Los abuelos de ChatGPT ofrecieron un viaje a su pasado para describir nuestro futuro.
El filósofo Peter Drucker afirmaba que “la mejor manera de predecir el futuro es crearlo”. Otra forma de interpretar sus palabras es simplemente escuchar a Kraftwerk. El conjunto alemán no inventó la música electrónica pero sí la revolucionó. Muchas de las visiones que tuvieron sus integrantes hace décadas se convirtieron en realidad, además de que sin su trabajo sería imposible imaginar nuestro presente.
Durante muchos años los conciertos del combo fueron limitados porque el tamaño de su equipo no permitía ofrecer presentaciones por todo el mundo. Transportar sintetizadores del tamaño de refrigeradores era una tarea casi imposible y por eso el cuarteto optó por la música de estudio.
Sonidos adelantados a su tiempo que están por encima de cualquier época
El impacto de sus materiales ha sido tan grande que desde David Bowie hasta Radiohead han demostrado su eterna pleitesía. Lograr que la música trascienda épocas y géneros es una de las tareas más complicadas que existen y muy pocos en la historia lo han conseguido. Uno de los pocos es este conjunto originario de Düsseldorf.
Hoy todo es distinto y los instrumentos que necesitan los europeos son tan pequeños como unas tablets. Para su más reciente gira la Ciudad de México fue una de las elegidas para conocer el futuro durante un par de horas. El anuncio de sold out desde días antes anticipaba un show a máxima capacidad y con altas expectativas.
Con esto en mente, con un ligero retraso cada uno de los integrantes de Kraftwerk salió al escenario con su vestimenta cuadriculada que recuerda a la película Tron y sin mostrar emociones empezó el recital audiovisual. El único de los miembros originales es Ralf Hütter aunque en realidad eso no es trascendente. La música es una maquinaria perfecta en la que no importan los hombres sino las máquinas.
Viajeros en el tiempo antes que Terminator
Aunque ninguno de los asistentes somos John Connor, la experiencia que ofrecen los germanos es lo más cercano a viajar en el tiempo. Una de las máximas exigencias de la banda para todos los foros en los que se presenta es el sonido. En este caso el Pepsi Center WTC alcanzó su mejor versión porque todo se escuchó con máxima claridad y nitidez.
Con un mix entre “Numbers” y “Computer World” arrancó una noche en la que nadie se pudo contener de bailar. A pesar de la frialdad de los músicos, los sonidos que emanan de sus instrumentos tuvieron la suficiente calidez para provocar el movimiento danzante en todos los asistentes.
Por su parte, uno de los puntos más destacados del grupo es que muchas de sus canciones al final se convirtieron en realidad. Un tema tan añejo como “Computer Love” tiene su origen en 1981 pero hoy es más vigente que nunca. En su momento se pensaba que las computadoras eran inventos pasajeros que muy pronto se volverían anticuados. En cambio hoy son tan indispensables como el agua.
A su vez, el concierto de los padres del synth pop destacó por la perfecta sincronía entre imágenes y sonido. Cuando se escuchó “Autobahn”, aunque fue la versión editada fue realmente como viajar en una carretera. Lo mismo se puede decir de “Trans-Europe Express” con sus proyecciones que recrearon el trayecto de un sistema ferroviario. El pasado nunca se había observado tan novedoso.
La presentación fue una versión elegante de un Electric Daisy Carnival (EDC). Entre el público hubo pocas personas con vestuarios extravagantes porque la mayoría tenía a la música como su prioridad. Mientras que las canciones continuas y sin pausas fue lo más cercano a experimentar un rave pero sin consumir tachas (¿o si?).
Los primeros robots de la música
En muchos sentidos Kraftwerk puede ser considerado un grupo profeta. Escuchar en vivo “The Robots” es la confirmación de que los alemanes sabían desde hace mucho el potencial de la Inteligencia Artificial y ChatGPT. Estuvieron tan adelantados a su tiempo que nuestro presente todavía se escucha viejo.
Con la misma solemnidad con la que empezó el concierto también llegó a su final. Cada banda tiene un tema emblema para despedirse y de la misma forma en que Pearl Jam tiene “Yellow Ledbetter”, en el caso de los teutones el desenlace siempre llega con “Music Non-Stop”. La pieza siempre es la cereza de un apetitoso pastel que deja satisfecho hasta al más glotón.
No queda claro si los germanos realmente interpretan la música en cada uno de sus conciertos o si todo se trata de un perfecto playback. La experiencia es indescriptible y quienes no se hayan sorprendido es porque tal vez son los verdaderos robots.