Babasónicos sedujo a miles con su efervescencia sonora y rock sónico desde el Palacio de los Deportes
La midriasis es una respuesta del organismo que genera la expansión de la pupila como reacción a la luz tenue para intensificar la agudeza visual, pero la amplitud del ojo humano también se presenta con la elevación de dopamina —conocida como la hormona de la felicidad—, la cual explotó en aproximadamente 15 mil personas el pasado sábado 11 de febrero al ser testigos de uno de los conciertos más queridos en la música de habla hispana: el de Babasónicos.
A las afueras del Palacio de los Deportes, dentro de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca en la Ciudad de México, se podía observar a miles de personas con camisas de flores y estampados coloridos, aunque también eran abundantes quienes acudieron con un look de chaqueta de cuero y prendas negras inspirados a las canciones más intensas de la banda que desde 1991 se consolidó como un grupo insignia del movimiento under de rock sónico y del nuevo rock argentino.
Desde las 19:30 Hrs los asistentes ya hacían fila para ingresar al recinto en donde la magia se haría presente, y con playeras alusivas a la banda poco a poco los presentes (que vinieron de todas partes de la República) comenzaron a ocupar sus butacas. Las manecillas del reloj marcaban las 20:30 Hrs y como si se tratara de un acto onírico, las luces sobre el escenario se apoderaron con amplitud y fuerza del lugar, cubriéndolo en su totalidad con una manta de iridiscentes colores.
Acto seguido sucede la magia, se encienden dos enormes pantallas y siete columnas de luz sobre el stage, posteriormente, hombres vestidos completamente en color blanco aparecieron y así, en medio de una resonancia explosiva de gritos, una de las bandas más icónicas en todo el umbral de la música de habla hispana era recibida en México nuevamente en menos de un año, esto luego de dar show en el Auditorio Nacional en 2022.
Los atentos oídos de los espectadores se deleitaron cuando lo primero de escuchar fue “Hazme el amor hasta el amanecer y después bye bye”, melodía que fungió como banderazo de salida a un carrusel de canciones que, literalmente, pusieron a vibrar al Palacio de los Deportes, esto especialmente en las más bailables de la agrupación liderada por Adrián Dárgelos, banda que se apodera por igual de sonidos entre el rock y el folk psicodélico, así como de temas con atmósfera de balada, o bien, pistas que te ponen feliz con matices de electro y tropical.
Un carrusel de melodías gestadas en tres décadas
Las canciones que siguieron tras el tema de arranque “Bye bye” fueron una verdadera sorpresa, pues posteriormente retumbó en los amplificadores “Los calientes” y sin una de las más esperadas de la noche: “Putita”.
Este último fue precisamente uno de los temas más coreados junto a melodías que, en orden aleatorio, fueron haciendo un recorrido por los 13 álbumes de estudio de la banda que extrajo su nombre de un ingenioso juego de palabras entre el gurú indio Sai Baba y la caricatura Los Supersónicos.
La agrupación conformada por Adrián Rodríguez en la voz, Diego Rodríguez en las guitarras, coros y percusión, Mariano Domínguez en las guitarras y voz, Diego Tuñón en los teclados y Diego Castellano en la batería, tiene 32 años creando música, por lo que su acervo de melodías es inmenso y ante este panorama fue imposible que tocaran todos sus temas, aunque los que brillaron por su ausencia y generaron aflicción en los asistentes fueron “Rubí”, “Celofán”, “Las demás”, “Once”, “Pijamas”, “Camarín” “Microdancing” y “Loco”.
Es un hecho que cada álbum de Babasónicos guarda una historia en específico y tiene el poder de ser un reflejo de lo que es la música y la sociedad latinoamericana de su respectiva época de creación, por lo que en el show disfrutaban por igual hijos y padres, quienes enardecidos cantaban y bailaban al ver que la banda no paraba de sorprender con icónicos temas como “Irresponsables”, “Como eran las cosas”, “Carismático”, “Risa”, “Yegua”, “Pendejo”, “La pregunta”, las cuales estuvieron inundadas con arreglos progresivos y cambios de ritmo que dejaban una sensación de misterio y con ello un sabor de frescura a estos clásicos.