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Está comprobado que las conferencias son de los peores métodos de comunicación para transmitir conocimientos a un público específico. Si a eso le sumamos que la conferencia no es en nuestra lengua materna, complica un poco más las cosas.
Si tienes la mala fortuna de acudir a alguna en la que el traductor no habla bien el idioma al que traduce y el ponente no tiene elocuencia, la cosa no solo se vuelve complicada, sino que mantiene un tono de aburrimiento que llega a manchar radicalmente la apreciación del contenido de la ponencia.
Desafortunadamente, eso fue lo que sucedió en la conferencia de Ruiz en el sótano de la Suavicrema. La participación de la traductora Delphin Tomez, voluntaria que ofreció sus servicios para el festival, causó un poco de pena ajena entre los asistentes de la conferencia.
Sin embargo, el contenido de la ponencia fue bastante interesante, pese a la deficiente dinámica de comunicación. The Factory of Dreams es el título de un libro publicado en el 2012 en el que aparece una gran serie de retratos fotográficos que Ruiz ha tomado en distintos sets de telenovelas de Televisa; grandes estrellas de la pantalla chica que revelan los clichés estereotípicos del imaginario mexicano, una estética de las clases sociales y los juegos de poder detrás de las imágenes creadas para la televisión mexicana.
Stefan mostró varios procesos en los que su trabajo se ha desarrollado a lo largo de su carrera, desde retratos hechos por comisión para medios como el New York Times de personajes poderosos como Laura Bush y Bill Clinton, celebridades como James Brown, Lisa Minelli o David Byrne, hasta retratos de presos de una cárcel de California, pacientes de un hospital psiquiátrico en Cuba y esclavos en India que ha publicado en la revista Colors.
El fotógrafo hizo hincapié en que su estilo de retrato es constante en todas sus series: deja que su modelo escoja su propia pose y que muestre lo que más le identifique. Esa práctica nos permite ver claramente las diferencias políticas, sociales, culturales, económicas y raciales entre todos los personajes retratados.
La impecable técnica de Stefan Ruiz, que siempre utiliza una cámara Linhof de gran formato, busca la naturalidad de una imagen bien iluminada que hable por sí misma.