, el teclado o quien sea terminara con sus 10 minutos de solo.

Al final, fue una noche sin igual. Su percusionista Marcelo Woloski recibió unas mañanitas entonadas al unísono por el público. Silvana Estrada, una excelente cantante nacional, fue invitada a interpretar “El agua y la miel/Milagro”, canción dedicada a las desaparecidas, al respeto a la vida de la mujer y el hombre por igual. Por supuesto, las canciones van a repetirse donde sea que toquen, pero los entremeses musicales, quiero decir, todas las improvisaciones, no se repetirán ni en un millón de años.

SOLD OUT: Nothing But Thieves en el Foro Indie Rocks!

Gracias a la gira promocional por su segundo LP Broken Machine, la agrupación inglesa debutará en México.

*ACTUALIZACIÓN: Los boletos del show de Nothing But Thieves oficialmente están AGOTADOS. Sierra León será la banda invitada para dar inicio la noche.

Nothing But Thieves es un quinteto conformado por el vocalista Conor Mason, el guitarrista Joe Langridge-Brown, el guitarrista y teclista Dominic Craik, interpretando la batería James Price, y el bajista Philip Blake. Formados en 2012 y con dos discos de estudio: Nothing But Thieves y Broken Machine, la agrupación inglesa visitará por primera vez la Ciudad de México.

Con bajos tentadores, una lírica armoniosa y la característica voz de Mason, Nothing But Thieves se ha puesto en el radar como una de las próximas grandes agrupaciones de nuestra era. Algunos medios especializados, han comparado el estilo musical de la banda con proyectos como Foals o The Neighbourhood.

El debut en México presentado por Major Tom tendrá lugar en el Foro Indie Rocks! el próximo 19 de abril. Los accesos podrán ser adquiridos a través de Boletia con un costo de $400 pesos que estarán disponibles a partir del 15 de diciembre, y el día del evento con un precio de $500 pesos en las taquillas del recinto. Cabe destacar que esta será una fecha única, por lo que resulta fundamental asegurar la entrada con anticipación.

La gira que emprendió Nothing But Thieves es impresionante, visitando Australia, Japón, gran parte de Europa y Norteamérica, incluyendo en el itinerario tierras aztecas. Un show imperdible.

Kakkmaddafakka en El Plaza Condesa

Desde Noruega con amor.

¿Qué sería la vida sin música? La música nos toca el corazón y la cabeza de distintas maneras. Tiene el poder de hacernos vibrar y brindarnos cualquier tipo de emociones. Nos puede regresar en el tiempo e inspirarnos a bailar en el momento, justo como lo hicieron los integrantes de esa banda cuyo nombre puede resultar difícil de pronunciar para algunos.

Hace frío en la capital del país, un frío que cala en los huesos, pero que seguramente no se compara con el clima oceánico de Bergen, Noruega, ciudad que vio nacer a los talentosos Kakkmaddafakka. La marquesina a las afueras de El Plaza Condesa anuncia la banda estelar de la noche; la última presentación del año como parte de su Hus Tour.

La gente comienza a ingresar y poco a poco se va llenando el lugar. El frío comienza a disminuir gracias al calor humano que se concentra ahí. Después de una corta presentación de Raúl Cabrera, mejor conocido como Yogui, quien esta vez dejó de lado su guitarra para sorprendernos con su proyecto solista, es momento de recibir a los noruegos.

“Touching” inaugura la velada en medio de gritos y aplausos. Axel Vindenes nos saluda y nos dice que es fantástico estar de vuelta. Carismático. Sonriente. Siempre alegre. La noche se enciende como si se tratara de dinamita y el frenesí por parte de los fans ahí reunidos explota.

La nostalgia se hace presente con “Holding Me Back”, “Never Friends” y “Save Yourself”, mientras que con “Is She” retrocedemos en el tiempo al año 2011. Un recorrido musical a través de su trayectoria desfila ante nuestros oídos, disfrutando de sus mejores éxitos, nuevos temas y canciones que rara vez habían tocado en vivo.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando Axel nos regaló unas palabras de fuerza en alusión a los sismos que afectaron parte de nuestro país este año, hecho que nos recuerda la fragilidad del ser humano y que debemos apreciar la vida y disfrutarla hasta el último momento. Los colores verde, blanco y rojo iluminan el escenario a manera de homenaje y entre el público ondea una bandera mexicana.

