Ciudad: CDMX

Wild Nothing en El Plaza Condesa

Cautivadoramente salvaje.

Cuatro álbumes de estudio y nueve años de espera. Ese fue el tiempo que tuvo que transcurrir para presenciar el primer show estelar de Wild Nothing en territorio mexicano.

Con un nuevo álbum bajo el brazo y después de dos breves participaciones en el festival Corona Capital, el proyecto de Jack Tatum arribó al escenario de El Plaza Condesa para seducirnos a través de la melancolía de sus letras y la distorsión de sus acordes.

El reloj marcaba las 19:30 H. y el interior del recinto apenas mostraba un tercio de su capacidad. Tras hora y media de espera, los huecos en la pista fueron sustituidos por grupos de amigos que, a través de gritos y silbidos, apresuraban la salida de la banda. Fue entonces cuando Wild Nothing apareció sobre la tarima.

Como si se tratara de una invitación para conocernos y entregarnos a través de la noche, los versos de “Nocturne” comenzaron a sonar. Tras aquel flechazo directo al corazón, nuestros oídos se mostraban listos para recibir esa dosis extra que recompensara los años de espera.

Posteriormente llegó el turno para “Wheel of Misfortune”, corte correspondiente a su álbum promocional, Indigo. Apenas un par de temas y los originarios de Brooklyn se transportaban al año 2010, para consentir a la audiencia con uno de los cortes clásicos de su primer EP, “Golden Haze”.

Vistiendo una bomber verde y su infalible gorra, Tatum cedía un momento para interactuar con el público y disculparse por no hablar español. “Gracias por venir. No soy bueno con el español, lo siento”. Ante el lamento de la gente, el músico añadía un toque de humor. “Lo sé, soy estúpido”.

Nada dura para siempre. Tal vez por eso la banda nos invitó a vivir un sueño con “Live In Dreams” y perdernos en la sensualidad del saxofón de “Partners In Motion”. A través de sus instrumentos, el quinteto pronunciaba lenguajes difíciles de resistir en “Summer Holiday” y daba paso a “Whenever I”, único tema del set, perteneciente a su tercer álbum Life of Pause.

No tardaría mucho para que el coro de los asistentes se hiciera presente con “Paradise” y se expandiera a cada rincón a través de “Letting Go”. Como si se tratara de una metáfora, este último tema llegaba para anunciar que el final de la velada estaba cerca.

Tras unos breves minutos de espera, Wild Nothing reapareció en el escenario para ofrecer un último set, conformado por clásicos de sus tres primeras entregas. La inocencia, el baile y la melancolía inundaron El Plaza con “Chinatown”, “A Dancing Shell” y “Shadow”.

Fue entonces cuando la sombra se apoderó del lugar. Tras apagarse las luces, volvimos a ser extraños en la oscuridad.

Liverpool Legends en el Auditorio Nacional

Un viaje en el tiempo a través del universo mágico de The Beatles y su legado inmortal.

No importa si se trata de Grupo Morsa o el conjunto que toca en el metro, las canciones de The Beatles van a seguir prendiendo, sacudiendo y generando múltiples emociones en chicos y grandes por los siglos de los siglos.

Mientras espero en el Auditorio Nacional a que dé inicio el show de Liverpool Legends, banda tributo a The Beatles, es notable la predominancia de gente de edad avanzada. Muchos de ellos vienen acompañados de nietos e hijos, para disfrutar la música inmortal de John, Paul, George y Ringo. Tres llamadas y da inicio el espectáculo con la Orquesta Sinfónica de Minería, la cual nos introduce al mundo del cuarteto de Liverpool con un popurrí de temas como "Yellow Submarine" y "Eleanor Rigby".

liverpool legends

Aparece en las pantallas Louise Harrison, –hermana del difunto George Harrison, quien dio su bendición para este tributo y seleccionó a los músicos– esta nos relata la llegada de los fab four a los Estados Unidos y, como si se tratara de una máquina del tiempo que nos traslada a 1964, de pronto nos encontramos en el show de Ed Sullivan escuchando "Please Please Me", "I Saw Her Standing There" y "All My Loving" a cargo de cuatro músicos que claramente pasaron buena parte de su vida estudiando los movimientos corporales y hasta los acentos de cada Beatle.

