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Spotlight (En primera plana)

Spotlight (En primera plana)

15/Ene/2016

Un equipo de reporteros pone a la luz pública los pecados de la iglesia en Spotlight.

La película para los periodistas de toda una generación es posiblemente la película del año. Spotlight (2015) es la historia del grupo de investigación especializado del periódico Boston Globe y como descubrieron un patrón de casos de pederastia por parte de la arquidiócesis de Boston hace 15 años y los esfuerzos de la iglesia por encubrirlos; la primer pieza de investigación que después destaparía ésta casi pandemia a nivel mundial y que ha requerido del reconocimiento por parte del vaticano.

En esta película del escritor y director Tom McCarthy (The Wire), el estelar es el sistema con todo y sus procesos burocráticos. El equipo de actores es memorable, pero el guion de McCarthy y su co-escritor Josh Singer, no se detiene a analizar sus personajes o a vanagloriarlos como héroes. El elenco es comandado por Michael Keaton (Jackie Brown) como “Robby” Robinson, editor del grupo de investigación, y lo acompaña Rachel McAdams (To The Wonder) como Sacha Pfeiffer, una reportera con la calidez femenina necesaria para que antiguas víctimas de los padres pederastas divulguen sus peores experiencias; el reportero Mike Rezendes es interpretado por Mark Ruffalo (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, Zodiac), quien nuevamente aparece como el técnico “pendejo, pero que sabe lo que está haciendo” y demuestra su pasión por andar tras la pista como buen sabueso; y finalmente Brian d’Arcy James como Matt Carroll, el especialista en recabar la información de la investigación, y termina por completar el núcleo del equipo. A ellos se suma el nuevo editor en jefe Marty Baron, quien decide aventar al equipo Spotlight tras la iglesia y es interpretado por un sobrio y enigmático Liev Schreiber.

Es un elenco de reparto más que de estelares, McCarthy y su director de foto, Masanobu Takayanagi, prefieren retratar a sus personajes con tomas abiertas, remarcando el trabajo en equipo y el ajetreo de una verdadera oficina de prensa, con todo y espantosos muebles baratos y montones de documentos pendientes por revisar (esto en un mundo 2001 pre-digital). Los close-ups con la cámara son pocos y reservados principalmente al personaje misterioso del editor en jefe Baron para recalcar su aire enigmático.

A diferencia de otro clásico filme sobre el periodismo, All The President’s Men (1976), Spotlight no se centra en solo un par de reporteros ni en golpes de suerte; el equipo de reporteros corre, sufre, se retuerce en remordimiento y vive los júbilos con cada nuevo descubrimiento de una manera que a uno le dan ganas de pararse de su butaca y mejor ir a poner manos a la obra a algo más productivo.

El sufrimiento que se va descubriendo en las víctimas de la pederastia, o “sobrevivientes” como se hacen llamar (ya que los que no se refugian en el alcohol o en la aguja mejor deciden quitarse la vida), es desgarrador y es claro que McCarthy demuestra en Spotlight su más profundo respeto por el trabajo del periodismo cuando es practicado de una manera ética; algo que se pierde en nuestros días repletos de GIFS y listas de Buzzfeed. Al destapar los abusos de poder que han permanecido por décadas (o hasta siglos) McCarthy nos enseña que esta ocupación que muchas veces pasa desapercibida, realmente salva vidas.