El amor no sabe de horarios

Brian es un joven que vive en Nueva York, y que alberga grandes aspiraciones de llegar a ser un gran escritor. El problema es que ha sido rechazado por la gran mayoría de editoriales a las que ha enviado sus trabajos. Mientras espera que esa tendencia cambie. vive solo en un modesto departamento buscando la inspiración apropiada que a veces, no llega con facilidad.

La suerte le niega su sonrisa, no así una bella joven con quien se topa en la calle; quien resulta ser una francesa de nombre Arielle. Ese espontáneo gesto marca el inicio de una amistad que rápidamente se convierte en un tórrido romance con una peculiaridad: ella solicita que solo se vean de 5 a 7 de la tarde.

El porqué tienen que sujetarse a ese estricto horario es el meollo de esta comedia romántica sobre una pareja envuelta en una compleja relación que les termina enseñando otras formas de ver el mundo, y les revelará la verdadera naturaleza del amor, sus variados rostros, además de enfrentarlos a diversos dilemas sentimentales que los hará crecer emocionalmente y le permitirá a Brian obtener la inspiración que anteriormente se le escapaba, como una sirena en altamar.

En su primer largometraje, el neoyorquino Victor Levin crea un relato cándido y sin pretensiones, sobre el amor imposible de dos seres que en el fondo y a pesar de sus diferencias (de edad, culturales, etc.), se aman con loca pasión, y reverencia no solo a aquellas buenas cintas románticas (con la Gran Manzana como telón de fondo) que podamos recordar, sin también a algunas joyitas de la cinematografía francesa, como Cleo de 5 a 7 o Jules y Jim.