Algunos temas como “Neighbourhood”, “All I Want to Hear”, “Your Girl” y “Restless”, nos llenan de calor y nos ponen a bailar. La alegría de cada uno de los seis integrantes se contagia y transmite rápidamente hacia los asistentes. La temperatura aumenta y algunos aprovechan para despojarse de sus prendas. Sebastian Emin se suelta el cabello y corre con una bandera gigante de KMF de un lado a otro.

El final de la velada se aproxima, no sin antes escuchar el himno de los corazones rotos: “Forever Alone”. Una lluvia de confeti vuela por los aires y se agradece que el concierto haya terminado temprano, pues mañana hay que regresar a nuestras actividades cotidianas aunque nos quedamos con ganas de más. Los miembros del grupo se dan un abrazo y uno de ellos, Pål Vindenes, baja del escenario para saludar a sus fans. La gente sale del recinto satisfecha, con una gran sonrisa en el rostro por ver a su banda favorita... ¿Qué sería la vida sin música?

HIPNOSIS 2017

El culto a las guitarras, la psicodelia y el garage por fin se llevó a cabo: HIPNOSIS 2017.

Por décadas, el rock ha sido un camino para sobrellevar el ajetreo de las grandes ciudades, un medio para denunciar las desigualdades sociales, la brecha para exponer los problemas políticos y en casos muy especiales, la razón por la cual se debe vivir. Indie Rocks! con su sed insaciable de guitarras poderosas y bajos que te vuelan el cerebro, buscó crear un festival que otorgará culto no solo un género, sino a una ideología que arrastra más de medio siglo de historia haciendo eco en la sociedad. El fruto fue nombrado HIPNOSIS.

La primera edición se dio lugar en el Deportivo Lomas Altas. Con un sol que azotaba el extenso terreno, el aire frío invernal auspiciaba un gélido clima, aún siendo apenas medio día. Virtual Haze fue el primer proyecto en salir a escena con poco, pero extasiado público, la banda exploró por media hora en atmósferas obscuras y grandes riffs, ejecutando su primer larga duración Uninvited. La catarsis había iniciado, HIPNOSIS estaba vivo.

Los segundos invitados a proseguir con el ritual fue Viv & The Sect, singular agrupación que circula por el garage complementando su sonido con nítidos acordes psicodélicos. Su vestimenta nos transportaba a la era del peace & love, pero su música nos recordaba a los singulares The Cynics o a los Fuzztones. Uno de las cualidades a destacar de los mexicanos, es la increíble armonía que evocan cuando doman el escenario. Su presencia sin titubeo sobre la plataforma, los convierte en una de las promesas del rock nacional.

Los rayos de sol empezaban a calentar con mayor fuerza y más público llegaba para darle oportunidad al producto nacional. Fue a las 14:00 H cuando Ian Pascal y su Cascabel se apoderaban de las tarimas. Revisando sus dos placas de estudio: Far out, Man! y Cobra, el psych fuzz daba cátedra del oculto poder mexicano que en muchas ocasiones, se menosprecia. Con un increíble performance de rock & roll, un bajo detonante y una voz que retumbaba en el espacio, el cuarteto hizo algo que pocos proyectos hacen posible, sorprender al público orillando las ovaciones a exigir más temas.

El evento con puntualidad británica, subía a uno de los primeros actos internacionales: GØGGS. El proyecto de punk es seco y potente. Liderados por el todo-terreno Ty Segall, el californiano nos recordó por que es un músico excepcional. Ejecutando la batería como pocos y en ocasiones la guitarra con virtuosismo, la agrupación daba consistentes y enérgicas muestras de su autoridad en pistas de corta duración. Pero Segall no es el primordial de GØGGS; la increíble voz de Chris Saw y el hipnótico Charles Moothart –quien intercambia constantemente de instrumentos con Ty  y también lo acompaña en Fuzz–, son parte fundamental de la característica, contundente y rasposa esencia de la banda.

