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Dejemos que suene el primer track del primer disco de Megadeth para musicalizar el siguiente relato: regresando a casa después de ser despedido de Metallica, un abatido Dave Mustaine hojea un folleto militar donde se habla de armas que pueden causar una “Mega-dead”. Este término impacta la psique del aguerrido guitarrista que, a pesar de la negativa de ser parte de los Four Horsemen del metal, cavaría su propia trinchera antes que su tumba para seguir en combate.
Killing is my business…And business is good! Ese es el primer reflejo de la miseria convertida en acción, el renacer de alguien que nunca se supo muerto, la técnica instrumental al servicio de la inventiva, la influencia del punk en beneficio del ascendente género conocido como thrash metal. Ocho mil dólares fueron destinados al presupuesto del disco, los cuales no alcanzaron para la portada que tenía pensada Mustaine, que representa el emblema de la banda: Vic Rattlehead cuya historia se cuenta en la canción cuatro y cuya efigie es retratada burda e improvisadamente. Del lado izquierdo de la imagen, lo que debería ser una mancha de sangre es simplemente una plasta de cátsup.
En aquellos tiempos, Metallica era la banda más rápida y ruidosa de la bahía de San Francisco. La sed de venganza de Dave hizo que Megadeth tuviera el propósito de ser aún más rápidos y sucios. Debido al complejo enfoque compositivo en temas como “Looking Down The Cross”, se exalta la gran diferencia entre la banda y demás agrupaciones de la emergente furia que se esparcía por clubes como el Warfield, The Stone y The Keystone, donde un buen día podías ver a Testament, Exodus, Slayer o Death Angel.
Un cover del tema “These Boots are Made for Walking” de Nancy Sinatra con lenguaje explícito y soez pone de manifiesto la intención de Megadeth en el mundo de la música: estamos furiosos, nada nos importa, escupimos en tu cara y decimos blasfemias, nuestro concepto del amor es retorcido -“Loved to Deth”-, hablamos de magia negra -“The Skull Beneath The Skin”- y Metallica no mató a todos con su disco debut. “Mechanix” representa el último vínculo entre Dave Mustaine y aquellos que no soportaron su forma explosiva de ser.
Un disco para entender el inicio de una historia que hasta a la fecha rompe rivalidades, una banda que se ha mantenido fiel a su estilo a pesar de las constantes mutaciones en cuanto a integrantes, sin contar al eterno Dave Ellefson que es parte importante del legado. Qué hubiera pasado si Ellefson no hubiera molestado a su vecino Mustaine con el sonido de su bajo para que este, aumentando su agresiva personalidad, le lanzara una maceta a su puerta al grito de “shut the fuck up!”. Después, una invitación a comprar cervezas como llamado de paz. El resto es historia.