Con la más increíble atención al detalle en materia de disfraces, pelucas e instrumentos, el espectáculo nos hace sentir que somos esas adolescentes que gritaban como histéricas en el famoso concierto del Shea Stadium, que volamos por el mundo de colores de Pepperland o que estamos viendo a la mismísima Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band con sus atuendos coloridos interpretar temas que nunca llegaron a tocarse en vivo como "Hello Goodbye", "Penny Lane", "When I’m Sixty Four" o "Lucy in the Sky With Diamonds".

Liverpool Legends hace un recorrido a través de la discografía de The Beatles desde los años del peinado de honguito y los trajes, hasta que descubrieron el ácido, los sonidos orientales y la experimentación con George Martin. De A Hard Day's Night y Help! hasta el ocaso de la banda con el Abbey Road –que por cierto interpretaron casi en su totalidad con motivo de su 50 aniversario–, con todo y un encore compuesto por éxitos solistas de cada Beatle ("My Sweet Lord" de Harrison, "It Don’t Come Easy" de Ringo, "Imagine" de Lennon y el tema Bond de McCartney, "Live and Let Die").

Todos los grandes éxitos sonaron, además de temas más reconocibles por fans de hueso colorado como "I Want You (She’s So Heavy)", "While My Guitar Gently Weeps" o "Maxwell’s Silver Hammer". El espectro de emociones que causa escuchar estas canciones va de la euforia y el baile con "Twist and Shout" a las lágrimas con "In My Life", mención aparte merece el excelso acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Minería, la cual brindó epicidad y un mayor impacto a temas como "Yesterday" y, por supuesto, "A Day In The Life".

El concierto se extendió por casi tres horas, incluso contó con un intermedio para estirar las piernas, y aun así la agrupación mantuvo a la audiencia cautivada de principio a fin. Cada imitador tuvo su momento para brillar, McCartney con "Yesterday", Harrison tocando su citara con visuales psicodélicos detrás y los temas "Something" y "Here Comes the Sun", Lennon con "Strawberry Fields Forever" y Ringo con "With a Little Help From My Friends", "Yellow Submarine" y "Octopus’ Garden".

Uno no puede evitar preguntarse cómo rayos es que Louise Harrison dio con este cuarteto de músicos que no solo han perfeccionado la caracterización, sino también la voz, los ademanes y movimientos corporales de esta legendaria banda al pie de la letra. No por nada son considerados la banda tributo de The Beatles número uno y, en un mundo lleno de problemas de intolerancia, discriminación y odio, sigue siendo necesario escuchar mensajes como “todo lo que necesitas es amor” y “el amor que tomas es igual al amor que haces”.

Conoce los detalles de TOGUIZA 2019

Toguiza 2019, uno de los eventos más esperados del año. ¡Descubre los detalles a continuación!

La disquera Toga Records cumple cinco años, es por eso que celebrará una vez más a lo grande con una serie de eventos alrededor de la República Mexicana. TOGUIZA es el nombre del evento que fusiona en un solo día música en vivo, bazares, comida y muchas otras sorpresas. Este año se llevará a cabo en la Ciudad de México el próximo 25 de mayo a las 12:00 H, en EL SANGRIENTO.

En esta edición, TOGUIZA contará con las presentaciones en vivo de las bandas emergentes de la escena musical que forman parte de la misma disquera. Los organizadores han compartido el cartel completo en el que figuran bandas como Cascabel, Las Robertas, Pirámides y Flamingo Sunset. Puedes checar el resto a continuación:

Otros de los invitados se encuentra la banda mexicana The Risin’ Sun, que es conocida por fusionar ritmos como blues, R&B, jazz y rock and roll en sus álbumes Think Four Yourself y Plastic Journey. Por otra parte, The Froys continuará con la promoción a Under A Tie Dye Sky, su EP publicado el año pasado. 