La penúltima banda mexicana que subiría a escenario fue The Mud Howlers, contagiando su carácter desértico y repleto de distor que adquirieron desde su creación. El proyecto que conjunta matices bien cimentados de rock clásico de los legendarios Stones o del hipnotismo de Zeppelin, arroja una agrupación que no solo otorga rito a grandes exponentes, sino que los reinventa. El Desierto de Sonora esculpe un proyecto imponente e innovador, arriesgados ejecutan el sitar en directo, sin miedo gritan que el rock no ha muerto en nuestro país.

Los pocos rayos de sol iban abandonado el lugar y las ráfagas de aire empezaban a inundar el lugar cuando Death Valley Girls empezó su set. La conquista hacia al público fue instantánea, y la vibra de Bonnie Bloomgarden es algo que pocas veces se puede apreciar en un live show de cualquier banda. El cuarteto es algo especial, conformado por tres mujeres y un hombre hace que se origine un poder bastante abrumador. Tal vez, sea resultado del riot grrrl renacido en nuestra época, pues las mujeres han alzado la voz afirmando que el rock femenino es de lo mejor producido en estos años. Con una actitud destrozadora e irreverente de la bajista Rocky y Laura Kelsey en batería, una guitarra de Larry Schemel cuidadosa y limpia, y un flashback que nos recordaba a Bikini Kill, la banda es algo –en verdad– único. Poderoso y sin pretensiones, se imponía uno de los mejores actos que otorgaría HIPNOSIS.

The Coathangers fue el tercer potente acto internacional. El trío de garage y punk rock afirmó porque su cosecha musical es una de las más importantes a nivel internacional hablando de producción cruda y fina. Con éxitos como "Down Down", "Perfume" y "Watch Your Back", sorprendían al respetable con su talento y sobre todo, por la alegría que irradian al estar arriba de un escenario. A The Coathangers parece no importar estar frente a 5 mil personas en un festival o 25 en un pequeño bar, ellas van a darlo todo a quien quiera escuchar su música. Con guitarrazos bien plantados, bromas con el público y una noche que cubría al Deportivo Lomas Altas, el girl power hipnotizó por cerca de una hora a los asistentes.

El segundo round de Ty Garrett Segall tuvo cita a las 19:25 H. Con una vestimenta totalmente blanca al igual que su banda de acompañamiento, el californiano fue por todo. Con un knock out impresionante y unos músicos sustraídos de otro planeta, el golpe de autoridad llegó con fuerza. ¿Cómo se podría describir al instrumentista? Yo propondría como un loco, brutal y prolífico artista de 30 años. Su ejecución en la guitarra es fina, su sonido autoritario, y su voz arraiga un amor impreso en lo que hace. El despegue interplanetario cautivó a un público que necesitaba ver y escuchar un acto de esa envergadura. Segall nos desconectó por un momento del mundo y nos recordó que el fuzz es interminable en el rock. El de Long Beach encontró la fórmula perfecta para crear rock cuando él lo decida, cuando le plazca, está inmerso en su sangre. Puedes sacar 20 discos en un año si así lo deseas Ty.

El frío empezaba a pegar con más fuerza y la temperatura se iba degradando cuando The Black Angels tomó por asalto HIPNOSIS. La banda, sin lugar a dudas ya puede ser considerada como de culto. Su set empezaba con "Currency" y el viaje apenas comenzaba. Con unos visuales impresionantes y un Alex Maas que no dejaba ver su rostro como si fuera una especie de gurú envuelto en su propio mundo invocando a una ceremonia, la banda de Texas mostró que es el psych, el verdadero y natural, el que desborda supremacía. El quinteto de Austin tocó gran parte de su fino Death Song lanzado este año, placa que los orilló a reencontrar su camino en la psicodelia, pero sin abandonar el garage formulado en Indigo Meadow. The Black Angels mostró su grandeza, cerrando con su veterano single "Young Men Dead", el trayecto musical marcado de principio a fin, fue simplemente épico.

