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Arca –  Mutant

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Arca – Mutant
Arca – Mutant

MUTE / 2015

Artista(s)

Arca

19/Nov/2015

Nos estamos volviendo locos y Arca lo sabe.

Me tapo los oídos porque las vibraciones son demasiado fuertes. ¿No las alcanzan a escuchar? ¿No las perciben? Cierren los ojos y dejen que el oído agudice en el entorno. Están en el metro, en la calle, en algún restaurante, en el microbús, en el auto, en tu departamento... Son tantos ruidos enfermizos como el de la TV, la computadora, las notificaciones de Facebook, de Twitter, de WhatsApp; la música del auto, el unísono estresante de la serpiente de cláxones que vocifera porque avance el de adelante; el vendedor de discos que dice: “Diez pesos le vale, diez pesos le cuesta, los últimos hits del momento”; la señora que viene quejándose de no sé qué; el palpitar de los cristales por la banda sinaloense que agrieta el silencio y que proviene del vecino; los noticieros anunciando una tragedia cada vez mayor; los 60 decibeles que produce por sí sola la línea naranja del metro. Es un ruido constante, estresante, rutinario, abominable, una marea que no te deja tranquilo y por el contrario, te sofoca. No hay una pausa. Es un caos al que nos acostumbramos.

Respiro. Respira.

El origen de Arca es un misterio, es decir, ya sabemos que el venezolano Alejandro Ghersi estudió en Nueva York, que ha colaborado con Björk, FKA twigs, Kelela y Kanye West, que tiene su nave espacial en Londres, pero nadie sabe aún quién se esconde detrás de ese nombre. Pienso que ese relato es una fabricación. Tengo la teoría de que en realidad es un alien y viene a descomponer con su música de vanguardia el paradigma musical de occidente y a infectar al mundo contemporáneo con sus mismos vicios: el exceso, la saturación, la volatilidad y la violencia.  

De la mano, una vez más, de la artista visual Jesse Kanda, el enfant terrible entrega en su nuevo álbum Mutant un tour de force de alto poder en tanto descompone cualquier idea de ritmo preconcebidida por occidente; reta al escucha durante veinte temas que taladran el alma y, qué paradoja, la liberan del desorden moderno con un caos sonoro. La producción oscila en contrastes violentos con golpes duros de batería, algunas saturaciones de whooshes, vibraciones sin forma, glitches, distorsiones, crashes, blastings, drones y notas melancólicas de piano tan hermosas como hipnotizantes.  

El productor declaró que este álbum se trata de “texturas paralelas a la maleabilidad de la identidad. La tensión es armonizada por espacios e integración de la transformación(...) Hay tensión, polarización, diversión, erotismo y mutabilidad. La variación entre la intimidad y el caos son celebradas”. Arca retoma algunos temas del súper mix que había dejado explotar a principio de año ("Sheep"), como "Umbilical" y "Hymn", y aunque aquí no hilan como en dicho track, "Mutant" tiene mucha fuerza.

El alienígena excede en la cantidad de temas y hacia el final ya estamos más que trastocados, pero también un poco sobrepasados porque "Siren Interlude", "Extent" y "Faggot" nos ofrecen poco en cambios y giros de tuerca. Le hace falta la contundencia y potencia en lo individual que brotaba en Xen.

Arca empuja un poco más al género humano al borde de la locura con sus oscilaciones y mutaciones sonoras, y aunque aún esperamos con ansia su obra maestra, en Mutant ha compuesto el soundtrack del día a día, aquella música que se adecua al vértigo que provoca levantarse de la cama y comenzar a ser invadido por el caos informativo. No es de este planeta, de eso estoy seguro. 

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Carla Morrison - Amor supremo

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Carla Morrison - Amor supremo
Carla Morrison - Amor supremo

Cosmica / 2015

Artista(s)

Carla Morrison

Talento de Baja: el Amor supremo de Carla Morrison.

La música nos ha brindado historias extraordinarias, como si de una película se tratara. Al norte de México en Baja California, hace unos cuantos años, una historia de esas increíbles sucedió y estuvo en boca de todos, o en este caso, en los oídos de todos nosotros. De manera independiente y casi instantánea, la mexicana Carla Morrison alcanzó la fama en un abrir y cerrar de ojos y se convirtió en la artista mexicana con la que todos querían colaborar.

Con Amor supremo, su tercer álbum de estudio, la norteña ha atraído la atención de los medios por ser un disco determinante en su carrera, para el cual se tomó un tiempo de descanso y prestó atención a los detalles, pues ahora que trabajó de manera independiente, se involucró mucho más en la parte creativa del disco.

Amor supremo suena a madurez, a análisis y a amor, mucho amor. La primera rola del álbum es “Un beso” y suena audaz y novedosa; el sonar de la batería es imponente y a fin de cuentas se nota que es Carla quien interpreta. Esta canción pinta para romper todos los charts por su buen ritmo y letra romántica.

Una de las favoritas de la propia Carla es “Flor que nunca fui”. En ella habla de esa sensación refrescante de estar en una relación donde eres correspondida, donde te valoran y te demuestran que eres importante, pero tú simplemente no puedes creer que sea así. Eso le ocurrió a la cantautora en una relación, donde dice que la trataron como una ‘flor’, esa flor que ella nunca creyó ser.

Con un sonido indie muy similar a Florence + The Machine, en “No vuelvo jamás”  explota con el reclamo descarado bien interpretado por su melodiosa voz, lamentando que toda su entrega y pasión se volvieron indiferencia y despedida, augurando que si se va, no volverá jamás.

Los trece tracks de Amor supremo son refrescantes y directos; temas de amor y desamor contados de una manera cautivadora y muy particular. “Tierra ajena”, “Yo vivo para ti” y “Cercanía” destacan por su ritmo, por sus letras y por su producción.  “Mi secreto”, con Carla Morrison al piano, es una de las canciones más románticas del álbum y muestra un tono vocal distinto al que le conocemos.  

Morrison se había caracterizado por tener canciones melosas, con letras de desamor desenfrenado y directo, con feminismo victimario como estandarte y su guitarra como amiga inseparable. En esta nueva producción, la cantante se atreve a más y nos muestra una evolución musical notoria al prescindir de su propio distintivo y plagar su nuevo sonido con sintetizadores, un reflejo del crecimiento personal después de asimilar la fama que llegó arrebatándole todo aquello que una persona ordinaria puede tener.

Este es el breaking point en la carrera de Carla Morrison, que ha decidido emprender su camino sola, cambiando de aires y dejando todo lo negativo atrás. El futuro pinta muy bien para la mexicana. Que haya suerte en su proyecto.

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Arca – Mutant