Rubio, se acaba de ir y ya queremos que regrese.
Lo que empezó como un intercambio de ideas con amigos, terminó en un proyecto serio que apunta a grandes cosas, Fran Straube es una vieja conocida en la escena chilena que ha demostrado su calidad en otros grupos, ahora juega todas sus canicas en su proyecto solista Rubio, que en su gira de promoción visitó México por primera vez.
Rubio dejó un gran sabor de boca con el tremendo show que se mandó en el décimo aniversario del Festival Nrmal, por lo que antes de bajar del escenario sentenció que, si queríamos la misma dosis, pero extendida la cita era el jueves 7 de marzo en el Foro Indie Rocks! Así que, en plena resaca festivalera, la artista chilena dio su último concierto en estas tierras, con miras en su próximo destino, Londres.
En el ambiente del recinto se notaba un aire expectante, pese a lo joven del proyecto, Fran ha logrado consolidarse en los oídos de algunos mexicanos que se encargaron de corresponder a la expectativa y lograron una entrada digna de un ritual coloridamente oscuro como la música que lo envolvió.
Para calentar motores se adueñó del entarimado Rulo Vendaval (ex Los Tetas), que con él montado en su guitarra y otro guitarrista más, se dejó ir en sonidos del vals peruano y la cueca brava, era la primera vez que el chileno se presentaba en la CDMX, y lo hizo de buena manera, el público le prestó atención, lo acogió, le aplaudió y le festejó, pese a que los géneros contrastaban con lo esperado de la noche, por lo que mostró que un público abierto y respetuoso es el que sigue a la cantante.
Después del corto pero contundente recital de Rulo, pasaron pocos minutos para que Rubio acompañada de tres músicos (violín eléctrico, sintetizadores y batería) hiciera su aparición y soltara “Árboles”, canción con la que arrancó con el ya mencionado ritual.
El sonido estuvo a la altura y Fran se adueñaba del espacio innegablemente, la luz baja y unas líneas de luces, a veces azules, a veces blancas, de momentos rojas o violetas, más la cantidad de humo que aparecía, resaltaban la silueta de la artista, lo que estábamos viendo era congruente con lo que estábamos escuchando.
Quien ha seguido a la cantautora en otros proyectos sabrá de su potencia vocal y de su calidad interpretativa por lo que escuchar “Indonesia”, “Fuego”, “Yoko” o “Luz” fue placentero.
Rubio no interactuó mucho con el público, estaba más entregada al trance de la música, se limitó a agradecer y a presentar a sus acompañantes, por lo que dio tiempo de escuchar todo su disco debut Pez, “Seres invisibles” fue la canción más coreada y con la que abandonó el escenario, para después regresar y despedirse con “Las Plantas”, no sin antes mandar un mensaje para dejar de comer animales.
En resumen, fue una noche eléctrica que la artista supo llenar a su manera de magia e introversión, fuimos testigos de un show potente pero que se va hacia adentro, de implosiones, de mucha energía pero muy bien dirigida. Ahora habrá que esperar a septiembre para poder vivirlo de nuevo, ya que en la agenda está regresar.