El plato fuerte estaba a la vuelta de la esquina, por fin Black Rebel Motorcycle Club regresaba a México. Los hijos bastardos del rock empezaban su setlist con el single de este año "Little Thing Gone Wild" y "Let the Day Begin". Y tal vez en la banda no exista un frontman o un comandante en jefe. Robert Levon Been, Peter Hayes y Leah Shapiro se han encargado por años de conjuntar una familia, una obscura y distorsionada familia. La catarsis seguía con temas de todos, todos sus discos. Sonaron clásicos que emanan dolor como "Love Burns", temas que escupen country añejado y áspero como "Ain't No Easy Way", y también tracks repletos de rebeldía como "White Palms" y "Berlin". Se les veía cómodos, se sentían en casa. Los de San Francisco no han perdido la oportunidad de tocar pistas de su próximo álbum en su gira en curso, ejecutando "King of Bones" y la sutil "Question of Faith". El descontrol se consumo en el cierre, claro, "Spread Your Love" y "Whatever Happened to My Rock 'n' Roll (Punk Song)". Y sí, con Black Rebel Motorcycle Club pareciera no pasar mucho pero pasa todo. No cambian, pero siempre evolucionan. Mantienen una línea sonora, pero nunca dejan de sorprender. Una banda que se necesitaba en México. Una fiera que no se guarda nada. Un vigilante que protege al rock como una piedra preciosa. Una vieja guardia que abriga la ideología y que con rigor, no la dejará morir mientras siga de pie.

Cuando terminó la locura parecía que todo acababa y el público se dispersó de manera casi inmediata, perdiéndose de una joya en bruto de la industria nacional: La ReDaDa. La agrupación es divertida, natural y genuina. Con un recordatorio al danzón y los sonidos tropicales, el grupo nacido en La Doctores pertenece al sector que abraza sus raíces y la música con la que crecieron para darle tributo, cerrando el festival con un acto repleto de sabor.

La primera edición de HIPNOSIS cumplió, paso la prueba de fuego. Sustrajo lo mejor del reverb y el fuzz para ofrecer un evento repleto de amor y esfuerzo. Un festival que inhala y exhala rock, que busca reencontrar a una audiencia que se sentía perdida y olvidada con su género predilecto. El amor a las guitarras tiene un nuevo hogar, el salto a los sonidos estrepitosos y aguerridos ha empezado, el culto al rock emerge con poder.

Little Jesus y su Orquesta Fantasma en el Teatro de la Ciudad

El Teatro de la Ciudad Esperanza Iris estalló entre guitarrasos y violines a cargo de Little Jesus y su Orquesta Fantasma.

Cuando escuchábamos el nombre Little Jesus por ahí del 2013, pocos sabían a lo que se refería, hoy en el 2017 cuando dicen Little Jesus se reproduce en nuestra cabeza "Yo las canciones y tú la magia". El quinteto del sur de la Ciudad de México es ya una propuesta consolidada, su fama se extiende entre países de habla hispana y por Europa subiendo como espuma y llevándolos a crear su propio show sinfónico. Su rock pop –fuertemente influenciado por The Beatles– cambió de forma cuando se presentaron en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris con la misión de cumplir un sueño más y brindar a los admiradores una presentación única, para así cerrar un año cargado de estrenos y conciertos por todos lados.

Imponente, elegante y clásico son algunas palabras para describir el escenario ubicado en el Centro Histórico, mismo que recibió entre largos vestidos y smokings a alrededor de 1300 espectadores emocionados por escuchar un versión adornada de "La Magia""Norte""Químicos" entre otros temas. La introducción jugo un papel muy importante en el show, un arreglo de violines, contrabajos y arpas de "Berlín" que posteriormente dio la bienvenida al frontman, Santiago Casillas entrando con "Nuevos Amigos" tema que llegó al clímax con una mezcla de rock y sonidos de violín, clarinetes y campanas tubulares. En el repertorio seguía "Mala Onda", para este tema Casillas dio la bienvenida a Jay de la Cueva, quien acompañó a todos los músicos con su guitarra eléctrica.

"Nuevo México" empezó con una buena compañía de trompetas, clarinetes y cada vez que Santiago agudizaba la voz sonaban de fondo las pequeñas campanas tubulares adornando y complementando el sonido, y cuando el rock subía de volumen, los violines se asomaban sutilmente envolviendo toda la composición.

