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La película encargada de inaugurar la edición de este año del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, fue Love & Mercy, el segundo largometraje del realizador norteamericano Bill Pohlad tras 25 años de no haber vuelto a dirigir un largometraje, y concentrarse más bien en su faceta de productor.
En este segundo trabajo, Pohlad se centra en un personaje clave en la historia y desarrollo del rock, pero cuya historia paradójicamente ha permanecido un tanto a la sombra del público: el músico y compositor Brian Wilson, fundador de la legendaria agrupación The Beach Boys.
La trama se centra en dos momentos importantes de este genio musical: el primero muestra a un Wilson en la flor de su juventud (encarnado por Paul Dano) y nos acerca al proceso de concepción, producción y grabación del que quizá sea el masterpiece de la banda: Pet Sounds, el cual en su momento fue un éxito de crítica, pero no de ventas. El otro momento transcurre años después, con un Wilson devastado (en la piel de John Cusack), medicado y vigilado todo el tiempo por Eugene Landy (Paul Giamatti), un terapeuta abusivo que lo controla de forma obsesiva. La fortuita aparición de Melinda Ledbetter (Elizabeth Banks), una vendedora de automóviles, es el catalizador que permite a Wilson alcanzar una catarsis y escapar de una vida tranquila y cómoda, pero sofocante y deprimente.
Al dividir la cinta en esos dos momentos, Pohlad construye un díptico sobre el ser humano y el artista. El primero proporciona un retrato de la genialidad torturada, aquella que no puede obtenerse si no es por medio del camino de las excentricidades y excesos, desembocando en un personaje que sufre toda clase de crisis nerviosas que lo orillan a más abusos y lo convierten en un personaje debilitado, melancólico y codependiente. El segundo (y sin duda el más interesante) tiene que ver con los entretelones del proceso creativo involucrado en la creación de Pet Sounds, donde vemos algunos de los factores que contribuyeron a su génesis (la aparición del Rubber Soul de The Beatles, que inspiró a Wilson) y su desarrollo, pero también atestiguamos las discusiones al interior de la banda sobre este disco, ya que ellos no comprendían lo que él trataba de hacer, y estaban más preocupados por repetir fórmulas comercialmente seguras que en innovar. A la larga, el tiempo le haría justicia, y Wilson ocuparía el lugar que le corresponde en el Olimpo del Rock.
En suma, Love & Mercy es un filme disfrutable, que arroja un poco de luz sobre la vida de un talentoso creativo, pero que también funciona como el desgarrador drama de una estrella musical que es incomprendida, explotada y abusada por casi todos aquellos que le rodean. Y por cierto, el título de la película es justamente tomado de una composición homónima de Wilson.