Los boletos del evento los puedes adquirir a través del sistema boletia, con un costo de $200 MXN en fase 2. A continuación te compartimos los horarios de los dos escenarios con los que contará el evento:

Lánzate al Neoperreo Fest México

Los integrantes del Neoperreo crew se presentarán en la Ciudad de México. Checa los detalles.

Tomasa del Real inició un movimiento denominado neoperreo, un subgénero que está relacionado al reggaetón y que tomó una nueva forma convirtiéndose en un referente para la escena underground.

En esta ocasión la originaría de Chile regresa a nuestro país como parte del Neoperreo Fest México este 25 de mayo en las instalaciones de Bajo Circuito a las 21 H.

Algo importante es que la iquiqueña no viene sola ya que también podrás disfrutar de los actos de Tech Grl, Jamez Manuel, Mi$$il, Ricci Motora, Chanty Otm, LIZZ, Dj Flavia Sustancia, Sugar Mist y Dj Guapis, quienes forman parte de este movimiento que se ha presentado en diversos puntos del planeta.

Los boletos ya están a la venta en el sistema Boletia en los siguientes precios:
General: $250 MXN
Preferente:$350 MXN

Confirma tu asistencia en el evento oficial de Facebook

The Jesus and Mary Chain en El Plaza Condesa

Luego de su presentación en Corona Capital 2018, The Jesus and Mary Chain regresa a nuestro país con una presentación en el venue de la Condesa.

En 2018 The Jesus and Mary Chain se presentó en Corona Capital y se llevó las palmas de sus seguidores. Este 2019 la agrupación estará de vuelta en México con un acto solitario en las instalaciones de El Plaza Condesa el próximo 4 de julio.

Este show será para promocionar su más reciente material Damage and Joy (2017) el cual nos dio muestra de que la escena del shoegaze sigue más vigente que nunca.

Los boletos ya están disponibles en el sistema Ticketmaster y en las taquillas de El Plaza en los siguientes precios:
General $650 MXN
Balcón $890 MXN
Palco $750 MXN
Salas $750 MXN
Discapacitados $650 MXN

Recientemente tuvimos una charla con la banda de origen escocés. Da clic en la imagen para leer nuestra entrevista:

Lánzate a la primera edición de Domination México

Conoce los detalles de Domination México, el nuevo festival de rock en nuestro país.

Estamos a unas horas  de vivir la primera edición de Domination México, un festival en el que podrás disfrutar de los mejores actos del género.

Kiss y Alice Cooper serán los headliners de dicho festival, quienes presentarán sus poderosos shows. Otras proyectos que se presentarán son: Limp Bizkit, Slash, Dream Theater, Apocalyptica, Lamb of God, Dead Kennedys, Meshuggah, Trivium, Converge, entre otros. También se sumaron nuevos proyectos nacionales, como Annapura, Majestic Downfall y Evil Entourage.

Lo boletos ya están disponibles en el sistema Ticketmaster en los siguientes precios:

General:
Fase 3: $1,700 MXN
Preferente:
Fase 3: $3,000 MXN
Plus:
Fase 3: $4,000 MXN
Por día: $1,200 MXN

Aquí les dejamos la distribución por día y los horarios en que se presentarán para que armes tu plan:

Te compartimos el mapa para que sepas de que escenario debes correr para no perderte de tus actos favoritos y además, te recordamos que habrá sistema Cashless para poder consumir dentro del festival.

Si no tienes cómo regresarte, se implementará el programa Regreso a Casa. Checa las rutas, precio y en qué sitio podrás tomarlo:

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Connan Mockasin en Galera

De cuando perdí el aire en Galera o cómo sobrevivir a un Sold Out.

Cuando decides lanzarte a un concierto nunca sabes realmente qué va a suceder. Te enteras del evento, observas el flyer, meditas el precio y dices “bueno, va”; adquieres tu ticket y lo sostienes con emoción hasta el gran día. Pese a lo que muchos pensarían; la experiencia no se limita al artista en turno. Todo influye para que tu noche sea tal y como la fantaseas o bien, algo completamente distinto.