La audiencia estaba atenta, no a las luces de colores colgando en el escenario,  sino a la luz propia de Santiago, Fernando, Arturo, Carlos y claro, el aclamado Truco que estallaban elegantemente rodeadas de sonido de orquesta. Las flautas y cuerdas tuvieron su protagónico para cerrar con broche de oro "Trágame Tierra". Las palmas resonaron al inicio de "Golden Choice" y poco a poco desaparecieron para dar entrada a lo violines. A lo largo de la primera parte, la batuta de Josefa de Velasco se deslizaba como ola del mar ante toda la orquesta que fue la cereza del pastel en cada tema. Llegando "Niña Bien" la atmósfera se tornó en algo casi celestial, donde la voz de Casillas desaparecía ante la oscuridad con cuerdas de fondo, contrabajo y violín se hicieron uno entonces la escena se rompió en un destello de baquetazos a cargo del buen Truco, así dio fin al tema. "La Magia" fue ovacionada y coreada por todo el teatro. Poco a poco la audiencia perdía la postura, entre movimientos de cabeza y agitar los pies "La Luna" fue el impulso que hizo a más de uno querer abandonar su asiento y bailar a todo ritmo, el viaje a la luna cobró vida, entre sombras y luces figuraban los Jesus, quienes poco a poco cedieron ante el oboe y cornos para dejar en penumbras el rock y dar el rol de líder a los violines, la nave nos llevo tan lejos que al regresar la audiencia tuvo que parpadear un par de veces para entender dónde estaba y lo que estaba pasando, así al final solo quedó Santiago y la multitud chasqueando los dedos. Cuando pensábamos que "La Luna" había sido el cierre perfecto llegó la melancolía que transmite "Sur", este fue entonces el momento ideal para hacer brillar por completo a la Orquesta Fantasma, así con la voz de Casillas la audiencia quedó embelesada para finalizar la primera parte del concierto.

Despidiendo a los temas de Río Salvaje, la segunda parte comenzó con "Norte", bajo la dirección de Esperanza de Velasco. El inicio de "Cruel" fue aumentando en suspenso conforme llegó el coro para estallar en trompeta y efectos psicodélicos que ofrecía la sección de cuerdas.

Para "Químicos" los fans estallaron en gritos al recibir como invitado al Manzanas de Los Románticos de Zacatecas. La tonada amigable de esta canción embonó preciso con la Orquesta Fantasma.

La invitación a bailar se dio en el momento perfecto para "Pesadilla" donde Julio de The Plastics Revolution acompañó cantando a dueto con Santiago. De un tema a otro el ambiente fiestero iba creciendo, "Berlín" acabó con las formalidades y el público dejó sus asientos para buscar un mejor lugar al pie de los músicos.

Con los celulares arriba capturando el mejor momento y la energía queriendo escapar de las paredes dio espacio a "Azul" que poco a poco llego al éxtasis acompañada de trompeta y cuerdas. Minutos nos separaban de un show que elevó hasta el cielo a todos en el recinto, "TQM" fue la pieza final donde la lluvia de rosas rojas fue el clímax de la noche que Little Jesus soñó y que sus fans hicieron realidad.

Albert Hammond Jr. en el Lunario del Auditorio Nacional

Pasado, presente y futuro: Albert Hammond Jr.

El tráfico frente al Auditorio Nacional parecía algo imposible. No obstante, los mayores fans de Albert Hammond Jr. ya se encontraban formados asegurando su lugar en primera fila antes de que las puertas del Lunario abrieran. A las 20 H, comenzamos a entrar, y la emoción comenzó a sentirse.

Sin embargo, el pequeño recinto no se comenzó a llenar hasta después de las 21 H, momento en que Lori Meyers subió al escenario. Emocionados por abrirle al guitarrista de The Strokes, tocaron por media hora dándonos una muestra de su indie rock español. El sonido estaba perfectamente ecualizado, aunque uno de los micrófonos (no el del vocalista) opacaba a los demás. Esto no preocupó a la banda que con una energía impresionante logró la aceptación de los pocos que estábamos ahí.

Al terminar su set, media hora sirvió para que el Lunario se sintiera más lleno. Todos con bebidas y con celulares listos para grabar esperábamos con atención. Las luces se apagaron. La banda se colocó en posición y por último Albert entró al escenario.“Rude Customer” fue el saludo perfecto para entrar en calor. Nos esperaba una gran noche genial.

Albert, con su cabello despeinado, tomó el micrófono y se dirigió a nosotros para decir “Today some new songs, some old songs, and some middle aged songs. That’s the key, middle aged songs”. Así comenzó un trayecto por el pasado, presente y futuro de su sonido. Con su característica personalidad abierta y divertida, nos sorprendió con “The Boss Americana” seguido de la potente “Caught By My Shadow”.

