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Si hay algo que puede ayudar para que un festival se repita o fracase, es el tiempo. Y no me refiero al clima, sino al tiempo para hacer las cosas, para planear hasta el último detalle, para crear un evento que proponga más allá de repetir una fórmula y hacer coincidir todo eso en un fin de semana. Algo que no muchos logran, pero que el Carnaval de Bahidorá, domina a la perfección. En su cuarta edición, patrocinada por Corona, demostró que ya es un festival más que maduro.
Después de compartir el coche con desconocidos, ahora grandes amigos, sufrir con el tráfico de la caseta, detenernos a disfrutar de las delicias culinarias de Morelos, unas cervezas Corona y correr bajo el extenuante sol por un interminable camino de terracería en busca de la entrada de prensa, finalmente las puertas de la #TerraIncógnita se abrieron para nosotros con sus 33° centígrados y la refrescante brisa de Las Estacas dejó vislumbrar un fin de semana de ensueño.
BADBADNOTGOOD
Desafortunadamente, en lo que encontraba lugar para acampar, pasaron los primeros dos actos y sólo llegué a ver el final de la presentación de BADBADNOTGOOD, quienes ya habían puesto a bailar a un buen número de asistentes en el escenario principal. Con una necesaria dosis de tranquilidad para disfrutar del sol y del increíble clima de Morelos, Destroyer sumió a los presentes en un estado de relajación pura, enmarcado a la perfección por las áreas verder del lugar que hizo que los éxitos de su aclamado disco Poison Season se deslizaran naturalmente pese a que el escenario se veía muy poco concurrido todavía.
DESTROYER
Quienes hicieron explotar la fiesta fueron los ritmos tropicales de Sonido Gallo Negro, que con su cumbia psicodélica pusieron a bailar hasta a las personas más arrítmicas del lugar (me incluyo) y marcaron la pauta para hacer del caluroso sábado un verdadero carnaval con temas como la “Cumbia Espantamuertos” o “Bocanegra”. Poco antes de terminar su set partí hacia el Asoleadero Corona pues Beacon, uno de mis grandes favoritos, estaba a punto de iniciar su presentación.
Lo más interesante de recorrer los diferentes escenarios son todas las actividades que puedes encontrar y lugares en los que te puedes perder para disfrutar del increíble lugar. Otro de los grandes aciertos de Bahidorá al encontrar un tiempo en que no toda la gente va a los festivales específicamente por la música, sino para disfrutar una experiencia distinta que con las diferentes activaciones, talleres y conferencias hacían que todos encontraran algo que hacer para disfrutar al máximo del Carnaval.
AMBIENTE
Lamentablemente, uno de los pocos puntos negativos del día fue el tener espacios demasiado saturados por la cantidad de gente que se acumulaba en ciertas zonas. El Asoleadero Corona, sin duda, es un lugar increíble para disfrutar de las bandas ahí presentes y mucha gente tuvo que esperar afuera bastante tiempo en lo que la seguridad del lugar permitía el acceso. Una vez dentro se puede entender por qué tanta gente quiere entrar, y es que la fiesta que armó Beacon sólo podía hacer lucir mejor el mágico sitio que con sus transparentes aguas y un atardecer que comenzaba a caer hacía que todo pareciera un verdadero oasis para liberarnos de todas nuestras preocupaciones.
Al terminar, y en lo que iniciaba uno de los actos más esperados de la noche, visité rápidamente el Doritos Dance Floor, en donde Baba Stiltz ya había puesto en éxtasis a un público que se dejaba ver bastante intoxicado, no sé si por efecto de la música o de alguna otra cosa, con su house fresco que hacía perfecta sincronía con la noche y la fiesta que muchos comenzaban a cargar encima. Sin embargo, lo que a mí verdaderamente me llamaba era la presentación de Rhye en el escenario principal, que concentró al mayor número de gente en todo el día y que sin duda no decepcionó.
RHYE
En algún momento pensé que Bahidorá no era el festival ideal para el regreso a México del dueto formado por Michael Milosh y Robin Hannibal, pero sucedió todo lo contrario. Pese a ser un público muy callado, algo que sorprendió a la misma banda, todos los presentes estuvieron hipnotizados por la increíble voz de Milosh y temas como “The Fall”, “Last Dance” o la increíble versión de “Open” hicieron de su presentación lo mejor de la noche y uno de los conciertos que más he disfrutado en la vida, y que sólo con la vibra del mágico lugar pudo haber sido así.
Con esto se abrió la puerta para recibir a The Internet, pertenecientes al extinto Odd Future, otro de los actos más anticipados y que terminaron de confirmar la historia de amor que hay entre los artistas relacionados con México. Con una enérgica presentación que contrastó muchísimo con la vibra de tranquilidad que había caracterizado al resto de las presentaciones, el R&B sofisticado e inteligente de los liderados por Syd Bennett y Matthew Martin dio una muestra de cómo se deben dar las presentaciones en vivo (el público cantando el coro de “Just Sayin/I Tried” será recordado como uno de los momentos más icónicos de Bahidorá).
THE INTERNET
La fiesta siguió con Escort y su house con tintes disco en el escenario principal, de donde no me moví hasta que me corrieron, y las siguientes cuatro horas pasaron entre baile, alucinaciones inducidas por el cansancio y varias siestas revitalizantes bajo las palmeras con la música de Bondax, el dueto alemán de deep house, Âme, así como los también alemanes Saschienne que cerraron con un set increíble las actividades del Escenario Central.
ESCORT
Otra de las mejores presentaciones de la noche fue la de Acid Pauli, proyecto solista de Martin Gretschmann, quien tomó el Doritos Dance Floor de las 4:00 a las 7:00 de la mañana y que con sus ritmos psicodélicos inundados de referencias latinas hizo que todos los asistentes se olvidaran de la hora y vieran el amanecer cautivados por sus beats que no te dejaban descansar ni un momento. Con esto fue suficiente para mí, mi cuerpo en verdad necesitaba dormir unas cuantas horas.
Por cuestiones de salud y amor propio, inicié el segundo día hasta el set de Quantic en el Asoleadero Corona, que una vez más estaba a reventar y despedí la cuarta edición del Carnaval de Bahidorá con Karma Kid en el Doritos Dance Floor, al que vi con un poco de odio y nostalgia después de la destrucción por la que me había hecho pasar unas cuantas horas antes. Así terminó la aventura de una de las pocas cosas en la vida por las que vale la pena echarse cinco horas de tráfico de regreso a casa.
LAS ESTACAS, MORELOS