Connan Mockasin, el artista neozelandés regresó a nuestro país y tocó por primera vez en la capital.  Después de casi nueve años de estar lanzando música y marcando su sello en los oídos y sentimientos de miles de personas, por fin tuvimos a Connan en CDMX. Recuerdo cuando en 2015 tocó en Acapulco, dentro del marco de Trópico. Aquella tarde, su set trascendió lo fantástico e hizo que me enamorara del artista, dejándome ansioso de observarlo una vez más.

La noche de ayer, Galera recibió a cientos de fans emocionados por el show, demostrando en su outfit su devoción por el artista, algunos incluso usando pelucas para emular a Mockasin. La fila que daba la vuelta a la cuadra dirigía a los asistentes a una pequeña entrada. Las altas temperaturas que ha vivido la capital y el sold out, daban pistas de lo que se viviría adentro.

Apache O’ Raspi, proyecto de Álvaro Rodríguez, fue el abanderado para comenzar la noche. El músico de Torreón que recientemente dio señas de su dirección sonora, encaminándose al lo-fi con el sencillo “El afecto afecta”, fue bien recibido por los afortunados que ya se encontraban dentro del recinto, mientras el resto aún esperaba en la interminable fila.

Los sonidos suaves continuaron con Molly Lewis, chifladora profesional. Así, es. Lo leyeron bien; lo que esta chica hace es… chiflar. Creando texturas con su banda y generando paisajes armónicos impresionantes. Un preámbulo exquisito para Connan.

Y sí; Connan Mockasin estaba por salir al escenario. El artista pisaba la Ciudad de México por primera vez y los actos previos habían otorgado gratos shows, sin embargo el abrumador ambiente causado por la falta de ventilación provocaba que el ambiente no fuera óptimo.

Mockasin pisó el escenario con su clásico sombrero de marinero y una falda verde. Comenzó a sonar el característico vibe psicodélico comunicado a través de guitarras lo-fi que caracterizan al artista. “Faking Jazz Together” o “You Can Do Anything” despertaban regocijo en el venue. Me esforcé en apreciar los matices del artista, los arreglos de la banda y la textura de las canciones, sin embargo la atmósfera asfixiante me lo impidió.

Lejos quedó el set fantástico de aquel atardecer en Acapulco cuando en Galera algunos simplemente luchábamos por mantener el aire. Me encantaría hablarles más de lo místico que es Connan en vivo, pero tuve que alejarme para sobrevivir.

Mockasin sorprendió con rolas como “Lying Has To Stop” de su proyecto con Sam Dust, Soft Hair, un cover de “I Will Always Love You” de Whitney Houston y la consentida “I’m The Man That Will Find You”.

La presentación por sí misma demostró que Connan es uno de los artistas más importantes de la década y que después de Jassbusters (2018), aún tiene mucho que ofrecer. En cuanto al show; espero y suplico que se hagan conciertos con mayor conciencia de la experiencia del público y su comodidad.

SOLD OUT: Aurora en El Plaza Condesa

La compositora noruega visitará la CDMX para presentar su nuevo material discográfico.

Aurora Aksnes, mejor conocida simplemente como Aurora, es una de las mujeres que más está sobresaliendo a nivel mundial en la escena musical; con un estilo sonoro rico y bien trabajado, la ha consolidado como una de las más grandes promesas del electro pop.

Como parte de la promoción de Infections of a Different Kind (Step I), su más reciente larga duración, la cantante dará una presentación especial. La cita será el próximo 28 de mayo en las instalaciones de El Plaza Condesa, donde seguramente complacerá a sus fanáticos con temas de su discografía y claro, de este nuevo álbum de estudio.

Originaria de Noruega, Aurora es una productora y compositora con una gran sensibilidad musical. En 2013 estrenó su primer sencillo "Awakening", una canción que define por completo su estilo e identidad sonora. Entre su lista de éxitos destacan "Under Stars" y "Runaway". También, logró conquistar al público del Reino Unido y el gusto de la crítica por su excepcional forma de cantar y su mezcla de pop y sonidos electrónicos suaves.