Junto a otros clásicos como “Born Slippy” y “Cooker Ship”, que pusieron a muchos a bailar, presentó la primera de tres nuevas canciones: “D vs L”. Después, una de las más coreadas de la noche, “101”. Sin embargo, el ambiente no se sentía tan eléctrico como en sus presentaciones en años pasados.

Si bien parecía que todos los presentes realmente éramos fans, la mayoría estaban más concentrados por tomar video que por disfrutar los guitarrazos imponentes. Así siguió la noche, con un set list ganador que incluyó desde “GfC” y “Everyone Gets A Star” hasta temas inesperados como “Holiday” y “Carnal Cruise”.

Con un sorbo de agua entre cada canción y muchas sonrisas, la banda salió del escenario para hacerse del rogar y que les pidiéramos su regreso. Al volver, lo que Albert llamó “a song for the ladies”. Se trataba de “St. Justice”, seguida de “Side Boob” y la bien conocida “In Transit”. Con esto se terminaba la noche. Un “we love you México” y un sensato “get home safe” serían las últimas palabras del guitarrista. Sin embargo, los gritos y el típico “Olé, olé, olé” lo trajeron de vuelta. Solo a él acompañado de su fender.

Advirtiéndonos que podría salir mal, Albert comenzó a tocar la delicada “Blue Skies”. Después del segundo verso olvidó la letra. Nos lo había advertido, pero lo recuperó con su buen humor y unas cuantas risas al respecto. Todos cantamos con él. Si él lo olvidaba, nosotros no.

Enjambre en el Auditorio Nacional

Noche celeste de complacencias: Navidad adelantada con Enjambre.

La primera vez que supe de Enjambre, fue gracias a un evento en el extinto Maximus Quintin allá por el 2010. Al año siguiente los vería por primera vez en vivo en el entrañable Rock en Exa. Seis años después, con la misma alineación de aquel entonces, Luis (voz), Rafa (bajo), Julián (teclados), Javier (guitarra) y Ángel (batería) hicieron suyo el escenario del Auditorio Nacional para tocar en su totalidad su más reciente placa: Imperfecto extraño (2017), sin olvidarse de temas de Daltónico (2010) y sorprendiendo con una canción de Consuelo en domingo (2005) en una noche celeste que fue como un néctar auditivo para algunos y que dejó un nudo en la garganta para otros.

Antes. Alrededor de las 20:15 H, el grupo español de indie rock Lori Meyers ofreció una concisa pero digna presentación con temas como “Luces de neón”, “Emborracharme” y “Alta fidelidad”, mismos que generaron modestos movimientos de hombros en unos cuantos.

Después. Pasadas las 21 H, el conjunto de rock contemporáneo Enjambre apareció en el escenario del Coloso de Reforma para abrir su mágica noche con “Obertura” y “Celeste”, tal y como lo hacen en Imperfecto extraño, para enseguida, darle paso a la directa y siempre favorita de los engañados: “Falacia”.

“Muy buenas noches Ciudad de México. Hasta que se nos hizo. Nos moríamos de ganas de estar aquí con ustedes. Vamos a pasar un par de horas, las mejores de este 2017”, fueron las palabras de Luis Humberto antes de continuar con uno de sus tantos clásicos: “Visita”.

Las siguientes en el setlist fueron “Luces de periferia”, cuyo rol protagónico lo toma Julián; “Argentum”, que siempre es un placer escucharla en vivo y “El futuro”, una de mis favoritas del último álbum. En este punto, la emoción estaba a flor de piel y se intensificó aún más cuando en “Nueve” y “Manía cardiaca” —una después de la otra y sin pausas— un cuarteto femenino de cuerdas se apropió de dichos temas y seguro a más de uno le puso la piel de gallina.

“Rosa Náutica (del piso)” también fue interpretada en compañía del cuarteto. Sin embargo, la euforia se vio plasmada en un combo nostálgico y sorpresivo. Lo primero en las canciones “En tu día” y “Dulce soledad” —otro clásico de la banda— y lo segundo en el inesperado tema “Biografía”, que sorprendió a propios y extraños y fue coreado por los verdaderos Enjambre-escuchas.

