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Helen es una bella chica que le gusta la patineta, el sexo casual y experimenta una atracción por las secreciones humanas que raya en lo morboso. Además detesta el aseo personal y siente placer al contacto con diversas superficies, no importando si se trata del hueso de un aguacate o de un inmundo inodoro público (de esos que algunos le pueden dar náuseas con solo verlo).
Este peculiar y poco higiénico personaje es protagonista de Zonas húmedas, cinta del realizador alemán David Wnendt, quien a su vez adapta la novela homónima (y presuntamente autobiográfica) de la británica Charlotte Roche, que se volvió un éxito de ventas en Amazon y que ha sido descrita por algunos como un equivalente escatológico de 50 sombras de Grey.
Lo cierto es que tanto la novela como la película han generado gran controversia, y se les ha acusado de promover el mal gusto, la pornografía y lo desagradable. Más de uno quedará asqueado y sacado de onda con las cochinadas, promiscuidades; y las encantadoramente descaradas, sucias y perversas historias relatadas por Helen.
Pero fuera de los adjetivos que la califican, Zonas húmedas es una película que se apoya principalmente en el encanto y desenfado de su protagonista, que más allá de sus peculiares hábitos (o quizás gracias a ellos) se revela como un personaje entrañable, muy sensible, con deseos y aspiraciones secretas por las cuales hará de todo (inclusive arriesgar su integridad y su propia vida) con el fin de alcanzarlos. Mientras la trama avanza, así lo harán las revelaciones de lo que se oculta tras sus extrañas aficiones… y algunas de ellas son estremecedoras. Un filme provocativo y que le dará arcadas a más de uno, pero que trae consigo una propuesta original y que no hay que dejar pasar. Una obra que va que vuela para convertirse en un nuevo filme de culto.