Su primer álbum All My Demons Greeting Me As A Friend, lanzado en 2016, actualmente lleva más de 500 mil copias vendidas en todo el mundo. Su particular manera de entender la música, y con apenas 21 años, la ha colocado entre las mejores cantantes de este año, ha sido comparada con Lykke Li y Lorde.

Si aún no conoces a Aurora, esta es tu oportunidad para verla en vivo y dejarte enamorar por la propuesta interesante que creó. Para calentar motores, te dejamos con Infections of a Different Kind (Step I), para que lo escuches por completo y te prepares para esta noche llena de beats aterciopelados y luces tenues.

Greta Van Fleet en el Teatro Metropólitan

Los que vinieron a alejar la noche.

Greta Van Fleet nos recibió a golpes: a las seis cuerdas de metal, a la batería y su configuración tradicional (tarola, tres toms, pocos platillos), al bajo apenas perceptible, y una voz cual grito de guerra, como suerte de alarma antiaérea, como el eco de cierta desgracia acumulada que busca salir al vibrato de las cuerdas vocales. Sin más adorno que un juego de luces discreto, sin más accionar orgánico que la ejecución de los instrumentos, “The Cold Wind”, el sold out como evidencia de la curiosidad, la expectativa como pretexto perfecto, el descubrimiento siempre aliciente del accionar en vivo de un cuarteto que ha dado demasiado de que hablar, pero para no ahondar en lo que tanto se ha discutido: a esta banda la amas o la odias, pero no puedes ignorarla.

“Safari Song” y el juego de acordes que tal vez inspirará a que los niños presentes despierten al día siguiente con la idea de que quieren tener una guitarra eléctrica, ya será decisión de sus padres si cumplen el capricho, y por el bien de la música, esperamos que no termine empolvándose en un rincón. “Black Smoke Rising”, un extraño ejercicio de apreciación, no hay mucho que ver, solo escuchamos, no hay razones para hablar, solo disfrutamos. “Flower Power”, Woodstock 50 se ha cancelado pero su espíritu para algunos sigue vigente, para otros tal vez es solo nostalgia, pero para Greta que descalza reposa en el escenario en parte de su conjunción nos remite a la era de acuario: We are the morning birds that sing against the sky”.

Y mientras en otros escenarios algunos calzan sneakers de edición limitada, el golpeteo de un pie desnudo marca el ritmo en el sintetizador, me pregunto si así experimentan cierto dejo de libertad, es simple comodidad o parte del encanto para algunos, y la faramalla para otros.

Pero antes que el análisis y las comparaciones, la música, los ecos de tiempos perdidos: Mick Jagger balbuceando y Keith Richards rasgando la guitarra a la orilla de la alberca de un motel en Memphis, John Densmore y Ray Manzarek arañándose como gatos furiosos, lanzando hechizos con los golpeteos a las teclas y los tambores en una improvisación en el Fillmore, Jimmy Page y Robert Plant enfrascados en un juego de poder escénico y creativo, Pete Townshend y Roger Daltrey agarrándose a golpes en medio de una tensa sesión de estudio. Entes que no se miran pero se saben conectados, un pandero revoloteando. “You’re the one I Want”, querida música, porque me has curtido, inspirado y derrotado, porque gracias a ti he llegado hasta donde estoy, porque es una conexión infalible entre aquellos que junto a mi aprecian cada quien a su manera y de cierta forma hemos sido cortados por la misma tijera. Los filosos cortes de Cream y Blind Faith (y como reza un verso popular: Clapton is God), el poder que emanan dos gabinetes Ampeg ante el golpeteo al bajo, el baterista que revive el perdido arte del solo de su instrumento.