Interludio. “Nudo” marcó el intermedio de la noche, antes de que los originarios de Fresnillo, Zacatecas, volvieran a sorprender con un tema que no suele ser habitual en sus presentaciones: “Néctar”. Al terminarla, Luis volvió a agradecer el apoyo y a mencionar que era una noche de complacencias, pues estaban cantando canciones que no tocaban hace mucho y lo estaban disfrutando.

Posteriormente, “Hombre elefante” y “Tulipanes” fue la dupla perfecta para mantener a los presentes de pie antes de otro clásico: “Ciencia de la lluvia”, la cual ocasionó que quienes no estaban de pie se levantaran de sus asientos para acabarse la voz mientras repetían una y otra vez la frase: “Se te extraña en el cielo”.

El momento cursi de la noche llegó por partida doble con “Amanéceme” y “Elemento”, para después darle un giro de 180° con “Detéstame”. Tras un par de temas más (“Somos ajenos” y “Madrugada”), llegó el momento de disfrutar de Enjambre y los argentinos Banda de Turistas en “Sábado perpetuo”. Continuando con la noche de complacencias, “Espalda de bronce” tocó fibras sensibles de una gran cantidad de fans, quienes encontraron consuelo en “Por esta razón”, para luego volver a perderlo con “Tercer tipo”.

Cerca del final. En las frases “Con tu boca y la mía animemos los días” y “Si tú y yo nos tenemos no necesitamos a nadie más” de “Cámara de faltas”, el común denominador en el recinto fueron los besos que se dieron unas cuantas parejas. El fin estaba cerca “Y la esperanza” de volver a ver al cuarteto de cuerdas se hizo presente con dicho tema.

Inmediatamente, Rafa dijo: “Este es nuestro “’Desenlace’”, tema que cierra Imperfecto extraño y parecía que también el show. Pero no, pues el encore lo marcó un tema muy querido de Daltónico y uno muy lacerante del último disco: “Cobarde” y “Vida en el espejo”, respectivamente. En el primero, la banda tocó los primeros segundos, pero Luis no estaba en el escenario. No apareció sino hasta que su voz se escuchó entre la multitud. Afortunados los que estaban hasta adelante. En el segundo, el cuarteto de cuerdas le dio aún más ese toque triste que por sí solo ya posee.

Una vez terminado el encore, los asistentes se dirigieron a la salida, pues parecía que el show había culminado. Pero una vez más el grito de “¡Otra!” rindió frutos. ¿Encore 2? ¿Es posible? Sí. Noche de complacencias, ¿no? "Ya nos habíamos ido, pero nos quedamos muy picados", mencionó Luis, antes de cerrar (ahora sí) con “Este invierno” en compañía de Banda de Turistas. Navidad adelantada.

Albert Hammond Jr. en el Lunario del Auditorio Nacional

El guitarrista de The Strokes, ofrecerá un show en solitario el próximo 7 de diciembre.

El músico e instrumentista estadounidense, viene de nueva cuenta a México para dar una presentación en solitario. La producción más reciente del interprete es Momentary Masters lanzado en 2015, donde el sencillo "Born Slippy" fue uno de los grandes temas integrado en el material.

Albert Hammond Jr. ya no es conocido solo como el guitarrista de The Strokes. Con esfuerzo y amor hacia la música, ha encontrado el camino para generar un nuevo y particular sonido, con arreglos sencillos y puentes musicales bien construidos, el californiano ha sabido cómo armar su propio proyecto, alejándose del gigantesco nombre de su banda. Y fue así cómo desde su placa debut Yours to Keep, el instrumentista se creó de cierta fama.

Los boletos están disponibles a través del portal Ticketmaster, con un costo de $550 + cargo por servicio si son adquiridos de manera digital.

La noticia más reciente del músico fue el lanzamiento de su interpretación para "The Little Boy That Santa Claus Forgot”, clásico tema de 1937 que se hizo popular en la voz de artistas como la inglesa Vera Lynn o Nat King Cole. El tema navideño, estará incorporado en un compilatorio de la temporada decembrina donde también proyectos como Kevin Morby y Best Coast, colaboran con una pista.

Esta no será la única presentación de Hammond en México, pues el músico también se presentará en el Festival Catrina junto a Caifanes, Panteón Rococó, Siddhartha, Love of Lesbian, Molotov y Zoé.