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Cuando llegamos a un bar y pedimos una bebida, nunca nos preguntamos de dónde vino, todo lo que tuvo que pasar para que esté en esa carta. Más que un concurso de coctelería. Bacardí Legacy Global Cocktail Competition es un generador de historias y semillero de inspiración.
Llegamos a San Francisco, California, un jueves medio nublado. En el hotel sede ya se sentía la mezcla de emoción y nerviosismo. Después de varios meses de ardua competencia, 36 representantes de igual número de naciones disputarían, el viernes y el sábado siguientes, las semifinales. Entre ellos, Pablo “Pasti” Mangialavori, bar tender de Licorería Limantour Polanco, con su coctel The Guest.
Por fin llegó el viernes, y la competencia empezó al filo de las 13 horas. Los primeros 16 subieron a la barra: Israel, Argentina, Reino Unido, Filipinas, Singapur, Estonia, Hungría, China, Emiratos Árabes Unidos, Irlanda, Polonia, Sudáfrica, España, Canadá, Grecia, Francia, Suiza y Hong Kong.
Cada competidor presentó un video promocional de su coctel -si lo tenía-, y después preparó su trago, contra reloj, mientras explicaba a los jueces el por qué de los ingredientes, la historia que lo inspiró y cómo piensa dejar su legado en el mundo. Es fascinante; las bebidas dejan de ser objetos de placer y se convierten en personajes, cuentos, pensamientos…
El sábado, poco antes de las 10 de la mañana, inició la segunda ronda semifinal, con Bielorrusia, Rusia, Latvia, Chipre, Estados Unidos, Japón, Suecia, Noruega, Australia, Italia, Tailandia, Alemania, Holanda, Líbano, Austria, México, el representante de cruceros y Nueva Zelanda.
Mismo procedimiento, pero aún más nerviosismo, ya que ese mismo día se anunciaría a los finalistas. Debajo de la barra ya se escuchaban nombres favoritos:
-Bar Shira (Israel), con su coctel, El Camello Loco -Bacardí Carta Blanca, Martini Rosso, jugo de limón, jarabe y cerveza-, quien usó a su abuelita y una amiga de ella como estrellas del video promocional.
-Lizaveta Molyavka (Bielorrusia), con su Anything Else -Bacardí Carta Blanca, cerveza IPA, Campari, jugo de limón y jarabe de miel-, inspirado en la famosa frase del bar tender al cliente que tiene un vaso vacío: Would you like anything else?”
-Argyris Asleep (Chipre), con El Puente -Bacardí Carta Blanca, jarabe de semilla de cilantro, jugo de limón, aceitunas negras y hojas de albahaca-, que hacía una oda a la superación de obstáculos y la conexión entre países y personas.
-Moe Aljaff (Noruega), con Carousel -Bacardí Carta Oro, dulce de leche, PX sherry, licor de plátano, jugo de limón y sal-, que hace referencia a los buenos tiempos de la niñez y las segundas oportunidades.
-Arash Gasheemi (Alemania), con Curtain Call -Bacardí Carta Blanca, jugo de limón, jarabe, Campari, hojas de albahaca y champaña-, que es un regalo de él a los invitados a su bar, a través del cual expresa su gratitud.
-Chia-An Chan (Estados Unidos), con Venceremos -Bacardí Carta Blanca, licor de coco, jugo de piña, jugo de pepino, jugo de lima y aceite de ajonjolí-, que le “da la vuelta” a la piña colada tradicional al añadir elementos asiáticos.
No obstante, otros nombres se escuchaban entre la concurrencia, ya fuera por su carisma ante los espectadores o porque crearon tragos innovadores que sorprendieron a la concurrencia:
Iain Griffiths (Reino Unido), que añadió vinagre a su bebida; Maxi Salomon (Argentina), cuyo coctel, Visionario, está inspirado en los valores de Don Facundo Bacardí; Andrew Bennett (Australia), que le puso palomitas de maíz a su mezcla; Mazato Sakurai (Japón), con Kawahori, que en español significa Murciélago; o Anya Montague, con su Companion, inspirado en las personas que la han acompañado en sus viajes por el mundo.
Al final del día, literal, durante una gran cena dentro de un bodegón de San Fran, solo los jueces tendrían la última palabra. Para agregarle emoción al momento, primero anunciaron a 16 participantes, de los cuales eliminarían a ocho. Al término del evento, solo Tailandia, Australia, Noruega, Bielorrusia, Estados Unidos, Reino Unido, Israel y China tenían sonrisas en el rostro.
Al día siguiente, jueces dispuestos y barra lista, cada competidor repitió su rutina, entre aplausos e incertidumbre. El momento esperado llegó, y el anuncio de victoria no fue sorpresa. Jugando de local, con su familia en la sala -volaron desde su país natal, Taiwán- y a pesar de que en su casa nunca se consintió el uso de bebidas alcohólicas, Chia-An Chan, representante de Estados Unidos, hizo honor al nombre de su coctel, Venceremos, y se llevó la estatuilla por el mejor trago.