“Black Flag Exposition”, un aura azul que cubre el escenario, una guitarra que comienza a emanar esos sonidos que bien podrían encantar serpientes, pero nosotros somos los que quedamos absortos ante las variaciones, de los arpegios a los riffs, cuerdas que tejen telarañas, somos la mosca esperando ser devorada. La voz que dicta nuestra condición: “some came to see, some came to pray, some came to keep the night away”, pero ante tal demostración instrumental queremos quedarnos en ese instante, olvidar que afuera llueve, omitir que debemos regresar a casa para descansar y volver a cansarnos al día siguiente. Josh Kiszka se sabe un evangelista y a gritos guía nuestro camino al cielo, su hermano Jake atiza el fuego en nuestras almas con cada rasgueo de una vieja y pesada Gibson SG, el hacha del demonio, la espada de Beric Dondarrion ardiendo en fuego en la batalla de Winterfell, escalas ascendentes para invocar a los dioses, solos en los trastes inferiores para rendirles pleitesía. El rock and roll no ha muerto, vive en aquellos que llegamos hasta el Teatro Metropólitan gracias a la herencia de nuestros padres, aquellos aferrados a Creedence, a recordar los títulos de las canciones en español porque así los dictaban las versiones mexicanas de los discos que desempolvamos para volver a girar en nuestras nuevas tornamesas.

Somos más que una playera o una pose, porque nos dejamos llevar, cerramos los ojos, levantamos las manos, un ritual más que un concierto, el desconecte antes que el análisis, el misticismo perdido en la era del streaming. Y esa crudeza nos revuelve, nos traga y nos escupe. “Watching Over” para recuperar el aire, al demonio las luces de las pantallas de teléfonos iluminando rostros de indiferencia, como querer saber lo que sucede en un timeline si la música en directo hace que el tiempo se algo tan relativo, el mundo no se acabará si te enteras de mil desgracias tiempo después.

“Edge of Darkness”, al filo del abismo dispuestos a saltar, “When the Curtain Falls”, el redescubrimiento, diques que se rompen, las batallas de siempre, corazones rotos, perros negros que nos evocan los sonidos, la tónica, el golpeteo incesante y primigenio, sin tanto efecto pero con gran causa: demostrar que el rock and roll sigue arrastrándose cual zombie en busca de nuevos cerebros para expandir. “Highway Tune” para descubrir nuevos caminos, pisar el acelerador y sobre todas las cosas, subir el volumen, la travesía sigue su curso pero la música siempre será la mejor compañía, esos sonidos sin prejuicios, esa alegría que produce el mover la cabeza, el golpeteo al volante, el aire entrando por la ventana, esas bandas como Greta Van Fleet que nos devuelven cierta fe en la creatividad, en aferrarnos a tiempos pasados cuando el presente no nos dice demasiado y el futuro es difuso.

Fontaines D.C. en Bajo Circuito

El post punk de Irlanda, tan grande como el británico.

Existen actualmente falsos profetas que presumen de diagnosticar que "el rock está muerto", incluso van un paso más allá y en una especie de revelación, asumen que el reggaetón y el mal llamado urban latin tomaron su lugar y piensan que es como una especie de evolución apreciativa que ahora muchos se maravillen con esta corriente cuando hace años los tildaban de basura. Por otro lado están aquellos que santifican exageradamente al mismo rock al grado que cuando este ha perdido el auge que tuvo hace 20 años hacia atrás, no han conseguido seguirle el ritmo a descubrir por donde se han movido los grupos emergentes que utilizan las guitarras como método y fin, esperando a que de algún modo, sea la misma industria que servido y a la boca les lleve refritos copia fiel (cof cof Greta Van Fleet) y crean que "aún hay esperanza".

Y la verdad es que ambas creencias están absolutamente erradas y más aún, desorientadas. El rock o lo que sea que más se le asemeje hoy, ha pasado permanentemente a un segundo plano, pero lo más importante es que ahí sigue, como una columna vertebral que siempre puede tener variantes y no precisamente tienen que ser calcas exactas de agrupaciones pasadas con estatus de: leyenda. Ahí tenemos a Parquet Courts, Ty Segall, Palma Violets, Allah-Las y que decir de los arrolladores trabajos de Idles y Shame el año pasado. Las mismas islas británicas han repuntado después de que por un buen rato, habían quedado rezagadas en vender bandas de pop adolescente con guitarras como si fuera el nuevo gran revival. Así que en esa excelente seguidilla de lanzamientos de "rock" (como una palabra representativa de todo aquel género y estilo de guitarras que nos trae memorias de bandas legendarias) este 2019 es Irlanda quien ha visto nacer a los nuevos niños talento que en poco tiempo han literalmente maravillado a propios y extraños, y por fortuna, la ciudad de México ha sido uno de los primeros afortunados lugares que comprueba el talento de este quinteto de Dublin.

