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Deborah Clarington es una joven un tanto nerd que trabaja en el noticiero local de su natal Portland, Maine. En una ocasión sale a divertirse en compañía de Ruby, su mejor amiga, y conoce a Ryan Waverly; un apuesto joven perteneciente a una de las familias más ricas de la ciudad. Tras una noche de copas y por un par de circunstancias fortuitas, Deb (como la llaman de cariño) despierta a la mañana siguiente en el departamento de Ryan, pero éste último asume que todo lo que pasó la noche anterior no fue más que un lamentable error, y se disculpa por ello.
Tras unos momentos incómodos, la pareja se despide e intenta seguir con sus vidas normales. Pero al salir descubren algo que no esperaban: la gente en la calle se comporta de forma extraña, gruñe y se está devorando a sus semejantes. Pronto se dan cuenta de que están siendo testigos de una epidemia zombie, y que necesitan ayudarse y protegerse mutuamente si quieren sobrevivir. Pero la tarea se complica ya que sus temperamentos parecen incompatibles, y sus constantes discusiones sobre cómo proceder los meten en más de un aprieto en su camino por eludir a sus inacabables perseguidores, mientras tratan de rescatar a sus seres queridos y escapar con ellos a un lugar más seguro.
Night of the Living Deb fue un proyecto concebido por su director Kyle Rankin y promovido a través de la plataforma Kickstarter, en donde logró reunir el financiamiento deseado para llevarlo a cabo. Se trata de una película que combina el concepto de la pareja-dispareja con el cine de muertos vivientes, para obtener una comedia sobrenatural en la que dos perfectos extraños tienen que aprender a convivir entre sí, frente a un escenario apocalíptico.
Desde luego, la fórmula no es nada novedosa, ya que las comedias zombies se han vuelto algo frecuente en años recientes, en gran parte gracias al éxito de Shaun of the Dead (Wright, 2004), sin duda la mejor de ellas. En ese aspecto, la cinta no hace aportes significativos al tema, y su humor no es tan efectivo ni corrosivo como el de su predecesora. Vamos, que inclusive el esquema de la pareja que intenta resistir a los embates de estas insaciables criaturas es una de las líneas argumentales de la obra maestra que estableció las reglas del género: Night of the Living Dead (Romero, 1968). Y parafrasear al título de ese clásico, es prueba contundente de que el director no niega ese paralelismo.
Sin embargo, hay un par de cosas rescatables en Night of the Living Deb. Una de ellas es la presencia de la actriz Maria Thayer (Forgetting Sarah Marshall, Hitch) que encarna a Deb, cuya fresca interpretación sumada a una innegable vis cómica le inyectan encanto al personaje y lo hacen lo suficientemente atractivo para que el espectador desee seguir sus peripecias durante los 85 minutos que dura el filme.
Por otra parte, el realizado intenta (aunque de forma muy tenue) subvertir algunas de las reglas del canon zombie, como pasa (y aquí va un spoiler) con el hecho de que se descubra que las mordeduras de estas criaturas no transmiten la enfermedad; y que se revela casi al final de la cinta.
Estos elementos, aunados a una serie de situaciones disparatadas (algunas más efectivas que otras, eso si) y un delicioso desparpajo intencional en el argumento, hacen de Night of the Living Deb algo entretenido, que se deja ver.