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Colas impresionantes de gente para entrar al Cinépolis Centro de la ciudad de Morelia, a la última película de este festival, precisamente. Muchos se quedaron fuera, otros se colaron discretamente, casi todos la amaron pero realmente pocos entramos exclusivamente a ñoñear y a criticarla. Qué feo pero así tenía que ser.
Como ya aludí, líneas arriba, Moonrise Kingdom (2012), de Wes Anderson, fue la película que los chicos del Festival Internacional de Cine de Morelia nos recetaron el sábado 10 de Noviembre para la clausura de dicho foro… Una película con gran fuerza ¡Para que amarre!
Divertida y adorable, Moonrise Kingdom nos pone en pantalla muchos de esos recuerdos inmaculados de la niñez y un poco más; aquel romance de la infancia con el que todos alguna vez fantaseamos. De nuevo el buen amigo Wes se reafirma como el gran director de un particular estilo de cine humorístico, entrañable e, incluso, exquisitamente kitsch, que siempre ha procurado.
La historia es muy sencilla y gira en torno a dos niños raros (de los años 60) que se enamoran de modo un tanto inusual, a través de epístolas: ellos son Sam (Jared Gilman) y Zuzy (Kara Hayward). Él, un huérfano, ex boy scout, además prófugo, que tiene mucho de James Dean y de poeta maldito. Ella, una niña rica incomprendida que se maquilla los parpados al estilo femme fatale y fantasea con todas las historias de sus libros de cuentos. Alrededor de ellos se desatará la explosión visual de un territorio totalmente andersoniano; unas excéntricas islas que sintetizan dentro de sí mucho de la idealización del paisaje de Estados Unidos de Norteamérica. Ese será el escenario sobre el cual se desatará la casería que un violento grupo de scouts realizará en pos de la pareja de prófugos.
Aunque la película a momentos llegar a derretirse en esos lugares comunes tan conocidos de este autor: niños excéntricos, bonitos y super dotados (como tomados del imaginario de J. D. Salinger o Alessandro Baricco), adultos no menos excéntricos que terminan actuando más como niños que los mismos niños y un happy ending llenos de magia. Una magia que bien podría devenir en epifanías llenas de tristeza; como siempre pareciera suceder en los recuerdos de lo idealizado. Detalle que Anderson sabe erigir deliciosamente a través de sus relatos llenos de “amor y sordidez”. Una vez más, este realizador nos conduce con bastante belleza y plasticidad (con tomas que parecían homebajes a Kubrick, entre otras cosas) hacia el mapa de nuestra infancia perdida. Nos hace ingerir recuerdos hasta dejarnos borrachos de maleabilidad coloreada y de esa deliberada artificialidad de sus películas.
En la cinta también encontraremos actores de la talla de Bruce Willis, Bill Murray (cliente frecuente en los filmes de Anderson), Edward Norton, Frances McDormand, Tilda Swinton, Jason Schartzman y don Harvey Keitel, entre muchos otros.
Una pieza bastante remarcable dentro de lo visto en el festival; sin duda no el mejor trabajo de Anderson: yo sigo prefiriendo Life Aquatic (2004), pero también creo que Moonrise Kingdom no decepcionará al espectador sediento de imágenes creativas.