Una sorpresa que, entre una agenda repleta de conciertos, no pasó desapercibida entre el séquito de fans que yace en la capital de México. Una sorpresa que además de ser una visita quizá hasta prematura en un territorio que pudiera no haber dado garantías a la banda, sorprendió por el precio cero de sus entradas teniendo como sede Bajo Circuito la noche del 29 de abril del 2019. Fecha y hora (22:00 H) en la que el colectivo de Irlanda salió a escena, tomando el escenario de manera tajante, sin saludos o cualquier otra seña de comunicación. La amenazante "Chequeless Reckless" y la intimidante "The Lotts" fueron el primer acto y expuesto de manera solida, par de piezas de su debut Dogrel que sirvieron para ir tendiendo el camino de lo que vendrá sin develar todo el poder. Era obvio que el set de la noche estaría compuesto por el total de canciones de su placa debut, por lo que lo interesante sería ver el orden para hacer que todo siempre fuera a más y esperar a que quizá develaran alguna canción nueva. Estas dos predicciones fueron un hecho (tras el encore hubo una canción nueva).

Si bien el tamaño del lugar podría demeritar cualquier adjetivo que demarque dimensiones grandes, no se debe olvidar que hablamos de una banda de escasa trayectoria visitando un país latinoamericano sin garantía alguna, pero... hubo momentos realmente álgidos como ver a la gente comenzar a perder los estribos con el movimiento de bajo y slide infeccioso de "Hurricane Laughter" o "Sha Sha Sha", donde se pudo comprobar que al menos los presentes en Bajo Circuito era público conquistado; desde aquellos que ya se sabían la canción, los que solo cantaron en el estribillo ("Sha! Sha! Sha!") o los que no pudieron resistirse a bailar con el contagioso compás.

La interacción entre presentes y banda fue extraña, pero no mala. Una arrogancia inerte, estática en casi todos los integrantes. Nulas expresiones como si no ocurriera nada, casi obligando a que el público gritara y bailara aún más para forzar una respuesta. Especialmente Grian Chatten, cabeza ligeramente baja, pero mirada amenazante que también dejaba notar la concentración para piezas de perfil menor pero que servían para lucir sus interpretaciones más conmovedoras en "Television Screens", "Roy's Tune" o "Dublin City Sky", quizá más que la apariencia, eran los nervios ante la incierta respuesta de un territorio desconocido. A veces sin saber qué hacer solo se movía hiperactivo sobre la tarima, difícilmente hasta conectaban mirada entre compañeros o menos, se decían algo. Por supuesto si alguien ganó, fue la gente presente, no faltaron porras y gritos al por mayor como "Fontaines! Fontaines! Fontaines!" y el clásico "Ole ole ole, Fontaines Fontaines" que consiguió hacer reaccionar al frontman unas cuantas veces, hasta un "Gracias" se escuchó de viva voz de Chatten en toda la noche, solo uno, no más.

Podremos reclamar algo más de interacción, de relación entre el grupo y sus seguidores, pero cuando también tenemos guitarras y ritmos acelerados provocando el más primigenio instinto del descontrol, no podría haber queja. Así fue en "Too Real" y lo hipnotizante de sus cuerdas rasgadas así como su agrio coro, el desparpajo festivo de "Liberty Belle" que hizo comenzar el baile a los más estoicos, hasta el desborde de locura del doblete entre "Boys In The Better Land" y "Big" que empujaron todo al extremo de un permanente slam. Sin mucho más pero nada menos que lo suficiente; un concierto para dejarse poseer por lo más importante: la música. Donde el batuta fue las guitarras y posteriormente el indomable complemento de instrumentos sin importar lo demás. El rock no ha muerto, solo no está de moda. Y lo que provoca, mientras haya quienes lo hagan bien, nunca tendrá fecha de caducidad.